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farolito

COMUNICACIÓN ACADÉMICA N° 1566

Del Académico de Número
don Roberto Selles acerca de


DANILO SUÁREZ


Señor Presidente:

Dentro de unos días se cumplirán tres años de la partida definitiva del poeta Danilo Suárez. Fue el 12 de diciembre de 1998, en Moreno, provincia de Buenos Aires. No pudo sobrepasar el límite de sus 58 años, ya que había nacido en la bonaerense Mauricio Hirsch, partido de Carlos Casares, el 25 de marzo de 1940.

Pronunciar el nombre de Danilo Gerónimo Suárez –que era fotógrafo y actor, además de talentoso poeta lunfardo– no debe de significar nada para muchos, ya que, lamentablemente, no publicó libro alguno. No obstante, algunos sabemos que fue Protector de esta casa y que en no pocas oportunidades colaboró desinteresadamente con sus valiosas fotos, que nos han prolongado las imágenes de varios queridos académicos desaparecidos. En estos días, se exhiben en el Patio de las Columnas algunas de ellas; por ejemplo una, donde pueden ser vistos los miembros de nuestra corporación al inaugurarse la actual sede, en 1987.

En cuanto a su trayectoria, puedo decir que dio sus primeros pasos en la escena como integrante del Conjunto Aficionado de Teatro Independiente –que Ángel Bustamante dirigía en Carlos Casares– en la obra de Pedro E. Pico “Agua en las manos”. A fines de la década de 1950 actuó en el Salón Blanco de la Municipalidad de Carlos Casares, recitando poemas gauchescos con el muy lujoso fondo musical que le aportó el eximio guitarrista Abel Fleury. Por esos días, dirigía la Agrupación Folklórica Fuerte Paz, con la que realizó varias giras por la provincia de Buenos Aires.

Danilo Suárez nos dejó para siempre cuando aún esperábamos mucho de su fluida inspiración. Con él, esta casa perdió un desprendido colaborador; la poesía, un valioso cultor, y quien les habla, un verdadero amigo. He aquí algunos de los poemas que escribió.

PUCHERITO FRÍO

Con el sol, le cayó la cana al “Rengo”,
vaya a saber por qué fato fulero.
Él dijo: “Vieja, prepará el puchero,
que pa’ la taquería voy y vengo”.

Recibió un cachetazo en su abolengo
y se puso a cantar para el carnero;
se confesó culpable muy ligero,
aclarando: “Es todo lo que tengo”.

Entre los testimonios y un careo,
el puchero ya estaba preparado,
y su olor impregnaba las paredes.

No sabía que el orre ya era reo,
con diecisiete años condenado
a cumplir en la cárcel de Mercedes.


AUSENCIA

Tengo el grilo vacío de ternura
y el chiquilín con minga de esperanza.
A veces creo que el amor no alcanza,
y pensarlo, ¿sabés?, me da pavura.

Vuelan mis sueños en la zapie oscura,
donde mi cuore regastao descansa,
y la Parca amenaza con su danza
ritual llevarme junto a mi amargura.

Te busca la mirada de la ausencia,
que, profunda y dolida, no te embroca.
Oigo apenas tu voz. Luego, la pierdo.

Si me sigue faltando tu presencia,
si no vuelven los besos de tu boca,
también me habré quedado sin recuerdo.


Villa Ballester, 1 de diciembre de 2001

ROBERTO SELLES

Académico de Número

Titular del sillón “Dante A. Linyera”


Si desea reproducirlo, por favor, cite las fuentes.

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