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farolito

COMUNICACIÓN ACADÉMICA N° 1570


Palabras pronunciadas por el Académico de Número
don Oscar Conde en la sesión del 7 de septiembre de 2002


HOMENAJE A MARIO TERUGGI


Señor Presidente:

El pasado jueves 22 de agosto de 2002 murió a los 83 años en la ciudad de La Plata el científico y escritor Mario Teruggi, que había nacido en Dolores el 18 de febrero de 1919. Tempranamente fue doctor en Ciencias Naturales especializado en Geología y se perfeccionó en Petrología en la Real Escuela de Minas de la Universidad de Londres. A su regreso al país, durante una larga y fructífera trayectoria científica, el doctor Teruggi fue investigador del Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia y posteriormente tuvo a su cargo la dirección de esta institución. Paralelamente, realizó una brillante carrera docente en la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de La Plata, donde llegó a ser profesor titular, jefe de departamento, decano y profesor emérito.

Su labor científica se condensa en más de ciento veinte trabajos de investigación y cinco libros publicados sobre su especialidad. Sedimentología y Petrología fue reconocido en todo el mundo. Prueba de ello es que en 1968 dos investigadores de la Universidad de Harvard, en su honor, le dieron el nombre de “teruggita” a un mineral desconocido hasta entonces, un arsenoborato hallado en la Puna. En 1971 recibió del gobierno de la República Italiana la Orden del Mérito por su actuación científica. Fue, además, miembro del directorio del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y del Consejo de Investigaciones Científicas de la Provincia de Buenos Aires (CIC). En los últimos años todavía se desempeñó como Jefe del Departamento de Mineralogía y Petrología del Museo de Ciencias Naturales de la Plata, uno de los diez más importantes del mundo.

Sin embargo, no son estos abrumadores méritos los que quiero hoy rescatar de Mario Teruggi, sino su amor por las letras y su estudio paciente y sesudo del habla popular rioplatense. Porque, además de todo lo que precede, Teruggi se hizo tiempo para escribir ficciones, ensayos y hasta un diccionario de lunfardo. Entre sus novelas se cuentan La túnica caída (1977), Casal de patitos (1982), El Omnium de las cornucopias (1987), Prohibido tocar los gauchos (1994) El meteorólogo y Shakespeare (1998) y Pozo negro (2001). También escribió un libro de relatos, Armiño y yuyos, publicado en 1981, y un ensayo colosal sobre la última novela de James Joyce: El Finnegam´s Wake por dentro, que lo reveló como el mayor especialista argentino sobre el escritor irlandés.

Días antes de morir, Teruggi terminó una novela titulada Mi pariente Tarisio (1796-1854). Hasta el último momento fue un apasionado del lenguaje y de las palabras. Ese amor quedó atestiguado en su Diccionario de voces lunfardas y rioplatenses, que dio a conocer en 1998, y sobre todo en una obra capital para los estudios sobre nuestra habla popular, Panorama de lunfardo, cuya primera edición se había publicado en 1974. En ella, Teruggi supo desmontar los mecanismos lingüísticos de los lexemas lunfardos y clasificar y explicar siempre de modo sencillo, pero con altísima precisión los fenómenos fonéticos y morfológicos que hacen a la conformación de los términos que integran este repertorio léxico. Este libro constituye uno de los pocos estudios teóricos serios relativos al lunfardo, junto a Lunfardía, Nueva Lunfardía y Aproximación al lunfardo de José Gobello; El lunfardo de Buenos Aires, de José Barcia; Lunfardología, de Enrique del Valle; El habla popular de Buenos Aires, de Arturo López Peña, y El lunfardo en Salta, de Susana Martorell de Laconi.

Todo lo que le dije sin contar lo que no dije y lo que ignoro creo yo que alcanza para que lo admiremos y hoy lamentemos profundamente su muerte.

Ignoro si Mario Teruggi hubiese querido integrarse a esta Academia, aunque es probable que sí. Creo que haberlo tratado, haberlo conocido y haber discutido con él es algo que cualquiera de nosotros se hubiese merecido. Al menos yo debo confesar que me quedé con las ganas.


Buenos Aires, 7 de septiembre de 2002

OSCAR CONDE

Académico de Número

Titular del sillón “Bartolomé R. Aprile”


Si desea reproducirlo, por favor, cite las fuentes.

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