La nueva historia de céfiro.

 

Capítulo V

 

Princesas.

 

 

Sonatina.

 

La princesa esta triste...,¿qué tendrá la princesa?

Los suspiros se escapan de su boca de fresa,

que ha perdido la risa, que ha perdido el color.

La princesa esta pálida en su silla de oro.

Está mudo el teclado de su clave sonoro,

y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor.

 

El jardín puebla el triunfo de los pavo reales.

Parlanchina, la dueña dice cosas banales,

y, vestido de rojo, piruetea un bufón

La princesa no ríe, la princesa no siente;

la princesa persigue por el cielo de Oriente

la libélula vaga de un ilusión.

 

¡Ay!, la pobre princesa de la boca de rosa

quiere ser golondrina, quiere ser mariposa,

tener alas ligeras, bajo el cielo volar,

ir al sol por la escala luminosa de un rayo.

saludar a los lirios con los versos de mayo

o perderse en el viento sobre el trueno del mar.

 

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- ¡Nicona!. ¡Nicona!.-

 

Presea seguía buscando a Nicona a más de un mes que el animalito saliera al bosque y no regresara. La había buscado desde ese día hasta ahora, pero la que había sido guía de las Guerreras Mágicas en su primera batalla, no dejo ningún rastro o indicio de su paradero. Guru Clef decía que posiblemente Nicona habría regresado al bosque donde tiempo atrás la habían encontrado, él y la verdadera Presea, pero ella no podía dejar de preocuparse por el animalito ¿Por qué había abandonado el castillo de pronto? ¿De verdad habría regresado al bosque que había sido su hogar antes de que se convirtiera en la mascota de Clef y su hermana Presea?. No podía dejar de preguntarse estas cosas porque ella siempre había pensado que Nicona era algo más que una mascota para todos, pero no solo por haberle tomado cariño, Presea sentía que Nicona era algo más, era algo que ni el mismo Guru Clef podía entender, pero si lo sentía y a pesar de que decía que no estaba preocupado por Nicona lo estaba.

Tal vez también Nicona guardaba algún secreto que solo podía ser detectado por aquellos quienes también guardaban celosamente su propio secreto, como la hermana gemela de Presea y tal vez escondía un gran poder oculto que solo podían sentir los grandes conocedores de la magia, como Guru Clef.

 

- ¡Presea!, ¡Presea!.-

 

- ¿Quién eres?.-

 

La joven se alarmo ¿Quién la llamaba?, dio lentamente la vuelta para observar a la persona que la llamaba. Su corazón dejo de latir apresuradamente cuando descubrió ha un joven que se acercaba asía ella con un sonrisa melancólica.

 

 

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La Acrópolis, una urbe de metal y cristal rodeada por un lago con edificios tan enormes que parecían tocar el cielo, vehículos que transitaban en las alturas a gran velocidad, puertas que se movían solas y una gran cantidad de gente caminando a ritmo vertiginoso. Otro mundo increíble, pero no era sostenido por magia, sino por la ideada tecnología de sus habitantes.

 

Una chica pelirroja corre de un extremo a otro gritando cada vez que algo la maravilla, evidentemente no pertenece a Autosam y mucho menos a la Acrópolis, principal ciudad del planeta.

 

- ¡A Anais le encantaría estar aquí!-

 

Lucy trataba de observar atentamente todo lo que veía para poder describirlo a Anais y Marina cuando volviera a Céfiro. Zaz y Lilandra habían pasado todo el día observando como corría de un lado a otro para verlo todo. Sobra decir que los dos estaban más que cansados y Lucy seguía llena de energía.

Por suerte "Lucesita", como le había apodado Lilandra, paro en un lugar donde vendían helados y Zaz amablemente se ofreció a comprar un par para ambas chicas.

 

-¿Por qué te impresionas tanto?. Tu mundo debe parecerse mucho a Autosam

¿No?- A Lilandra le agradaba mucho Lucy, la tenía muy sorprendida sobre todo por su comportamiento interactivo que no le permitía estar quieta por un minuto.

 

- Un poco, tal vez en algunos años se parezca más.-

- A mi me encantaría conocer tu mundo.- Zaz había regresado ya con las golosinas y veía a su pequeña princesa "Lucesita" comer un helado de fresa.

 

- Tendrías que aprender magia y eres muy bobo para eso.- Lilandra le da un ligero golpe a Zaz en la cabeza y comienzan una verdadera batalla campal de helado, la relación entre ellos dos era un tanto especial. Las carcajadas de Lucy detienen la contienda.

 

- Que graciosos, ustedes son como Masaru y Kakeru.-

 

- ¿Quiénes son ellos Lucy?,¿ tus novios?- Lilandra le hizo la pregunta en un tono insinuante para despertar los celos de Zaz.

 

- Ellos son mis hermanos, Masaru, Kakeru y Satoru. Masaru y Kakeru suelen pelear como ustedes dos lo hacen.-

 

Zaz no dejo pasar la oportunidad de saber si Lucy estaba interesada en algún chico.

 

- Pero de veras ¿no tienes novio? ¿no hay alguien que te interese?.-

 

- Pues.....yo......la verdad................-

 

Lilandra y Zaz esperaban impacientes la respuesta mientras que la pobre interrogada se ponía cada vez más roja y no encontraba como evadir la pregunta. Oportunamente Latis venia a buscarlos y Lucy se adelanto a su encuentro. El venia molesto pues había tenido otra riña con Geo, Lucy no sabía nada sobre esto pero se percataba de que Latis estaba muy inquieto desde que llegaran a Autosam, sobre todo cuando ella y Lilandra se encontraban solas.

 

- ¿Qué te ocurre Latis?-

 

- Nada Lucy, no ocurre nada.-

El chico la estrecha contra si, el abrazo se prolonga algunos minutos, Lucy esta feliz de poder sentir a Latis tan cerca, pero esa misma cercanía le permite darse cuenta de que el chico esta muy inquieto, tiene una preocupación muy grande...

 

Los dos se encuentran tan absortos en sus sentimientos que no se dan cuenta de que el cielo se torna lóbrego y el sol desaparece tras nubarrones negros, la ciudad queda en completa y absoluta obscuridad. Un disparo de lazer roza los brazos de la pareja. Ambos voltean y ven ha Zaz y a Lilandra apuntándoles con sus armas. Lilandra da un nuevo disparo que apenas logran esquivar saltando a lados contrarios.

 

- !Lucy, corre!.-

 

Latis levanta a la chica y tomándola de la mano la conduce corriendo por la ciudad que sea vuelto loca, disparos por todos lados, gente corriendo asustada peleando con la persona más próxima, edificios enteros volando en pedazos y naves estrellándose unas contra otras ¡Un caos total!

Zaz y Lilandra perseguía ha Lucy y a Latis disparándoles con sus armas lazer, ellos seguían corriendo sin entender lo que pasaba.

Una espada desenvainada convoca al caballo negro que logra poner a salvo a los dos perseguidos llevándolos hasta la terraza de uno de los altos edificios, desde ahí contemplan como la ciudad es destruida por sus propios habitantes, el fuego arrasa con todo lo que puede incluso con la gente.

Latis observa en silencio la devastación, no puede hacer mucho para detenerla, cierra los ojos y siente un gran poder maligno, ha localizado la fuente de todo el caos.

 

- Lucy, quédate aquí y ten cuidado.-

 

- Espera, yo voy...

 

No la dejo terminar, monto en su caballo y se alejo traspasando las nubes negras. Lucy esta muy enojada, Latis no tenía porque dejarla, ella es una guerrera y muy hábil por cierto.

Un ligero ruido y después un dolor punzante en el hombro a causa de la herida que sangra, voltea lentamente la cabeza, Zaz y Lilandra la han encontrado y no puede huir de ellos, detrás solo hay una caída de más de 300m, demasiado aún para una Guerrera Mágica. Su espada aparece en su mano, pero no quiere lastimarlos, ellos vuelven a dispararle, apenas logra esquivar los dos rayos. Esta en el filo de la caída, tiene que defenderse, empuña la espada pero antes de que pueda atacarlos Zaz y Lilandra caen al suelo después de que un rayo de colores los alcanzara. Una chica de ojos color miel y cabello castaño, que llevaba sujetado en dos coletas, un poco por debajo de los hombros, es la autora del ataque.

- ¿Estarán bien?.-

 

- Si, solo dormirán por algunas horas.-

 

- Muchas gracias por ayudarme.-

 

- No me des las gracias, lo hice solo por curiosidad.-

 

Latis había encontrado detrás de las negras nubes a la poseedora del aura maligna que invadía toda la ciudad. Era una mujer joven, le recordaba a Alanis por el bien dotado cuerpo y el cabello negro y largo que a diferencia de aquella era ensortijado, no lacio. Él la ataca con su espada, la mujer rápidamente se defiende utilizando una lanza que apareció de la nada. Al chocar sus armas quedan cara a cara.

 

- ¿Quién eres?-

 

- Mi nombre es Celeno.-

 

- ¿Por qué estas haciendo esto?.-

 

- Eso no te interesa, no eres tú a quien busco.-

 

Celeno lo rechaza con todas sus fuerzas, humo negro comienza a rodear al espadachín pero este rompe el hechizo con su espada. La mujer se da cuenta de que su enemigo es muy poderoso y decide retirarse, por ahora...

 

- Respóndeme ¿Por qué no los atacaste?.-

 

- Ellos son mis amigos, nunca los lastimaría.-

 

- ¿Tus amigos?.- La chica quedo pensativa, no entendía las palabras que Lucy acababa de pronunciar, Celeno apareció frente a ellas.

 

- ¡Iris, debemos irnos! Hoy tampoco lo encontraremos.-

 

Ambas mujeres desaparecieron en una especie de hoyo negro ante los sorprendidos ojos de Lucy. Eso fue lo ultimo que pudo ver pues cayo desfallecida al suelo, había perdido demasiada sangre a causa de la herida en su hombro.

 

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- ¡Tienen que ayudarme a rescatar a la princesa!, fui yo quien les pidió ayuda.-

 

Del pasado surge la misma petición: "Tienen que rescatar a la princesa, si no, no podrán regresar a su mundo", parecía tan lejano todo aquello a pesar de que solo había transcurrido poco más de un año. "Parece que la historia tiende a repetirse" penso Anais al escuchar las palabras de Sang Yung. Él era el que los había sacado del palacio imperial de a través de los pasadizos que se escondían entre las paredes y ahora estaban refugiados en una choza de la ciudad. Gracias a esos pasadizos fue que Sang había logrado escapar del palacio pues la princesa Aska por las intrigas de Ocípete lo había mandado apresar.

- ¿Quién es Ocípete?.- Pregunto Anais, el nombre le era desconocido, pero la forma en la que sonaba se le hacía familiar.

 

- Es una chica que llego aquí hace poco, dijo que venia de un planeta lejano llamado Gea y que era exploradora, se dedicaba a estudiar los planetas lejanos al suyo. La princesa se intereso mucho en saber sobre sus viajes y la invito a quedarse en el palacio, poco a poco la fue controlando hasta que la princesa no hacia nada sin preguntarle, Ocípete hizo que la princesa fuera cruel con el pueblo y los que contrariamos su deseo fuimos acusados de traidores.-

 

- ¿Y donde esta la gente del pueblo?.- Pregunto Paris al recordar que desde que había llegado no habían visto a nadie en la ciudad.

 

- Todos están trabajando en un nuevo palacio para la princesa, sin descanso, les dan poca comida y agua, quien no trabaja es condenado a muerte. Pero la princesa Aska no es así, es por el control que ejerce sobre ella Ocípete.-

 

Sang Young condujo a Anais y Paris nuevamente por los pasadizos del palacio hasta llegar a la recamara de la princesa Aska, como él les había dicho estaba dormida y Ocípete no se encontraba con ella.

 

- Despierte princesa, hemos venido a ayudarla.-

 

- Sang, por que te marchaste y me dejaste sola, nadie me quiere, solo tu.-

 

- Mire quien ha venido.- El chico se hizo aun lado para que la princesa pudiera ver a sus acompañantes.

 

- ¡Anais!, ¡Paris!. ¡Que agradable sorpresa!.-

 

Ellos se voltean a ver sorprendidos, esta vez si los había reconocido.

La puerta abrió lentamente para dejar pasar a una chica delgada de cabellos verdes y alborotados, de tez blanca y ojos igualmente verdes claro. Al ver a la chica la princesa Asca cambio completamente de actitud.

 

- ¡Ocípete protégeme!, ellos quieren hacerme daño.-

 

La recién llegada no dudo un momento, levanto una mano y con una obscura ráfaga de viento alejo a los tres intrusos de la princesa Aska. Los tres cuerpos chocaron pesadamente contra la pared y después cayeron duramente contra el piso. La princesa Aska observaba complacida como sus supuestos atacantes se retorcían en el piso tratando de incorporarse.

 

 

- Esto le ocurrirá a todo aquel que intente dañarme.-

 

- Nosotros no queremos hacerle daño princesa, somos sus amigos ¿No nos recuerda?.-

 

Al escuchar estas palabras Aska bajo la cabeza, si recordaba esa voz y esos ojos dulces, poso ambas manos sobre su cabeza, le atacaron varias punzadas en su cerebro y cayo de rodillas.

Anais se había levantado con sumo cuidado, su cuerpo tenia serias contusiones pero no tenia ninguna herida expuesta. Sang estaba aun lado tratando de levantarse y Paris estaba al otro lado sin movimiento, Anais se acerco a ayudarlo al levantarle la cabeza sintió una sustancia espesa en su mano, Paris había recibido un fuerte golpe en la cabeza.

Mientras esto ocurría Ocípete aprovecho para atacar de nuevo a Anais, mientras esta intentaba curar a Paris, levanto su mano engurruñando los dedos dando un zarpazo que hizo despegar varios segmentos del piso.

Un terrible grito de dolor, un cuerpo desgarrado y sangrante caía al suelo pesadamente. Aska tenia los ojos en blanco, su mejor amigo podía estar muerto. Sang había protegido a Anais arriesgando su vida porque tenía la confianza en que ella ayudaría a Aska.

"La guerrera del viento" enfureció y se lanzo espada en mano contra la causante del daño a sus amigos. Esta intento rechazarla con el mismo ataque que había usado contra Sang pero Anais fue más rápida y la acorralo contra la pared con ayuda de su espada. La princesa Aska llamo a gritos a sus guardias para que apresaran a Ocípete.

 

 

- Creo que la situación no es muy favorable para mí, será mejor vernos en otra ocasión.-

 

Frente a los ojos de Anais, Ocípete desapareció en una ráfaga de viento negro.

 

 

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Ya tenía cerca de un mes que Marina se encontraba en Ziceta y como quince días en que se había recuperado por completo de las heridas que le había causado Ascot.

En cuanto recupero todas sus fuerzas Caldina, Tata y Tatra la obligaron a vestir una vaporosa falda semitransparente, un escotado top azul y le pusieron un brazalete que llevaba incrustada una piedra tallada en forma de elefante blanco. A Marina le disgusto llevar las extravagantes ropas de Ziceta, pero a la vez fue un alivio pues el clima del planeta era extremadamente caluroso y húmedo para vestir su uniforme. Después la llevaron a conocer todo el planeta (lo cual no les llevo mucho tiempo ^_^!). Marina pudo admirar que a pesar de que el planeta era realmente muy pequeño poseía una gran riqueza en vegetación, animales y paisajes. Todo el planeta era cubierto por una exuberante jungla por la cual corrían una gran cantidad de ríos en cuyas orillas había flores de brillantes colores, animales raros y exóticos, pero también llego a encontrarse con que había animales iguales a los de la tierra como los pavo reales, las aves del paraíso y los elefantes. Toda la gente vestía de manera ligera y con telas vaporosas ya que el aire era tan denso que podía probarse, sus casas eran todas blancas y con grandes ventanales para permitir circular el aire.

Era pues otro mundo mágico digno de admirarse, por lo menos eso fue lo que penso la chica del mundo místico al sentarse a la mesa de una humilde familia que había rogado a las princesas que comieran en su casa. Ciertamente no era un lugar lujoso como el palacio de Tata y Tatra y tampoco era muy grande, pero para a los 5 pequeños que vivían ahí con sus padres era mucho mejor que cualquier palacio, su casa, para las tres niñas mayores y los dos niños pequeños era un paraíso.

 

- Eres muy bonita.-

 

El más pequeño de los niños había quedado muy impresionado con la belleza de Marina, al parecer ella poseía una especie de imán para atraer a los chicos pelirrojos pues el más pequeño de la casa, de apenas unos seis años, ostentaba en su cabellera ese color. Una de sus hermanas decidió intervenir en la conversación:

 

- Eso es lógico, por que ella es una princesa. Cuando crezca quiero ser una princesa y espero ser igual de bonita que tu.- La chiquilla veía a Marina a los ojos con gran ilusión, pero ella bajo la vista y oculto la cara en su largo cabello azul.

 

- Te equivocas, ¡yo no soy una princesa!-

 

Para Marina el titulo que se le daba era un cruel recordatorio del pasado, que hizo borrar la sonrisa que recién adquiriera su boca, ¿princesa? ¿princesa de qué? Ahora siempre tenía que estar atenta a las peleas, su cutis se maltrataba al igual que su cabello, no podía cuidarlos adecuadamente y, su ropa aunque bonita era de lo más sencilla y regularmente portaba su armadura o su uniforme, no tenía mucho que ver con la chica que había sido antes, cuando si se consideraba una princesa, viviendo en su castillo, dando ordenes y cumpliendo el menor de sus caprichos, vestida elegantemente y sin preocuparse de nada. ¡Que lejano parecía todo eso ahora!

 

- Tu eres la que estas equivocada Marina, todas las mujeres somos princesas, es nuestro derecho.-

 

- ¿Cómo se puede ser una princesa sin gobernar ni dar ordenes, sin un palacio y elegante ropa?-

 

Tata la miro con cierta tristeza y simpatía en los ojos y dijo:

 

- ¿Realmente tu crees que eso es ser una princesa?, pense que ya sabías como es una verdadera princesa. Toda mujer en este mundo puede ser una verdadera princesa, no importa si es rica o pobre, si vive en un castillo o en una humilde casa, no importa que sea bonita o fea, porque de su cuerpo emana calidez y bondad que la cubren como un aló y la hace hermosa a los ojos del corazón, es la primera en servir a todos los demás, el orgullo de una verdadera princesa es ser humilde, "quien sabe obedecer sabe perfectamente mandar", es digna y valiente, jamás huirá de un problema, siempre le hará frente, claro que como todo ser humano tiene derecho a equivocarse, sabe pelear siendo su principal arma la inteligencia y poniendo en ultimo lugar la violencia. Es alegre y cariñosa, sabe que eso es el mejor regalo que puede dar a todos.-

 

- Pero sobre todas las cosas, es ella misma, tiene su propia personalidad, con todas sus cualidades y defectos, porque eso es lo que la distingue de las demás es lo que la hace ser única y especial.-

 

El sermón comenzado por Tatra fue terminado por su hermana Tata, esa era la exhortación que le daba su madre siempre que era grosera con alguna persona o se encaprichaba con algo, por eso se lo sabía mucho mejor que su hermana aunque ella hubiera comenzado el sermón.

Marina penso un poco y se dio cuenta de que era verdad, el mejor ejemplo que tenía era a la princesa Esmeralda ¿alguien podría, algún día, ocupar su lugar? ¿habría una gobernante en Céfiro que pudiera semejarse a ella?

Paris tendría que escoger muy bien al momento de darle una nueva gobernante a Céfiro, un momento, si, si había alguien que reunía las cualidades que Tata y Tatra le habían descrito, una de sus mejores amigas, si sería una maravillosa princesa y Lucy y ella podría ayudarle al lado de....

¿Pero que demonios estaba pensando?, Las tres eran muy jóvenes para lo que ella se estaba imaginando.

 

Marina regreso de sus cavilaciones al escuchar las carcajadas de todos pues la mayor de las princesas de Ziceta narraba las travesuras y desplantes de su hermana cuando eran niñas y esta se empeñaba en negar que no era una niña tan terrible.

 

- Bueno, tal vez un poquito.- decía.

 

Todos reían como locos de las travesuras de la pequeña Tata. Marina había olvidado por el momento su preocupación por el paradero de Ascot, la añoranza de ver a sus amigas y su angustia de estar en la misma dimensión y no poder estar cerca de Guru Clef.

 

Era una tarde muy cálida, en Ziceta casi todas las tardes eran así, Caldina se acerco a la ventana junto a la cual Ráfaga tenía un buen rato parado y le pregunto que observaba.

 

- Este planeta me ha maravillado, quisiera que en Céfiro la gente pudieran ser un poco más libres sin preocuparse de que sus propios temores destruyan su planeta, que tuvieran también el derecho de enfadarse, de temer. No es que no agradezca lo que tenemos, el pilar era algo de lo más injusto, pero creo que aun falta algo más.-

 

- Querido Ráfaga las cosas no son como parecen, Ziceta también tiene sus propios problemas y sus secretos, igual que los otros planetas, todo en esta vida tiene un precio.-

 

Caldina recargo su cabeza en al hombro de Ráfaga quien acuno la delgada cintura de la chica con uno de sus brazos y contemplaron como el cielo dejaba caer poco a poco una gota de agua tras otra hasta convertirse en una llovizna y después en un aguacero. Marina, Tata, Tatra y los niños llegaron corriendo de fuera para guarecerse de la lluvia, todos estaban completamente empapados, su piel y sus ropas escurrían de agua dejando dentro de la casa todo el piso negro. ¿¿¿¿Negro????

Caldina saco la mano por la ventana para recoger un poco de agua, la mano recogió un liquido oscuro de fuera.

¡Lluvia Negra!

 

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Notas de la Autora.

 

 

Espero que este capitulo sea de su agrado ya que me costo un poco de trabajo estructurarlo, por lo menos espero que haya quedado coherente.

Gracias a los que me han pedido que continúe la historia, les aseguro que si lo haré por que de hecho ya la tengo terminada, pero como fue hace como dos años se me van ocurriendo nuevas ideas(aunque la historia base es la misma), me cuesta algo de trabajo descifrar mi letra que esta bastante fea y corregir mi redacción pues algunas cosas no encajan. En fin creo que esto realmente no les importa pero no se me ocurría que ponerle en este espacio.

 

Una pequeña sugerencia para los admiradores de la pareja de Marina y Guru Clef, les recomiendo que lean "El Consejo de los Siete", les va a gustar mucho y es una historia interesante.

Aprovecho para decirle a su autora que estoy de acuerdo con que la mejor historia que hasta ahora sea publicado en esta pagina, es la de "Una Lagrima en la Obscuridad" y me gano la idea pues yo también pensaba incluir a Imadia, la protagonista, en mi Fanfic.

 

Ya me expandí mucho y eso que no sabia que poner, bueno por ultimo, a sugerencia de una amiga:

 

En el capitulo siguiente:

 

 

 

Sonaba como una buena idea........ pero en fin

Gracias.

 

Y como siempre comentarios de toda índole, aunque sean para quejarse:

 

[email protected]

Atte. Anais.

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