domingo 16 de abril de 2000
18:03hs
Nota:
Este es un fanfics basado
en el animé y manga MAGIC KNIGHT RAYEARTH creado por Estudio CLAMP.
En el
capítulo anterior....
Lucy se acercó a la puerta y la abrió...
para encontrarse con Caldina quién iba acompañada de una anciana
desconocida.
- Tenemos que hablar de algo muy importante con Uds. -dijo
Caldina con vos firme
Anaís se sorprendió de ver a Gneiss Uh Rivolusa entrar
junto a la ilusionista.
- ¿Qué sucede, Caldina? -preguntó Lucy
gravemente
- Ya te enterarás. ¿Dónde está Marina?
- Está hablando con
Ascot. Aún sigue acostada.
Caldina y Gneiss Uh Rivolusa intercambiaron una
mirada de preocupación.
- Lucy, ve a buscarla por favor.
- Es importante.
No podemos perder tiempo -acotó la anciana
La guerrera mágica salió disparada
de la habitación.
¿Qué se traerían entre manos las dos mujeres?
¿Por qué la urgencia de juntar a las tres
chicas?
¡¡FELIZ NAVIDAD!!
"...Y me pregunto si
me harás como yo a ti
o si aún mucho más.
Desde hace tiempo ya
tu
nunca te me das
¿sabes qué? me daré.
Más tu, tu no me buscas
y no
preguntas por qué,
por qué mis ojos lloran..."
"Sucede a veces" ------ Laura Pausini
Capítulo quinto: Increíble solución
Autora:
Umi
En su
habitación, Marina charlaba con Ascot.
- No puedo hablarte de eso
Marina...
- ¿Por qué no? ¡Es muy importante, tengo que enterarme, por
favor!
- Lo siento...
- ¿¿lo sientes?? -Marina apretó la boca y arrugó la
nariz en señal de impaciencia- Llevamos discutiendo sobre lo mismo más de media
hora ¿¿Y solo me podés decir eso??
- Es que... pasó hace tanto. No quiero
recordar esos momentos. Y además te haría mucho daño y no quiero arruinarte el
viaje. Caldina me dijo que estabas enferma y vine corriendo... -el chico, a
medida que hablaba se había ido encorvando más y más sobre sí mismo. El rubor le
llegaba a las orejas.
- Entonces si te preocupo tanto tienes que decirme que
pasó.
Marina le acarició la cabeza con ternura. A sus ojos, él no era más
que un adolescente tímido con pequeños arranques de locura.
Ascot se encorvó
aún más.
- ¿Me lo dirás...? -murmuró poniendo la cara de niña buena que usaba
para convencer a sus padres en situaciones difíciles.
- Bueno...
- ¿Verdad
que sí?... Ascot, por favoooor!!
- Guru Clef no tiene la culpa... -murmuró-
Yo no fui capaz de obedecerlo y por eso decidí renunciar a ser su
discípulo.
- ¿Y cómo están las relaciones entre Uds. ahora?
-
Mal...
- ¿¿¡¡MAL??!!
- No nos hemos visto desde entonces, ni hablado, ni
nada...
- Pero Ascot, no tienes que ser rencoroso. Clef es muy bueno, de
seguro ya te perdonó y extraña tu presencia en el castillo; como todos!
El
chico levantó la cabeza bruscamente pero no se volvió a mirarla.
- ¿Clef? -le
preguntó con voz grave haciendoló parecer muy mayor.
- ¿Qué que pasa? -
Marina estaba desconcertada con esa reacción.
- No, no es nada... -le chico
se sonrojó y se agachó nuevamente.- No es tan simple el problema... Ojalá solo
eso hubiera desatado el conflicto...
Ascot se apresuró a cambiar de tema y la
chica lo notó. Estaba nervioso...
- ¿Y qué fue lo que realmente lo desató?
-preguntó con vos conciliadora- Guru Clef es... muy
insensible...
Esas palabras tocaron fondo en Marina. Dos días antes hubiese
negado esa observación, pero desde que había escuchado al Mago Supremo hablando
con Presea su punto de vista había cambiado, no así sus sentimientos.
- Y
egoísta... -continuó el criador de animales. Ahora su rubor no se debía a la
vergüenza o timidez, sino a la ira. Estaba furioso.
La chica dejó de
acariciarle la cabeza. Se había asustado con el cambio brusco de Ascot. Cuando
ella lo conoció el chico era frágil como una mariposa y no parecía tener mucho
carácter para devolver golpes morales... ¿Desde cuándo era capaz de insultar a
una persona? Y especialmente a Guru Clef, un personaje tan importante para ese
Mundo.
Alguien tocó la puerta.
- Pase... - dijo Marina. Lucy se
asomó.
- Permiso... - se asomó Lucy - Caldina y una anciana acaban de venir a
buscarnos. Nos necesitan a las tres de inmediato.
- Pero no sé si deba
levantarme...
- Marina, al parecer es algo muy urgente. No podemos
titubear.
- ¿¿TITUBEAR??¿¿ESTÁS LOCA?? -gritó Marina- ¿¿QUÉ NO VEN QUE ESTOY
ENFERMA??
- Bueno, pero... - A Lucy se le aparecieron dos orejas y cola de
perrito- Caldina me dijo que era importante...
- Ayyyyyyyy!! Siempre yo,
siempre yo!! ¡¡No pueden hacer nada sin mí!! - resopló.
Mientras hablaba se quitó de encima la colcha y se levantó con
energía - espérame un minuto a que me cambie.
- Ok. ¡Te espero
afuera!
Marina no había notado la mirada que Ascot le echo cuando saltó en
camisón de la cama. El chico se había puesto como un tomate. Pero su rubor no
fue producto de que la ropa dejaba traslucir nada indebido, todo lo contrario:
era grueso, largo y muy holgado. Hasta podríamos decir que le quedaba un poco
grande. Fue simplemente el hecho de que ella caminara con la ropa de cama por
toda la habitación como si llevara ropa de vestir.
Es que, a ojos de Marina
ese camisón podía pasar como un vestido común si no fuera porque se lo habían
dado para dormir. Le llegaba hasta los tobillos, no era ajustado, y le gustaban
los pequeños bolados al final del puño de la manga.
Por eso no se preocupó
por Ascot, ¿para qué si no iba a verle nada? Además, si Lucy estaba tan apurada
no había tiempo para ocuparse por esos detalles.
Se metió en el baño para
cambiarse.
- ¿Y BIEN, ASCOT? -le gritó con tono amable- ¿POR QUÉ SE PELEARON
ENTONCES?
- No tiene importancia... -respondió él mientras se paraba y miraba
su imagen reflejada en el espejo.
- ¿QUÉ?
- ¿Qué que?
- ¡¡NO TE OIGO!!
¡¡ESTO TIENE LAS PAREDES MUY GRUESAS!! ¡¡VAS A TENER QUE GRITAR!!
Ascot
suspiró y no pudo evitar sonreír. Marina era... era demasiado "natural". Caldina
en su lugar hubiese armado un escándalo. ¡¡¡La última vez por poco y le rompe la
cabeza a Ráfaga cuando lo hecho de su habitación para que la dejara peinarse!!!
En cambio
ella...
- ¡¡ASCOOOOT!! -gritó la chica, ahora se había puesto impaciente. La
puerta se entornó -¿Qué té pasa? ¿Por qué no me respondes? - se escuchó desde
adentro.
- Marina... No creo que tengas que preocuparte por nada.
-
¿Cómo?
- Todo está solucionado, en serio...
- Pero si hace dos
minutos...
- El tiempo curará las heridas y todos seremos felices otra
vez.
Desde el baño, Marina escuchó el abrir y cerrar de la puerta de entrada.
Espero unos segundos con el oído alerta. Todo quedó en silencio.
- ¿Ascot?
¿Lucy? -preguntó con voz queda.
- ¿Ascot...?
Pero éste ya se había
ido.
En la otra
punta del corredor, Anaís intentaba explicarle a Caldina que nada le había
pasado, que tenía los ojos hinchados por a ver dormido mal.
- No te creo
-sentenció la bailarina - Acabamos de ver a Paris y estaba tan triste como
tu.
- ¿Y qué te hace pensar que tuve algo que ver son eso?
- No sos muy
buena para mentir...
- No te estoy mintiendo, Caldina. -la vos de la chica
era calma pero fría. En su semblante asomaba esa sonrisa de falsa nulidad, la
misma que había usado para engañar a Paris cuando se conocieron. - tengo una
falla genética en los ojos y por eso tengo algunos inconvenientes.
- ¿¿TENÉS
UNA ENFERMEDAD EN LOS OJOS?? - la bailarina abrazó a Anaís con fuerza y la
apretó con ternura contra su pecho - pobresita, cuanto mal tienes que pasar...
snif...
- Creo que la otra niña se está tardando...
- Debería ver
llegado hace rato, ¿quieren que vaya a buscarla? - se ofreció Anaís.
Cualquier excusa era buena con tal de que Caldina dejara de hacerle esas
preguntas tan indiscretas.
La anciana la tomó de la mano evitando que ella
saliera corriendo a cumplir el mandado.
- Será mejor que esperemos aquí... no
deben tardar...
- ¿Y por qué nos llamaron? ¿Qué necesitan de nosotras? ¿Por
qué debemos estar juntas?
Mientras hablaba, Anaís se acomodó los anteojos.
Miró a ambas mujeres con mucha seriedad.
- Las necesitamos porque
queremos hacerlas felices - respondió Caldina con una sonrisa "de oreja a
oreja".
- ¿Felices? ¿Cómo que felices?
- Si, nosotras vamos a hacer que se
sientan parte de Céfiro otra vez!!
- Espero que no estés hablando de que van
a reconcil--- oh! - Anaís se tapó la boca con la manos. El rubor subió a sus
mejillas de golpe.
Sin querer, había hecho hablar de nuevo a su corazón. Ese
lujo ella no se lo permitía frente a extraños, ¿¿cómo podía hablar de sus
problemas con desconocidos?? ¡Era una locura!
- Je, je, je... Lo sabía! El
Príncipe y tu se pelearon, ¿no? -inquirió Caldina con una mirada
malisiosa.
Anaís no respondió, la miraba con los ojos muy abiertos, los
lentes sobre su nariz, a punto de caerse y con las palmas de las manos cubriendo
su rostro lleno de rubor. Había entrado en un estado de ligero shock
temporal.
Gneiss Uh Rivolusa la miró gravemente.
- Caldina -intervino-
cuéntale a la guerrera mágica qué es lo que vamos a hacer con ellas.
- ¿No
íbamos a esperar a qué vinieran Lucy y Marina?
- No.
- Está bien -la
bailarina sonrió. Se acercó a Anaís y apoyó sus morenas manos sobre los hombros
de la chica - Anaís...
- ¡¡AQUI ESTAMOS!! -gritó Lucy. Ella y Marina venían
corriendo a toda velocidad por el medio del oscuro pasillo.
- ¡Qué bueno que
están aquí! -sonrió Caldina - ¿Cómo estás, Marina?
- Muy bien, gracias...
-dijo la aludida apoyándose contra la pared con una mano en la frente y una
falsa sonrisa. Estaba cansada, mareada y la carrera le había hecho perder la
sensación de equilibrio
- Disculpen la demora, es que no queríamos que Marina
se esforzara mucho. Pero al final, tuvimos que venir corriendo porque ya se nos
hacía muy tarde
- No hay problema- sonrió Anaís - ¡Es una suerte que haya
podido levantarse!
Mientras hablaban, la anciana se acercó a Marina y se la
quedó observando unos segundos en silencio. Esa mirada fija y severa la puso
algo nerviosa.
- Soy Marina Riuuzaky - optó por presentarse. Tal vez así
sabría qué quería esa mujer tan extraña.
- Ya lo sé. Me han hablado mucho de
ti. ¿Sabes? Eres muy querida en Céfiro.
- ¿En serio? N- no lo
sabía...
Gneiss sonrió complacida. La chica parecía honesta... y digna
-
¡Pero eres más bonita en persona! - y empezó a reír.
- ¿Acaso nos
conocemos?
- Tu a mí no, pero yo a ti si. Se todo lo que te pasa, lo que
sientes... me doy cuenta.
- Eh?
- ¿Sabes? Los ojos son la ventana del
alma... Deberías aprender a mirar por ellos...
- ¿Que yo qué? ¡Señora, no me
hable a medias palabras! ¡¡No entiendo lo que me dice!!
La anciana volvió a
reír.
- Caldina, querida... -
dijo mirando fijamente a Marina- Tenemos que irnos. Ya es hora.
Las llevaron
hasta el anteúltimo piso del Palacio.
-¿¿Cómo hacen para no perderse??
-preguntó Marina mientras caminaban. LLa decoración de los pasillos y las
habitaciones era monótona y repetitiva.
- Me da la impresión de que estamos
llendo a un entierro... -dijo Anaís
- En Céfiro, los dueños decoran la casa
según su corazón. Si es feliz, la decoración será alegre, lo mismo pasa si está
triste o muy enojado. Las creencias populares tienden a pensar que el hogar
tiene la obligación de acompañar a su inquilino. Es una manera de convivir.
-
...Pero si este castillo no tiene otro dueño que Anaís...
- Cuando Uds se
fueron, los genios desaparecieron. Murieron - dijo Gneiss Uh Rivolusa- El
castillo del Cielo quedó deshabitado, sin dueño. Entonces decidimos utilizarlo
como palacio ya que su localización era perfecta.
- Entonces su nuevo dueño
es Guru Clef... - intuyó Anaís llevandosé un mechón de pelo detrás de la
oreja
Marina abrió sus ojos verdeazulados como platos.
- ¿Eso quiere decir
que él está sufriendo? - preguntó con vos angustiada. Pero nadie le
respondió.
A pesar de lo que le había escuchado decir el día anterior, los
sentimientos de la chica no habían cambiado... Aún así quería ayudarlo (siempre
y cuando él se lo permitiera, por supuesto). Pero el hecho de saber que él
sufría, sumado a que ya no quería verlas, significaba que su alejamiento del
mago era más profundo de lo que esperaba...
A los pocos
minutos entraron por una de las tantas puertas del interminable pasillo. La
habitación que se descubrió fue de un duro constraste en comparación con el
aburrido corredor. Los colores de rojo, dorado y verde resaltaban por todos
lados. La habitación era del mismo tamaño que las recámaras (unos 20mts x 18mts
aproximadamente), había dos altísimos ventanales cubiertos por cortinas de
muchos colores armonizando con el empapelado amarillo patito cubierto de
pequeñas flores rosas. Del lado izquierdo de la habitación pudieron ver ocho o
nueve mamparas de pie de madera caoba de las que colgaban inmensos trozos de
tela de todos los tamaños, colores y estampados; gruesas, finas, de algodón...
Mientras que del derecho aparecían unos quince maniquíes con formas femeninas y
masculinas, todos estaban vestidos.
- No sabía que tuvieran una habitación de
costura y confección en el castillo.
- Es mi
pasatiempo, Lucy - dijo Caldina con "cara de feliz cumpleaños" mientras, parada
en medio de la habitación, comenzaba a dar vueltas con los brazos extendidos
presentando todos sus 'tesoros'. - Soy la Costurera Imperial, ja, ja, ja!
-
¿Entonces tu eres la que les crea la ropa a todos?
- Asi es. Yo introduzco y
saco las modas.
- Nunca nos lo dijiste...
- Cuando nos conocimos todavía
no era más que un pasatiempo. Gneiss Uh Rivolusa me sugirió para el puesto
cuando empezamos a reconstruir Céfiro. Desde entonces yo soy la encargada de los
arreglos. En Chizeta la ropa y los accesorios para la decoración son muy
importantes. Consideramos que el cuerpo humano es lo más hermoso, por eso
necesitamos embellecerlo con todo tipo de ropas finas y alhajas, ¿me entienden?
Además, en mi planeta cada uno crea su propio estilo.
- Nos habías dicho algo
de eso la última vez... -dijo Anaís mientras "investigaba" un vestido similar al
que había visto en Cigena.
- Céfiro tiene una tradición muy importante en ese
respecto -inquirió la anciana
- ¿Cuál?
- Se dice que si una mujer soltera
desea manifestarle su amor a un hombre, debe lucir la misma ropa que él. Es una
manera de demostrar fidelidad más allá de la palabra porque nadie salvo esa
persona puede atreverse a tocarla. Pero gracias a las ideas de Caldina hemos
cambiado un poco las tradiciones y ahora la ropa es más femenina.
Marina miró
asustada una copia de la vestimenta de Guru Clef que colgaba sobre uno de
los maniquíes y se imaginó a si misma luciendo lo mismo.
Se vería espantosa,
definitivamente horrible... Y ridícula. Por otro lado, ella estaba orgullosa de
sus curvas... y no iba a permitir que alguien le evitara mostrarlas.
*
Entonces mi presentimiento era correcto. Sí querían reconciliarme con
Paris...*
A Anaís no le gustó llegar a esa conclusión. No había necesidad de
que se metieran, ella ya había decidido apartarse. Y, desde sus ojos, todo
estaba solucionado.
Era una solución trágica, pero una solución al fin.
-
Y como las tradiciones son muy importantes en nuestro mundo, hemos decidido que
las haremos participar a Uds. también - dijo Caldina- Voy a confeccionarles a
cada una un vestido según lo que dicte su corazón. Eso exteriorizará sus
sentimientos.
- ¿Pero no crees que eso es un poco íntimo? Nadie tiene por qué
enterarse de lo que pensamos si nosotras no queremos. -dijo Marina. De ningún
modo iba a ponerse algo que le declara a gritos al mundo sus sentimientos por
Guru Clef.
- No, no. No me entendiste - la interrumpió Caldina- Uds. harán su
propio modelo.
- Marina, no vamos a ponerte un cartel que diga de quién
estás enamorada. Los vestidos son discretos... - inquirió Gneiss Uh
Rivolusa - por ejemplo, el que luce ahora Caldina demuestra que ama a Ráfaga,
pero ¿alguna de Uds se dió cuenta de eso?
Las tres jovencitas miraron la ropa
de la bailarina: las muñecas llenas de pulseras, un vestido blanco ajustado
largo hasta las rodillas con un tajo y una inmensa flor roja en el costado
derecho, del escote salían todo un reguero de flecos azules; los hombros y
brazos descubiertos y estaba sujeto con una cadenilla al rededor de la cintura.
Llevaba sandalias de cuero.
No, definitivamente nadie se hubiese dado
cuenta...
- ¿¿Entonces con esa ropa puedo demostrarle mi amor a Látis sin
necesidad de decirle nada??
- Si, esa es la intención.
- ¡¡En ese caso,
quiero que me hagas un vestido, Caldina!! - gritó Lucy corriendo hasta ella y
tomandolá de las manos - por favooooooooor...
- Pues yo no estoy muy segura
de querer...
- ¿Por qué no, Anaís? ¿Acaso no quieres a Paris?
- No es por
eso... Él ya está comprometido con Cigena...
- ¿Y?
- ¿Cómo que "y?
-
Veo que no has entendido nada - Gneiss Uh Rivolusa tomó la palabra- Cigena no es
más que una de las tantas prometidas a elegir. El Príncipe no tendrá hijos con
todas, solo con aquella que más le agrade a Guru Clef. Así lo manda el
protocolo. ¿¿O por qué crees que todas las prometidas vestían igual??
-
¿Entonces...?
- Entonces, si tu le demuestras tu amor al Príncipe con esta
vestimenta - la señaló- entrarás a competir con las otras dieseis chicas que
están postuladas.
- Oh! -las mejillas de Anaís se tiñeron de rojo y su
corazón comenzó a latir se aceleró...
Ni Lucy ni Caldina
necesitaron una respuesta. Por su rostro era más que evidente que la chica de
pelo rubio estaba dispuesta a "colaborar".
- ¿Y tu, Marina?
- ¿Yo? Euh...
es que...
- No importa si no estás enamorada de nadie - dijo la anciana con
una evidente lentitud- Estos vestidos expresan todos los sentimientos, no solo
el del amor.
Entonces Lucy gritó con todas sus fuerzas interrumpiendo la
conversación.
- ¿¿¡¡ENTONCES PRESEA ESTÁ ENAMORADA DE GURU CLEF!!??
Marina
la miró como si quisiera comérsela cruda.
- Digo... porque sus ropas se
parecen mucho... -se excusó la pelirroja señalando ambas vestimentas.
Si, en
efecto, se parecían bastante... demaciado...
- ¿En cierto eso, Gneiss? -
preguntó Anaís con evidente preocupación.
- Si, lo ama desde que era
pequeña.
Marina trastabilló y por poco se cae al piso. Apoyó una mano a la
frente.
Se sentía mareada, descompuesta, débil... el peso de su cruz había
aumentado de repente haciendosé insostenible.
Caldina, Lucy y Anaís fueron
hasta ella y la sostuvieron evitando que cayera al suelo.
- ¿Estás bien? - le
preguntaron una tras otra.
La anciana fue la única que no se movió para
socorrerla. Se quedó mirando la escena prestando atención a cada movimiento de
las chicas... y al rostro pálido de Marina.
- Caldina... no me hagas el
vestido... -murmuró con vos débil tapandosé los ojos con una mano. No querían
que la vieran llorar - no me siento muy bien ahora...
- ¿Estás segura? -
preguntó Gneiss con una mirada penetrante
- ......
- Tal vez sea tu última
oportunidad de abrirle tu corazón. -insistió
Marina la miró asustada. Por un
momento se olvidó de su malestar. ¿Cómo sabía ella que amaba a Guru Clef?
-
¿De qué está hablando? - preguntó Lucy.
Marina nunca les había dicho a sus
amigas sus sentimientos por el mago. Jamás lo creyó necesario... al menos hasta
no haberseló dicho a él... Anaís y Lucy tenían novio y estaban seguras de sus
sentimientos, ella no. Y sabía que si hablaba empezarían a ilusionarla con ideas
e historias que tal vez fueran vanas... Y Marina no quería hacerse de más
fantasías de las que estaba dispuesta a soportar.
- Entonces era cierto... Yo
tenía razón - dijo Anaís con tono suave tomándola de la mano- Tu estás enamorada
de Guru Clef.
- ¿¿¡¡QUÉEEEEEEEEEEE!!??
La pelirroja no podía creer lo que
oía. Jamás se hubiese imaginado que...que..que.....
- ¿Pero por qué no nos
lo dijiste? Marina somos tus amigas...
- No sé... supongo que no me animé...
-murmuró vos débil mientras cerraba loos ojos - pero nunca pensé que mi amor por
él fuera tan evidente...
- Lo es para los que contamos con cierta experiencia
observado a las personas -explicó la anciana- Yo ya tengo 821 años y puedo decir
que sé leer en la mirada de las personas como si se tratara de un libro
abierto... Adiviné en seguida tus sentimientos, y esta reacción que tuviste
recién fue el comprobante que necesitaba para justificarme.
Marina sonrió con
amargura.
- ¿Sigues con la idea de no decirle nada?
- ... no puedo
hablarle. Lo escuché decir que no quería vernos...
Anaís y Lucy
intercambiaron una mirada de sorpresa y angustia.
- ¿Y qué importa? Tu tienes
derecho, háblale... ¿qué te importa lo que pueda pensar?
- ¡¡Es muy
importante para mi!!
- Asi que te importa más lo que piense alguien a quién
no le interesas que tus propios deseos... Te creía más inteligente. A menos que
cambies tu actitud Presea acabará por conquistarlo.
- ¿Él la ama? - preguntó
al borde de las lágrimas
- Pregúntaselo a él. - con una mirada despectiva,
Gneiss les dió la espalda
Un angustiante silencio envolvió la
habitación.
- Bueno... mientras Marina lo piensa, les tomaré las medidas
-dijo Caldina rompiendo el silencio.No llegarían a nada quedándose ahí sin
moverse. Al menos así podrían pensar en otra cosa... y bajar los humos del
ambiente.
- Es verdad, vamos, Lucy.
Anaís siguió a la bailarina tomando de
la mano a la pelirroja, quién insistía en quedarse con Marina.
Esta última
fue y se sentó en el único sillón disponible de la habitación puesto que los
demás estaban cubiertos de trajes y telas.
- Bueno, desvístanse - dijo
Caldina con el medidor entre los dientes y las manos en la cintura.
- ¡¿Qué?!
- ¿Qué les pasa? ¿Por qué se ponen coloradas?
Caldina y la anciana las
miraron perplejas y sin comprender
- Es que... nos da mucha vergüenza... -
dijo Lucy- No hacemos estas cosas en nuestro mundo...
- ¿No se quitan la
ropa????
- Si, pero sin nadie enfrente...
Las dos mujeres intercambiaron
una mirada de sorpresa.
- Por lo que veo, en tu mundo son bastante
antisociales... Bueno, entonces vayansé atrás de las mamparas y desnudensé
ahí.
Las chicas obedecieron.
- El problema va a ser como les tomo las
medidas ahora... - dijo Caldina mientras se rascaba la cabeza - nunca creí que
los habitantes del Mundo Místico fueran tan excéntricos y acomplejados!! Lo
siento, chicas, pero tendré que verlas o no podré trabajar...
Mientras
hablaba se metió a donde estaba Anaís. Ésta dió un gritito.
Desde allí,
Caldina habló.
- Toma nota, Gneiss... 79...15...56..81...19...12...2...45...4
y 6..¿Listo?
- Si - respondió la anciana con una sonrisa mientras anotaba en
un cuadernillo.
- Ahora es tu turno, Lucy...
Antes de que terminara de
decir esta frase, un grito de la pelirroja inundó la habitación.
- Bueno.. a
ver... ¡¡quédate quieta!!... Gneiss...
- Lista
- Muy bien... 93 (¡¡Lucy,
por favor!!!)...8..58...90...13..34...9..10 y 2...¿Listo?
- Si.
- Bueno,
pueden cambiarse... - dijo Caldina mientras salía de detrás de la mampara de
Lucy.- Son bastante flaquitas, aunque Lucy está muy bien formada.
Cuando las
dos chicas salieron, Caldina les dijo que se pararan en el centro de dos
círculos que estaban pintados en el suelo de madera.
Inmediatamente, sus
ropas desaparecieron y se vieron cubiertas de pies a cabeza con una gasa blanca
al mejor estilo de las momias egipcias.
Luego empezaron a rodearlas
mariposas... cientos de ellas.. quienes con cada aleteo desprendían pequeños
puntos de luz de diversos colores formando una masa bizcosa que se fue
adheriendo a a la tela.
De a poco, la gasa se fue desprendiendo hasta
convertirse en el modelo de ropa.
Las chicas se miraron
sorprendidas.
Anaís llevaba exactamente la misma ropa que Cigena, mientras
que Lucy tenía un vestido bastante similar a los modelos de Autozam: Una blusa
con bolados color blanco, una faja negra que le hacía resaltar el busto y una
polleta acampanada corta por ensima de la rodilla color bordó
- ¿Ya está?
¿esto es todo?
- Si. Soy una ilusionista, no lo olviden! Usando mi magia
trabajo mil veces más rápido.
- ¿Y cómo
elegiste los modelos? - preguntó Lucy
- Yo no los elegí. Son una creación de
tu corazón. Ya te lo dije antes, así expresa tu alma los sentimientos en la
tela, ¿me entiendes?
- Bueno, si no tenemos nada más que hacer, ya podríamos
irnos... - la anciana, mientras hablaba, miró a Marina.
Hubo unos segundos de
silencio. La chica de pelo azul miró fijo y muy seria a las tres...
- Bueno,
está bien... Caldina, tómame las medidas... me haré el dichoso vestido...
A
pesar de su tono sarcástico, Marina sintió un gran alivio al decir esta frase...
En su corazón se le había abierto una puerta de esperanza, no por enamorar a
Guru Clef, sino porque tal vez podría rebelarle sus sentimientos y ganarse, al
menos, su amistad...
- ¿Qué
estamos esperando exactamente, Guru Clef? - preguntó Presea.
Ellos dos, junto
a Paris, Lántiz y Mokona estaba en el salón del trono. El animalito les había
ido con un mensaje de parte de Gneiss diciendo que quería hablar con todos sobre
un asunto importante de interés general. Pero no había dicho cuál era.
Gneiss
entró por la pequeña puerta del costado.
Todos clavaron sus pupilas en
ella.
- Disculpen la demora, tuve algunos inconvenientes... -dijo caminando
con paso rápido y haciendo una pequeña reverencia en mitad del salón de cara al
Mago Supremo.
- ¿De qué tenías que hablarnos? - le preguntó
éste.
Mientras, del
lado de afuera de las puertas principales de la habitación del trono, las
Guerreras Mágicas y Caldina esperaban.
- Ya es hora... -dijo ésta última por
lo bajo apartando su oreja de la enorme puerta.
- ¿Cómo haces para escuchar
si es gruesísima? - preguntó Lucy
- Shhhhhhh... ¿están listas? Porque
después de esto no hay marcha atrás...
- Si, estamos listas - sentenció Anaís
mientras se acomodaba con mano temblorosa los anteojos
- Que lo que tenga que
ocurrir pase... - dijo Marina frunciendo el ceño.
Entonces, las inmensas
puertas se abrieron... y las tres jovencitas entraron al amplio salón con
Caldina, quien las seguía a sus espaldas.
Continuará...
Notas de la Autora:
Disculpen lo largo, pero tenía que poner TODO ESTO es ESTE
capítulo. No podía dividirlo en dos...
Un poco
porque no quiero ampliar a demasiados capítulos la historia y otra porque se me
estaba haciendo largo...
Y no se preocupen, acabamos de terminar de subir la
montaña, ahora solo tenemos que bajar...
Umi