El
chismoso.
"Nunca
prestes atención a lo que digan los chismes. Nunca
se ha erigido ninguna estatua al chismoso".
"No te lo vas a creer"
"Por
favor, ¡que no se entere nadie!"
"¿A
qué no sabes lo que ha hecho...?"
"No
me gusta hablar mal de nadie, pero..."
Con frases
de este estilo, el chismoso llama la atención, garantiza
su audiencia, y crea en esta una expectativa. Si su pasión
divulgadora la hubiera orientado hacia las bellas artes,
el chismoso podría haber llegado a ser un laureado
director de cine, un novelista, o un contertulio radiofónico.
Pero
como sólo le interesa hurgar en el cubo de la basura
de la gente, su función ha quedado relegada, básicamente,
a la de un electrodoméstico. Es un ventilador, lleno
de rencores, que salpica y perjudica a las personas de
su entorno. Y, aunque él lo ignora, también
a sí mismo.
Las principales
características del chismoso son la indiscreción,
la conspiración, la crítica, la hipocresía,
y el "goce comunicacional".
¿SABES LA ÚLTIMA?
El chismoso es un sociólogo de la más
insignificante escala. Siente una irresistible tentación
de enterarse de historias personales y, a su vez, volver a
propagarlas. En su nueva retransmisión, acostumbra
a exagerar o enfatizar los puntos que contienen mayor
maledicencia.
Su envidia,
odio y su animadversión mantienen vivos los chismes
relativos a cualquier desgracia o adversidad de las vidas
ajenas. ¡Su boca recoge más suciedad que la de
un aspirador!
Al transmitir
el chisme, aunque el dato sea objetivo, el chismoso
se deja arrastrar por sus deseos, y echa más leña
al fuego. Añade detalles maliciosos de su propia
cosecha. Son los intereses ocultos que el chismoso
cuela, a veces inconscientemente, en la transmisión.
Después de que él ha destapado el cubo de la
basura, los chismes ya no necesitan medio de transporte. Como
los gases intestinales, ¡se propagan por su propio impulso!
Por otro
lado, la creencia de que el chismorreo es una actividad exclusiva
de mujeres, es sencillamente, un mito. Lo cierto es que tanto
hombres como mujeres son dados a descubrir intimidades de
los demás. Sólo que los hombres suelen llamar
a las habladurías "informe personal", "intercambio
de información", "misión testimonial",
"datos confidenciales", "antecedentes",
etc. Y al propagarlas ponen cara trascendental. ¡Como
cuando se están afeitando!
YO
SE ALGO QUE TU NO SABES.
¿Por qué actúa así el chismoso?
La chismografía
ha sido, por su significado peyorativo, atribuida siempre
a personas de escaso prestigio social, y sus raíces
se han ubicado en la agresividad y en la malediciencia. La
gente asocia, en efecto, esta actividad con información
que desacredita o incluso escandaliza (para crear una
mala imagen no es necesario que ciertas
cosas sean verdad: ¡basta que el chismoso
las haya difundido con habilidad!).
Verter
aguas fecales en los oídos de sus cómplices
tiene para el chismoso diversas motivaciones. Ante todo, obtiene
un gran placer en divulgar intimidades de las personas ¡siempre
que no sean las de él mismo!
Pero desde
una perspectiva psicológica, el chismoso consigue a
través de su práctica una forma de terapia.
Descarga su tensión emocional y, como inseguro que
es, elige el chismorreo como una forma de liberar represiones
y compensar frustraciones, complejos de inferioridad.
Por si
esto fuera poco, socialmente atrae la atención de los
demás bajo el señuelo de: "yo se algo que
tú no sabes". El dato "secreto" es un
recurso crucial para este tipo de personas con relativamente
poco control sobre su destino, el cual carece, por lo general,
de otros estímulos. Porque la vida interior del chismoso,
¡es tan apasionante como la de una mosca encerrada en
una botella!
La oportunidad
de hablar de las intimidades de otros concede también
al chismoso un poder especulativo. No es extraño, pues,
que el chismoso se afane en adquirir conocimientos enciclopédicos
sobre la vida de cualquier persona.
Es obvio
que al chismoso no le importa la información que
transmite. Sólo se sirve de ella para "hablar
de sí mismo" ("fijaos lo bien informado que
estoy!"). De igual forma que otros lo hacen a través
de sus signos externos: inversiones, cargos, automóviles,
etc.
NUNCA BAJE LA GUARDIA ANTE EL
CHISMOSO.
Al tratar con un insoportable chismoso, lo primero que ha
de tener usted presente es que es un tipo peligroso. Aunque
en un principio no lo parezca. Porque se comporta amablemente,
y hasta inspira confianza.
El chismoso
le confía un secreto de alguna persona conocida por
ambos, y usted cree que es "el único elegido
en el mundo al que se le ha confiado la confidencia".
Pero no se fíe. El chismoso es
falso, hipócrita, y traidor. Nunca olvide
su principal ocupación: "traficante de noticias".
Y como
tal, todo lo que usted haya dicho de sí mismo, o de
otra persona, será propagado por el chismoso, con
un valor añadido de manipulación, o tergiversación.
Si frecuenta
su trato, puede arriesgarse a que envenene a sus amistades,
o las pierda, y a tener graves problemas en su trabajo, negocio,
etc.
¿Cómo
detenerlo? Tiene usted tres opciones:
1. Si
puede, evite todo contacto con el chismoso.
2. Si
no puede alejarlo de su vida, nunca baje la guardia ante su
presencia. Esté atento a sus preguntas. Aparentemente
"inocentes" o terriblemente "capciosas".
La estrategia para seguir conviviendo con él es hablar
sistemáticamente de cosas irrelevantes: el tiempo,
la televisión, o la política.
3. Cuando
el chismoso empiece a confesarle chismes de algún compañero
de trabajo, o amigo, interrúmpalo con decisión,
utilizando un lenguaje directo: "espera, por favor,
llamaré a este amigo para que digas en su presencia
lo que me estás diciendo de él".
Con esta
frase, usted pone en evidencia al chismoso, y al mismo tiempo
deja clara su postura respecto a tal actividad. Lo más
probable, es que el chismoso no intente nunca más
meterle a usted en este juego.
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