El
poneperos.
"Se necesita mucha clase
para aceptar el éxito de un compañero".
Oscar Wilde.
"Es
una buena idea, pero..."
"Estoy
de acuerdo, pero..."
"Tienes
mucha razón, pero..."
Son frases
inicialmente elogiosas, pero que preparan
una crítica adversa. Muchas palabras transmiten
una enorme diversidad de significados. Pero si alguna de ellas
trae no sólo significado, sino una carga adicional
negativa, esta es "pero". Abusa de ella el "poneperos".
Este insoportable objetor
jamás deja caer de sus labios un elogio sin acompañarlo
inmediatamente de un reproche ("reconozco que te has
esmerado al cocinar este nuevo plato, pero está incomestible").
Al final, es el reproche lo que permanece
en la conciencia del receptor.
El poneperos
es una persona envidiosa
que no sabe, ni puede reconocer los
méritos de los demás sin ponerles "peros".
Es, en definitiva, un ser que no sabe hablar positivamente,
porque es, sencillamente, negativo.
Al poneperos,
le cuesta alabar los méritos ajenos. Decir a los demás
que han realizado bien su trabajo, y felicitarlos por ello
es un deber moral. Sin
embargo, él no está nunca dispuesto a dar esta
satisfacción. Sigue hasta el bostezo el lema
que, por ejemplo, aplican los jefes intolerables a sus empleados:
no importa cuánto hagan, nunca
será suficiente.... y lo que ha quedado
por hacer, siempre será más importante que lo
hecho.
CON PEROS EN LA LENGUA...
Este insoportable adulador- inverso reventaría
si no pudiera poner "peros". Porque, efectivamente,
el poneperos siempre empieza sus frases con palabras agradables
para hacerte sentir bien. Pero, inevitablemente, las terminará
(delante de ti, o a tus espaldas),
con un estocazo que intenta derrumbar la autoestima
de su interlocutor. Se podría pensar que la intención
del poneperos es decir algo amable. Sin embargo, estos contradictorios
cumplidos encierran realmente otros significados...
SI
LA ENVIDIA FUERA TIÑA...
La necesidad de poner "peros" o la de encontrar
siempre algún defecto en las realizaciones
de los demás podría atribuirse, en un principio,
a un loable sentido de la objetividad. Esto es, ver las dos
(al menos) caras de la realidad. Pero quien conozca un
mínimo de psicología humana sabe
que, salvo rara excepción, no cabe hablar de tan
buenos propósitos en el caso del poneperos. ¿Cuáles
son, pues, las motivaciones que impulsan a este insoportable
objetor a mostrar siempre esa ambivalente opinión?
Los motivos pueden ser diversos, pero, en cualquier caso,
nunca faltan en tan negativa actitud componentes
de envidia, celos, y sadismo.
El dudoso
placer de poner "peros" es, por lo general, producto
de la envidia que, a su vez, se transforma en sadismo. Tiene
por objeto rebajar el mérito
que pueda tener el que una persona destaque en algo que el
poneperos no acepta.
Así
mismo, lo que también pretende el poneperos es desviar
la atención de su propia insuficiencia. Su reacción
se dirige a sus propios sentimientos
de debilidad ocultos. El poneperos se ensaña
con aquellos amigos o conocidos que ponen en evidencia sus
carencias. Esto es, aquellos que
hacen lo que a él le gustaría hacer, se convierten
en sus enemigos, o en objeto de sus críticas.
Así,
para este sádico abusador de la conjunción adversativa,
toda experiencia positiva o exitosa de las personas de su
entorno social es una provocación.
Un reto en el que le duele no estar a la misma altura. Por
tanto, no acepta de buen grado los aspectos relevantes de
quienes le rodean y reacciona con
"peros" invalidantes. O, cuando menos,
que ensombrezcan el brillo
que tanto lo ciega.
El poneperos,
es por otra parte, reacio a analizar el espíritu destructivo
de sus "peros". Si se le
reprocha su actitud, asegurará no hacerlo deliberadamente.
Se excusará diciendo que es un malentendido o una interpretación
equivocada. Que él no tiene intención
de menospreciar. Pero su envidia no tiene límites.
Y la puede extender a toda una colectividad humana.
Elogiar
sinceramente a los demás, es clave para iniciar una
buena comunicación. Sin embargo, cuando el elogio no
es sincero y va acompañado de "peros", la
relación se agria y el poneperos se vuelve insoportable
para su interlocutor. De hecho, con sus "peros"
le está diciendo: "tengo celos de ti y me disgusta
estar contigo".
ORDENANDO EL BAÚL DE LAS
EMOCIONES. ESTRATEGIAS DEFENSIVAS.
Si el interés que te genera este poneperos no es de
un alto grado de implicación emocional o profesional,
puede alejarse de él, incluso sugiriéndole que
algún profesional le ayude a entender sus sentimientos.
Si, en cambio, el poneperos es alguien imprescindible en su
vida, la clave para tratarlo es tenerle
compasión en vez de despreciarlo. Si algún
poneperos comparte necesariamente su vida, usted deberá
disponer de paciencia y tesón durante bastante tiempo
para intentar modificar su conducta. Y si esto no es posible,
usted puede cambiar la suya para tratar de sacar algún
provecho a sus críticas.
Cuando
trate a un poneperos con el que no se puede eludir su relación,
su objetivo principal ha de ser procurar mejorar las reacciones
que aquel habitualmente tiene. En este sentido, lo peor
que puede hacer es tratar de convencerlo de que es una
persona negativa. Esto sólo estimulará al poneperos
a defenderse de esta acusación y empeñarse
en demostrarle a usted que los "peros" que él
le dedica son "verdad". Luchar para que
el poneperos se convierta en una persona positiva sin otra
técnica que acusarlo de ser negativa, es tan inútil
como tratar de ahogar a un pez. ¿Qué hacer?
Interésese
por las causas que hacen actuar al poneperos negativamente.
Trate de entender por qué le tiene envidia. Resulta
difícil, a veces, saber qué adversidades y sufrimientos
ha tenido que soportar en su vida el poneperos o a qué
circunstancias ha tenido que sobrevivir. Cuando las personas
se vuelven negativas y agrias como el poneperos es que, por
lo general, tienen detrás una triste experiencia en
su biografía en la que alguien ha destrozado su autoestima.
Pese a
todo, tal vez usted no pueda eliminar por completo el caudal
de negatividad con que el poneperos inunda su existencia.
Aunque con su esfuerzo, puede conseguir que la corriente
no desborde, al menos, su propio cauce. Finalmente, si
apenas consigue modificar la conducta del poneperos, asuma
su relación con él como un reto positivo para
usted bajo las siguientes premisas:
1. Permítale al poneperos ser tan negativo como quiera
ser...
2. Úselo como un recurso. El "adulador- inverso"
puede servirle para que usted aprenda a mantenerser positivo
y controlar su autoestima frente a sus "peros".
Esto es, evitando que le afecten emocionalmente.
3. Analice los "peros" para descubrir si en alguno
de ellos puede haber un punto de lógica o razón.
Ello le permitirá corregir, si procede, su fallo, prescindiendo
de la intención con que fue dicho.
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