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La leyenda de la jirafa y su cuello largo
por Adriana
El sol era luminoso y las nubes blancas eran de luz.  De hecho al día era demasiado caliente para la mayoría de los animales que vivían en el desierto cada día.  Muchos de ellos salieron por el Valle de la Laguna, una área lujosa y verde con muchos árboles y pájaros bellos.  Sólo unos animales se quedaban al desierto.

Uno era el hipopótamo, que se llamaba José.  Era demasiado perezoso y no fue al valle con el resto de los hipopótamos donde podrían empaparse en la laguna todo el día.  En cambio se quedaba disfrutando de su charco grande en lugar de hacer la jornada larga por el desierto.  María, la gacela, no era perezosa, sino muy enérgica.  Disfrutaba de cabriolar por el desierto y ella nunca podría quedarse en un lugar.  Otro animal que se quedaba en el desierto era Juan, un ratón pequeño.  No era sociable con los otros animales.  Su familia había sido matada por una chita y Juan estaba asustado por las chitas y todos los otros animales.  Paco, un elefante bebé, estaba allí también.  Se quedaba atrás cuando su hato salía para la laguna.  También había una jirafa, Julia.  Era diferente de todos las otras jirafas en el desierto.  No tenía el cuello largo como sus hermanos.  En cambio, su cuello era muy corto.  Las otras jirafas y los otros animales le molestaban a Julia por su cuello y no la aceptaban como una de ellas.  Pero esto era lo que Julia quería más.

--No puedo hacerlo  --dijo Paco--.  ¿Dónde está mi cacahuete?  Es mi comida.  Necesito obtenerlo.
El almuerzo de Paco, un cachuete, se cayó por un agujero pequeño donde no podía alcanzarlo.  Su nariz era demasiado grande para encajarse por el agujero.  Le pidió ayuda a uno de los otros animales.

--Discúlpeme, Sr. Hipopótamo.  Sé que está muy ocupado en su charco pero ¿piensa que Ud. puede darme un minuto de su tiempo?  Mi cacahuete se cayó por un agujero y no lo alcanzo.  ¿Piensa que Ud. puede ayudarme?  Por favor  --dijo Paco.

 --No puedo ayudarla.  Lo siento.  Ahora salga para que yo pueda disfrutar de mi baño  --dijo José.

 --Por favor, sólo tomará un minuto.

 --No.  Váyase.  Si quiere saber la verdad, estoy demasiado perezoso  --dijo José.

Paco salió del charco y siguió buscando alguien que pudiera ayudarlo.  María estaba cabriolando por el desierto.
 
 --Discúlpeme, María.  ¿Piensa que Ud. me puede ayudar?  Mi cachuete está en un agujero.  No tomará mucho tiempo.

Pero María cantaba ruidosamente cuando Paco le hablaba y no oyó lo que el elefante le había dicho.  Así que Paco intentó una vez más.

 --Discúlpeme --él gritó--.  ¿Piensa Ud. que me pueda ayudar?  Necesito recuperarme el cacahuete y sus piernas son largas y flacas.  Ud. puede alcanzarlo.

 María le respondió--  Sí, yo sé.  Tengo las piernas bonitas, ¿no?  Debo ir y hacer ejercicio para mantenerlas en forma.  Adios.

Paco oyó una voz diminuta detrás de él.  Parecía familiar; era el ratón.  Pero antes de poder pedirle a él, se escondió.  Entonces Julia pasó y Paco le dijo-- Discúlpeme, Julia.

 --¿Qué quiere, Paco?  ¿Va a molestarme a mí también?

 --No.  Quiere preguntarle si cree que pueda ayudarme.  Perdí mi cachuete por un agujero y no lo puedo alcanzar con mi nariz larga.  Requiero ayuda y nadie tratará de ayudarme.  Por favor, Ud. es la única persona a quien no he pedido ayuda.  Estoy seguro de que Ud. puede alcanzarlo con sus piernas largas.  ¿Intentará a recuperarlo?

 --Pues, no estoy segura de que mis piernas encajen en ese agujero.  El ratón es pequeño; él podría encajarse por el agujero.

 --Traté de hablar con él, pero no me escuchó.  Además, los elefantes tienen miedo de los ratones  --explicó Paco.

 --Pues, trataré de ayudarlo  --dijo Julia.

Julia intentó a encontrar el cacahuete por el agujero, pero no podía.  No sabía donde estaba.

 --No puedo hacerlo.

  --Está bien.  Gracias de todos modos.

Entonces Julia tuvo una idea.

 --Si puedo hacer esto, todos se darán cuenta de que no estoy sin valor.  Me aceptarán  --ella pensó--.  No, puedo hacerlo  --ella le dijo a Paco--, pero necesito saber dónde está.  Pegaré mi cabeza en en agujero y veré dónde está el cacahuete.  Entonces se lo puede sacar.

 --Pero su cabeza es demasiado grande.

Sin prestarle atención, Julia puso su cabeza en el agujero y encontró el cacahuete de Paco.

 --Lo encontré --dijo--, pero no puedo sacarme la cabeza del agujero.  Tíreme la cola, Paco.  Necesita tratar de sacarme de aquí.

Paco tiró y tiró pero no podía sacarle la cabeza de Julia del agujero.  Era demasiado grande.

 --No puedo sacarla del agujero, pero su cuello se creció más largo.

 --No importa.  Continúe.  Puede estirarme el cuello al tamaño de las otras jirafas.

Así Paco siguió tirando y finalmente la cabeza de Julia salió, pero el cuello era demasiado largo.  Era dos veces más largo que el de las otras jirafas.

 --Está bien.  Vale la pena  --le aseguró Paco a Julia--.  Está bien que quisiera ayudarme cuando los otros animales negaron de hacerlo, pero a veces una persona debe darse cuenta de que tiene limitaciones.  Todos no pueden ayudar a todos y si intentan, pueden tener un cuello como éste.

 --Yo sé  --le respondió Julia a Paco--.  Yo no quería ser tan diferente, pero ahora sé que ser diferente puede ser una cosa buena.

 
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¿Por qué los alces tienen cuernos?
por Alicia G.
 

 En el pasado, ningunos de los alces tenían cuernos. Ahora, los alces tienen cuernos por un alce que se llamaba Juanito. Juanito era un chico que a muchas personas no les gustaba. A los profesores y los estudiantes en su escuela no les gustaba Juanito porque él siempre se burlaba de todas las personas en la clase para unas razones estúpidas. Juanito se burlaba de Lupita que era una coneja porque ella tenía orejas largas.

Pero, la persona en la clase a quien Juanito le molestaba más era Pepe. Pepe era un antílope. Juanito siempre le molestaba a Pepe porque él tenía cuernos. Juanito pensaba que los cuernos eran muy cómicos porque los cuernos estaban atados a la cabeza de Pepe, y los cuernos eran muy, muy grandes y Pepe era muy pequeño. Unas veces, Pepe golpearía a una persona con sus cuernos, y esto le haría a Juanito molestarle a Pepe más.

Un día, Juanito estaba riéndose de Pepe porque él no podía caber por la puerta de la clase. A la profesora no le gustaba que Juanito siempre le molestaba a Pepe. Ella quería enseñarle una lección a Juanito. Aquella noche ella hizo unos cuernos de arcilla para Juanito. Ella quería que Juanito supiera como Pepe sentía.

El próximo día, ella traía los cuernos que hacía y cuando Juanito empezaba a molestarle a Pepe, ella dijo, “Juanito, ven aquí, por favor.” Ella mostró a Juanito los cuernos que ella hizo. Ella puso los cuernos de arcilla en la cabeza de Juanito. Entonces, ella le dijo a clase, “Yo les doy premiso de reírse de él. Toda la clase estaba riéndose de Juanito. Las personas en la clase nunca le molestaban a Juanito porque él podía decir unos insultos más lastimadas que ellos. Juanito les dijo a ellos que terminaran, pero ellos no terminarían. La profesora le dijo a él que Juanito necesitara llevar los cuernos porque él se burlaba de Pepe, muchas, muchas veces porque Pepe tenía cuernos. También, ella hizo cuernos que eran muy grandes. Cuando Juanito trató de pasar por la puerta, él no podía caber como Pepe.

El próximo día, cuando Juanito llegó a la escuela, él todavía estaba llevando los cuernos. La arcilla se secaba completamente en la cabeza de Juanito y Juanito no podía removerla. La clase todavía  le molestaba a Juanito, pero Juanito no le molestaba a Pepe. Cuando Juanito tenía hijos, ellos tenían cuernos, y cuando los hijos de Juanito tenían hijos, ellos tenían cuernos también. Por eso, los alces tienen cuernos ahora.

La Morleja de La Cuenta: No se burle de otra persona.
 
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La Leyenda de Los Monos
por Alicia Y.
 

En el pasado, todos los monos vivián en el bosque de Kamehadido y todos tenían la misma cola corta y mismas cabezas grandes.  En el Kamehadido hacía mucho calor y había muchos árboles altos.  Todos los animales en Kamehadidos estaban muy contentos con sus apariencias y los monos siempre trataban de paracerse los mismos.  Todos los días, todos comían la misma comida, cantaban las mismas canciones, y hacían las mismas cosas  porque nadie quería parecer diferente.

Un día, la gente invadió el bosque y asustó los monos.  Los monos vieron a la gente que no tenían colas y con las orejas pequeñas y tenían miedo porque fueron muy diferentes de los monos.  Pero los léones del bosque querían reunir a la gente con los monos y todos los otros animales del bosque para ser amigos.  El rey léon quería una fiesta muy grande con todos los animales de Kamehadido para dar la bienvenida a la gente.  El rey léon mandó que todos los animales vinieran a la fiesta porque todos necesitaban ser amigos con la gente para tener paz.  Pero porque a los monos no les gustaba la apariencia diferente de la gente, no querían ir a la fiesta.

Pero ellos fueron porque todos los monos siempre se gozaban bailando y yendo a fiestas.  Los monos bailaron mucho y comieron mucha comida, pero cuando el rey léon les dijo, “¿Porque ustedes no hablan con la gente?  ¡Hablen con ellos!  Es gente muy simpatica!” los monos no querían escuchar.  El rey se hacía muy furioso y sus amigos – los otros léones - empezaron a pelearse con los monos.  Los monos decidieron escaparse de la fiesta pero los léones les persiguieron.

Los monos corrieron tan rápidos que sus colas se enredaron en las ramas.  Ellos no pensaron y intentaron seguir corriendo pero fueron fijados con sus colas en las ramas.  Sus colas se echaron a ser muy largas porque no pensaron que necesitaban desatar sus colas de las ramas.  Los léones cojeron los monos en las ramas y los trajeron al rey léon.

El rey léon estaba muy enojado con los monos y les dio un castigo.  Él encogió las cabezas de los monos porque quería que los monos no pensaran que eran mejores que otros animales con sus cabezas grandes.  Pero el rey no encogió sus orejas porque quería que los monos escucharan mejores y no desobedeceran el rey en el futuro.

Entonces, los monos tienen orejas que asoman de sus cabezas y colas muy largas porque ellos intentaron a escaparse de la fiesta porque tenían miedo de la gente.  La moraleja del cuento es que no debes tener miedo de las diferencias entre tú  y otras personas (o otros animales).

 
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Tocando hoy, Hijo de la luna, por Mecano
La música viene de Laura's Midi Heaven
 
  
 
 
 
 
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