|
Felipe se acercó a Benjamín muy despacio porque tenía miedo. Después de que la persona enfrente de él estaba terminada era su turno. Felipe dio el dólar a Benjamín y éste le pregunto-- ¿Qué quiere saber sobre su futuro?
Felipe estaba sorprendido y tuvo que pensar por un minuto sobre lo que quería saber sobre su futuro.
--Quiero saber lo que va a ocurrir a mi colonia en el futuro.
Benjamín tuvo que pensar y mirar en su bola de cristal. Después de mucho tiempo tuvo una respuesta que era muy mala. Benjamín miró a Felipe para decirle la verdad.
--El futuro de su colonia no es muy bueno. Una lluvia grande va a venir a su colonia y todos los conejillos de las Indias. La única posibilidad para escaparse es si van a las montañas hasta que haya terminada la lluvia. Tienen dos días y tienen que moverse muy rápido. Digales a todos de su colonia que tienen que ir a las montañas para escapar la lluvia grande.
Felipe le agradeció y volvió a la colonia. Les dijo a todos los otros conejillos de las Indias que tuvieran que ir muy rápido a las montañas. No lo creían y pensaban que era un chiste. Felipe les gritó-- Estoy hablando en serio. Va a llover y vamos a morirnos si no nos vamos a las montañas.
Todavia los conejillos de las Indias no lo creían porque no podrían tomarle a Felipe en serio. Una vez más Felipe intentó a hacer que los conejillos de las Indias fueran a las montañas. El trataba de cogerles la atención en muchas maneras diferentes. Aún no tenía éxito y estaba muy triste, pues se acostó. Durmió por dos días en la calle y tuvo muchos sueños malos. De repente se levantó cuando sintió una gota de lluvia.
Tenía miedo y no sabía lo que debiera hacer. Un grito grande salió de su boca y los otros conejillos de las Indias lo oyeron. Sabían entonces que lo que decía Felipe sobre la lluvia era la verdad. Todos los conejillos de las Indias corrieron a las montañas y escaparon de la lluvia por sólo un poquito. Desde aquel día todos los animales y las personas saben que cuando un conejillo de las Indias suelta un grito, significa que hay que tomar precauciones.
Una vez, había un gatito que estaba muy curioso y vivía en la selva con la madre, la hermana, y el padre. Todo el tiempo, el gatito estaba en mucha desgracia. La madre del gatito decía, “¡Ten cuida mi gatito, porque tú eres muy curioso!” Pero el gatito no escuchaba a su madre. Un dia, el gatito fue al parque y vio un fuego. “¡Que interesante!” pensó el gatito y se acercó un rato al fuego. Después de mirar, el gatito corrió a la casa. “¡Mi pobre gatito!” dijo la madre de él. Ella limpió la nariz con jabón, pero la quemadura era permanente. Cuando el gatito era un adulto y tenía gatitos, los gatitos tenían narices que eran rosadas, y sus gatitos, y sus tatara gatitos, y en el fín, todos los gatos tenían narices que estaban rosadas. Ahora, todos los gatos tienen narices que son rosadas. Todo es garcías al gatito que estaba muy curioso hace muchos años.
La lección - ¡Escuche a su madre!
Un día un nuevo grupo de animales vino a los llanos de África del norte. Fueron llamados las chitas. Las chitas fueron dadas la bienvenida en el círculo de la vida, pero también fueron enseñadas el encadenamiento de alimento y su parte en él. Fueron dadas la limitación en cuánto podrían comer.
Las chitas eran cazadores extremadamente buenos. Podrían ocultar fácilmente en la hierba porque sus pelo era del mismo color. Las chitas eran también muy rápidas. Se aprovecharon de sus potencias y abusaron de sus derechos en el encadenamiento de alimento. Esto interrumpió el encadenamiento de alimento y enojó a los dioses.
Las chitas fueron traídas delante de los dioses y castigadas. Fueron marcadas con pepitas en su pelo para el resto de sus vidas. En esta manera podían ser vistos fácilmente en la hierba seca. Ahora tienen que confiar solomente en su velocidad.
|
|