© Copyright 2001 Adolfo Ricardo
Ybarra y Julio José Ybarra
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Introducción
Muchos lectores de los libros de
Daniel y de Apocalipsis han encontrado gran dificultad debido a las visiones
simbólicas que los caracterizan. Se suele afirmar que este es un estilo
especial denominado "apocalíptico", un estilo que supuestamente fue familiar
sólo para los lectores del tiempo de Cristo y de los Apóstoles, o más precisamente
como familiar al período denominado "intertestamentario". Como prueba de
ello se señalan los muchos escritos "apocalípticos" de los místicos Judíos
de la época, entre los cuales se destacaban los Esenios y algunas sectas
heréticas postcristianas.
Pero quiero afirmar que sin lugar a dudas decir eso es un grave error.
Los escritores "apocalípticos" de ese tiempo, si son dueños de un estilo
"apocalíptico" es gracias a que contaban ya con las profecías de Daniel
en donde Dios revela muchas cosas haciendo uso de visiones simbólicas como
poderosas imágenes ilustrativas; lo cual también Dios hace con varios de
sus otros profetas. Estos escritores Esenios místicos sólo han llegado a
ser "apocalípticos" por la consideración de la Palabra de Dios; aunque,
claro está, ellos no hayan sido profetas de Dios ni hayan sido verdaderos
en sus interpretaciones de la Palabra de Dios; porque muchos místicos Esenios
perecieron en la guerra de los Judíos contra los Romanos sin aceptar a
Jesucristo como su Mesías; además no puede haber duda de que su misticismo
con sus visiones los colocan en la categoría de FALSOS PROFETAS.
Ello nos indica que nosotros no estamos en peor circunstancia que
ellos; no necesitamos ir a un monasterio de los antiguos Esenios, o, dado
que ellos ya no existen, familiarizarnos con su "literatura apocalíptica";
sólo debemos hacer lo mismo que ellos hicieron y es leer en el Antiguo Testamento
las profecías de Daniel, principalmente, y la de los otros profetas, luego;
y además podremos alentar la esperanza de ser más exitosos que los Esenios,
quienes no reconocieron a Jesucristo, el Mesías, ya que nosotros contamos
con el Apocalipsis o Revelación DE JESUCRISTO, y podemos prescindir de ese
tipo de peligrosa falsa profecía que es el misticismo. Gracias a Dios tanto
las Escrituras del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento tienen las
llaves para entender las profecías.
Las visiones simbólicas del Apocalipsis, como también del profeta
Daniel y otros; no sólo a nosotros nos parecen, a primera vista, misteriosas
y oscuras, ¡los mismos profetas que las vieron quedaron perplejos!, pero
entonces ellos preguntaron sobre su significado y se les respondía con palabras
en lenguaje llano no simbólico declarando el significado de tales símbolos;
de ese modo el otrora desconcertante carácter de misteriosas imágenes pasaba
a convertirse en una loable característica de ilustraciones magníficas
dadas por Dios como ayudas a la memoria y la imaginación. ¿Quién puede
olvidar la profecía de los cuatro grandes imperios del mundo cuando se
la puede ver de un solo golpe de imaginación en la representación de una
estatua con la cabeza de oro, el pecho y los brazos de plata, los muslos de
bronce, y las piernas de hierro con los pies de hierro mezclado con barro?
¿Quién puede olvidar el advenimiento del reino de Cristo cuando imagina la
roca cortada mas no por mano que cae y golpea a la estatua en los pies y
desmenuza toda la estatua y luego, la piedra, se convierte en un gran monte
que llena toda la tierra? (Daniel 2:31-45). De modo que no es nada extraño
ni antinatural ni fantástico; simplemente Dios da una grandiosa ilustración
y luego la explica. Pero son ilustraciones divinamente ordenadas, son Palabra
de Dios, y esto nos llena de recogimiento.
Por lo tanto debemos familiarizarnos con esa triple actividad de
observar perplejos y luego preguntar y luego recibir la respuesta: Observar
perplejos como los profetas, y luego preguntar como ellos preguntaron,
y entonces recibir la respuesta, la cual nosotros podemos encontrar, primero
buscando dentro el mismo libro profético donde el profeta las escribió;
y luego también podemos buscar las respuestas en otros libros de la Biblia
teniendo en cuenta que el Autor de toda ella es uno y el mismo Espíritu
Santo; pero respetando las más elementales normas de consideración del
tema y del contexto.
Respecto al tema, una visión profética puede encontrarse en otra
forma en el mismo o en otro libro profético; y una explicación puede complementarse
con más detalles brindados sobre lo mismo en el mismo libro o en otro.
Así, por ejemplo, el profeta Zacarías ve una visión simbólica como
la siguiente y pregunta por su significado y el ángel da la respuesta:
"Hablé más, y díjele: ¿Qué significan
estas dos olivas a la derecha del candelero, y a su izquierda? Hablé aún
de nuevo, y díjele: ¿Qué significan las dos ramas de olivas que por medio
de dos tubos de oro vierten de sí aceite como oro? Y respondióme, diciendo:
¿No sabes qué es esto? Y dije: Señor mío, no. Y él dijo: Estos dos hijos
de aceite son los que están delante del Señor de toda la tierra." (Zacarías
4:11-14)
Para que esto sea más visible separaré
las tres cosas:
* LA VISIÓN SIMBÓLICA: "dos
olivas a la derecha del candelero, y a su izquierda ... las dos ramas de
olivas que por medio de dos tubos de oro vierten de sí aceite como oro ..."
* LA PREGUNTA: "¿Qué significan estas dos olivas a la derecha
del candelero, y a su izquierda? ... ¿Qué significan las dos ramas de
olivas que por medio de dos tubos de oro vierten de sí aceite como oro?"
La pregunta no siempre es hecha por el profeta, a veces es efectuada por
el interlocutor del profeta, como el anciano que pregunta al Apóstol Juan
en Apocalipsis 7:13-17 para luego revelar él mismo a Juan la respuesta.
A veces no hay pregunta sino que el interlocutor del profeta sencillamente
explica el significado de un símbolo sin mediar pregunta alguna, como lo
hace Cristo con Juan en Apocalipsis 1:17-20.
* LA RESPUESTA o EXPLICACIÓN: "Estos dos hijos de aceite son
los que están delante del Señor de toda la tierra." Esta es la respuesta
que el ángel dio a Zacarías; pero como Dios es el autor de toda la Biblia
nosotros podemos ampliar esta respuesta con todo el capítulo 11 de Apocalipsis,
donde se ve claramente quienes serán, o cómo serán, y qué harán, estos
"hijos de aceite":
Ap 11:1 Y ME fue dada una caña semejante a una vara, y se me dijo:
Levántate, y mide el templo de Dios, y el altar, y a los que adoran en
Él.
2 Y echa fuera el patio que está fuera del templo, y no lo midas,
porque es dado a los Gentiles; y hollarán la ciudad santa cuarenta y dos
meses.
3 Y daré a mis dos testigos, y ellos profetizarán por mil doscientos
y sesenta días, vestidos de sacos.
4 Estas son las dos olivas, y los dos candeleros que están delante
del Dios de la tierra.
5 Y si alguno les quisiere dañar, sale fuego de la boca de ellos,
y devora a sus enemigos: y si alguno les quisiere hacer daño, es necesario
que Él sea así muerto.
6 Estos tienen potestad de cerrar el cielo, que no llueva en los
días de su profecía, y tienen poder sobre las aguas para convertirlas
en sangre, y para herir la tierra con toda plaga cuantas veces quisieren.
7 Y cuando ellos hubieren acabado su testimonio, la bestia que sube
del abismo hará guerra contra ellos, y los vencerá, y los matará.
8 Y sus cuerpos serán echados en las plazas de la grande ciudad,
que espiritualmente es llamada Sodoma y Egipto, donde también nuestro
Señor fue crucificado.
9 Y los de los linajes, y de los pueblos, y de las lenguas, y de
los Gentiles verán los cuerpos de ellos por tres días y medio, y no permitirán
que sus cuerpos sean puestos en sepulcros.
10 Y los moradores de la tierra se gozarán sobre ellos, y se alegrarán,
y se enviarán dones los unos a los otros; porque estos dos profetas han
atormentado a los que moran sobre la tierra.
11 Y después de tres días y medio el espíritu de vida enviado de
Dios, entró en ellos, y se alzaron sobre sus pies, y vino gran temor sobre
los que los vieron.
12 Y oyeron una grande voz del cielo, que les decía: Subid acá. Y
subieron al cielo en una nube, y sus enemigos los vieron.
13 Y en aquella hora fue hecho gran temblor de tierra, y la décima
parte de la ciudad cayó, y fueron muertos en el temblor de tierra en número
de siete mil hombres: y los demás fueron espantados, y dieron gloria al
Dios del cielo.
14 El segundo ¡Ay! es pasado: he aquí, el tercer ¡Ay! vendrá presto.
15 Y el séptimo ángel tocó la trompeta, y fueron hechas grandes voces
en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser los reinos
de nuestro Señor, y de su Cristo: y reinará para siempre jamás.
16 Y los veinticuatro ancianos que estaban sentados delante de Dios
en sus sillas, se postraron sobre sus rostros, y adoraron a Dios,
17 Diciendo: Te damos gracias, Señor Dios Todopoderoso, que eres
y que eras y que has de venir, porque has tomado tu grande potencia, y
has reinado.
18 Y se han airado las naciones, y tu ira es venida, y el tiempo
de los muertos, para que sean juzgados, y para que des el galardón a tus
siervos los profetas, y a los santos, y a los que temen tu nombre, a los
pequeñitos y a los grandes, y para que destruyas los que destruyen la tierra.
19 Y el templo de Dios fue abierto en el cielo, y el arca de su testamento
fue vista en su templo. Y fueron hechos relámpagos y voces y truenos y
terremotos y grande granizo."
Así, estos tres sencillos momentos
serán la base para la interpretación de toda revelación divina por medio
de símbolos: LA VISIÓN SIMBÓLICA, LA PREGUNTA, LA RESPUESTA o EXPLICACIÓN.
En el ejemplo anterior pudimos de paso darnos cuenta del inmenso
valor del Apocalipsis como el libro que nos expone muy detalladamente
muchas de las cosas; porque de lo que era sólo una breve mención en Zacarías
pasamos a un detallado relato en Apocalipsis 11. Pero no olvidemos que
sabemos dónde ubicar todos esos detalles sólo mediante la visión panorámica,
extensa y totalmente abarcativa y exhaustiva de las profecías de Daniel,
primeramente, y los otros profetas del Antiguo Testamento, luego. Apocalipsis
vendría a ser entonces, en todo sentido, la corona enjoyada de toda la profecía;
pero la corona necesita la cabeza de un rey en su trono para poder estar
en su lugar. Este libro trata sobre las divinas profecías de la Biblia, el
"rey" toda la profecía y la "corona" el libro de Apocalipsis.
El libro del Apocalipsis o la Revelación de Jesucristo trae sobre
el final del mismo una solemne invitación, una temible advertencia acerca
de cómo se deben tratar LAS PALABRAS de su contenido, y una alentadora
afirmación del glorioso regreso del Señor Jesucristo:
"Ap 22:16 Yo Jesús he enviado mi
ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz
y el linaje de David, la estrella resplandeciente, y de la mañana.
17 Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven.
Y el que tiene sed, venga: y el que quiere, tome del agua de la vida de
balde.
18 Porque yo protesto a cualquiera que oye las palabras de la profecía
de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios pondrá sobre Él
las plagas que están escritas en este libro.
19 Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía,
Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad, y de
las cosas que están escritas en este libro.
20 El que da testimonio de estas cosas, dice: Ciertamente, vengo
en breve. Amén, sea así. Ven: Señor Jesús.
21 La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros.
Amén."
La advertencia en Apocalipsis 22:18-19
ha sido violada por algunos antiguos copistas heréticos dando por resultado
principalmente los manuscritos corruptos conocidos como Sinaíticus y Vaticanus.
Esta advertencia ha sido nuevamente violada por los eruditos modernos partidarios
de dichos manuscritos corruptos, pues han perpetuado la obra de los copistas
heréticos con la edición de incontables versiones corruptas de la Biblia,
a la que dichos eruditos consideran "modernas". Sin embargo, sólo las versiones
"antiguas" BASADAS EN EL TEXTO RECIBIDO nos brindan al verdadero libro de
Apocalipsis; de manera que este libro que escribo se basará enteramente en
la versión Reina-Valera revisada en 1909, o mis propias citas del original
griego del Texto Recibido. Prescindo completamente de las denominadas Reina-Valera
"Actualizadas" por no estar basadas en el Texto Recibido como la verdadera
Reina-Valera en su revisión de 1909. De vez en cuando haré uso de la traducción
inglesa del Texto Recibido: la King James Version. Cuando el lector encuentre
una cita bíblica donde no se aclara de qué versión es extraída, entonces
se trata de una cita de la Reina-Valera revisión 1909; en los otros casos
se hará la aclaración correspondiente. A veces se intercalará dentro de la
cita de la Palabra de Dios algun comentario entre corchetes: [....].
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