Bickersteth - Ya Está Obrando


El Romanismo En Su Relación Con La Segunda Venida De Cristo
Rev. Robert Bickersteth

Es muy importante remarcar además, que Pablo habla de esta apostasía como ya en acción, incluso en el período cuando él escribió esta epístola: "Ya está obrando el misterio de iniquidad". Al mismo tiempo estaba operando alguna causa restrictiva que por un tiempo impide el pleno desarrollo del mal, "hasta que sea quitado de en medio el que ahora impide."

La levadura estaba fermentando, pero todavía secreta y casi imperceptiblemente. Los elementos de la erupción volcánica se estaban reuniendo con su potencia; pero todavía el volcán no había estallado: la tormenta se estaba incubando, pero el desolador torrente todavía no se había desatado.

Creo que ahora tenemos suficientes datos para proceder a inquirir si los anales del pasado proveen en alguna medida un cumplimiento de la predicción inspirada. Reuniré los diversos puntos en el orden del compendio inspirado, y examinaré en qué medida las diversas enseñanzas se corresponden con lo que puede observarse en el origen, los principios, y las prácticas del Romanismo. Permítame recordarle, entonces, para comenzar, la definición que ha sido dada del término "apostasía": significa una deserción de la Iglesia - un cese en la adhesión a la verdad pura del Cristianismo.

Ahora, inmediatamente puede chocarle, que si el Romanismo no es el Cristianismo apostólico puro, debe ser una apostasía. Hay en el Romanismo, exteriormente, tanta afinidad con la Iglesia de Cristo; exhibe tanto la apariencia de Cristianismo; se jacta de tal manera de ser exclusivamente la Iglesia; que si no es en realidad y en verdad lo que pretende ser, éste debe estar en apostasía.

No se encuentra ostensiblemente opuesto al Cristianismo. Muy lejos de ellos, profesa ser el verdadero modelo de la doctrina y práctica Cristiana. El Romanismo se arroga el derecho exclusivo a ser llamado la Iglesia Católica, de manera que, claramente, si no es lo que pretende ser, se corresponde precisamente con una condición, que está implicada en el término "apostasía".

Remarco, además, que las expresiones usadas por el apóstol al bosquejar la apostasía parecen apuntar a un desarrollo gradual, como si las tinieblas morales iban a avanzar gradualmente, hasta que finalmente la luz de la verdad Cristiana fue casi extinguida. Ahora, sobre este particular, nuevamente, no puedo dejar de remarcar que puede trazarse una correspondencia entre la historia del Romanismo y el tenor de la predicción. Que la historia ejemplifica precisamente el desarrollo gradual al que se refiere el lenguaje del apóstol.

El Católico Romano argumenta largamente sobre la presunta ignorancia o credulidad de los Protestantes, cuando reivindica las peculiares creencias del Romanismo, tanto de la antigüedad como de la autoridad de la era apostólica. Los errores del Romanismo penetraron secreta e inadvertidamente. Las semillas fueron sembradas parcialmente en los tiempos apostólicos, pero la manifestación del error, con su antagonismo a la verdad escritural plenamente desarrollado, sólo ocurrió siglos más tarde. En este respecto el Romanismo parece cuadrar con el esbozo profético de la gran apostasía.

Entonces no puedo sino remarcar además; si el Romanismo es una apostasía, ciertamente es digno de ser caracterizado como la más grande de todas las apostasías. El Católico Romano apuntará, en un tono de triunfo, a la extensión del territorio ocupado por su Iglesia. Se jactará de como ella se asentó en todo clima sobre cada costa; él apuntará al celo de sus misioneros, rodeando mar y tierra para hacer prosélitos; él mostrará, y con perfecta verdad, que no hay nación bajo el cielo en la cual su credo no haya sido proclamado, y difícilmente una isla del océano donde no se encuentren algunos de sus seguidores.

Sin la más leve exageración, él puede decir de la supremacía numérica de su Iglesia cuando es comparada con otras ramas de la profesante Iglesia de Cristo. Pero debería recordarse, si el Católico Romano arguyera a causa de la mayoría en número, que por lo tanto la suya debe ser la verdadera Iglesia, luego su exhibición de superioridad numérica puede resultar el más desastroso testimonio que podría haber citado.

La mayoría en número no es prueba de verdad religiosa. La supremacía numérica no es evidencia de pureza doctrinal; ni siquiera el celo misionero es un criterio infalible de una Iglesia verdadera. Hubo a quienes en los días de nuestro Señor, Cristo mismo dijo, "Rodeáis la mar y la tierra por hacer un prosélito; y cuando fuere hecho, le hacéis hijo del infierno doble más que vosotros." Por otro lado, si hubiese sólo una sospecha de que el Romanismo es una apostasía, entonces su mayoría numérica podría llegar a ser una fatal evidencia de su identificación con lo que es designado "la apostasía" - la Babilonia mística, con respecto a la cual está predicho que "todas las gentes beberán del vino de su fornicación."

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Traducido al español por A.R.Y. y J.J.Y.
Copyright 2005, A.R.Y. y J.J.Y.

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