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Bickersteth - El Hombre de Pecado
El Romanismo En Su
Relación Con La Segunda Venida De Cristo
Rev.
Robert Bickersteth
Paso a los nombres
con los cuales se habla de la apostasía, para examinar
en qué medida son aplicables al Romanismo. Primeramente,
está la designación - "El Hombre de pecado".
Ya he mostrado que este título implica la doble idea de
una cabeza personal y de una pecaminosidad preeminente.
No deseo ahora
precipitar una conclusión; pero pregunto si no es una
coincidencia remarcable que el Catolicismo Romano
responda precisamente a la condición que una parte de
este título, de cualquier manera, parece demandar. El
Romanismo tiene una cabeza visible personal. Esa cabeza
es el Papa. Todo Católico Romano, de cualquier parte del
mundo, en virtud de su credo religioso, debe lealtad al
Papa de Roma.
Cualquiera sea la
forma de gobierno, o quienquiera sea el soberano, el Papa
de Roma es supremo para cada Católico Romano; no sólo
esto, más aún, con una desmedida ambición de dominio
universal, está promulgado, en la ley canónica de la
Iglesia de Roma, "El que no reconoce estar sometido
al obispo de Roma, y que Dios decreta que el obispo de
Roma tenga primacía sobre todo el mundo, es un hereje, y
no puede ser salvado, ni es del rebaño de Cristo."
No hay dudas,
entonces, de que conforme a la doctrina del Catolicismo
Romano, el Papa de Roma es la cabeza visible de todo el
sistema. Los miembros de la comunidad Católica Romana,
dondequiera que se encuentren, están, todos sin excepción,
unidos por una cadena de subyugación espiritual a la
autoridad del Papa. De la misma manera que una parte de
la idea implicada en el epíteto, "El Hombre de
pecado".
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