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Bickersteth - Aquel inicuo
El Romanismo En
Su Relación Con La Segunda Venida De Cristo
Rev.
Robert Bickersteth
¿Y qué diremos de
la cuarta designación específica que el apóstol da a
la apostasía, a saber, "aquel inicuo, o sin ley"?
El significado del título es evidente. Apunta a una
arrogante pretensión de superioridad sobre toda ley y
autoridad cualesquiera fueren. Ahora aquí, nuevamente,
la precisión con que puede probarse esta acusación
contra el Romanismo es vívidamente clara. Dejemos que
Roma hable por sí misma. En su ley canónica se
establece de manera oficial, "Las leyes de los reyes
no tienen preeminencia sobre las leyes eclesiásticas,
sino que están subordinadas o al servicio de ellas."
"Cualquier decreto de los príncipes que sea
encontrado injurioso para los intereses de la Iglesia es
declarado sin autoridad alguna." Entonces así
sucederá de inmediato con el Proyecto de Ley de Títulos
Eclesiásticos. "Éste no tiene autoridad alguna",
ipse dixit [dictamina] el Papa de Roma.
También: "El
obispo de Roma tiene la autoridad para juzgar a todos los
hombres, y especialmente para discernir los artículos de
fe, y eso sin concilio alguno, y puede absolverlos de lo
que el concilio ha condenado; pero ningún hombre tiene
autoridad para juzgarle ni para entrometerse con
cualquier cosa que él haya juzgado, ni emperador, rey,
pueblo, ni el clero, y no es lícito para hombre alguno
juzgar su poder." "Corresponde a la Iglesia de
Roma juzgar cuales juramentos deben ser mantenidos y
cuales no." Así dice la ley canónica de la Iglesia
de Roma. Pregunto, ¿puede necesitarse una evidencia más
clara, de que, en teoría al menos, la Iglesia de Roma
reivindica ser independiente de toda ley y tener el
derecho a hollar bajo sus pies a todas las autoridades
constituidas cualesquiera fueren, según pueda hacerlo así,
de tiempo en tiempo, de acuerdo a su conveniencia o interés?
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