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Bickersteth - La Predicción Inspirada
El Romanismo En
Su Relación Con La Segunda Venida De Cristo
Rev.
Robert Bickersteth
Todo esto es
verdaderamente claro. Me he esforzado pacientemente en
examinar la predicción inspirada. He tomado título tras
título, y un rasgo característico tras otro, y me
esforcé para descubrir dónde encuentra su cumplimiento
la predicción. El resultado es, que hallé una inequívoca
correspondencia en todo lo que sabemos del origen, el
crecimiento, las pretensiones, los principios, y las prácticas
del Romanismo, con la pintura que trazó el apóstol.
Si él no tuvo la
intención de hacer ese retrato del Romanismo, es una
coincidencia inaudita que hubiera una semejanza tan fiel.
La evidencia de la historia, la doctrina, y el carácter
del Romanismo, apunta todo a establecer la identidad del
Papismo con la apostasía predicha. Esta no es una
interpretación moderna o novel. Muchas de sus partes
fueron sostenidas en una época temprana de la Iglesia.
Tan confiada era la creencia, y tan extendidas las
opiniones, de que el desarrollo del anticristo estaba
restringido por el Imperio Romano, que, según
Tertuliano, era una oración en la liturgia de la
Iglesia, que el imperio Romano durara mucho, a fin de que
la venida del anticristo pudiera ser retrasada por un
largo tiempo.
La interpretación
que he dado era la creencia de Wickliffe, de Lutero, de
Cranmer, de Latimer, de Ridley, de Jewel, de John Knox.
Todos concuerdan en esto, que la apostasía Romanista es
el anticristo. Esta fue la creencia que encendió el
celo, sostuvo el coraje, y mantuvo la constancia, del
noble grupo de nuestros reformadores martirizados. Su
sangre no habría fluido tan profusamente si ellos no
hubiesen reconocido en el Romanismo a la apostasía
anticristiana. Ellos sentían, que al resistir al Papismo
estaban batallando contra un sistema que, más que
cualquier otro, privó a Cristo de su gloria, y robó su
preciosidad al evangelio.
Nuestra resistencia
al Papismo debe apoyarse en el mismo fundamento. El
Papismo no ha cambiado. Nada en su historia pasada tiende
a debilitar la fuerza del testimonio que presenta contra
éste la predicción que he estado examinando. Agradezco
a Dios que el corazón de esta nación Protestante está,
según creo, totalmente sana. El espíritu del
Protestantismo no está muerto. La sangre de los mártires
todavía fluye por nuestras venas; la luz que fue
encendida por la mortaja en llamas de Latimer no ha sido
extinguida. Que la necesidad surja, y creo no habría
carencia de testigos de Dios y de la verdad, que no
retrocederían ante la pira de los mártires, si la causa
de la verdad Protestante demandara el sacrificio.
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