CAPÍTULO 4:

EL TOTALITARISMO ESPIRITUAL DEL VATICANO

El escudo papal con la corona y las dos llaves, símbolos de su pretendido poder espiritual y temporal

Al tratar con la Congregación del Santo Oficio dijimos que la Iglesia católica no ha cambiado en espíritu su pretensión de "mantener solamente la verdad", lo cual creó la Inquisición. Los Tiempos han cambiado, y con ellos los métodos de la Iglesia católica. Pero el espíritu con el que está hoy impregnada ha permanecido inalterado a lo largo de los siglos, y aunque se ha vuelto impotente por la sociedad moderna, todavía es lo que era en el pasado. El Índice que todavía funciona en nuestra edad presente es la mejor prueba de ello.   
 
La tarea de Propaganda Fide es extender la fe católica desde el punto de vista de que, como la religión católica es la única verdadera religión, todo las otras religiones están equivocadas y deben desaparecer. Que la porción mayor de la humanidad consistente de protestantes, musulmanes, budistas, hindúes, judíos, y paganos, no pueden salvarse excepto abrazando el Catolicismo. Por ello resulta que el campo de la Propaganda Fide es literalmente el mundo entero, siendo su papel convertir toda la humanidad al Catolicismo.   
 
El estado totalitario razona exactamente de la misma manera. La Italia fascista, la Alemania Nazi , y la Rusia soviética, todos ellos establecen un Ministerio de Propaganda omnímodo cuya tarea en el campo político, y tratando con materias nacionales, raciales, o meramente ideológicas, precisamente era la apuntada en el campo religioso por la Iglesia católica.   
 
Tanto la Iglesia católica como los Estados totalitarios asumieron el derecho a prevenir, según su juicio, la aceptación de ideas por parte de su pueblo. Ellos también asumieron  el derecho de convertir por la fuerza a tantas personas como sea posible a su propia religión o ideología.   
 
El parecido íntimo entre las dictaduras del siglo veinte y la Iglesia católica no es una mera coincidencia. Ambas están animadas por el mismo espíritu, movidas por los mismos objetivos, y cada una en su propia esfera aspira a las mismas metas. Por consiguiente, era natural, aunque sólo a veces, que el Totalitarismo espiritual del Fascismo y del Nazismo debido a su propia naturaleza y objetivos, estuvieran destinados a chocar.   
 
A través del Índice y la Propaganda Fide la Iglesia católica puede ejercer tremenda influencia en el campo religioso en todo el mundo, y así incidir en las cuestiones éticas, culturales, sociales, y a menudo políticas. Por consiguiente, permítanme examinar estos departamentos, aún cuando brevemente.   
 
¿Qué es el Índice?   
 
Es una lista de libros que los católicos no deben leer. Eso parece muy simple. ¿Pero pueden las consecuencias enormes de tales palabras escapar a cualquier persona pensante?   
 
El sacerdote irlandés, Dr. Timothy Hurley, dice: "Todos los libros adversos a la Iglesia católica están prohibidos para ser leídos por los católicos romanos, bajo pena de pecado mortal o aún la excomunión."   
 
El Papa Pío IV declaró pecado mortal el leer un libro condenado.   
 
Las Leyes del Índice son obligatorias para todos los católicos, con la sola excepción de los cardenales, obispos, y otros dignatarios cuyo rango no sea inferior que el de obispo.   
 
Las Leyes Canónicas no dejan ninguna duda en las mentes de los católicos acerca de qué tipo de libros ellos no deben leer. Hay once categorías:   
 
1. Todos los libros que proponen o defienden herejía o cisma, o que intencionalmente atacan la religión o la moralidad, o se esfuerzan por destruir el fundamento de la religión o la moralidad.   
 
2. Libros que impugnan o ridiculizan el dogma católico o el culto católico, la Jerarquía, la condición de clerical o religioso, o que tienden a minar la disciplina eclesiástica, o que defienden errores rechazados por la Sede Apostólica.    
3. Libros que declaran legales al duelo, al suicidio, y al divorcio, o que representan a la Francmasonería y a organizaciones similares como útiles y no peligrosas para la Iglesia y la sociedad civil.   
 
4. Libros que enseñan o recomiendan la superstición, la adivinación, la hechicería, el espiritismo, u otras prácticas semejantes (ej. la Ciencia Cristiana).   
 
5. Libros que manifiestamente tratan, narran, o enseñan sobre lascivia y obscenidad.   
 
6. Las ediciones de los libros litúrgicos de la Iglesia que no están de acuerdo en todo los detalles con las ediciones auténticas.   
 
7. Los libros y folletos que publican nuevas apariciones, revelaciones, visiones, profecías, milagros, etc, respecto a los cuales no se han observado las regulaciones canónicas.   
 
8. Todas las ediciones de la Biblia o de partes de ella, así como todos los comentarios Bíblicos en cualquier idioma que no muestren la aprobación del obispo o de alguna autoridad eclesiástica más alta.   
 
9. Traducciones que retienen el carácter de objetado del original prohibido.   
 
10. Cuadros de Nuestro Señor, la Virgen Bendita, los ángeles y santos y otros siervos de Dios que se desvían de las costumbres y la dirección de la Iglesia.   
 
11. El término "libros" también incluye a los periódicos y revistas que caen bajo las categorías anteriores; aunque, no si ellos publican uno u otro artículo contrario a la fe y la moral, sino si su tendencia y propósito principales son impugnar la doctrina católica o defender enseñanzas y prácticas no católicas.   
 
Se ve fácilmente de esta lista que el Vaticano no deja a los católicos un gran campo en el que puedan leer un libro con seguridad. 
 
El procedimiento del indexado de libros es simple. Es empezado a menudo por algún obispo que desea desterrar un libro particular de su diócesis. A veces la queja va directa hacia la Sagrada Congregación Suprema; a veces la propia Congregación toma la iniciativa. La Congregación encarga a uno de sus lectores la tarea de leer cuidadosamente el trabajo y notar los pasajes "incorrectos". El libro se envía entonces a otros lectores que dan sus opiniones sobre él. Los votos de los consultores (como se llama a los lectores) se hacen conocer a los cardenales que a su vez discuten el libro y finalmente pronuncian la sentencia. Los cardenales normalmente son de siete a diez, mientras que los consultores son aproximadamente treinta.   
 
Hay cuatro posibles veredictos:   
 
Damnetur (condenado);   
 
Dimittatur (descartado);   
 
Donec Corrigatur (prohibido hasta que sea corregido);   
 
Res Dilata (caso pospuesto).   
 
Los autores o editores no son informados antes de la publicación, con la excepción de autores católicos a quienes se le da una oportunidad de retirar el libro de la circulación o hacer sumisión pública a la sentencia del Santo Oficio. A un autor no se le permite defender su libro.   
 
Una vez que un libro ha sido condenado, su nombre se publica en el parte oficial del Osservatore Romano, el periódico Vaticano, luego en el Acta Apostolicae Sedis, y finalmente es reimpreso por órganos religiosos en todo el mundo.   
 
Qué libros están bajo el examen nunca es conocido, pues los secretos del Santo Oficio son rígidamente guardados. Los empleados, consultores, y aún cardenales  o miembros de las Sagradas Congregaciones Supremas, nunca deben descubrir los asuntos discutidos en las reuniones.   
 
Una vez que un libro se ha prohibido, ningún católico, bajo la pena de pecado mortal, es decir, de arriesgarse a la condenación eterna, puede leer o tocar el libro. Por ejemplo, si una publicación prohibida está ligada con otras, el volumen entero se prohibe automáticamente. Incluso se prohiben Biblias publicadas por Sociedades Bíblicas. Da testimonio el Rev. Dr. Timothy Hurley: "Todas las traducciones hechas en idiomas vernáculos por no-católicos, y sobre todo aquéllas hechas por Sociedades Bíblicas, son estrictamente prohibidas."   
 
Para asegurarse que todos los católicos obedezcan las estrictas leyes del Índice, la Iglesia católica nunca se cansa de impresionar al Fiel, a través de su Prensa y el clero, que ellos deben obedecer las reglas de la Iglesia, y fija a un dignatario de la Iglesia (quién normalmente es un Jesuita) en casi todos países católicos y países donde hay minorías católicas grandes para dirigir la lectura del Fiel. Éste designa un Ejecutivo del Índice en varios países católicos, como el Abad  Bethleen en Francia.   
 
A través de estos Ejecutivos, y a través de la Jerarquía y la Prensa católica, la Iglesia católica previene la publicación de algunos libros, intenta suprimir otros, y, sobre todo, organiza a los católicos para boicotear los libros y arruinar sus ventas. Y esto no sólo se aplica a los libros, sino también a los periódicos. Los clubes católicos, organizaciones, e individuos son hechos agentes en esta campaña de boicotear con una perniciosidad celosa que no se creería si no pasara tan a menudo.   
 
Esto sigue dondequiera que hay católicos. Y, en los ojos de cualquier buen católico, es no sólo el derecho, sino el deber de la Iglesia católica. ¿Por qué? Nosotros citamos al Ejecutivo francés del Índice, el Abad Bethleen:   
 
"El católico [declara él], en virtud de los poderes que tiene de su fundador divino, tiene el derecho y el deber de condenar el error y la maldad dondequiera que los encuentre; también tiene por natural consecuencia el derecho de condenar libros opuestos a la Fe o a la  moral Cristiana o que sin ser malvados sean peligrosos desde este doble punto de vista. Están ante todo aquellos libros prohibidos bajo la pena de excomunión reservada al Papa..."   
 
Después de explicar por qué la Iglesia ha condenado los trabajos de Renan, Zola, etc, el Abad afirma (una aserción totalmente avalada por la propia Iglesia católica) que "la Congregación del Índice puede condenar sólo un número insignificante de libros censurables; porque a los otros, los condena en virtud de una ley general."   
 
El Índice está dividido en tres partes. La primera sección consiste en heresiarcas, todos aquellos cuyos libros -pasados, presentes, y futuros- están condenados; la segunda sección está compuesta de escritores que tienden a la herejía, la magia, la inmoralidad, etc.; la tercera parte, escritores cuyas doctrinas son contaminantes. Algunos de los nombres en la primera categoría son: Lutero, Melanchthon, Rabelais, Erasmo. En la segunda: El Libro de Merlin de Visiones Oscuras, las Fábulas de Tolkien el danés y Arturo de Bretaña, la Leyenda del Rey Arturo, etc.   
 
La edición de 1930 del Índice contiene entre 7,000 y 8,000 nombres. Para dar alguna idea de la gravedad de esta prohibición, mencionamos sólo algunos de los nombres listados, para que el lector pueda extraer sus propias conclusiones de cuán dañoso o cuán beneficioso el Índice ha sido a lo largo de las edades para el esclarecimiento de la humanidad. Un autor anónimo escribió una vez: "El humor pretende que todos los mejores libros pueden ser encontrados consultando el Índice romano."   
 
De Monarchia, de Dante (permitido solamente el siglo pasado [siglo diecinueve, para el autor] por León XIII).   
 
Todo los trabajos de Leibnitz.   
 
De Jure Belli ac Pacis, de Grotius.   
 
El Libro de Oración Común.   
 
Religio Medici, por Thomas Browne.   
 
An American Tragedy, Jurgen, y Mademoiselle de Maupin.   
 
Todas las obras de Gabriel D`Annunzio.   
 
Defoe.   
 
Sentimental Journey, de Sterne.   
 
El Paraíso Perdido, de Milton.   
 
Descartes.   
 
Auguste Comte, su
Cours De Philosphie Positive.   
 
Todas las obras de Dumas, Pater y Filius.   
 
Gustave Flaubert y Anatole France.   
 
Historia de la Decadencia y Ruina del Imperio Romano, de Gibbon.   
 
Heine y Kant.   
 
La Fontaine, por Lamartine.   
 
Andrew Lang, su
Myth, Ritual, and Religion.   
 
Un Ensayo Acerca de la Comprensión Humana Y la Racionalidad del Cristianismo como Dado en las Escrituras de John Locke.   
 
Principios de Economía Política, y Sobre la Libertad, de John Stuart Mill.   
 
Todos los trabajos de Maurice Maeterlinck.   
 
Pascal.   
 
Treinta y ocho de los trabajos de Voltaire.   
 
Los Derechos del Hombre, de Paine.   
 
De Rousseau: El Contrato Social, Lettres Ecrites de la Montagne, Julie, ou la Nouvelle Heloise, etc.  
 
Renan, incluyendo su Vie de Jesus.   
 
George Sand, Henry Stendahl, Eugen Sue, Thomas White, Emile Zola, Spinoza, Swedenborg, Bernard de Mandeville, Taine, Malebranche, Bergson, Lord Acton, Bossuet, Bacon, Hobbes, Samuel Richardson, Doellinger, Addison, Goldsmith, Víctor Hugo, etc.   
 
En un tiempo hubo un movimiento  para poner la Enciclopedia Britanica en el Índice. Es de notar para los lectores ingleses y norteamericanos que al presente hay más de 5,000 libros en inglés que están o completamente condenados o prohibidos hasta que sean corregidos.   
 
La autoridad alemana del Índice, Hilgers, defendiendo al Índice afirma:   
 
"Con el mal uso de la prensa  para la distribución de escritura perniciosa, las regulaciones de la Iglesia católica para la protección del Fiel entran por necesidad en un nuevo período. Es ciertamente el caso que la maligna influencia de una mal dirigida prensa constituye hoy el más grande peligro para la sociedad. El nuevo diluvio proviene de tres fuentes principales. El teísmo y la incredulidad surgen de las regiones de la ciencia natural, de la filosofía, y de la teología protestante. El teísmo es el resultado seguro de lo que se llama "libertad científica". El anarquismo y nihilismo, tanto religioso como político, pueden describirse como la segunda fuente de la cual mana una imponderable corriente de escritos socialistas. En substancia esto no es otra cosa que una filosofía de liberalismo popularizada."   
 
Hilgers sigue para decir que la tercera fuente son "los romances malsanos", y acaba significativamente:   
 
"Si la comunidad será protegida de la desmoralización, las autoridades políticas deben unirse con las eclesiásticas para asegurar sobre tales expresiones algún control sabio y seguro."   
 
¿No repitieron los Nazis casi el mismo argumento cuando ellos empezaron a quemar libros por toda Alemania, después del acceso al poder de Hitler? ¿Y no se cumplieron tales preceptos durante muchos años al pie de la letra en la España de Franco?   
 
Ciertamente uno puede decir que hoy el Vaticano no puede pretender mantener su demanda al derecho de desterrar libros. Pero el Vaticano no ha repudiado sus características demandas. Al contrario, las palabras siguientes se dijeron en 1930 por un famoso Secretario de Estado, el Cardenal Merry del Val:   
 
"La prensa mala es más peligrosa que la espada. San Pablo puso al ejemplo para la censura: él causó la quema de libros malos (Hechos xix, 19) [ése fue en realidad un acto libre y espontáneo de los cristianos arrepentidos por su antigua vida de paganismo, una especie de genuino avivamiento espiritual]. Los sucesores de Pedro (es decir los Papas) siempre han seguido el ejemplo; ni ellos podrían hacer otra cosa, porque su Iglesia, señora infalible y guía segura del Creyente, está obligada por la conciencia a guardar pura a la prensa..."   
 
Y aquí aún más significativas palabras:   
 
"Aquellos que sin ningún resguardo desean alimentar con las Santas Escrituras a las personas también son sostenedores del pensamiento libre,de lo que no hay nada más absurdo o dañino ...  Solamente aquellos infectados por esa pestilencia moral conocida como liberalismo pueden ver en una represión puesta sobre el poder ilegal y el libertinaje una herida infligida a la libertad."   
 
El argumento de la Iglesia católica defendiendo el Índice es que éste constituye un arma para defender la verdad. Pero la verdad podría tener más de un significado. No así para los católicos:   
 
"La verdad es una y absoluta; la Iglesia católica y sólo ella tiene toda la verdad religiosa. Todas las religiones tienen cantidades variables de verdad en ellas, pero la Iglesia católica la tiene toda (Enciclopedia Católica).   
 
Que semejante demanda debe parecer absurda a cualquier individuo justo es evidente. Sería inaceptable aun cuando restringida a la esfera religiosa. Pero no lo es; para la Iglesia católica, indirectamente y a menudo directamente, ella intenta imponer sus aserciones en los campos diferentes de los religiosos. Nosotros damos un ejemplo famoso y típico, el caso de Galileo. Durante años la teoría científica de que la tierra  se movía sobre su eje y alrededor del sol había conmovido al mundo. El antagonista más poderoso y amargo a este descubrimiento era la Iglesia católica. Ella sugirió que no había verdad alguna en semejante aserción, y finalmente, en marzo de 1616, la Congregación del Índice, bajo la instrucción directa y personal del Papa mismo, decretó a la doctrina del movimiento doble de la tierra sobre su eje y alrededor del sol falsa y contraria a las Escrituras.   
 
A pesar de esta condenación, Galileo publicó su Diálogo en 1632. El año siguiente fue indexado con una condenación.   
 
Galileo tuvo que retractarse de su doctrina de rodillas, diciendo que la doctrina del movimiento de la tierra era falsa. La Iglesia católica, sin embargo, no estaba satisfecha con esto. Promulgó una fórmula solemne de condenación de todos los libros -ya escritos y todavía por escribirse en los siglos venideros- que propagaran similares doctrinas científicas. Éstas son las palabras literales:   
 
"Libri omnes docentes mobilitatem terrae et immobilitatem solis (Todos los libros prohibidos que sostienen que la tierra se mueve y el sol no lo hace).   
 
Así, literalmente durante siglos, todo los trabajos científicos que tratan sobre este asunto y todos los libros de astronomía por gigantes científicos tales como Copérnico, Kepler, Galileo -para mencionar sólo algunos- fueron prohibidos completamente, bajo la pena de condenación para toda la eternidad en el próximo mundo y de multa y encarcelamiento en éste. Fue sólo recién en 1822 que la Iglesia católica permitió a los católicos leer libros sobre astronomía, el movimiento de la tierra, etc.   
 
Hemos tratado con cierta extensión sobre el espíritu que inspiró el Índice y hemos tomado el caso de Galileo como un ejemplo, no para desacreditar a la Iglesia católica, sino para mostrar sus particulares demandas, interpretaciones, e intervenciones en los campos religioso y otros que tan estrechamente afectan a la humanidad en su esfuerzo hacia el progreso espiritual y  físico. La Iglesia católica no ha desechado todavía ese espíritu y sus demandas extraordinarias. Al contrario, las levanta más que nunca. Su condenación persistente del divorcio, los contraceptivos, la educación mixta, y los sistemas sociales con los que el hombre está experimentando -primero el Secularismo, luego el Liberalismo y el Modernismo y ahora la democracia, el Socialismo, el Comunismo- muestra que no piensa adaptarse a los tiempos. Como está interviniendo continuamente en otros campos distintos al religioso, no debe culpar a aquéllos que no comparten su visión por criticar y haber intentado luchar contra sus demandas. La sociedad moderna tiene el derecho de sostener sus propias demandas, sin tener en cuenta la autoridad religiosa de la Iglesia católica o de cualquier otra Iglesia.    
 
¿Lamentará algún día la Iglesia Católica el espíritu reaccionario que ha mostrado hacia las ideas morales, sociales, políticas, y económicas y sistemas con los que la humanidad intenta construir un mundo más feliz? ¿La acusarán las futuras generaciones, mirando hacia atrás hacia nuestra época y viendo la hostilidad fanática de la Iglesia Católica hacia la sociedad moderna y el Socialismo, como nosotros ahora podemos acusarla, viendo hacia atrás hacia los tiempos de Galileo? Sólo la Iglesia católica podrá decirlo. [Lamentablemente desde los tiempos que el autor escribió este libro, el hombre no pudo alcanzar verdadera felicidad por sólo huir del autoritarismo católico, y aplicando sus mejores intenciones en sistemas políticos o sociales, no habiendo podido librarse de los graves males morales y habiendo agregado otros nuevos (como la drogadicción, el aborto, etc.). Se necesita una fuerza superior para elevar al ser humano de la miseria espiritual, algo más fuerte que sistemas sociales o políticos y ése es el poder regenerador que sólo viene acompañado del puro Evangelio de Cristo que el Catolicismo ha trastornado.]   
 
En contraste con el reaccionario y -uno puede usar correctamente la palabra- tiránico espíritu que mueve al Índice y al Santo Oficio, otro aspecto característico del Catolicismo merece atención. Nos referimos a las actividades infatigables que mantienen a la Iglesia católica en orden, levantando muros contra cualquier espíritu  distinto al suyo propio, extendiendose por todas partes en su propio objetivo de convertir a su fe la raza humana entera.    


Este trabajo es llevado a cabo por otra Congregación que tiene su oficina principal en el Vaticano. Es el más viejo, más poderoso y más colosal Ministerio de Información o Agencia de Propaganda en existencia, y comparado con él, todas las otras organizaciones de  propaganda -incluso aquéllas de los diversos países totalitarios- parecen juegos de niños. Esta Congregación se llama Propaganda Fide (para la propagación de la Fe), y además de ser una de las Congregaciones más importantes de la Iglesia católica, es también un importante departamento del Estado Vaticano, que lo usa para mantenerse en contacto con las partes más remotas del mundo.   
 
La Congregación es gobernada por un cardenal cuyo poder es tan grande que él es llamado popularmente "el Papa Rojo". Fue establecida en 1622 por Gregorio XV, con el propósito fijo y manifiesto de convertir el mundo entero al Catolicismo. Sus actividades no se confinan a países que profesan religiones no cristianas, sino que se extienden a tierras protestantes, herejes, y cismáticas -por  ejemplo, los Estados balcánicos.   
 
Ha dividido el mundo entero en numerosas "provincias espirituales", en las cuales dirige sus actividades. Tiene jurisdicción sobre centenares de ellas organizadas en distritos, prefecturas, y vicariatos. La Congregación controla cientos de universidades, seminarios, y organizaciones similares en todo el mundo. En Roma solamente hay varias, siendo la principal el Colegio Urbano para el entrenamiento de misioneros de todas las razas, el cual está ligado a la Propaganda Fide. Hasta no hace mucho tiempo (1908) Gran Bretaña, los Países Bajos, Canadá, los Estados Unidos de América, y otros países protestantes caían bajo su jurisdicción. Ahora, sin embargo, esos países tienen sus propias jerarquías nacionales que dependen directamente del Papa.   
 
Adjunta a esta Congregación está la Asociación para la Propagación de la Fe que es una sociedad mundial de los Fieles para fomentar la evangelización del mundo por la oración unida y la recolección de limosnas para la distribución a las misiones. Su oficina principal está en Roma, y está bajo la dirección de la Congregación De Propaganda Fide. El lema de la Propaganda Fide y de la Iglesia católica entera es que "ninguna tierra es totalmente Cristiana. Los católicos deben soñar y planear y actuar en términos del globo entero". Para llevar a cabo este plan tiene una inmensa organización de universidades de todas las nacionalidades en tierras Cristianas, sean ellas católicas, protestantes, u ortodoxas, y en países paganos donde constituye una maquinaria formidable de instituciones de todos los tipos para convertir los no Cristianos al Catolicismo.   
 
El Vaticano nunca ha estado más determinado a alcanzar su meta mundial como lo está hoy. Empezó el trabajo hacia esa meta mucho tiempo atrás, es verdad, pero en tiempos modernos ha renovado sus esfuerzos y ha reorganizado su maquinaria para extender el Catolicismo en el Occidente así como en las otras partes del mundo. En Roma solamente las siguientes universidades nacionales principales están bajo el mando directo del Vaticano, lo cual dará alguna idea de la inmensidad de sus actividades:   
 
SEMINARIOS PARA EL ENTRENAMIENTO DEL CLERO DE VARIOS PAÍSES (CON EL AÑO DE SU FUNDACIÓN)   
 
Americano.................................................................. ...1859   
 
Beda (inglés)............................................................. 1898   
 
Belga........................................................................ .1844   
 
Bohemio.................................................................. ...1892   
 
Brasileño..................................................................... ..1929   
 
Canadiense..................................................................... .1888   
 
Checoslovaco......................................................... ..1929   
 
Inglés........................................................................ .1579   
 
Francés........................................................................ ..1853   
 
Alemán y húngaro................................................ ..1552   
 
Irlandés........................................................................... ...1618   
 
Yugoslavo, Decimocuarto siglo y................................. .1901   
 
Lombardo..................................................................... ..1854   
 
Polaco........................................................................... .1866   
 
Portugués.................................................................. ...1900   
 
Escocés........................................................................ ...1600   
 
Sudamericano (Prolatino)....................................... ...1858   
 
Español........................................................................ ..1893   
 
Además hay otros creados en años recientes para entrenar chinos, árabes, indios, negros, y así sucesivamente,.   
 
En 1917 las Iglesias Orientales fueron quitadas de su jurisdicción.   
 
El Vaticano consagra su atención particular a los diversos países ortodoxos o cismáticos y espera poder unirlos en bloque a Roma. Para este propósito creó, en 1917, una sección especial en el Vaticano, como ya lo hemos visto, desesprendida de la Propaganda Fide. Ahora se ha transformado en dos unidades departamentales, pero su objetivo es el mismo.   
 
Es la política de la Iglesia católica fomentar los ritos nacionales y raciales, y por consiguiente ha creado muchas instituciones para ese propósito. En Roma solamente hay muchas instituciones para ese propósito. En Roma solamente están los siguientes seminarios cuya tarea es preparar al clero católico romano en los varios ritos Orientales:   
 
Abisinio..................................................................... .1919   
 
Armenio..................................................................... ...1883   
 
Griego........................................................................... ..1577   
 
Maronita.......................................................... 1854 y 1891   
 
Ruso........................................................................ ...1927   
 
Ruteno..................................................................... ...1897  
 
Rumano..................................................................... ...1930   
 
Además de éstos están los institutos especiales de numerosas Órdenes religiosos.   
 
Pero mientras se esfuerza por mantener y fomentar el Catolicismo en tierras católicas y no Cristianas, su gran tarea es traer tierras paganas bajo su autoridad. Durante siglos ha establecido misiones en todo el mundo. Sus misioneros fueron al principio casi todos europeos, pero después se incluyeron los americanos, y su política es ahora entrenar al clero nativo. En esta dirección ha hecho avances impresionantes, sobre todo durante los últimos veinte años, y ya ha creado una jerarquía nativa en varios países no cristianos. En 1925 su primer obispo de color, a saber Monseñor Roche de India, fue consagrado en una ceremonia religiosa solemne en Roma, se siguió, en 1927, con  los primeros siete obispos chinos y luego con japoneses y de otras razas.   
 
En más de un país se ha vuelto poderosa muy rápidamente. En Madagascar, por ejemplo, ha enrolado a más de 650,000 miembros, lo cual significa que ya tiene autoridad sobre un sexto de la población nativa. En China, sólo en año 1930, convirtió al Catolicismo a más de 50,000 chinos.   
 
La cifra total de conversos católicos en todo el mundo es de más de 500,000 por año.   
 
Alrededor de 1930, la Propaganda Fide dirigió a más de 11,000 predicadores en misiones, 3,000 de los cuales eran nativos; 15,000 frailes, 600 de los cuales eran nativos; y 30,000 monjas de quienes 11,000 eran nativas. En este período estas empresas misioneras se financiaron con más de 30,000,000 de dólares. Desde entonces esta cifra se ha incrementado grandemente. (En el mismo período los misioneros protestantes fueron ayudados con más de 60,000,000 de dólares.) Las Américas, encabezadas por los Estados Unidos de América, dan la suma más grande de dinero. Comparados con sus colegas europeos los misioneros americanos son más populares con las poblaciones nativas y así hacen más convertidos. Ellos se han especializado en el Lejano Oriente, sobre todo China. Por lo tanto ha habido últimamente una tendencia de la Iglesia católica a favorecer a empresas misioneras americanas en lugar de las belgas, francesas, y alemanas.   
 
Las actividades misioneras católicas han estado firmemente en aumento, y para 1945 ellas cubrían 400 seminarios (con un total de 16,000 estudiantes nativos preparándose para el sacerdocio), 22,000 sacerdotes, 9,000 hermanos, 53,000 hermanas, 98,000 catequistas nativos, 33,000 bautizadores nativos, 76,000 escuelas (con un total de 5,000,000 de alumnos), 150,000 niños en 2,000 orfanatos misioneros, 77,000 iglesias y capillas, 1,000 hospitales (con 75,000 camas), 3,000 dispensarios que asisten anualmente a 30,000,000 de personas, y cientos de leprosarios e institutos para ancianos.   
 
La Sagrada Congregación, a través del establecimiento de nuevas áreas, ha elevado el número de jurisdicciones eclesiásticas dependientes de ella a 560. Diecisiete jurisdicciones del Rito latino son dependientes de la Sagrada Congregación para la Iglesia Oriental.   
 
Solamente en tierras misioneras la Iglesia católica en 1945 tenía más de 25,000,000 de católicos nativos bajo la autoridad de Roma. Para agradar a estos millones esparcidos y, sobre todo, para mantenerlos en contacto con el Vaticano, la Propaganda Fide controla literalmente miles de periódicos pequeños y grandes, revistas, folletos, etc. en cientos de idiomas. Para proporcionarles noticias se ha creado una agencia informativa especial cuya tarea es recoger y difundir noticias del trabajo misionero en todo el mundo. Se llama  la Agencia "Fides".   
 
En 1925 el Papa organizó la más grande Exhibición Misionera que jamás se haya hecho en Roma. Se volvió un rasgo permanente del Vaticano y se le dio tremenda publicidad.   
 
En febrero de 1926 el Papa Pío XI, en la Encíclica Rerum Ecclesiae, trazó las líneas que deben seguirse, organizando el inmenso mundo todavía a ser conquistado -porque la Iglesia católica, como ya hemos dicho, no quiere nada menos que el planeta entero. Es un plan que está decidida a concretar y para el que no acepta ninguna concesión y no tiene ninguna consideración por otras religiones o por otras denominaciones Cristianas. Para ilustrar esta actitud con un pequeño pero típico ejemplo es suficiente mencionar la ocasión cuando el Gobierno británico requirió a las diversas denominaciones que hacen trabajo misionero en Africa confinar sus actividades a ciertas áreas separadas para evitar fricción. Mientras que las denominaciones protestantes estuvieron de acuerdo, sólo la Iglesia católica se negó diciendo que no podía aceptar ninguna parte de Africa,  aunque fuese grande, ya que su propósito es convertir el Continente entero al Catolicismo.   
 
Tal es el espíritu que incluso en el siglo veinte mueve a las misiones católicas en todo el mundo. La Iglesia católica está decidida a conquistar, no sólo países o incluso continentes, sino el planeta entero.

Capítulo 5

 

Esta traducción se encuentra registrada, (©), y no puede ser almacenada en BBS u otros sitios de Internet. Este texto no puede ser vendido ni puesto solo o con otro material en ningún formato electrónico o impreso en papel para la venta, pero puede ser distribuido gratis por correo electrónico o impreso. Debe dejarse intacto su contenido sin que nada sea removido o cambiado, incluyendo estas aclaraciones. http://ar.geocities.com/antorchabiblica


Inicio | Textos | Sitios cristianos recomendados | El Evangelio de la Eterna Salvación | Literatura Cristiana Fundamentalista

e-mail: [email protected]

http://ar.geocities.com/antorchabiblica

1