ARTE Y CIENCIA

Beethoven y el pan duro

 

Al masticar un trozo de pan duro, escuchamos un ruido muy fuerte, mientras que no es tan fuerte el sonido procedente de una persona masticando pan duro a nuestro lado.

Los huesos del cráneo, como ocurre con todos los cuerpos sólidos y elásticos en general, conducen el sonido muy eficientemente, y muchas veces éste, al pasar por un medio denso, puede amplificarse. Cuando el sonido de la masticación del pan duro llega a nuestro oído por el aire, es percibido como un ruido de volumen normal, y este volumen se incrementa cuando el sonido llega al nervio acústico a través de los huesos del cráneo.

Se puede corroborar este hecho sujetando un reloj de pulsera entre los dientes: el tic-tac se oirá claro y amplificado.

 

Se cuenta que el genial Beethoven, luego de quedar sordo, escuchaba lo que tocaba en el piano apoyando en él un extremo de su bastón y sosteniendo el otro extremo con los dientes, con lo que muchas de las mayores composiciones musicales que atesora la humanidad fueron compuestas de esta manera.

 

 

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