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Por Pablo Cazau
Presentamos aquí una apretada síntesis de las
fases del desarrollo psicológico según Margaret Mahler, sobre la base de la
transcripción textual de algunos párrafos en los que esta autora intentó
resumir lo principal de sus ideas.
Margaret Mahler comienza diciéndonos que
"el nacimiento biológico del infante humano y el nacimiento psicológico
no coinciden en el tiempo. El primero es un acontecimiento espectacular,
observable y bien circunscripto; el último es un proceso intrapsíquico de
lento desarrollo".
"Denominamos al nacimiento psicológico del
individuo 'proceso de separación- individuación': el establecimiento de un
sentimiento de separación respecto de un mundo de realidad, y de una relación
con él, particularmente con respecto a las experiencias del 'propio cuerpo' y
al principal representante del mundo tal como el infante lo experimenta, el
'objeto primario de amor'. Este proceso, como cualquier otro proceso intrapsíquico,
se manifiesta a todo lo largo del ciclo vital. Nunca termina; sigue siempre en
actividad; en nuevas fases del ciclo vital observamos cómo actúan aún nuevos
derivados de los procesos más primitivos. Pero los principales logros psicológicos
de este proceso ocurren en el periodo que va del 4° o 5° mes a los 30 o 36
meses, lapso que denominamos 'fase de separación- individuación". Los
precursores del proceso de separación- individuación son la fase autística
normal y la fase simbiótica normal.
Acerca
de las fases.- "El autismo normal y la simbiosis normal
son prerrequisitos del comienzo del proceso normal de separación- individuación.
Ni la fase autística normal ni la simbiótica normal, ni cualquiera de las
subfases de la separación- individuación, es totalmente reemplazada por la
fase siguiente. Desde un punto de vista descriptivo, es posible observar
similitudes entre ellas: pueden diferenciarse conceptualmente sobre la base de
agrupamientos de fenómenos conductuales, pero se superponen en medida
considerable.
Sin embargo, desde el punto de vista evolutivo,
cada fase se presenta como un periodo en que se hace una contribución
cualitativamente diferente al desarrollo psicológico del individuo. La fase autística
normal sirve para la consolidación postnatal del desarrollo fisiológico
extrauterino. Promueve la homeostasis postfetal. La fase simbiótica normal
marca la importantísima capacidad filogenética del ser humano para investir a
las madre dentro de una vaga unidad dual, que constituye la tierra primordial a
partir de la cual se forman todas las relaciones humanas siguientes. La fase de
separación- individuación se caracteriza por un continuo aumento de la
conciencia de separación del 'sí-mísmo' y del 'otro', que coincide con los orígenes
del sentimiento de sí-mísmo, de la verdadera relación de objeto, y de la
conciencia de una realidad existente en el mundo exterior".
"El autismo normal y la simbiosis normal
son los dos primeros estadios de no diferenciación: el primero es no objetal,
el último es preobjtal (Spitz). Los dos estadios ocurren antes de la
diferenciación de la matriz indiferenciada (Hartmann y otros), es decir, antes
de que se haya producido la separación e individuación y la emergencia del 'yo
rudimentario como estructura funcional'".
Pautas
de acercamiento- alejamiento.- Son "pautas
cambiantes con que el infante se aleja de la madre y vuelve a ella. Cada subfase
tiene sus pautas características, determinadas por el progresivo desarrollo
motor y cognitivo del niño y por las cambiantes necesidades de distancia o
cercanía".
Estas pautas tienen relación con la
"distancia óptima", concepto al cual Mahler se refiere en los
siguientes términos: "A medida que el infante crece y se desarrolla, hay
para cada estadio una posición entre madre e hijo que es la que mejor permite a
éste desarrollar las facultades que necesita para crecer, es decir, para
individuarse. Durante el estadio simbiótico el infante se amolda al cuerpo de
la madre; durante la subfase de diferenciación comienza a separar su cuerpo del
pecho de la madre para poder explorarla libremente mediante el tacto y la visión
de cerca. El infante en periodo de ejercitación se distancia en el espacio para
tener oportunidad de explorar; durante el acercamiento el deambulador necesita
ir y volver para encontrar a su madre disponible, pero sin que esta interfiera.
La distancia óptima la fija el narcisismo secundario en desarrollo, y también
la cambiante relación objetal y las funciones del yo en desarrollo".
A continuación, sintetizamos en una descripción
secuencial, las fases del desarrollo psicológico del infante humano según
Margaret Mahler.
1. Fase autÍstica normal (Primeras semanas)
"Primeras semanas de vida intrauterina,
durante las cuales el neonato o el infante pequeño parece ser un organismo casi
puramente biológico, con respuestas instintivas a los estímulos que son
reflejas y ocurren en el nivel del hipotálamo. Durante esta fase sólo podemos
hablar de aparatos primitivos y no integrados del yo y de mecanismos de defensa
puramente somáticos, que consisten en reacciones de desbordamiento y descarga,
cuyo fin es el mantenimiento del equilibrio homeostático.
La posición de la libido es predominantemente
visceral y no hay discriminación entre dentro y fuera, animado e inanimado. Al
comienzo, debido a que son muy altos los umbrales para estímulos externos, el
infante parece estar en un estado de desorientación alucinatoria primitiva
negativa, en el cual la satisfacción de necesidades pertenece a su propia órbita
autística y omnipotente".
Catexia
propioceptiva-enteroceptiva.- Catexia del interior del
cuerpo, experimentada en forma de tensiones o sensaciones que nacen de dentro y
se descargan por la tos, escupiendo, vomitando, retorciéndose, llorando, etc.,
que prevalecen durante las primeras semanas de vida".
Narcisismo
primario.- "Estado que prevalece durante la primera
semana de vida, en que la satisfacción de necesidades no se percibe como
proveniente del exterior, y en que no hay ninguna conciencia de que exista un
agente maternante. Es afín a la 'omnipotencia infantil absoluta' de Ferenczi.
Este estadio va seguido por otro de oscura conciencia de que uno mismo no puede
proveeer a la satisfacción de las necesidades".
Psicosis
autística infantil.- "En el síndrome de
autismo infantil hay una fijación o una regresión a la fase autística de la más
temprana infancia, es decir, el niño no parece percibir en absoluto a su madre
como representativa del mundo exterior. Hay un muro helado entre el niño
autista y el ambiente humano. El autismo psicótico constituye un intento de
lograr la dediferenciación y la deanimación; sirve para contrarrestar las múltiples
complejidades de los estímulos externos y las excitaciones internas que
amenazan aniquilar al yo rudimentario del niño autista. El mantenimiento de la
mismidad es el rasgo cardinal del síndrome de la psicosis autística".
2. Fase simbiótica normal (1 a 5 meses)
"La simbiosis normal se anuncia por el
levantamiento de la fuerte barrera innata contra los estímulos que protegió al
infante pequeño de los estímulos internos y externos hasta la tercera o cuarta
semana de vida. Puesto que en el infante humano está atrofiado el instinto de
autoconservación, el yo tiene que asumir el papel de manejar la adaptación del
ser humano a la realidad. Sin embargo, el yo rudimentario del infante pequeño
no es adecuado para la tarea de organizar sus estímulos internos y externos de
manera de asegurar su supervivencia; la vinculación psicobiológica entre la
madre que cría y el bebé es lo que complementa el yo indiferenciado del
infante. En circunstancias normales, la empatía por parte de la madre es el
sustituto, entre los seres humanos, de los instintos en que se apoya para su
supervivencia el animal altricial. La simbiosis normal se desarrolla en forma
concomitante con el descenso de la barrera innata contra los estímulos, a raíz
de la experiencia que se repite de una manera predecible, en que un agente
maternante exterior alivia las necesidades, el hambre y la tensión que viene de
dentro, es decir, funciona como yo auxiliar (Spitz)".
"La simbiosis se refiere a un estadio de
interdependencia sociobiológica entre el infante de 1 a 5 meses y su madre, un
estado de relación preobjetal o de satisfacción de necesidades, en el cual aún
no se han diferenciado las representaciones intrapsíquicas del sí-mísmo y de
la madre. Desde el segundo mes el infante se comporta y funciona como si él y
su madre fueran una unidad dual omnipotente dentro de un límite único y común
(la 'membrana simbiótica')".
Catexia
sensorio-perceptiva.- Catexia del sensorio y la
periferia del cuerpo, particularmente de los órganos perceptivos sensoriales:
tacto, visión de cerca, audición. El paso a la catexia sensorio-perceptiva es
importante en el desarrollo, y ocurre a las 3 o 4 semanas de edad (reemplaza a
la catexia propioceptiva-enteroceptiva hasta entonces predominante)".
Unidad
dual.- "Unidad simbiótica entre la madre y el
niño, imbuída por el niño de cualidades omnipotentes, en la cual existe un
vago sentimiento de la mitad simbiótica del sí-mísmo (el 'yo externo' de
Spitz)".
Ruptura
del cascarón.- "Proceso de salida del estado simbiótico
de unidad con la madre, en el sentido intrapsíquico. Es la 'segunda'
experiencia de nacimiento, el nacimiento psicológico, el proceso por el cual
comienza a ser catexiado el mundo de 'lo otro que no es la madre'. El infante
que ha eclosionado ya abandonó el vago estado crepuscular de simbiosis y está
más permanentemente alerta y receptivo para los estímulos de su ambiente, mas
bien que sólo para sus propias sensaciones corporales, o para las que emanan de
dentro de la órbita simbiótica".
Psicosis
simbiótica infantil.- Aquí, "se ha
alcanzado la fase simbiótica del desarrollo, aunque fuertemente distorsionada;
el niño trata a la madre como si esta fuera parte de él mísmo, es decir, no
existe exterior a su sí-mísmo sino fusionada con él. El niño es incapaz de
integrar una imagen de la madre como un objeto distinto y totalmente externo, y
en cambio parece mantener imágenes (introyectos) fragmentadas buenas y malas
del objeto. Alterna entre el deseo de incorporar y de expulsar. Si no se
administra terapia, se produce una interferencia insuperable en cualquier
progreso hacia la separación- individuación, es decir, existe una fijación o
regresión a la fase de la simbiosis patológica. Los mecanismos de restitución
que crean la variada sintomatología constituyen intentos de restablecer y
perpetuar una unidad simbiótica madre-hijo de carácter delusional y
omnipotente; debido a los continuos estados abismales y al pánico que producen,
el paciente se ve forzado a recurrir a una retirada secundaria que le permite
refugiarse en un autismo (secundario), casi estabilizador. Los 'berrinches', así
como una conducta autoagresiva, dominan muy a menudo el cuadro clínico".
3. Fase de separación-individuación (5 meses -
2 años y medio)
"Fase del desarrollo normal que comienza
alrededor de 4 a 5 meses de edad, en el apogeo de la simbiosis y superponiéndose
con ésta. El infante muestra una creciente capacidad de reconocer a su madre
como una persona especial, de catexiar a inspeccionar el mundo no materno, y de
apartarse muy levemente, y más tarde muy decididamente, de la madre. Es una
fase del desarrollo que dura de los 5 meses a los 2 y medio años, y sigue dos
carriles separados pero intervinculados: uno es el de la separación, que lleva
a la conciencia intrapsíquica de la separación, y otro es el de la individuación,
que lleva a la adquisición de una individualidad distinta y única. Se han
identificado cuatro subfases del proceso de separación-individuación. Aunque
estas se superponen, cada subfase tiene sus propias agrupaciones características
de conductas, que la distinguen de la precedente y de las siguientes. Las cuatro
subfases son: 1) Diferenciación, 2) Ejercitación, 3) Acercamiento, y 4)
Consolidación de la individualidad y comienzo de la constancia objetal
emocional".
Reacciones
a la separación.- "Estas varían de índole e intensidad
en el curso progresivo del proceso de separación-individuación. Durante la
diferenciación, observamos como característica una bajada de tono en caso de
separaciones breves, que a veces culmina, sin embargo, en llanto desesperado;
durante el periodo de ejercitación, hay un relativo olvido de la presencia de
la madre; durante el acercamiento, ocurren una multitud de reacciones, tales
como la búsqueda, el llanto, o una marcada ignorancia de la madre. Durante la
cuarta subfase, por lo general se toleran mejor las separaciones breves".
Precursores
de defensa.- "Durante el proceso de separación-
individuación encontramos conductas primitivas que pueden considerarse como
precursoras de los posteriores mecanismos de defensa. Por ejemplo, apartar el
cuerpo del de la madre, no mirarla, cambiar de dirección alejándose de ella,
ignorar su presencia o su partida, son conductas que llevan a mecanismos de
negación y rechazo. Encontramos también una identificación primitiva con la
madre -'hacer de mamá'- en su ausencia, y una independencia prematura (falso
yo) cuando hay una deficiencia de maternación. Estos mecanismos son
relativamente inestables: van y vienen. Sirven tanto a la adaptación como a la
defensa. La elección de estos mecanismos depende de las características del niño
y de la respuesta selectiva de sus progenitores".
3.1. Subfase de diferenciación (5-9 meses)
"Se manifiesta de los 5 a los 9 meses de
edad. Comienza a disminuír la dependencia corporal total de la madre, a medida
que la maduración de funciones locomotrices parciales produce el primer intento
de apartarse de ella. Las conductas características que posibilitan la
demarcación del yo respecto del no-yo son la exploración visual y táctil del
rostro y el cuerpo de la madre; el apartar el cuerpo del de la madre para
explorar un mundo más amplio y poder mirarla; la verificación entre la madre y
otros. El placer que producen las incipientes funciones del yo y el mundo
exterior se expresa en estrecha proximidad con la madre. Al mismo tiempo, parece
ocurrir la diferenciación de una imagen corporal primitiva, pero
distinta".
Reacciones
ante extraños.- "Una variedad de reacciones ante
personas que no son la madre, particularmente acentuadas durante la subfase de
diferenciación, cuando ya se ha establecido firmemente una relación especial
con la madre, como lo evidencia la sonrisa especial que el niño le dirige. Las
reacciones ante extraños incluyen la curiosidad y el interés, y también la
cautela y una ansiedad leve o incluso fuerte. Esa ansiedad se calma al comienzo
del periodo de ejercitación, pero reaparece en diversos momentos a lo largo del
proceso de separación- individuación".
3.2. Subfase de ejercitación (9-14 meses)
"Dura desde los 9 meses hasta los 14 meses
de edad. Durante este periodo el infante es capaz de alejarse activamente de la
madre y volver a ella, primero gateando y más tarde por el dominio de la
locomoción vertical. Es un periodo en el cual la exploración del ambiente,
animado e inanimado, y la ejercitación de capacidades locomotrices, están muy
investidas de energía libidinal".
Reabastecimiento
emocional o libidinal.- "Durante la subfase
de ejercitación, el infante merodea lejos de la madre, pero cuando se fatiga o
se le agota la energía, busca restablecer el contacto corporal con ella. Este
'reabastecimiento' lo revigoriza y restablece su interés anterior en la
ejercitación y exploración".
3.3. Subfase de acercamiento (15-24 meses)
"Dura desde los 14 o 15 meses hasta más o
menos 24 meses de edad e incluso más tiempo. Se caracteriza por un
redescubrimiento de la madre, que es ahora un individuo separado, y por una
vuelta a ella después de las correrías obligatorias del periodo de ejercitación.
Al deambulador le agrada compartir sus experiencias y posesiones con la madre, a
la que percibe ya más claramente como separada y exterior. La inflación narcisística
de la subfase de ejercitación va siendo paulatinamente reemplazada por una
creciente comprensión de la separación, y, junto con ella, de la
vulnerabilidad. Son comunes las reacciones adversas ante separaciones breves, y
ya no se puede sustituír fácilmente a la madre, ni siquiera por adultos
familiares al niño. Esto culmina a menudo ern una crisis de acercamiento más o
menos transitoria, que es de gran significación evolutiva".
Crisis
de acercamiento.- "Periodo que ocurre durante la subfase
de acercamiento en todos los niños, pero con gran intensidad en algunos; en él
se agudiza la comprensión del estado de separación. La creencia del
deambulador en su omnipotencia se ve fuertemente amenazada y éste ejerce coerción
sobre el ambiente mientras trata de restablecer el status quo, cosa que es
imposible. La ambitendencia (1), que se transforma a menudo en ambivalencia, es
en general intensa; el deambulador desea estar unido con la madre, y al mismo
tiempo separado de ella. Alcanzan su apogeo los berrinches, quejar y humor
triste, y se producen fuertes reacciones a la separación".
Seguimiento
y huída.- "Durante la subfase de acercamiento el
niño sigue a veces cada movimiento de su madre como una sombra (shadowing); no
puede perderla de vista o permitir que salga de su vecindad inmediata. A veces
observamos la conducta opuesta: el niño huye, y espera a que su madre lo alce
en brazos anulando así, por breves momentos, la 'separación'".
Escisión.- Mecanismo de defensa que a menudo se encuentra durante la subfase de
acercamiento (una vez lograda una cierta medida del desarrollo del yo); el
deambulador no puede tolerar fácilmente los sentimientos simultáneos de amor y
odio hacia la misma persona. El amor y el odio no se amalgaman; la madre es
sentida alternativamente como toda buena o toda mala. Otra posibilidad consiste
en que la madre ausente sea sentida como toda buena, mientras los otros se
vuelven todos malos. Por ende, el deambulador puede desplazar la agresión al
mundo no-materno, a la vez que exagera el amor por la madre ausente y anhelada,
hiperidealizándola. Cuando la madre vuelve desquicia la imagen ideal, y los
reencuentros con ellas son a menudo penosos, porque la función sintética del
yo joven no puede curar la escisión. En la mayoría de los casos se hace
posible una síntesis gradual del todo "bueno" y el todo
"malo" por el yo en desarrollo.
3. 4. Subfase de individualidad y constancia
objetal emocional (2 años en adelante)
"Comienza hacia el final del segundo año y
es de extremo abierto. Durante este periodo se logra un cierto grado de
constancia objetal, y se establece en medida suficiente la separación de la
representación del yo y del objeto. La madre se percibe claramente como una
persona separada y ubicada en el mundo exterior, y al mismo tiempo tiene
existencia en el mundo interno representacional del niño".
Recopilación: Pablo Cazau Lic en Psicología y
Prof de Enseñanza Media y Superior en Psicología
Buenos
Aires, Mayo 1998
(1) La ambitendencia es "la presencia simultánea
de dos tendencias contrastantes, conductualmente manifiestas; por ejemplo, un niño
puede llorar y sonreír virtualmente al mismo tiempo, aproximarse a la madre y
en el último momento desviarse y alejarse, o besarla y luego repentinamente
morderla".