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¿CÓMO
EDUCAR A UN INDIVIDUO DENTRO DE UNA SOCIEDAD DESIGUAL?
Antes
de comenzar, es necesario hacer referencia a una concepción filosófica de
sujeto educado.
El único ser educable es el hombre. Este ser biológico, psíquico y
social, está provisto de una actividad espiritual, a través de la cuál,
comprende a la realidad como un todo.
La filosofía, es una ciencia
general de los seres, de los principios y de las causas, es una forma de
concebir el mundo y la vida, que repercute sobre la conducta. Es decir, intenta
explicar la realidad, a través de una reflexión totalizadora, en la que entra
lo natural y lo humano. (Diccionario Enciclopédico Larousse (1958))
La educación, según el Diccionario Enciclopédico Larousse (1958), es
“la acción de desarrollar las facultades físicas, intelectuales y morales,
que incluye el conocimiento de los usos de la sociedad”.
Es decir, es el proceso de formación del hombre, dentro y para una
sociedad, el cuál, es continuo. Es necesario recordar, que debido a la cantidad
de postulados e ideologías, referidas a la educación, no hay una única
definición en la que podamos basarnos para comprender el hecho educativo.
La filosofía da cuenta de la integridad humana, es decir, suministra una
“imagen” del hombre a formar; al fundamentar la acción educativa, nos
encontramos con una “filosofía de lo humano”.
Podemos afirmar, que un sujeto
educado, es aquel que se encuentra dentro del proceso “intencional”
educativo, que se propone alcanzar ciertas metas, validadas socialmente. Decimos
dentro, porque este proceso de formación es continuo, ya que nunca se deja de
adquirir conocimientos.
Consideramos que la Filosofía de la Educación es un saber que tiene por
objeto una reflexión radical sobre la educación; estudia a partir de posturas
filosóficas, las leyes, las situaciones y fenómenos del mundo, del hombre, de
la sociedad y de la cultura, en relación con el proceso de la formación
humana.
En este campo de investigación,
la Filosofía Educativa, abarca ideologías y políticas, que revelan las
acciones y los pensamientos de los hombres, relacionados con la educación
escolarizada o no, y se encuentra condicionado por el hecho histórico general.
A mediados del siglo XX, la
filosofía de la educación, prefirió enfocar su postura más allá de lo
tradicional.
Se sostenía que los
istmos(perspectivas filosóficas o religiosas) podían ser el punto de partida
para deducir proposiciones sobre educación; en Estados Unidos, y en otras
partes del mundo, en los años ´50, tuvo gran aceptación, entre los filósofos
que participaban en la formación de maestros. Con el tiempo, se encontraron
graves errores filosóficos. No se puede decir qué “istmos” filosóficos
acepta una persona, sólo por su comportamiento, es decir, no hay
correspondencia directa entre los compromisos filosóficos profundos de cada
persona con sus creencias y acciones diarias.
Durante el siglo XVII, Locke,
uno de los grandes pedagogos, investigó la forma en que la mente humana,
adquiere el conocimiento y el principio de la razón, y cómo se abastece de
ideas. Para lo cuál, sostenía que al poseer las ideas, una base segura, las
conclusiones alcanzadas por la razón serían más acertadas. Aceptaba la idea
que al nacer, la mente era una tábula rasa.
Uno de sus grandes seguidores,
fue Jean Jacques Rousseau, más conocido como el “liberador de los niños”,
y el “padre” de la educación progresista moderna. Nace en Ginebra, Suiza,
en el año 1712; su vida transcurre en el siglo de las Luces (el de la Ilustración).
Durante este siglo, el XVIII,
la razón fue considerada como la principal fuerza capaz de asegurar el progreso
de la sociedad. La educación era la principal preocupación de reyes,
pensadores y políticos, manifestándose en este siglo pedagógico; donde se
privilegia la instrucción sensorialista y racionalista, y la educación
individual.
La ilustración europea, se
caracterizó por la revisión de la concepción de mundo y de hombre, “a la
luz de la razón y de la experiencia”. Fue fundamento intelectual que
transformó el modo de pensar social, político y económico del siglo XVIII.
El ideal filosófico – pedagógico
de Rousseau estaba centrado en la idea de que la civilización era el origen de
la corrupción del ser humano, ésto lo condujo a dedicarse a los problemas
relacionados con la educación. Una de las cuestiones que se planteó, fue el
papel de la educación en la formación de ciudadanos y líderes cívicos.
Rousseau, sostenía que, el
origen de todos los males de su época, estaban en la sociedad, y en sus efectos
sobre el sujeto; como alternativa, propone la transformación interna de éste,
por medio de la educación.
Esta educación, debe tener
como primordial finalidad, la conservación de la naturaleza humana, en la cual
los educadores, debían procurar el desarrollo físico y espiritual del niño,
de forma espontánea, y que cada nuevo conocimiento adquirido fuera “un acto
creador”, de tal manera, la educación provendría del propio interior del
alumno.
Los principios pedagógicos,
estaban fundados en la naturaleza peculiar del niño. Esto lo ubica como eje del
proceso educativo, es decir, conocer al niño como tal, no como “hombre” en
miniatura, debe ser siempre dueño de sí mismo, hacer las cosas según la
voluntad, impidiendo así, que adquiera hábitos negativos que lo conduzcan a la
esclavitud. Para ello, señaló las bases de
un nuevo programa de estudios, en el que resalta la importancia de las
actividades recreativas, para el desarrollo del niño, desde adentro. Impuso la
exigencia de ver en el niño, el “centro y el fin” de la educación.
Sostiene que se debe enseñar
por el interés natural del niño, abandonando todo antes de fatigarlo,
desgastar su interés; y que a través de una educación activa, se ejercita la
razón, y se adquiere cada vez más ingenio para conocer las relaciones de las
cosas, conectando las ideas e inventando los instrumentos.
Recomienda, que en el
aprendizaje debe irse relacionando las distintas representaciones, surgidas
activamente de la conciencia.
Lo criticable de su sistema,
es el papel secundario del docente, en la educación, ya que restringía la
actividad de éstos. Uno de los aspectos que se dejaba de lado, era su labor
como guía. Tampoco se consideraba la importancia de la razón; argumentaba que
la razón podía pervertir al hombre, enseñándole hechos inútiles. Esto no
significa que haya una división entre la emoción y la razón, sino que, lo que
se necesita es un sistema de educación para hacer racionales las emociones e
intensificar la razón por medio del desarrollo de las propias tendencias
educativas.
En su obra, EMILIO (1762), Rousseau, expresa su ideal pedagógico, en el que se
destaca la importancia de la expresión para que el niño sea equilibrado y
libre pensador. Justifica la educación, no basándose en la formación libresca
e intelectual, sino sobre el respeto de las cualidades naturales, que conducirían
al niño, hacia lo verdadero, y hacia el bien.
En el mismo, propone, como
solución a los problemas y/o defectos de la sociedad de su época, a la educación,
como el mejor camino, a través de una transformación interna del hombre.
Subraya que lo natural, es
bueno, por lo cual aconsejaba a los educadores, que debían fijar sus ojos en la
naturaleza, y seguir, el camino trazado por ella, sin contradecir las leyes de
ésta. “EDUCAR AL NIÑO, COMO NIÑO Y
NO COMO HOMBRE DEL MAÑANA”.
En EMILIO, desarrollaba la
educación naturalista. Se sacaba a Emilio de la ciudad, para ser criado en el
campo, no se le debía enseñar nada hasta que no estuviese listo para aprender,
los primeros años debía jugar y pasear por el campo, no debía ser castigado,
sino que debía sufrir las consecuencias naturales de sus acciones, conociendo
así, el límite, no como algo impuesto por el preceptor.
Como solución proponía, que
era necesario volver a una sociedad agraria, primitiva, de vida sencilla,
cercana a una naturaleza salvaje, donde no existan los problemas causados por la
“vida civilizada”.
Los adultos, deben evitar que
el niño se contamine con la corrupción de la civilización, por lo cual
sugiere ”... sustraer al niño, durante el mayor tiempo posible, a las nocivas
influencias ambientales”.
“Todo
está bien al salir de manos del autor de la naturaleza, todo degeneran manos
del hombre”.
Con esta frase, inicia su
libro; de la misma, podemos deducir que el niño nace perfecto, por lo cual debe
hacer su parecer. Al nacer sensibles, los objetos que rodean al hombre, motivan
sus impresiones, le “enseñan a vivir” y a conocer su condición humana,
aceptando con esto, que desde el nacimiento comienza la instrucción.
“A
las plantas las endereza el cultivo, y a los hombres la educación”; esto
significa que todo lo que no tenemos al nacer, y que necesitamos en la adultez,
es dado por la educación.
Con este principio, hace una
comparación entre la naturaleza y la educación del hombre, sosteniendo que la
fuerza necesaria, es ofrecida por la inteligencia y la educación misma. Ésta
última es efecto de la naturaleza, de los hombres y de las cosas.
Ø
La
educación de la naturaleza es el desarrollo interno de nuestras facultades y
nuestros órganos.
Ø
La
educación de los hombres, es el uso que aprendemos a hacer de este
desenvolvimiento o desarrollo por medio de sus enseñanzas.
Ø
La
educación de las cosas, es la adquirida por nuestra propia experiencia sobre
los objetos que nos rodean.
De
estos tipos de educación, Rousseau, considera como primordial el primero, y que
los dos restantes se realicen a partir de éste.
“El
hombre de la naturaleza, lo es todo para sí”, el verdadero estudio, es el de
la condición humana. En el estado natural, todos los hombres son iguales, “sólo
son hombres”.
Dentro
de una sociedad, se obra en contraposición a las tendencias naturales del
hombre, ya que se impone formar un ciudadano, un hombre civilizado, que es una unidad
fraccionaria, cuyo valor expresa su relación con el cuerpo social. Cada
sujeto en particular, ya no es un entero,
sino que es parte de la unidad.
La
primera agrupación social que es vivida por el hombre, es la familia; los hijos
permanecen vinculados a sus padres, el tiempo necesario para su preservación,
para ser protegidos, cuando desaparece esa necesidad, ese lazo natural también
desaparece. Ahora, ya debe velar por su propia conservación. Los primeros
cuidados del hombre, son “los que se debe a sí mismo”, al alcanzar los
principios de la razón, debe juzgar cuáles son los medios más apropiados para
ello.
En
el estado irracional, de naturaleza, no se ve sometido a las voluntades de los
hombres, sino a sus propias necesidades, por eso es visto como un hombre
salvaje. La gran ventaja de este estado, es la igualdad moral o política.
El
desarrollo mismo de la naturaleza humana, en el que la perfectibilidad
del hombre es un factor importante, lo llevó a éste a la necesidad gradual de
establecer vínculos sociales, saliendo así del estado natural. Al establecerse
la propiedad privada, se quiebra el
estado natural, es decir, surge la desigualdad moral y la sociedad, mediante el contrato
social, con sus leyes, sanciona y perpetúa, la propiedad privada, y en
consecuencia, la desigualdad social.
El
hombre es el único ser que tiene la facultad de perfeccionarse, la cual con
ayuda de las circunstancias, desenvuelve sucesivamente a las restantes y reside
en nosotros, en la especie y en el individuo. En cambio, el animal dentro de
unos meses, será lo mismo, que dentro de unos años.
Las
leyes establecidas en una sociedad, siempre defienden al rico y poderoso. Por
este derecho de propiedad, se ha creado un abismo, entre clases jerarquizadas.
Con
la propiedad privada, se quebranta la “paz y la armonía” de la humanidad.
Los seres humanos, de común acuerdo, celebran un contrato, donde cada uno
acepta ceder parte de su libertad, para formar un organismo de control superior
a los individuos, considerados por separado, o sea, un gobierno. Este pacto, se
denomina contrato social, mediante el
cuál, la sociedad se ha establecido, pero en él se anula la libertad del
Estado de Naturaleza.
Casi
nunca hay unanimidad de las voluntades individuales, pero lo que importa, es la “volonté
genérale”, de la mayoría, que es la del Estado, la de la comunidad, y
por lo tanto, la de los discrepantes, no como individuos, sino como miembros del
Estado. Al someterse a esta “voluntad general”, es posible ceder toda la
libertad y derechos personales a los demás y, recibir a cambio, los derechos y
la libertad de los demás. El resultado de esta “entrega total de todos a
todos”, es el pueblo soberano, el conjunto de ciudadanos, que constituyen el
poder o Estado. La aceptación del interés común, solo es posible desde una
perspectiva de moralidad, es decir, a través de la educación, para entender lo
que es justo.
En
Emilio, Rousseau, expresa que un niño, alejado de la sociedad, debe ser
asistido por un educador, el cuál intentará que surjan libremente “del fondo
de su alma”, los buenos criterios morales, no corrompidos aún, por la
sociedad. De esta atención individualizada, se desprende otro de sus principios
pedagógicos: “El niño no es un adulto
en miniatura, sino, un ser humano que atraviesa sus propias fases de desarrollo.
El juicio moral, surgirá de la sensibilidad educada, y de la conciencia surgirá
la razón.
Sostiene
que el estado “natural” del hombre, antes de que surgiera la vida en
sociedad, era “bueno, feliz y libre”. En ese estado salvaje, vivía
independiente, guiado por el amor así mismo. Este es “un estado que no existe
ya, que acaso no ha existido nunca, que probablemente no existirá jamás, y del
que es necesario tener conceptos adecuados para juzgar con justicia nuestro
estado presente”; con esto, se puede analizar el estado social actual, en el
cual, el hombre se aparta de la naturaleza para vivir en comunidad, y donde
predomina la injusticia, el egoísmo, y las ansias de riqueza (derecho de
propiedad).
Rousseau,
afirma, que esta situación puede ser atenuada a través de una sana vuelta a la
naturaleza y una educación que desarrolle el individualismo y la independencia
del hombre; transformando el orden social, desde le interior mismo, y sin
violencia.
Los
hombres deben establecer un nuevo contrato
social que los acerque a su estado natural. Este nuevo pacto, debe ser de la
comunidad con el individuo, y del individuo con la comunidad, desde el que se
forme una “voluntad general”, diferente a la suma de voluntades
individuales, y que se constituya en fundamento del poder político. La libertad
individual, debe constituirse a través de la voluntad general, en libertad
civil y en igualdad.
La
desigualdad en la manera de vivir, el exceso de ociosidad en unos, de trabajo en
otros, la buena y la mala alimentación, las carencias, tristezas, son entre
otras, algunas de las causas que prueban que la mayor parte de los males del ser
humano, son producto de la sociedad misma. Estos, podrían haber sido evitados
si se hubiera conservado la manera de vivir sencilla, uniforme y solitaria
prescrita por la naturaleza.
La
diferencia entre los hombres es aún mayor, que la existente entre
“salvajes”, ya que al proporcionarse comodidades, algunas sobre la base de
los animales que “amansa”, lo hacen degenerar más sensiblemente.
La
búsqueda de perfectibilidad, es el origen de todas las desgracias del hombre;
ésta, saca al hombre de su condición originaria, en la cual, pasaría los días
de su vida tranquilos. Esta facultad, con sus vicios y virtudes, lo hace tirano
de sí mismo y de la naturaleza.
La
causa principal del perfeccionamiento de nuestra razón, se halla en la
actividad de las pasiones humanas. El intento de conocer, se debe a que el ser
humano desea gozar, lo cual implica razonar. A su vez, las pasiones, tienen su
origen en las necesidades y el progreso de ellas en el conocimiento; porque no
se puede desear o temer las cosas, más que por las ideas que de ella se pueda
tener o por el impulso de la naturaleza.
Sólo
con el instinto, tenía lo que necesitaba para vivir en el estado de naturaleza,
con la razón cultivada, tiene lo necesario para vivir en sociedad. En esta última,
surgió la necesidad de la palabra.
Rousseau,
consideraba que el mundo que se estaba configurando, debía desechar, el papel
de los hombres como ”siervos”, para convertirse en ciudadanos libres, dueños
de sí mismo, y conservadores de la soberanía. Consideraba la educación como
el mejor camino para formar ciudadanos libres, conscientes de sus derechos y
deberes pero, a su vez se dio cuenta que el sistema educativo dominante, no podía
llevar a cabo esta tarea.
En
su obra pedagógica, EMILIO, define
los nuevos fundamentos, para una pedagogía acorde a los tiempos que corrían.
Allí establece las características de la educación para una sociedad formada
por ciudadanos libres, participativos, y que deliberan sobre la organización de
la comunidad y los asuntos públicos, es decir, formar un nuevo hombre para una
nueva sociedad.
En
contraposición al método de enseñanza de la época, de que “el niño es un
hombre en miniatura”, aceptando con ello que comparten intereses, necesidades,
habilidades y capacidades, uno de sus principales aportes fue indicar que, el
niño es un ser totalmente diferente del adulto, sujeto a sus propias leyes y
evolución.
El
proceso educativo debe partir de la comprensión de la naturaleza del niño, del
conocimiento de sus intereses y características distintivas. Conoce el mundo
exterior, de forma natural, utilizando sus sentidos, es decir, por medio de las
sensaciones, conoce el mundo que lo rodea, por lo tanto, la observación y la
experimentación, constituyen la vía que permite al niño aprehender el mundo
que lo rodea.
En
EMILIO, expone que, al niño, se le
debe dar la más amplia libertad, que “juegue y corra en el campo, sin
restricciones”, lejos de las costumbres enviciadas de la ciudad, que
“perder” el tiempo, genera educación, ya que no enseña la virtud ni la
verdad, sino a preservar el corazón de los vicios y, el ánimo de los errores.
Al
seguir el camino de la naturaleza, tiene gran libertad, lo que le permite que se
mueva más por sí mismo y pida menos de los que lo atienden. Al depender de las
cosas, de la naturaleza, no tiene vicios.
“Todo está bien al salir de las manos del autor de la
naturaleza, pero todo degenera al contacto con el hombre”
En
la formación del hombre de la naturaleza, sostiene que el aislamiento, no
permite que se deje arrastrar por las pasiones ni por las opiniones de los
hombres, sino que siente con su corazón, y sólo hace caso a la autoridad de su
propia razón. Luego al ser inserto en una sociedad, no se deja corromper por
ella. Mantiene que el mal moral es obra de los hombres.
Sostiene
que la educación debe adecuarse a las etapas de desarrollo del niño, los
objetivos deben partir de los intereses y motivaciones de los alumnos. Debe ser
estimulado en su deseo de aprender, pero sólo cuando éste sienta la necesidad
de aprender, de adquirir conocimientos.
Debido
a la facultad de perfeccionarse, surge en el ser humano, la necesidad de
aprender.
Rousseau,
afirma que el hombre viene al mundo sin posibilidades para enfrentarse al medio,
y que en la sociedad, existe una pugna entre el hombre natural y el civil. Por
esta razón, el educador, debe colocar al niño en conformidad con el medio y
luego, formar al hombre social sobre la base del natural.
A través
del contrato social, explicita que “... en lugar de destruir la igualdad
natural, el pacto social fundamental sustituye,... con una igualdad moral y legítima
lo que la naturaleza le había podido poner de desigualdad física entre los
hombres, y que pudiendo ser desiguales en fuerza o en talento, se convierten en
iguales por convención y derecho”.
En
esta obra, señala que todos los hombres son iguales, y que en ellos se
encuentra la soberanía para gobernar, aunque la confían a sus representantes,
sosteniendo que la verdadera libertad es la obediencia a las leyes procedentes
de la voluntad general, de los ciudadanos.
Este
contrato se encuentra validado por la sociedad, son implícitamente admitidas y
reconocidas; cuando no cumple con él, cada hombre vuelve a sus primeros deberes
y recobra la libertad natural.
Al
“cumplir” con este pacto social, cada
uno pone su persona y su poder bajo la dirección de la voluntad general, y el
cuerpo (nosotros) recibe a cada miembro como parte del todo.
La
educación del hombre, debe adecuarse al hombre por lo que es, y no a lo que él
no es. Para ello es necesario tener muy en cuenta el estado de naturaleza.
Bibliografía
Ø
Diccionario Enciclopédico
Larousse (1958)
Ø
Palacios, J. (1978) “La cuestión Escolar”
.Laia.
Ø
Hernández Rojas, G. (1998) “Paradigmas en
Psicología de la Educación”. Paidós.
Ø
Rousseau, J. J. “Del Contrato Social”. Alianza.
Ø
Rousseau, J. J. (1996) “El Contrato Social”.
Altaya.
Ø Rousseau, J. J. (1991) “Emilio y otras páginas”. Centro Editor de América Latina.
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