IIIª Parte

Los OVNIs y la defensa

Capítulo 10) Aspectos estratégicos

Capítulo 11) Implicaciones aeronaúticas

Capítulo 12) Implicaciones científicas y técnicas

Capítulo 13) Implicaciones políticas y religiosas

Capítulo 14) Implicaciones de la prensa

Hasta ahora ningún accidente, y afortunadamente ningún acto hostil, tuvo por origen evidente, al menos oficialmente, un OVNI; ninguna amenaza OVNI se hizo sentir en Francia, a pesar de que se han realizado algunas maniobras de intimidación (capítulos 1.1, 2.1 y 2-3). Sin embargo, numerosas manifestaciones observadas por testigos fidedignos podrían ser el hecho de ingenios de origen extraterrestre. En efecto, si se tratara de ingenios terrestres, estos no podrían ser sino americanos y, a pesar de todas las precauciones de secreto, eso se habría sabido. El primer prototipo de avión furtivo voló a finales de 1977, y se conoció su existencia alrededor de diez años después, en 1988. Ahora bien las observaciones creíbles y probadas de OVNI comienzan en 1944.

Ciertamente, este tema suscita aún a veces un escepticismo divertido, si no una cierta desconfianza respecto a los que revocan seriamente, pero en ausencia de explicaciones de los fenómenos observados, la hipótesis de un origen extraterrestre no puede ya descartarse. Nos proponemos estudiar, en esta tercera parte, las consecuencias, a niveles estratégicos, científicos, políticos, religiosos y de información, de esta hipótesis compatible con los conocimientos científicos actuales.

Capítulo 10) Aspectos estratégicos

La definición de una estrategia ante un "adversario" impone conocerlo, comprender sus intenciones y percibir sus métodos de acción. En el caso presente no podemos sino emitir hipótesis elaboradas a partir de los hechos observados y su interpretación, intentando responder a tres cuestiones: ¿quiénes serían? ¿Cuáles serían sus intenciones? ¿Buscarían o ya habrían establecido contactos?

 

10.1 ¿Qué extraterrestres? ¿Quiénes y cómo serían?

Una coherencia relativa, resulta de las numerosas descripciones de los fenómenos: platillo, esfera o cilindro luminoso, vuelo estacionario, seguido de aceleraciones fulminantes, ausencia de ruido, velocidad ampliamente supersónica sin explosión sonora, efectos electromagnéticos asociados que perturban el funcionamiento de los dispositivos radioeléctricos o eléctricos cercanos. Evidentemente, estos extraterrestres estarían forzosamente dotados de inteligencia y serían tecnológicamente superiores a nosotros, para haber sabido realizar lo que no sabemos aún hacer. ¡Pero el resto sigue siendo misterioso! Morfología, constitución física, tipo de vida, forma de comunicación y de sociedad, sentido valores, concepto de tiempo, motivaciones... Si nos observan, es necesario tener en cuenta una aparente contradicción entre el interés que parecen darnos prueba y su furtivismo. Más que observarnos, parece que quieran mostrarnos y aclimatarnos progresivamente a la idea de su existencia.

10.2 Qué intenciones y qué estrategia deducimos de su comportamiento?

La extrapolación, a partir de un análisis racional de los objetivos que podrían perseguir las civilizaciones extraterrestres, debería permitirnos hacernos una idea de las estrategias que aplicarían, y por consiguiente conducirnos, en contrapartida, a deducir a grandes rasgos lo que podrían ser nuestras propias estrategias. Los OVNIs se han manifestado estas últimas décadas un poco por todas partes en el mundo, con puntos sorprendentes entre 1952 y 1954, sin que se pueda deducir una línea de conducta bien definida. ¿Qué buscarían?

Después de las fases de observación y demostración de su existencia, nos parecería lógico que buscasen imponer sus marcas y su voluntad en Estados de la Tierra, ahora bien hoy por hoy , nada permite deducir de sus manifestaciones la existencia de una voluntad directora que busque unos objetivos que somos incapaces hoy de distinguir. Es plausible que se le puedan asignar a los Estados Unidos estos contactos privilegiados. Pero nada impide el posible establecimiento de otros contactos con algunos países europeos o aún con Rusia, China o Japón, entre otros quizá... Parece sin embargo difícil imaginar que habrían podido posicionarse sobre la Tierra con la complicidad de algunos Estados. Además, las hipótesis de contactos no autorizan a deducir la existencia de cualquier statu quo con estos visitantes. En efecto, desde 1947, las manifestaciones esporádicas de OVNIs e incluso la aparición de oleadas repetidas se continuaron. Se tendría derecho a pensar que estos visitantes – conscientes de su superioridad - muestran su intención de seguir dándose a conocer en los lugares más distintos del planeta y de proseguir la ejecución de planes, cuyas finalidades y medios se nos escapan todavía. Podría ser que, antes de 1947, y después, hayan temido por el futuro de la Tierra, viendo amenazada su supervivencia por los riesgos de guerra atómica. Sus influencias

pudieron acompañarse de demostraciones convenientes:

- sobrevuelos de bases de misiles nucleares cuyo ejemplo se da en el capítulo 3,

- maniobra de intimidación contra aviones como a Luxeuil y Teherán

(capítulos 1.1 y 2.3), - parálisis de testigos, parada de los motores, apagones (San Carlos de Bariloche, capítulo 2-5).

Los progresos realizados en la conquista del espacio y en el desarrollo nuclear podrían preocuparlos. ¿No sería lógico pensar que estas civilizaciones extraterrestres habrían establecido estaciones, o incluso colonias, en el cinturón de los asteroides y por qué no enlaces en la Luna? Nuestras incursiones y proyectos estudiados en los Estados Unidos de modificación, (a base de bombas H), de las órbitas de asteroides para acercarlos a la órbita terrestre, a efectos de explotación minera, podrían frenar sus intenciones. Por el momento no parecen implicarse en nuestros asuntos, pero conviene preguntarse qué buscan efectivamente. ¿Quieren invadir la Tierra? ¿Preservarla de una autodestrucción nuclear? ¿Conocer y conservar el patrimonio que nuestras civilizaciones crearon durante siglos? Ante estas incertidumbres sobre sus intenciones, no podemos prejuzgar el futuro y, en particular, considerar que seguirán sin intervenir. Algunas de sus empresas, bajo nuestro punto de vista, podrían pues, a largo plazo, no ser inocentes. ¿Quizá sólo quieren sensibilizarnos y cambiar nuestras políticas de estado?

 

 

10.3 Repercusiones de las manifestaciones de OVNI sobre el comportamiento oficial y oficioso de los Estados.

Las repercusiones fueron de desigual importancia. Según lo que se ha conocido de las reacciones de los Estados, nos hemos permitido clasificarlos, según nuestra hipótesis, en:

a) Estados inconscientes de los fenómenos

extraterrestres o que se consideran no afectados

b) Estados conscientes de los fenómenos extraterrestres pero desprovistos de medios de investigación,

c) Estados conscientes de los fenómenos

extraterrestres y proporcionados de medios de investigación,

d) Estados entrados en contacto con una o más civilizaciones extraterrestres y que establecieron relaciones y/o empezaron una colaboración política, científica y técnica.

10.4 ¿Se han establecido contactos con uno o más Estados?

Algunos individuos pretenden haber sido contactados, con el objetivo de ser estudiados o para el establecimiento de relaciones entre inteligencias. ¿Se pueden imaginar contactos directos y continuos, al más alto nivel con uno o más Estados, en particular los Estados Unidos? Es cierto que la actitud de este país es la más extraña desde la oleada de junio de 1947, seguida del asunto de Roswell en julio de 1947 (Anexo 5). Si los Americanos pudieron recoger en esta ocasión o en otra, como mínimo, restos de naves extraterrestres, en mejor o pero estado, o incluso cadáveres de humanoides, se habría establecido un determinado tipo de contacto. Las primeras declaraciones y reacciones se consideran a menudo más ciertas que las afirmaciones posteriores. Así pues, inmediatamente, después de lo que se convertiría más tarde el asunto de Roswell, el general Twining se encargó de redactar un informe secreto sobre los "platillos volantes ", cuya existencia ha sido revelada 22 años más tarde en el informe Condon. Resulta que éstos existen de verdad. Ahora bien, los Estados Unidos practican, desde entonces, una política de secretismo creciente (clasificando por encima de ultra secretos algunos expedientes de OVNI, según el general Barry Goldwater) y de desinformación continua. Las extrañas conclusiones del informe Condon no son más que un episodio. ¿Por qué y cómo un secreto de tal importancia ha podido, a pesar de todo, preservarse hasta hoy? La respuesta más simple sería que los Estados Unidos quieren mantener a toda costa una superioridad tecnológica militar sobre los países competidores, y quizá, un contacto privilegiado.

Esta política de secreto y desinformación pudo estar dictada por el deseo comprensible de no crear movimientos de pánico o entusiasmo irracional en el público, o de asegurarse contra las acciones de la URSS, o también, de manera más prosaica y más política, no aparecer a los ojos de los electores como incapaces de proporcionar explicaciones convincentes sobre estos fenómenos. No era necesario dañar el prestigio de las fuerzas armadas, incapaces de prohibir estas violaciones del espacio aéreo, y dar pie a ataques contra los presupuestos militares por parte de los opositores políticos. Todo es posible, incluso el temor de ver a distintas agencias gubernamentales acusadas de haber mentido, en un momento u otro.

Es sintomático e ilustrativo señalar que los Estados Unidos se dotaron, a partir de 1953, con un arsenal represivo impresionante, siempre actualizado. Tienen promulgado, en particular, dos resoluciones militares, AFR (Regulación de las Fuerzas Aéreas) 200-2 y JANAP 146 (Publicación Conjunta de la Armada, la marina y las Fuerzas Aéreas), mediante las cuales se prohíbe la revelación al público de información relativa a observaciones de objetos no identificados y la revelación no autorizada de una observación de OVNIs por su autor bajo pena obligatoria de 10 años de prisión y de 10.000 $ de multa. La resolución JANAP se aplica a los militares y también a los pilotos de compañías civiles y a los capitanes de la marina mercante.

 

 

10.5 Qué disposiciones debemos tomar desde ahora.

Que los OVNIs sean o no de origen extraterrestre, el fenómeno OVNI ya está entre nosotros y nos impone, en cualquier caso, una vigilancia crítica; implica, en particular, riesgos de manipulaciones desestabilizadoras a niveles de información, psicológicos, culturales y religiosos: terror, pánico, guerra de los mundos, psicosis creadas por sectas o grupos de presión, etc Estos riesgos al miedo cósmico, así como el descubrimiento y seguramente la futura conquista del cosmos, justifican en adelante por parte de las autoridades políticas, científicas e intelectuales, una determinada vigilancia cósmica para prevenir cualquier sorpresa inesperada, la interpretación errónea y manipulación malévola o malsana.

Sin dudar, deben preverse medidas a niveles nacionales e internacionales. ¿Cualesquiera que sean los datos de la problemática política americana, y ante una actitud de secreto persistente, cómo concebir relaciones políticas y militares, armoniosas entre aliados, en particular en la OTAN, que deberían estar basados normalmente en una confianza elemental, si no se compartiera el acceso a la información tecnológica, en particular, de una importancia tan incalculable?

 

10-5.1 estructuras nacionales

Si Francia quiere afirmar su presencia

en este ámbito, parece urgente desarrollar el SEPRA que deberá:

- reforzar sus medios materiales y humanos, para estar en condiciones de recoger la información relativa a todas las manifestaciones de OVNIs, tanto en Europa como en el mundo,

- desarrollar sus posibilidades de investigación y análisis,

- reforzar su estatuto de representación y relaciones exteriores. De la misma forma, convendría crear, al más alto nivel del Estado, una célula en relación con el SEPRA, encargada:

- de elaborar las hipótesis

- de promover las investigaciones científicas y técnicas y, a este respecto, disponer de un pequeño presupuesto

- de proponer elementos de estrategia militar,

- de participar en la puesta a punto acuerdos sectoriales de cooperación con países europeos y extranjeros interesados. Hay que tener en cuenta que numerosos países ya se dotaron con organismos de recopilación de observaciones de OVNIs en sus ejércitos o sus servicios de información.

10. 5.2 Estructuras europeas.

Sería deseable, a continuación, que los Estados europeos y la Comisión de la Unión Europea llevase a cabo todas las investigaciones y realizasen al lado de los Estados Unidos gestiones diplomáticas, ejerciendo las presiones útiles, para aclarar esta cuestión capital, que debe inscribirse en el marco de las alianzas políticas y estratégicas. Quizá sería oportuno que Francia propusiera a la Comisión crear en su seno - para no seguir siendo ciego, mudo y paralítico - un organismo especial más amplio de coordinación, dotado con los medios humanos y materiales necesarios.

10.6 ¿Para qué situaciones nos debemos preparar?

Qué estrategias podríamos elaborar para las situaciones siguientes:

- aparición de OVNI y voluntad extraterrestre de establecer un contacto

oficial y pacífico,

- descubrimiento fortuito o no de una microbase o base sobre un punto cualquiera del territorio de Europa.

Actitud que debe adoptarse frente a una potencia amistosa o no,

- invasión (poco probable teniendo en cuenta el hecho de que habría podido conducirse antes del descubrimiento de1 átomo) y ataques localizados o masivos sobre puntos estratégicos o no,

- manipulación o desinformación deliberada en vista de desestabilizar a otros Estados.

¿Por lo que se refiere a la primera situación mencionada, no está prohibido avanzar que a los Estados que se hubieran dotado de herramientas de investigación y análisis elaboradas, tendrían quizá más oportunidades que otros como interlocutores privilegiados pero, con qué riesgos y qué ventajas?

 

Capítulo 11: Implicaciones aeronáuticas

11.1 ¿Por qué implicaciones aeronáuticas?

No es intelectualmente posible seguir siendo indiferente ante un fenómeno aeronáutico inexplicado al que se han enfrentado numerosos pilotos civiles y militares. Sobre varios centenares de casos aeronáuticos probados, las implicaciones son principalmente de cinco tipos:

- simple observación de un fenómeno por la tripulación, los pasajeros o el personal de tierra,

- detección de un eco sobre una pantalla radar, lo que se produce en un caso aeronáutico sobre cinco, consiguiendo a veces el registro de un eco como ocurrió en el caso del 28 de enero de 1994 en el Centro de Detección y Control (CDC) de Cinq-Mars-la-Pile (capítulo 1),

- perturbación de los medios eléctricos o electrónicos en tierra (San Carlos de Bariloche) o a bordo (Teherán),

- acompañamiento de avión (San Carlos de Bariloche, RB-47...)

- comportamiento de aparición agresiva (Mirage IV, alumno piloto de Tours, caso de Teherán...)

El número de los testimonios y la calidad de los testigos hacen imposible eludir el fenómeno, por eso el personal aeronáutico, y más especialmente el de la defensa, debe ser sensibilizado y preparado para afrontar esas situaciones. Como en efecto querer ignorar un fenómeno que se manifiesta por la travesía regular en nuestro espacio aéreo por objetos, este comportamiento hace pensar que son controlados por una inteligencia.

¿Se puede pretender, porque eso parece superar nuestros conocimientos técnicos, que eso no es de nuestra competencia? Si no hiciéramos nada, el principio mismo de la defensa y la información aérea volverían a ser cuestionadas.

Las primeras observaciones hechas por aviadores se remontan a principios de los años 40. Desde entonces, el número de observaciones inexplicadas (según los expertos: PAN D), informadas por pilotos o controladores, asciende a más de 500. Recuerdan que de esa cifra pertenecen a Francia tres o cuatro casos desde 1951. Corresponde al ejército del Aire tener en cuenta estos fenómenos que, hasta que se demuestre lo contrario, evolucionan principalmente en el espacio aéreo.

¿11.2 ¿Quién está implicado?

11.2.1 El personal aéreo

Se refiere más concretamente a los pilotos, ya que, siendo civiles o militares, ocupan un lugar privilegiado para observar y serían los primeros afectados en caso de incidente (riesgo de colisión en particular). Eso es especialmente cierto para el piloto de combate, porque está implicado en la supervisión sin descanso del cielo y dispone de sistemas de armas cada vez más potentes, capaces de detectar pequeños objetivos cada vez más rápidos y a distancias cada vez más grandes.

La combinación piloto/sistema de armas es más que nunca un excelente instrumento de observación, y sería nuestro primer medio de intervención, en caso de que resultara necesario. Las preocupaciones del piloto de línea regular son diferentes, ya que, además del hecho de no disponer de los mismos equipamientos, su prioridad es evidentemente la seguridad de sus pasajeros; si sigue siendo un aliado privilegiado en la búsqueda de información, estaría desamparado completamente cara a una actitud agresiva de un OVNI.

11.2.2 Los controladores

El controlador de radar está también afectado, pero según sea civil o militar, los medios de control a su disposición le ofrecen posibilidades diferentes. En los dos casos, por los contactos que mantienen por radio con el piloto, es él primero que recibe el acta de observación de la tripulación. Debe estar preparado para observar y transmitir con claridad su posición. Tratándose de la detección radar, solamente el controlador militar dispone de los equipamientos adecuados para detectar un objeto volante que no aplica las normas del tráfico aéreo general. En efecto, los radares militares de defensa aérea permiten presentar en la pantalla radar del controlador militar, a la vez la visualización de la detección primaria y la visualización sintética utilizada por los controladores civiles (véase Anexo 1). Del mismo modo, son los únicos que tienen la posibilidad de obtener una imagen de aparatos que evolucionan a las velocidades supuestas de los OVNIs. Finalmente los medios de registro y restitución de las situaciones que ha captado el radar existente en los Centros de Detección y Control (CDC) permiten hacer en caso necesario investigaciones complementarias.

11.2.3 Los meteorólogos

Los fenómenos extraños tienen a menudo su explicación en los fenómenos meteorológicos. La duda puede fácilmente aumentarse si los servicios especializados son informados del interés que tienen sus observaciones. Todo el personal militar y civil especializado en meteorología debe pues poder responder a esta duda.

11.2.4 Los ingenieros del CNES

Los ingenieros del CNES son los especialistas franceses del espacio. No pueden seguir siendo indiferentes a los fenómenos de los OVNIs. El conocimiento de nuestro Universo, la observación del cielo y la vigilancia ejercida sobre todo lo que se despliega, los hace aptos naturalmente para dirigir el estudio de los fenómenos extraterrestres. Describimos sus trabajos a continuación.

11.2.5 Los ingenieros del sector aeronáutico

También nos referimos naturalmente a los ingenieros del sector aeronáutico. Sus trabajos se presentan en el capítulo siguiente dedicado a las implicaciones científicas y técnicas.

11.3 Cómo implicar a la aeronáutica

Para que el personal de la aeronáutica se implique con sus medios, es necesario saber interesarlo en el tema y para eso lo mejor es informarlo sobre el fenómeno, precisar lo que se espera él, definir los actos reflejos a tener y la actitud que debe observar.

11-3.1 Información del personal

Para informar vuelve de nuevo en primer lugar a tener que admitir la posibilidad de la presencia en nuestro cielo de naves extraterrestres. Es necesario superar el miedo al ridículo, de reconocer que se tiene ese miedo, la falta de certezas, de fuertes presunciones basadas en una lista de ejemplos elegidos entre los testimonios resultantes del mundo aeronáutico. Es necesario además, implicar a todas las generaciones. Algunas conferencias de información pueden ser programadas fácilmente en las escuelas de aeronáutica para las jóvenes generaciones (Escuela del aire, Escuela nacional de aviación civil (ENAC, Sup'Aéro... ) y, para los menos jóvenes, durante los períodos de prácticas de formación complementaria a lo largo de la carrera, y, evidentemente, en el Colegio inter-armas de defensa, (el CID y I' IHEDN). El SEPRA ya hace conferencias en el ENAC en el marco de la formación de los controladores civiles, queda por extender esta práctica a todas las escuelas de formación del personal aéreo cualquiera que sea la especialidad enseñada. Para las generaciones activas, estas conferencias pueden ser reanudadas fácilmente, para la parte militar, en los Centros de detección y control y las unidades de navegación, y, al menos para los controladores civiles, en los Centros regionales de la navegación aérea (CRNA). Tratándose del personal de navegación civil, las compañías aéreas, Air France en particular, crearon, a petición de las tripulaciones, una ficha de información sistemática periódicamente puesta al día.

Esta información debe, por a otra parte, actualizarse de manera regular sabiendo que el objetivo contemplado consiste en permitir al futuro testigo, protagonista o simple observador, de controlar su actitud cara al fenómeno observado. Si se quiere que el personal se implique, es necesario que sepa cómo reaccionar instantáneamente, comunicar qué y a quién, adoptar las medidas oportunas dependiendo de la situación presente, etc.

Es en este objetivo que conviene definir con él las acciones que se deben aplicar y la actitud que debe adoptarse.

11-3.2 Actos reflejos

Es en efecto necesario inculcar al personal, enfrentado al fenómeno, los actos reflejos que debe tener, sabiendo que puede no ser más que un simple observador o, en algunos casos, tener que adoptar medidas concretas (ejemplo de San Carlos de Bariloche: apagado repentino de las luces de la pista de aterrizaje en medio del fenómeno OVNI). Es bien cierto que para mantenerse dueño de la situación ante un acontecimiento imprevisto y mal conocido, lo mejor es estar preparado. Estos actos reflejos son de tipos diferentes según que se trate de observar, registrar un testimonio, transmitir la información recogida o reaccionar instantáneamente para adoptar las medidas oportunas ante el fenómeno.

11-3.3 La actitud a adoptar

La conducta que se debe tener podría resumirse del siguiente modo: observar, tener en cuenta el máximo de detalles, tomar si es posible fotografías, notificar el suceso, dejando a los visitantes la iniciativa de una posible toma de contacto, y evitar una mediatización prematura.

11.3.3.1 Observación objetiva

Ante una situación desconocida, es necesario evitar toda reacción instintiva de defensa personal que podría interpretarse fácilmente como una provocación. Es necesario contentarse sólo con observar y evitar toda iniciativa destinada a buscar el contacto.

11.3.3.2 Alertar

Una vez que se ha constatado un fenómeno, conviene dar cuenta con el fin de alertar, por una parte, a las otras tripulaciones, lo que se practica generalmente, y por otra, a las autoridades a través de la cadena operativa del control aéreo, para el tráfico civil, y de la defensa aérea, para el militar.

11.3-3.3 Seguir siendo discreto frente al público.

Tras ser testigo de un fenómeno, es necesario saber adoptar una determinada discreción frente a la prensa. Es esencial permitir a los científicos analizar la información antes de dejar a los medios de comunicación desencadenar la curiosidad de la opinión pública, que podría conducir a la desaparición de elementos importantes.

 

CAPÍTULO 12 Implicaciones científicas y técnicas

La importancia para la defensa, en sentido amplio del fenómeno OVNI, conduce a distintas propuestas.

12.1 Reforzar la recopilación y el análisis de los datos

Conviene continuar con la recopilación de los mismos y, si fuera posible, extender geográficamente el trabajo de confrontación, de primer análisis y de clasificación de datos y testimonios tal como hace normalmente el GEPAN y posteriormente el SEPRA, según se describió en los capítulos 5 y 6.

12.2 Estar atentos y suscitar trabajos en fase preliminar

Según los estudios presentados en el capítulo 8, se puede concluir que se impone una vigilancia tecnológica, al menos pasiva, aunque preferentemente activa en los campos de la propulsión avanzada, como por ejemplo la magnetohidrodinámica (MHD). Es realmente esencial saber lo que hacen las otras naciones a este respecto. En otros ámbitos vanguardistas el estudio de los distintos testimonios podría combinarse con experiencias científicas convenientes para permitir progresos importantes. Un ejemplo típico es el de los haces de partículas o de microondas con sus efectos: herramientas, armas... Todos estos temas están en conjunto en una fase preliminar debidos a problemas técnicos estudiados actualmente por el DGA o los organismos públicos de investigación. No serán tratados pues sin que se tome una decisión al más alto nivel del Estado.

12.3 Impulsar la reflexión para situar los fenómenos dentro de un marco global

Los trabajos antes mencionados permitirán disminuir en las modelizaciones parciales de los fenómenos observados, con repercusiones no desdeñables para la defensa y la industria. Pero la interpretación global de los fenómenos, bien documentados pero inexplicables, pedirá otras investigaciones. Las principales se refieren a la hipótesis extraterrestre: citemos a modo de recordatorio las investigaciones actuales sobre la detección de los planetas extrasolares, que tomarán un nuevo rumbo cuando el gran telescopio de la ESO (European Southern Observatory), en Chile, permita su observación directa. Cada descubrimiento de planetas, hecho hoy indirectamente, por las perturbaciones que aporta el planeta a su estrella, encuentra el favor de los medios de comunicación menos sensacionalistas, pero más apasionantes para un público cultivado, son los trabajos sobre el origen de la vida, que se llevan internacionalmente a un ritmo satisfactorio. Son la base de la exobiología, ciencia de la vida extraterrestre (véase Anexo 3).

Los estudios sobre la evolución y sus mecanismos encuentran muchas dificultades actualmente por las discusiones entre las distintas escuelas de estudios. Son importantes para nuestro asunto: ¿cómo podría evolucionar la vida en otra parte?

Insuficientemente desarrolladas, pero importantes también, son las reflexiones sobre el origen y el desarrollo de las civilizaciones. Se prolongan normalmente por situaciones de prospectiva a largo plazo para nuestro planeta, y bien entendidos para otros.

El viaje interestelar, tal como se menciona en el Anexo 4 -titulada "la colonización del espacio"- debe ser objeto de una vigilancia al menos pasiva. Este tema se trata generalmente en los Estados Unidos, donde numerosos contratos de estudio de la NASA o el Pentágono se refieren a la propulsión por antimateria, en el espacio solar o interestelar. Es también en los Estados Unidos que el astrónomo Papagiannis ha obtenido durante algunos años un contrato de la NASA para detectar, en el cinturón de asteroides situado entre los planetas Marte y Júpiter, posibles ciudades espaciales. Observó para eso las fotografías tomadas en 1983 por el satélite IRAS, y buscando posibles emisiones infrarrojas anormales procedentes de objetos de este cinturón.

Parece que la NASA no ha renovado el contrato de Papagiannis, quien no habría obtenido resultados.

12.4 Los estudios especiales

Ciertos estudios no están incluidos en ciencias y tecnologías "duras" para los viajes interestelares, la estabilidad de las sociedades embarcadas piden estudiarse. ¿Cuál es en particular su dimensión mínima? - Sería necesario analizar discretamente, pero a fondo, las distintas tentativas de desinformación aplicadas por algunos Gobiernos extranjeros; la preocupación de estos Gobiernos de apropiarse solo de posibles tecnologías futuristas de aeronaves militares y armas podría contribuir a explicar estas tentativas (véase Anexos 5 y 7). - Convendría prever, desde ahora y ya, las medidas que deben adoptarse y las decisiones que deben aplicarse en el caso de que se produjeran acontecimientos como contactos indudables, físicos o radioelectrónicos, con una civilización exterior.

 

CAPÍTULO 13 Implicaciones políticas y religiosas

La valoración de las influencias que ejercería la confirmación formal de la existencia de OVNIs y civilizaciones extraterrestres sobre la situación política y religiosa de los Estados de la Tierra, podría estar incluido en la apuesta. No obstante, el ejercicio es menos difícil cuando intentamos ponernos en el lugar de los extraterrestres que habrían tomado la Tierra como campo de observación y/o de intervención.

Vamos a utilizar este método. Conviene suponer, por supuesto, que tenemos solucionadas las dificultades técnicas y humanas que nos permitirían superar los límites de nuestro sistema solar, o incluso de nuestra galaxia:

- O sea, durante los viajes seculares, a bordo de "naves-planeta", en las cuales millares de voluntarios embarcados verían sus generaciones renovarse. Es necesario tener presente el sentimiento de que estas unidades estarán en la imposibilidad de retornar un día a la Tierra, al menos lo suponen, lo que conferirá - de hecho - al Gobierno de a bordo autonomía política y una libertad de decisión, independientes de los órdenes y programas establecidos antes de la salida de la Tierra (véase Anexo 4: "la colonización del espacio").

- O sea, en algunos meses o años - según conceptos científicos y técnicas completamente revolucionarias que quedan por imaginar - con la ayuda de aparatos o sondas, controlados por tripulaciones clásicas o por androides biónicos, que seguirían las instrucciones recibidas desde una estación madre o de la Tierra.

Durante el transcurso de estas exploraciones, podríamos descubrir uno o varios astros poblados de seres evolucionados más o menos próximos a nosotros, "humanos", humanoides, o criaturas más extrañas. Habrían creado civilizaciones comparables o más avanzadas que la nuestra actual, o no estarían más que dotados con aptitudes rudimentarias de civilización, a menos que aún permanezcan en una fase de supervivencia elemental.

13.1 Primera fase: observación a distancia

Parece razonable pensar que nuestros exploradores terrestres habrán recibido para la misión de observar pacíficamente estos mundos y/o de conquistar, pura y simplemente, estos nuevos territorios para echar raíces allí (véase punto 13.4). El estado actual de las poblaciones locales dictarán probablemente el método, la naturaleza y la duración de estas observaciones cuyo preliminar será, por supuesto, analizar: los seres vivos, sus maneras de pensar y vivir, sus lenguas, sus religiones y creencias, sus artes, ciencias, técnicas y armamentos, sus instituciones políticas, sus organizaciones sociales y su historia en general, los medios en los cuales viven estas poblaciones, los animales, los vegetales, los minerales, etc. Esta primera fase, excluyendo todo contacto físico o material, sería la de la observación científica de laboratorio en vivo: escuchas electrónicas, teledetecciones, registros, descifrados de las lenguas, análisis, evaluaciones, etc. Es importante destacar que este período podría durar un año, diez años, un siglo, mil años, por qué no. En efecto, qué más bonita experiencia científica (en sentido amplio), que la de disponer de poblaciones, más o menos civilizadas, estancadas o en evolución, en paz o en guerra, organizadas en cientos de maneras diferentes, dotadas seguramente con lenguas extranjeras las unas de las otras, considerando cada una a su manera la organización de sus ciudades terrestres y celestiales. En una palabra, nosotros mismos estaríamos en la situación de observadores de nosotros mismos.

13.2 Segunda fase: extracciones in situ y apariciones furtivas

La interpretación de los datos recogidos no podrá estar completa hasta que se realice una segunda fase, durante la cual se efectuarían algunas extracciones y análisis de elementos minerales, vegetales, animales e incluso quizá de seres evolucionados. Por lo tanto, se planteará la cuestión de los tipos de contactos que convendría establecer y de las implicaciones políticas, psicológicas y religiosas que podrían resultar para las poblaciones locales: contactos furtivos y encubiertos, visibles y manifiestos, continuos o intermitentes. Si el método operatorio furtivo y encubierto se retuviese en primer lugar, no podría - al menos en el estado actual de nuestras técnicas- pasar, a pesar de todo, completamente inadvertido a las poblaciones indígenas. Está permitido considerar que los impactos psicológicos

y religiosos podrán variar según los distintos tipos de organizaciones políticas y los niveles de desarrollo moral y científico encontrados sobre un mismo mundo.

13.2.1 Impactos en las civilizaciones de la era preindustrial

Los individuos o las muchedumbres, si pertenecen a civilizaciones de la era preindustrial, podrían observar el paso y/o el aterrizaje de nuestras lanzaderas o nuestras unidades teledirigidas. Podrían colectivamente considerarlos como tantos fenómenos naturales, divinos, extraordinarios, maravillosos, aberrantes o diabólicos (frescos del monasterio yugoslavo de Detchani, esferas de Nuremberg y Basilea en 1561 y 1566 - véase Anexo 6). Además la memoria colectiva de este pueblo y su imaginario, en general podrían quedar, más o menos fuertemente, marcadas por tales manifestaciones si se acompañasen, en particular, de la visión de nuestros cosmonautas, revestidos o no de sus ropas o sus escafandras, o de robots, androides o artefactos que hubiésemos considerado oportunos de descargar o de representar. Tales apariciones, si las autoridades locales revelasen y certificasen públicamente su realidad, tendrían, sin duda, un impacto creativo con miras a modificar por algún tiempo las concepciones políticas y religiosas indígenas.

13.2.1.1 Impactos en las religiones locales

Las órdenes terrestres y celestiales están estrechamente imbricadas en las mentalidades, las apariciones de nuestros cohetes espaciales o unidades teledirigidas y, más aún, las de astronautas o robots biónicos, podrían por lógica impresionar duraderamente los espíritus, encorvar las religiones, inspirar noticias o ser la causa de mitos fundadores. Vienen a la mente los aparatos voladores que describe detenidamente Ezequiel (1), la guerra aérea del Ramayana, la epopeya de Gilgamesh (2), los Elolim del Génesis (3) y los Hijos de los Dioses, mezclándose con las hijas de los hombres y generando gigantes, de los que habla también Enoch (4), y más generalmente, los Inmortales, los Hijos o los Reyes del cielo del Este y China (5), Japón "Tierra de Dioses" (6), los Viracochas de América del Sur, los Incas o aún los grandes dioses del Egipto Antiguo, Dioses, el Titanes, los Gigantes, los procreados de Dioses y los Héros de la Antigüedad occidental y oriental (7), etc. Lo maravilloso y los fenómenos extraordinarios participaban antes del orden natural de las cosas.

¿Las religiones basadas en la existencia de Dios o de un carácter creador serían, por tanto, abandonadas por tales apariciones? Nada es más seguro. Pasado el choque inicial, el pavor y la curiosidad, una nueva valoración del orden cósmico podría sustituir las antiguas concepciones religiosas, sin por ello destruir el principio divino. Al menos, estas concepciones religiosas podrían encorvarse o incluso sublimarse. Dios no circula en una nave espacial. Las grandes religiones terrestres no rechazan, de principio, la idea de la existencia de otros mundos habitados en el Universo. ¿Es necesario recordar que algunas memorias colectivas conocen aberraciones, a pesar de las pruebas tangibles posteriormente proporcionadas a los catecúmenos? (culto del avión de carga en Nuevas Hébridas) (8). La expedición militar y científica de Bonaparte en Egipto no dejó ningún rastro en los anales locales, que no han retenido más que una interrupción del peregrinaje a la Meca (9).

Más cerca de nosotros, numerosas personas no creen que el hombre no ha ido a la Luna, considerando que se trataba de una operación publicitaria o de desinformación. Vendría a propósito, no obstante, matizar este impacto, en la medida en que todas las civilizaciones antiguas concibieron panteones, cuyos dioses se asociaban a las manifestaciones terroríficas del mar, del viento, de los volcanes, de los terremotos o de los rayos. Es, por lo tanto, difícil decir si fueron los avatares de influencias extraterrestres o procedieran, más simplemente, de la invención de mitologías explicativas del mundo.

13.2.1.2 Impactos políticos

Los impactos políticos, por su parte, deberían ser mucho más transitorios, al menos en apariencia. En efecto, pasados los momentos de estupor, la organización política de los Estados no parece haber afectado duraderamente, las contingencias reanudando rápidamente la parte. No obstante, algún monarca o Jefe de Estado podría declararse intérprete exclusivo y privilegiado de estas manifestaciones extraordinarias. ¿No se intentaría presentar como dios-rey o rey-dios, a los ojos de los demás? Sin que se pudiera, una vez más, distinguir entre lo que sería la natural y espontánea búsqueda de la legitimidad del poder, de lo que podría sólo ser efectivamente el resultado de una captación privilegiada, hay que reconocer que la Historia está llena de dioses-reyes o

reyes-dioses (faraones, reyes asirios, reyes epífanos helenísticos, emperadores romanos, chinos o japoneses, hijos del Sol de Centroamérica o del Sur, etc).

13.2.2 Impactos en civilizaciones de la era industrial

Las civilizaciones de la era industrial son más escépticas que las anteriores y conciben con menos facilidad lo no explicable de inmediato o simplemente mensurable. No obstante, es cierto que se señalaría profundamente a las poblaciones, como las nuestras hoy, si se aportara la prueba irrefutable de la existencia de extraterrestres. Esta cuestión es el eje central de nuestro informe.

13.3 Tercera fase: influencias sobre las civilizaciones locales

La tercera fase sería la de las influencias que encontraríamos con respecto a ejercer sobre el medio y las civilizaciones encontradas con el fin de hacerlos evolucionar a nuestra manera. Las ventajas y los riesgos deberán, estudiarse cuidadosamente, a continuación.

13-3.1 influencias sobre civilizaciones de la era preindustrial

Podríamos considerar necesario, en algunos casos, influir precisamente sobre el medio y de manera sutil sobre la evolución de las civilizaciones locales. Podría parecernos, al término de nuestras observaciones y nuestros análisis, necesario introducir, por toques, modificaciones al medio natural y al ecosistema, practicando, por ejemplo, siembras o implantaciones de vegetales y organismos seleccionados que faltasen.

Del mismo modo, el curso de las civilizaciones indígenas podría modificarse progresivamente influyendo, a distancia o directamente, sobre las calidades o los defectos de individuos elegidos, acentuando sus disposiciones intelectuales, morales y sus conocimientos científicos o causando cambios genéticos, por distintos métodos que deben inventarse. Se trataría, en este caso, de tener el papel que estas poblaciones tendrían de buen grado atribuidas a dioses, los cuales, por la contribución de textos consagrados, descenderían, por ejemplo, su sentido moral, su religiosidad y, quizá, sus leyes y

sus instituciones políticas. La utilización de elementos propios para asustar e impresionar podría ser, en algunos casos, conveniente. Y nada prohibiría, sin ser por ello irreverente, pensar en distintos episodios del Antiguo Testamento, en las condiciones en las que se instituyeron las leyes de Moisés (10) o también en las que fue dado el Corán. Las influencias remiten a una serie de enigmas de la Historia, incluidos, quizá, la aparición de las grandes civilizaciones del Hindú, de la Mesopotamia y del Egipto (ciudades, arquitectura, escritura, calendario, astronomía, etc). Hacen también pensar en el extraordinario mapa de la Antártida, dibujada casi libre de hielo, por el francés Oronte Finé, en 1531, cerca de tres siglos antes del descubrimiento de este continente en 1820.

13-3.2 Influencias sobre civilizaciones industrializadas

La naturaleza de estas influencias variará según el tipo de civilizaciones, su desarrollo tecnológico y su creencia o no en la existencia de civilizaciones extraterrestres. Convendría, previamente, aclimatar en el espíritu de estas poblaciones la idea de la existencia probable de civilizaciones extraterrestres (novelas de ciencia-ficción, películas, tebeos, juegos vídeo, publicidad, clima psicológico favorable, sectas convenientes, por qué no, etc.).

Nuevos conocimientos tecnológicos y esenciales podrían ser aportados por distintas vías o por accidentes fortuitos o causados por una de nuestras naves espaciales. El asunto contemporáneo de Roswell viene, por lo tanto, al caso. Aún sería necesario, para que fuera totalmente asegurado (o descartado), que el gobierno americano quiera mostrar, informar y dejar analizar, sin trabas, todos los elementos que recogieron realmente en aquella ocasión.

 

13.4 Cuarta fase: contactos directos

Una cuarta fase sería la del establecimiento de contactos directos con indígenas o poblaciones enteras, recurriendo o no a una vanguardia de robots biónicos. Una vez más, los objetivos buscados deberían determinarse con precisión.

El interés y la utilidad verdadera de establecer tales contactos deberán pesarse con cuidado para calcular los riesgos y las consecuencias. Un programa preciso podría planearse. No obstante, un grave accidente técnico, afectando a una de nuestras naves espaciales, podría ser el esbozo de un contacto oficioso, de una necesaria implantación o de una colonización, o aún, si fuese necesaria, de una operación de información-desinformación. Conviene prever, también, la sedición de algunas de nuestras tripulaciones, a las que sería necesario descargar, o que decidieran vivir sobre uno de los mundos descubiertos y, al final, mezclarse con las poblaciones indígenas, yendo contra las órdenes recibidas, con buena voluntad o mala voluntad, de no intervención y no intromisión en los asuntos locales. Estos contactos suponen que los mundos descubiertos estén poblados de seres humanos u homínidos de los cuales la complexión sería idéntica o cercana a la nuestra. ¿Pero en la hipótesis de contactos e implantaciones planeadas a larga duración de miembros de nuestras tripulaciones, será necesario, por profilaxia, prohibir las mezclas, colocándoles una prohibición principal (1 2) o, al contrario, tolerarlos e incluso fomentarlos? El mantenimiento de los contactos directos y prolongados, conduciría inevitablemente a las poblaciones indígenas a considerar que no somos tan diferentes de ellas. Sería, no obstante, prudente enviar de antemano androides teledirigidos para apreciar las reacciones que suscitaría tal intrusión o de aclimatar la idea por apariciones furtivas y esporádicas.

¿Qué ocurriría si nos entrevistásemos con poblaciones compuestas de seres deformes o monstruosos a nuestros ojos? El efecto óptico será ciertamente sorprendente y un asunto a tener en cuenta a la hora de la elección para sus medios de comunicación y los nuestros, pero los tipos de contacto serán, por lo tanto, diferentes, podemos suponer al menos.

13.4.1 Contactos directos con civilizaciones de la era preindustrial

Es cierto que tales contactos harán inmediatamente imaginar a las poblaciones locales que están en presencia de dioses. Aproximaciones históricas vienen naturalmente a la mente: la llegada de los españoles con armadura y a caballo en Centroamérica, o más generalmente, la de los europeos durante el descubrimiento y la exploración del globo. El impacto en las poblaciones, quienes nunca habían visto caballos, de armaduras brillando al sol, hombres blancos, rubios o rojizos en particular, que experimentaron, debió ser bastante fuerte. Sin embargo, el choque de estas apariciones se reducirá rápidamente, con la multiplicación de las relaciones, más aún si nuestras tripulaciones llegan a ocupar un lugar eminente en los órdenes políticos y militares locales. Eso llevaría, con toda seguridad, a las distintas epopeyas del descubrimiento del mundo, a la colonización europea y también al final de los imperios occidentales.

13.4.2 Contactos directos con civilizaciones de la era industrial

Llegaría el día en que consideraríamos que estas civilizaciones, conducidas progresivamente por nuestra parte a nuestra escala, estarían en condiciones de participar en nuestro mundo. Con el terreno previamente preparado, los contactos podrían, por ejemplo, establecerse discretamente con individuos seleccionados o al más alto nivel de los Estados, o de algunos de ellos, y seguir siendo si fuera posible secretos. Las indiscreciones no estarán excluidas, los dirigentes elegidos deberán entonces realizar operaciones de información, desinformación y contra información, para conservar el carácter privilegiado de estas relaciones y, quién sabe, beneficiarse, de nuestra parte, de información científica, técnica y política inédita, dándoles ventaja sobre sus rivales. La selección de los Estados, de los gobernadores, de las personalidades o de simples individuos será, bien entendido, de primera importancia.

¿Antes o después de la instauración de un programa de influencia, por qué no imaginar hacer aparecer robots biónicos de apariencia humana, o asemejándose a los seres vivos de allí, con el fin de no arriesgar la vida de miembros de nuestras expediciones? ¿ Por qué, finalmente, no nos presentamos nosotros mismos, pura y simplemente, a la vista y al conocimiento de todos? Es fácil imaginar la repercusión inmensa que eso causaría en todas las esferas psicológicas, políticas, militares, estratégicas, religiosas, sin hablar de los medios de comunicación, las múltiples concertaciones y coloquios internacionales, de las sesiones ininterrumpidas de organizaciones del estilo de la ONU, de las llamadas a "la unidad del mundo", a la concertación internacional, a la creación de comisiones de recepción, etc. La rivalidad de los Estados será interesante de observar.

Por supuesto que nuestras intenciones deberán percibirse como pacíficas. Si tal no fuera nuestra política, sería de ninguna necesidad, por supuesto, tomar precauciones particulares para proporcionar los sentimientos de las poblaciones locales. En todos estos casos hipotéticos, deberíamos encontrar idólatras, aduladores y herodianos, que, por certeza milenarista, credulidad, pragmatismo o interés, nos acogerán con entusiasmo como salvadores, en condiciones de solucionar todas sus dificultades y traerles la paz y la prosperidad, preferiblemente sin tener que realizar muchos esfuerzos. Serán nuestros primeros aliados. Célotas, escépticos y replegados sobre las dignas concepciones seculares de su mundo trastornado, pondrán en duda o negarán nuestra existencia. Si llegasen a admitirlo, nos considerarían como invasores, y sus intenciones se percibirían tanto o más sospechosas cuanto más pacíficos se mostraran. De eso a imaginar la creación de movimientos de defensa y resistencia al invasor, no hay más que un paso. La importancia de estos movimientos dependerá, en parte, de nuestra habilidad de reducirlos, de convencerlos, con la esperanza de que se unan a nosotros.

¿Pero cómo evitar entonces la trampa de las buenas intenciones y buenos sentimientos, cuando podemos llegar a equivocarnos? ¿Será necesario reconocer desde cuándo datan nuestras observaciones? ¿Nos acusarán de no haber intervenido para impedir tal conflicto mundial, o nos imputarán la responsabilidad, o también, y más generalmente, nos darán quejas por haber modificado el curso de las civilizaciones? De muy fuertes y duraderas perturbaciones psicológicas deberán preverse en estos casos. ¿Se decepcionarán de saber que no somos Inmortales? Más tarde, intercambios económicos y tecnológicos y vínculos financieros deberían establecerse con estas poblaciones. ¿Será de sabia política ocuparnos de los asuntos locales? ¿Y, de una manera o de otra, podremos escapar de la solicitud de llegar a ser los árbitros de los desacuerdos políticos, de la paz, la guerra y las crisis económicas?

En cualquier caso, se pondrán todas las dificultades no resueltas, un día u otro, a nuestro cargo. ¿No llegarán hasta acusarnos por las contribuciones de nuestra civilización muy evolucionada, o al menos de lo que pensamos que pueda ser beneficioso para ellos? Cambios de opinión y actitud respecto a nosotros podrán producirse con el tiempo. Grupos de personas no estarían un día tentados a considerarse nuestros iguales, a defecto para seguir siendo inaccesibles. Surgirán, por lo tanto, movimientos reivindicativos y se unirán, seguramente, a las actividades revolucionarias, que sufriremos así como nuestros aliados herodianos. Se comprometería entonces nuestra política global y deberíamos prever espaciar los contactos y, al final, retirarnos en nuestras naves y a nuestras bases. Dispondríamos entonces del tiempo necesario para revisar nuestras políticas, apoyadas en técnicas aún desconocidas de nuestros catecúmenos.

El descubrimiento de nuevos mundos podría permitirnos entrar en contacto con civilizaciones tan desarrolladas como la nuestra e incluso más avanzadas. Nada permite excluir, a la postre, que nos entrevistásemos con exploradores, venidos de otros mundos más alejados. En estas hipótesis, está permitido pensar que habremos podido estar situados los primeros en el espacio. Será a nuestra vuelta cuando conozcamos entonces - al menos en parte - los efectos psicológicos e implicaciones políticas y religiosas que describimos. ¿Cuál será la política de los gobernadores locales a nuestro aspecto? ¿Nos acogerán pacíficamente o nos tendrán prudentemente a distancia?

¿Tendrán miedo de vernos apuntar armas espaciales nucleares u otras, por ejemplo, contra las bases que habremos intentado instalar o habremos logrado establecer en un cinturón de asteroides cerca de uno de sus mundos? ¿Cuáles serán los resultados de tales encuentros? ¿Qué relaciones podremos establecer y qué influencias ejercerán sobre estos distintos tipos de civilizaciones? Todo es posible. Dado que se rizó el rizo, se nos remite pues a nuestras preocupaciones y a nuestras interrogaciones actuales.

CAPÍTULO 14 Implicaciones periodísticas

Como se destacó anteriormente, puede parecer extravagante que personas juiciosas, científicas por añadidura, se interesen por los fenómenos inexplicados, y por el momento aún inexplicables, a riesgo de parecer ridículas.

Pero, como este informe intenta demostrar, existen bastantes dudas sobre rastros tangibles, para justificar el aumento del interés científico sobre estas cuestiones. Es esto lo que nos separa del enfoque periodístico: la curiosidad del investigador para la investigación que debe emprenderse, en un intento de solucionar los enigmas propuestos a su sagacidad, aunque el estado de la ciencia no está lo suficientemente desarrollado como para responder completamente, se opone a la curiosidad de la prensa por un tema con tanta repercusión, susceptible de maravillosas primicias cuyo rigor científico no sea generalmente el atributo.

No hay que luchar contra la prensa: su ayuda es a menudo preciosa. Pero estos acontecimientos fugaces se basan en testimonios humanos, tanto más frágiles cuando proceden de personas que buscan su encuentro con lo desconocido y que escapan a las señales habituales. La propia prensa tiende a veces, bien a ridiculizar los hechos informados bien a ridiculizarse ella misma por el exceso de información generada a partir de los elementos descritos por los testigos.

14.1 ¿Que puede temer un Gobierno de la curiosidad de los medios de comunicación?

- El pánico: los medios de comunicación difunden información terrorífica susceptible de sembrar el pánico en la población. El ejemplo famoso de la emisión de ficción de Orson Welles, tomada al pie de la letra por los oyentes de la radio en 1938, y causando un desorden enorme en una región de los Estados Unidos, condicionó quizá la reacción de los militares americanos frente al incidente de Roswell en 1947. La desinformación se condujo con destreza puesto que acalló a los medios de comunicación durante 30 años. El pánico, que se acompaña de desórdenes humanos considerables (suicidios, huidas a las carreteras, motines y saqueos... ), haría retroceder a cualquier Gobierno para quien solamente la paz es un factor de riqueza y estabilidad del poder.

-La desconfianza: el temor de ver información exacta, revelada y recogida con una ironía manifiesta, es también un freno al reconocimiento abierto de las cuestiones OVNI. Esta actitud es el origen de la desinformación y la confusión en la que se baña la opinión pública, a propósito de si esto es verdadero o falso. No puede sino ser temida por los responsables.

-El miedo al ridículo: si éste no mata ya, desde hace tiempo, es a pesar de todo difícil de superar.

-La manipulación: los medios de comunicación pueden estar dirigidos por grupos de presión con fines sectoriales (por ejemplo, obligar a políticos a crear movimientos antiOVNI) y podrían así convertirse en portavoces involuntarios de una maniobra de desinformación o de una tentativa de desestabilización.

14.2 ¿Qué actitudes adoptan los medios de comunicación?

-Para la prensa escrita sensacionalista, todo es bueno para ser vendido. La curiosidad del público es grande y su demanda genera artículos tentadores, a menudo caprichosos. Si por un lado se enlaza con teorías increíbles, es en cambio (gracias a ella) que las últimas revelaciones sobre Roswell, hechas por antiguos testigos, comienzan a conocerse.

-Para los grandes periódicos, la ironía o la agresividad son, generalmente, una manera de abordar un tema tabú que nadie controla. Pero la prensa sabe también hacerse eco de fenómenos extraordinarios, como el ejemplo de San Carlos de Bariloche, decenas de personas fueron testigos. A veces también se llega ha hacer una buena presentación del expediente OVNI.

Para la televisión y el cine, el tema está de moda, pues puede tratarse el tema de la ficción y allí nada detiene la imaginación de los productores. El método excéntrico adoptado por Canal + para su "Noche de los extraterrestres" no incita a hacer tomar este tema seriamente. Es necesario sin embargo rendir homenaje a algunas emisiones serias y bien documentadas, como la del canal Arte en marzo de 1996.

14.3 ¿Qué hacer?

El futuro de nuestro planeta se encuentra en el espacio. Que sea la superpoblación, el espíritu de aventura, la búsqueda de otras materias primas, el gusto por la conquista y la colonización u otras motivaciones, más o menos altruistas, todo promueve la expansión a lo lejos de la humanidad. ¿Seremos un día los extraterrestres de otros planetas?. Cuando nuestras sondas giren alrededor de otros mundos, cada vez más alejados, ¿que podrán pensar los hipotéticos habitantes?

Será necesario prepararse para esta perspectiva, y los medios de comunicación pueden ayudar a enseñar a las masas.

Un SEPRA reforzado podría provechosamente dedicar sus esfuerzos a la formación de los periodistas y crear un sitio documental en Internet.

 

Conclusiones y recomendaciones

El problema de los OVNIs no puede ser eliminado por simples agudezas cáusticas y desenvueltas. Desde la publicación del primer informe de la Asociación de los antiguos auditores de IHEDN, hace 20 años, el CNES realiza estudios serios, en estrecha colaboración con la Gendarmería nacional y el ejército del Aire principalmente, así como con otros organismos de Estado (Aviación civil, Meteorología, etc.); estos estudios acortan otras investigaciones emprendidas, de manera más o menos discreta, en el extranjero, y esencialmente en los Estados Unidos.

Demuestran la realidad física casi cierta de objetos volantes completamente desconocidos, por los resultados de vuelo y al silencio notable, al parecer movidos por inteligencias. Estos objetos volantes impresionan mucho, por sus maniobras, a pilotos, civiles y militares, que dudan en hablar. El temor al ridículo, parecer un loco, o simplemente crédulo, justifica principalmente esta reserva. Unidades secretas de origen bien terrestre (abejones, aviones espías... ) no pueden explicar una minoría de caso. Al volver atrás en el tiempo, se perciben claramente los límites de esta explicación.

Forzado es pues recurrir a otras hipótesis. Algunas no pueden ni confirmarse ni invalidarse. No son pues científicas y, ciertamente, es bien difícil estudiar científicamente fenómenos raros, fugitivos y aleatorios, mientras que la ciencia se base sobre todo en experiencias y su repetición. Sin embargo, el ejemplo de los meteoritos pone de manifiesto que esta clase de fenómeno puede a pesar de todo, después de siglos de duda y denegación, terminar por ser admitida por la comunidad científica.

Una única hipótesis da suficientemente cuenta de los hechos y no recurre, esencialmente, a la ciencia de hoy; es la de visitantes extraterrestres. Emitida, a partir de 1947, por algunos militares americanos, es hoy mundialmente popular, denigrada por una determinada élite, pero plausible. Científicos (astrónomos, físicos, ingenieros, investigadores...) la elaboraron suficientemente para que pudiera ser admisible – como hipótesis - por toda las partes. Se pusieron a punto distintas alternativas posibles del viaje de una o más civilizaciones, desde un sistema solar alejado hacia el nuestro. Modelos de técnicas magnetohidrodinámicas (MHD), que podrían emplearse para el desplazamiento del OVNI en la atmósfera, están en un buen nivel de desarrollo. Otras manifestaciones de estos objetos recibieron un principio de explicación física (averías de coche, haces truncados, etc.). Los objetivos de estos posibles visitantes siguen siendo desconocidos, pero deben ser objeto de indispensables especulaciones y puestas a punto en situaciones antiguas.

La hipótesis extraterrestre es de lejos la mejor hipótesis científica; en absoluto prueba nada de manera categórica, pero tiene a su favor fuertes presunciones, y si es exacta, es grande de consecuencias.

 

De esta acta prudente, pero cierra, se pueden extraer varias recomendaciones

1) Informar a los responsables políticos, militares y administrativos, así como los pilotos de aviones y helicópteros. Una acción progresiva de información podría contemplar:

- el ENA y el IHEDN,

- escuelas que dependen de la Defensa, y sus antiguos alumnos: Aire, Naval, San Cyr, la Gendarmería (funcionarios y suboficiales), Sanidad de los ejércitos, Politécnica, ENSTA, ENSAE, CID, CHEAR, CHEM...,

- Escuelas civiles, y sus antiguos alumnos: Escuela Nacional Superior de policía, Escuela de policías, escuelas de periodismo, Escuela nacional de la aviación civil. En esta última escuela, numerosas conferencias permitieron enseñar a los controladores aéreos las buenas reacciones en caso del encuentro de un avión con un OVNI,

- de los organismos que estén apoyando o emprendiendo investigaciones con finalidad militar: DGA, ONERA, CEA/DAM...,

- los servicios especiales civiles y militares, así como la Dirección de la comunicación de la defensa (DICOD, ex SIRPA central), llamando su atención sobre los procesos de desinformación.

2) Reforzar los medios humanos y materiales del SEPRA, para que pueda:

-desarrollar sus posibilidades de investigación y análisis,

-recoger la información relativa a todas las manifestaciones OVNI, tanto en Europa como en el mundo,

- mantener y desarrollar bases de datos sobre los distintos aspectos de estas manifestaciones,

- reforzar su estatuto de representación y relaciones exteriores.

3) Hacer tener en cuenta la detección del OVNI por los sistemas civiles y militares de vigilancia del espacio, que es necesario desarrollar por otras razones, (prevención de las colisiones entre satélites y basura espacial, etc).

4) Crear, al más alto nivel del Estado, una célula en relación con el SEPRA, encargada:

-de elaborar todas las hipótesis prospectivas,

-de promover acciones científicas y técnicas, y a este respecto, disponer de un

presupuesto anual de algunos millones de francos,

-de participar en la puesta a punto de acuerdos sectoriales de cooperación con otros países.

5) Emprender al lado de Estados Unidos con el apoyo de otros Estados, o incluso de la Unión Europea, las gestiones diplomáticas para incitar a la superpotencia a colaborar, y si es preciso ejercer presiones para aclarar esta importante cuestión, que no puede sino inscribirse en el marco de las alianzas políticas y estratégicas.

6) Por especulativas que sean estas posibilidades, reflexionar, al nivel de los poderes públicos, (con la ayuda de la célula mencionada en la sección 4), sobre las medidas que deben adoptarse en caso de manifestación espectacular e incuestionable de OVNI:

- tentativa abierta de toma de contacto,

- aterrizaje delante de numerosos testigos,

- otras acciones de gran envergadura.

Estas reflexiones se llevarían de manera metódica, conservando al mismo tiempo, (eso sería evidente), un mínimo de distancia.

 

 

Atras

Continua

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