ARCHIVO PÚBLICO DEL COMANDANTE CLOMRO
Informe Clomro-3 LA MANIPULACIÓN MUNDIAL SEGÚN DIVERSAS FUENTES
Sección II FUENTES
Subsección A  LIBROS Y AUTORES
Parte V  AUTORES, TEXTOS Y TEMAS

División A


Zoroastro o Zaratustra

(pendiente)


Platón y el Demiurgo

    Los griegos, por influencia de Parménides de Elea y de Heráclito de Efeso, tenían el concepto de dos mundos. Uno era maravilloso a su modo, pero hecho de sombras y copias. El otro era el mundo real, donde viven para siempre las grandes realidades de las cuales nuestras cosas mundanas no son más que meras copias. Para el griego, el mundo invisible era el real, y el mundo visible no era mas que una sobra, una irrealidad.
    Platón sistematizó esta forma de pensar en su doctrina de las formas o las ideas. El sistema platónico se basa en una concepción de la existencia de dos mundos, uno ideal y de otro real. El mundo que existe mas allá del espacio y del tiempo, fuera de este mundo sensible (que se puede tocar, sentir, oler, ver, gustar y oír) y de nuestros conceptos, y otro mundo, el nuestro, en el cual todo cambia, se transforma, donde todo es un devenir, un conjunto de mutaciones y de persistencias. Según su percepción, en el mundo ideal existían los modelos perfectos de cada cosa. En algún lugar estaba el modelo perfecto del bien y de la belleza de la cual todo bien y toda belleza no son más que copias imperfectas. Para Platón ese mundo de conceptos estaba en el mundo ideal, el cual se refleja a modo de destellos en este mundo real.
    Platón se da cuenta de que a ese mundo ideal en el cual existe todo lo original, es decir, el modelo perfecto de cada cosa que existe en este mundo real-terrenal, le falta un creador. El ve que esas ideas son la causa necesaria de la finalidad de este mundo, pero no son la causa suficiente de la generación del mundo, no fueron creadas por ellas, por lo tanto el mundo no pudo ser creado por las ideas. Para Platón lo sensible esta relacionado con lo "inteligible" porque hay una causa eficiente que efectúa tal participación, es decir, de un dios que imprima en la materia los reflejos de las ideas en el acto de engendrar el mundo sensible. Efectúa la relación de este mundo con aquél y hace del nuestro una imitación del otro. Bajo la apariencia de un ente mítico llamado Demiurgo, se oculta una postulación metafísica de la necesidad de una solución teística del problema del origen y formación del mundo. Para Platón, las verdaderas causas de las cosas son las ideas y ese ser llamado Demiurgo, es decir, una causa inteligible y un principio inteligente. El propósito es el de plasmar en el mundo sensible esa ideas y el principio inteligente, la mente que proyecta su obra, el arquitecto, que pone la idea en la realidad. Ese origen se debe a la inteligencia y a la bondad de ese ser sobrenatural. Sostiene, también, que aunque sin demostrarlo, el Demiurgo ha tenido conciencia de la madurez de la materia y la ha encuadrado en el origen y la finalidad del conjunto. Pero a la pregunta de que si ese orden se ha logrado, no tiene respuesta afirmativa porque tal ente no tiene poder absoluto sobre su creación, el dios de Platón tiene límites.
    Este es un modelo de Dios que nos resulta conocido. No solo es el concepto de Dios, sino la teología impregnada que lo acompaña es la que vamos a ver llegar hasta nuestros días. La visión del mundo celestial donde plácidamente gobierna Dios, en el cual hay paz, tranquilidad, descanso, estabilidad  y hasta con un poco de monotonía; versus el mundo terrenal, que cambia vertiginosamente con y en todas sus realidades que preguntan: ¿Dónde se escondió Dios que no ve este caos? Platón tuvo una intuición de la necesidad de Dios causada por la búsqueda de respuestas a la existencia. La teología aportada por la filosofía precristiana es, quizás, el pensamiento mas elevado que el hombre haya podido lograr por sus propios medios, pero no alcanza para responder a la profunda pregunta del origen de lo creado, aunque alcanzó para impregnar la sabiduría religiosa popular que intuye a  Dios pero no le ve. Sócrates, Platón y toda la tradición de la que ambos formaban parte, habían criticado a los dioses paganos, diciendo que eran creación humana, y que según los mitos clásicos eran mas perversos que los hombres. Platón hablaba de un ser supremo, inmutable, perfecto, que era la suprema bondad y belleza. Creía en la inmortalidad de alma, y por consiguiente en la vida después de la muerte.




La Gnosis y el Demiurgo

    El gnosticismo fue considerado la primera herejía del cristianismo. Su base era que el mundo físico y material no había sido creado por el Dios Verdadero, sino por un Demiurgo, un imitador imperfecto (que identificaban con el Yahvé del Antiguo Testamento). Por lo tanto el mundo y la materia eran algo corrupto, que aprisionaba las almas puras emanadas del Dios Verdadero.
    Este Demiurgo estaba asistido por siete Arcontes, que se identificaban con los siete cuerpos celestes de la astrología tradicional. El alma humana era obligada a encarnarse una y otra vez en un cuerpo material, cegada al mundo espiritual del que procede, y hundiéndose en la maldad. Evitar que naciera más gente era evitar que las almas fueran atrapadas en cuerpos, así que los gnósticos procuraban no tener hijos.
    Sin embargo, el Dios Verdadero había enviado a su hijo Jesucristo para liberar a la humanidad. Como Jesucristo era puro no podía estar atrapado en un cuerpo físico. Se aparecía a los apóstoles para darles su mensaje, pero la crucifixión, muerte, y resurrección no eran más que una ilusión, ya que no era material.
    Esta herejía era tan importante que para combatirla se escribió el Evangelio de San Juan, que comienza diciendo "la Palabra se hizo carne" en clara alusión a que Jesucristo tenía un cuerpo humano. La gnosis contaba con famosos seguidores, como Simón el mago, que aparece en Hechos de los Apóstoles y no sale muy bien parado. Por otro lado, tambien existen los Evangelios Gnósticos, que son apócrifos (es decir, no forman parte de la Biblia oficial).
    Las ideas gnósticas fueron desapareciendo (extinguidas alrededor del siglo V), si bien dejaron el concepto del cuerpo como algo negativo y pecaminoso, que obstaculizaba el progreso espiritual. Esta idea, posiblemente conectada con tradiciones orientales (hiduísmo, budismo, y otras religiones que enviaron misioneros a Occidente en aquel tiempo), fue muy popular entre los ascetas y puritanos medievales.
    Las herejías de los Cátaros y Albigenses en plena Edad Media, que motivaron una Cruzada, se suponen inspiradas en la Gnosis. Aunque algunos sostienen que dichas ideas se transmitían a través de sociedades secretas que han funcionado desde los primeros tiempos del cristianismo, es más probable que estos brotes fueran a consecuencia de las lecturas de los libros antiguos, así como los grupos gnósticos actuales. Estos grupos mezclan las ideas antiguas con las nuevas modas esotéricas y pretenden alcanzar poderes mágicos.
    Por supuesto, son elitistas (sólo ellos tienen el "conocimiento", la "gnosis"), y piensan que el resto de la humanidad vive "dormida" ante la "Verdad".




Cátaros

EL EVANGELIO CÁTARO DEL PSEUDO-JUAN

Capítulo I
Revelaciones de Jesús sobre Satanás

    1. Yo, Juan, vuestro hermano, que toma parte en vuestras tribulaciones, a fin de tomarla igualmente en el reino de los cielos, cuando tenía reclinada mi cabeza sobre el pecho de Nuestro Señor Jesucristo, le pregunté: Señor, ¿quién es el que te traicionará? Y él me respondió: El que mete conmigo la mano en el plato. Entonces Satanás entró en él, y buscaba ocasión para entregarlo.
    2. Y yo dije: Señor, antes que Satanás cayese, ¿cuál era su gloria cerca de tu Padre? Y Jesús me contestó: Era una gloria tamaña, que mandaba en las potestades de los cielos. Yo estaba sentado junto a mi Padre, y el mandaba a todos los imitadores de mi Padre. Descendía del cielo al infierno, y subía después desde el infierno hasta el trono del Padre invisible. Y fue herido de orgullo por la gloria de quien, como él, dirigía los cielos, y concibió el pensamiento de colocar su residencia por encima de las nubes de los cielos, y quiso ser semejante al Altísimo.
    3. Y cuando hubo descendido en el aire, dijo al ángel del aire: Ábreme las puertas del aire, y el ángel le abrió las puertas del aire.
    4. Y, descendiendo más abajo, se dirigió al ángel que presidía los cielos, y le ordenó: Ábreme las puertas de los cielos, y el ángel se las abrió.
    5. Y, continuando su camino, encontró toda la faz de la tierra cubierta por las aguas.
    6. Y, descendido sobre la tierra, encontró dos grandes peces extendidos sobre las aguas, y que eran como bueyes uncidos en pareja para labrar, los cuales, conforme al mandamiento del Padre invisible, ocupaban toda la tierra, desde la puesta hasta la salida del sol.
    7. Y, cuando descendió más todavía, encontró su ossop, que es el elemento del fuego, y no pudo descender más, a causa de las llamas ardientes que se lo impedían.
    8. Y Satanás retrocedió, y fue hacia el ángel del aire, y hacia el que preside las aguas, y dijo: Todo esto es mío. Si me escucháis y me obedecéis, colocaré mi residencia por encima de las nubes, y seré semejante al Altísimo. Y, quitando las aguas de este firmamento supremo, reuniré los demás lugares del mar, y no habrá agua sobre la superficie de la tierra, y reinaré con vosotros por los siglos de los siglos.
    9. Y, habiendo hablado así a los ángeles, subió hacia los otros ángeles, hasta el quinto cielo, y preguntó a cada uno: ¿Cuánto debes a tu Señor? Y uno contestó: Cien medidas de trigo candeal. Y Satanás repuso: Toma pluma y tinta, y escribe sesenta.
    10. E interrogó a otros: Y tú, ¿cuánto debes a tu Señor? Y uno de ellos, respondió: Cien medidas de aceite. Y Satanás le dijo: Siéntate, y escribe cincuenta.
    11. Y, subiendo hacia todos los cielos, habló así hasta el quinto cielo, lisonjeando a los ángeles del Padre invisible.
    12. Y una voz salió del trono del Padre, y dijo: ¿Qué haces, tú que niegas al Padre, y que seduces a los ángeles? Fautor de pecado, cumple prontamente lo que en el pensamiento has concebido.
    13. Entonces el Padre dio orden a los ángeles, diciéndoles: Tomad sus vestiduras. Y los ángeles despojaron de sus vestiduras, de sus tronos y de sus coronas, a todos los ángeles que habían escuchado y obedecido a Satanás.
 
 


Capítulo II
Satanás convertido en Demiurgo

    1. Y yo, Juan, pregunté al Señor: Cuando Satanás cayó, ¿a qué sitio fue a habitar?
    2. Y el Señor me respondió: Mi padre lo desfiguró a causa de su orgullo, y le arrebató su luz prístina, y su faz se tornó a modo de un hierro enrojecido al fuego, y fue semejante a la del hombre, y, con un solo latigazo de su cola, arrastró a la tercera parte de los ángeles de Dios, y fue lanzado lejos de la sede del Altísimo y de la estancia de los cielos.
    3. Y, al descender en el firmamento, no pudo procurarse ningún reposo, ni para él, ni para los que lo acompañaban.
    4. Y rogó al Padre, diciendo: Ten compasión de mí, y te lo devolveré todo.
    5. Y el Padre tuvo compasión de él, y le concedió reposo, así como a los que lo acompañaban, por espacio de siete días.
    6. Y Satanás se instaló en el firmamento, e imperó en el ángel del aire, y en el ángel del agua. Y éstos levantaron la tierra, la cual apareció arriba, y el ángel que dominaba sobre las aguas recibió una corona. Y con la mitad de ella hizo la luz de la luna, y la luz de las estrellas, y con las piedras hizo todas las milicias de las estrellas.
    7. Y tomó en seguida a los ángeles por ministros suyos, según el orden establecido en la mansión del Altísimo, y creó el trueno, la lluvia, el granizo y la nieve.
    8. Y envió a la tierra a los ángeles, sus ministros. Y mandó a la tierra que produjese todos los volátiles, y todos los reptiles, y los árboles, y las hierbas. Y mandó al mar que produjese los peces y los pájaros del cielo.
    9. Y, reflexionando entre sí, quiso hacer al hombre a su imagen, y ordenó al ángel del tercer cielo que entrase en un cuerpo de barro.
    10. Y, tomando una porción de este cuerpo, hizo otro cuerpo en forma de mujer, y ordenó al ángel del segundo cielo que entrase en el cuerpo de la mujer.
    11. Y los ángeles lloraban, al verse revestidos de una forma mortal y diferente de la que siempre les había correspondido.
    12. Mas él los mandó a ejecutar la obra carnal en sus cuerpos de barro, sin que ellos comprendiesen que cometían un pecado.
    13. Y el autor del mal pensó en formar el Paraíso, e introdujo en él al primer hombre.
    14. Y plantó un árbol en medio del Paraíso, y ocultó así su pensamiento, para que los hombres no conociesen su engaño.
    15. Y se aproximó a ellos, y les dijo: Comed de todo fruto que esté en el Paraíso, mas no comáis del fruto del árbol del bien y del mal.
    16. Y el diablo entró en el cuerpo de la serpiente perversa, y sedujo al ángel que tenía forma de mujer, y en su hermano repercutió la concupiscencia del pecado, y cometió su concupiscencia con Eva en el canto de la serpiente.
    17. Y he ahí por qué se llaman hijos del diablo e hijos de la serpiente a los que cometen la concupiscencia del diablo, su padre, hasta la consumación de los siglos.
    18. Y, sin tardanza, el diablo inoculó al ángel que estaba en Adán su veneno y su concupiscencia, que engendraron el hijo de la serpiente y el hijo del demonio, hasta la consumación de los siglos.
 
 

Capítulo III
Explicación del pecado original y de la redención cristiana

    1. Y en seguida, yo, Juan, interrogué al Señor, diciendo: ¿Cómo los hombres afirman que Adán y Eva fueron creados por la mano de Dios, y que, puestos en el Paraíso para observar los preceptos, se vieron entregados a la muerte?
    2. Y el Señor me respondió: Escucha, Juan, bien amado de mi Padre. Los hombres ignorantes dicen también en la prevaricación que mi Padre había fabricado cuerpos. Empero ha creado, por el Espíritu Santo, todas las virtudes de los cielos y los santos, a causa de la prevaricación, se encontraron en posesión de cuerpos de barro, y he aquí por qué se vieron entregados a la muerte.
    3. Y de nuevo, yo, Juan, interrogué al Señor, diciendo: ¿Cómo el hombre comienza a existir en espíritu en un cuerpo carnal?
    4. Y el Señor me respondió: Ángeles caídos del cielo pasan a los cuerpos de las mujeres, y reciben la carne de la concupiscencia de la carne. Porque el espíritu nace del espíritu, y la carne de la carne, y es así como se consuma el reinado de Satanás en este mundo y en todas las naciones.
    5. Y me dijo: Mi Padre le ha permitido reinar siete días, que son siete siglos.
    6. Y otra vez pregunté al Señor: ¿Cuándo advendrá ese tiempo?
    7. Y él me contestó: El diablo, que ha caído de la gloria del Padre, y que ha querido levantar y realzar su propia gloria, envió a sus ángeles, irradiantes de fuego, a los hombres, desde Adán hasta Enoch, su ministro.
    8. Y elevó a Enoch por encima del firmamento, y le mostró su divinidad, y le dio pluma y tinta, para que escribiese sesenta y siete libros, y le ordenó que los trajese a la tierra, y los diese en legado a sus hijos.
    9. Y Enoch obedeció a Satanás punto por punto y, llegado a la tierra, comenzó a instruir a sus hijos en la manera como debían hacerse los sacrificios, y a enseñarles misterios injustos, y ocultaba así a los hombres el reino de los cielos.
    10. Y el diablo le decía: Cree en mí, porque soy tu Dios, y no hay otro Dios que yo.
    11. He aquí por qué mi Padre me ha enviado a este mundo, a fin de que haga conocer a los hombres los perversos designios del diablo.
    12. Y, cuando el diablo supo que había bajado del cielo al mundo, envió a un ángel, y tomó tres lenguas, y las dio, para crucificarme, a Moisés, y yo las conservo aún.
    13. Entonces Moisés anunció a Dios a su pueblo. Y Dios le mandó dar la ley a los hijos de Israel, y lo condujo por entre la mar desecada.
    14. Y, cuando mi Padre pensó en enviarme al mundo, envió, antes que a mí, a su ángel, llamado María, para que yo fuese recibido en su seno.
    15. Y, descendiendo, entré en ella por el oído, y por el oído salí.


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