17. Cristología |
CONCLUSIÓN
SOBRE LA CRISTOLOGÍA. EPÍLOGO. La interpretación semiótica y simbólica que he trabajado en el capítulo me parece la más adecuada para acercarse a Cristo, por ser más catequética y universal. El significado de Jesús para sus contemporáneos Judíos era más explícito que para los cristianos de hoy, no está de más explicar a Cristo desde su contexto semita, que lejos de destruir su divinidad, la fortalece. La vida de Cristo para el Judío contemporáneo sólo podía admitir dos respuestas: o es un impostor y un blasfemo, o es verdaderamente el Mesías, el Hijo de Dios, y por consiguiente Dios mismo. De esa segunda respuesta hemos heredado la fe. Si nos acercamos a una perspectiva más pastoral de la fe cristológica, descubrimos como satisfactoriamente las comunidades cristianas de la Iglesia posconciliar han recuperado a Cristo como centro de la vida en la fe. La problemática sigue estando en la fe sociológica, o en algunas devociones populares, que tergiversan el significado y el lugar de las distintas figuras y esquemas de la fe. Esa recuperación pastoral ha sido debida al descubrimiento de la fe como encuentro personal con Jesús, desde lo dinámico y experiencial. La vida del creyente adquiere un nuevo sentido y valor en el encuentro con Cristo muerto y resucitado, en su mensaje, sus gestos, y su amor hacia los hombres. Los frutos del acercamiento a Cristo y los deseos de ser fiel a su palabra y a su vida pueden hacer de nuestra Iglesia un lugar de renovación permanente, de nosotros depende, y de pedirlo al Espíritu. No olvidemos tampoco que la fe cristiana, centrada en Jesucristo, es totalizadora, es decir, vuelve a enraizar toda la vida en el Señor. Los problemas del hombre, del mundo, del pecado, de la muerte, del trabajo y la justicia, de la alegría y la esperanza, del sufrimiento y el mal, de la política y la economía, de la liturgia y la celebración,... todos adquieren una sabia nueva, fecundante con Cristo, una nueva intuición. Por eso Cristo es para todos los hombres, pero para todo el hombre. En todas sus dimensiones y facetas somos redimidos. |
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