23. Teo. sacramentos iniciación. Los efectos del bautismo.
23. Teo. sacramentos iniciación  

LOS EFECTOS DEL BAUTISMO.

Preguntarnos por los efectos del Bautismo es tanto como hacerlo por el fin o el fruto del mismo. Entraríamos en el nivel de la gracia del sacramento, lo que produce. En la tradición más antigua ya se atribuía toda fuerza y don al Bautismo, y la tradición cristiana ha ido enumerando como efectos parciales de la misma: el perdón de los pecados, la filiación con Cristo, la renovación antropológica, la iluminación y la vida en Cristo. Algunos de estos aspectos ya han sido mencionados en el apartado anterior, por lo que trataremos de no repetirnos mucho.

El Bautismo perdona los pecados, perdona todos los pecados y lo hace en profundidad, sepultando también el pecado original y el mal derivado del mismo. El Bautismo de Juan era para la conversión, pero no perdonaba los pecados, porque sólo Dios podía hacerlo, tras la muerte redentora de Cristo el gesto del bautismo se hace para la remisión de los pecados. El agua purifica radicalmente, anula toda huella del pecado, nos libera totalmente.

El Bautismo es un nuevo nacimiento, nos hacemos hijos en el Hijo, formamos parte de una nueva filiación divina, adoptados por Dios, divinizados y recreados para la salvación. Regenerados en el Hijo formamos parte de la familia de Dios, somos miembros de la misma, hijos de Dios, diferente al Hijo Unigénito, pero hijos de adopción, como gusta indicar San Pablo, es una nueva fraternidad con un Padre único y común. Ese nuevo nacimiento implica también una nueva creación, una renovación, una colocación en la pista de la santidad. San Pablo llamaba a los creyentes "santos", y lo eran verdaderamente, pues por el Bautismo participamos de la santidad de Dios.

El sacramento del Bautismo también nos ilumina y nos configura con Cristo, nos recompone la imagen del hijo en nosotros, nos hace entrar en su vida de gracia. De nuevo el apóstol de los gentiles, Pablo, utiliza una expresión: "revestíos de Cristo". Ese sello que es el Bautismo, se realiza definitivamente, de una vez por todas, no pierde fuerza ni eficacia, la marca o signo están siempre en el alma del bautizado. Así está recogido en el NT, es un sello que nos identifica ante Dios y ante la comunidad eclesial.

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