La casa es un claro ejemplo
del carácter de El Coronil como lugar de paso.
A finales del siglo XIX D. Wenceslao de Luis, un comerciante
italiano afincado en las islas Canarias se ve obligado a exiliar
a su hija Magdalena al quedar embarazada sin estar casada. El
lugar elegido fue El Coronil para aprovechar tal vez su
privilegiada situación como lugar de encuentro con el fin de
ampliar sus influencias comerciales.
El Ayuntamiento concede el permiso para la construcción de la
casa a las afueras del pueblo a cambio de mantener acondicionado
el camino que le daría acceso. El edificio responde a la típica
vivienda de recreo de las familias acomodadas de la época, se
trataría de la única edificación de estas características en el
pueblo. Pero además fue construida al gusto italiano con
influencias del modernismo, con decoración de ladrillo visto en
el exterior, mosaicos de baldosas hidráulicas y una escalera de
madera en el interior,
elementos de hierro en forja y fundición típicos de la época además del
rico mobiliario.
Dª Magdalena de Luis va a ser asistida por una familia del
pueblo y visitada periódicamente por D. Marcelo Cerrutti, hombre
de confianza de D. Wenceslao a quien tendría puntualmente
informado del estado de su nieto Jaime e hija. Jaime va a morir
a muy temprana edad, cosa que sería ocultada a su abuelo quien
finalmente al descubrir el engaño retiró la paga que
proporcionaba para su manutención. Esto llevó a que el
mobiliario y ornamentos de la vivienda tuvieran que ser vendidos
poco a poco para la subsistencia de "la Marcela", apodo que
recibiría Dª Magdalena por la gente del pueblo ya que se decía
que mantenía un romance con el señor Marcelo Cerrutti.
Desde la muerte de Dª Magdalena la vivienda desposeída de sus
elementos de valor va a permanecer abandonada hasta que fue
adquirida por el Exmo. Ayuntamiento. A finales de los 90 fue
rehabilitada y se adosó una caja de escalera en la parte
posterior con la intención de ubicar en su sótano el museo
arqueológico municipal, teniendo lugar actualmente en su interior actividades
formativas culturales. Los jardines, desaparecidos desde
mediados del s. XX, fueron en parte incorporados a la vía
pública y el resto, junto con unos terrenos colindantes, forman
el parque del Calvario. Bajo las pistas deportivas que se
encuentran junto la casa aparecieron restos de una necrópolis
calcolítica no estudiada.