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LA ESQUINA CALIENTE
Juvenal Sáenz Gil! 

Por Frank Maridueña

Hablar del béisbol ecuatoriano es mencionar a Juvenal Sáenz Gil, deportista y dirigente de la pelota chica.

Cuando se mencione a los mayores propulsores del béisbol ecuatoriano debe estar en un lugar preponderante el nombre de Juvenal Sáenz Gil. Para hacer una breve semblanza de su paso por la dirigencia deportiva se necesita mucho espacio. Intentaremos de manera sintetizada destacar el accionar de este dirigente que cumplió rol protagónico en una de las mejores épocas del béisbol ecuatoriano.

Acunado en el barrio del Astillero. Practicó varios deportes. Brilló en el básquetbol. En 1938 integró la selección ecuatoriana que fue al sudamericano en Lima, donde tuvo una actuación brillante y arrancó elogios y comentarios especiales por su efectividad.

También jugó béisbol en Barcelona. Luego pasó a la dirigencia donde fue presidente de la Federación Deportiva del Guayas y Federación Deportiva Nacional, vicepresidente del COE, presidente de la Federación Ecuatoriana de Béisbol, titular del Comité Provincial de Béisbol y tesorero de la AIBA, máximo organismo del béisbol mundial de aquel entonces.

En 1963 presidió la delegación que conquistó el campeonato sudamericano jugado en Buenos Aires. Para este viaje consiguió del doctor Carlos Julio Arosemena, presidente de la República, un avión exclusivo para llevar la selección que regresó con el primer título de campeones.

Fue gestor primordial para que la Junta Militar que nos gobernaba, en aquella época, entregue el dinero para la construcción del estadio Yeyo Úraga que fue inaugurado en los V Juegos Bolivarianos de 1965.

Desde las funciones de ministro de Obras Públicas en uno de los gobiernos del doctor José María Velasco Ibarra, construyó la malla perimetral, la caseta y se instaló bomba para agua en las canchas de la Kennedy, Liga del Sur y Durán.

Gestionó y financió la venida por varias temporadas de los entrenadores dominicanos: José Francisco Pitchardo y Eufemio Marte que trabajaron en la Liga del parque Forestal, en las décadas del sesenta y setenta.

Hace poco tiempo perdió a su segunda compañera, lo que le ha provocado mucha pena, justo cuando camina en el atardecer de su vida. A los 83 años cree haber cumplido su paso por la vida terrenal. Como si ya no tuviera tantas ganas de vivir.

Luego de la brillante actuación en el sudamericano de básquetbol, Abel Romeo Castillo le dedicó el poema: Romance al pibe Juvenal que en una de sus partes dice:

“Nos llenamos de orgullo, pibe sin igual/ Que al gran público limeño obligaste a vibrar/ Con tu agilidad porteña y alegría sin par/ Defendiste con firmeza el arco iris nacional”. Abel Romeo Castillo.

Ver también: Juvenal Saenz (Biografía)

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