Carlos Dariel nació el 1
de agosto de 1956 en Capital Federal. Entre 1996 y 1998 integró el grupo
literario Ludens con el que publicó la gacetilla literaria “Literaturra” de
aparición aleatoria. En 2003 obtuvo el 3er. Premio del Certamen de poesía
de Editorial Baobab auspiciado por la Subsecretaría de Cultura de la
Provincia de Buenos Aires. Durante ese mismo año codirigió el ciclo de
poesía “El Boquete” en la localidad de Morón.
En el mes de mayo de 2004 presentó su libro de poemas “Según el fuego” de
Nostromo Editores en la biblioteca “Domingo F. Sarmiento” de Morón.
En la actualidad codirige el ciclo de poesía “Farandol” y coordina un taller
literario en la localidad de Haedo.
Actualmente trabaja en la compaginación y revisión de su próximo poemario
“Cuestión de lugar”.
POESÍA
Vuelta de tuerca
las calles
como nervios
no ceden al olvido
el aire
fantasma
suele habitar en otra llama
Como si
a las seis de la tarde
la ciudad llega a su clímax
miles de piernas vienen y van
mendigando un corazón desnudo
o un pedazo de Dios
sentado a la mesa de un bar
busco un signo oculto en la tarde
una lengua que hable
el idioma de la luz
no se llega a una conclusión
sino después de haber fenecido
pero es tentador hurgar en los bolsillos
a condición de que sean ajenos
la mirada vaga en la penumbra de otra tarde más
saber ser borde y soportarlo
sostener la esencia de un puente
cada mesa de bar
tiene el rostro de la ciudad que la contiene
como la herida tiene la huella del corte
un sorbo de café
la mirada en la mano opuesta
los ojos perdidos en la mirada
la mano bebiendo sola un café frío
vaya idioma éste
incapaz de acertar
con la pregunta adecuada
siquiera la oscuridad con la que alumbrar
un nudo en la garganta
yo tampoco tengo a mano
la llave de ninguna parte
tampoco
claro
busco quedar a salvo
cómo podría
quisiera
sí
terminar este café
y hacer de cuenta que no estuve
La muerte en bicicleta
el acero clavado en la espalda
una mañana en dos ruedas
una mañana
mano asesina
dos ruedas cambian de dueño
esa mañana
puñal alzado
luto en la fábrica
sus compañeros
Salto de página
animal doble en su coto de caza
rugidos que la nueva mañana
sabrá disimular
quedarán resabios
auque mínimos
claros
en la piel
HAIKU
I
danza rupestre
el corazón en cierne
sobre los astros
II
cuenco inclinado
bebe del sol el agua
a sus espaldas
III
trepa la sed
donde roca de sal
sea tu presencia
IV
ojos abiertos
llovizna la mirada
sobre los campos
PROSA
POSESO
Se extrañan aquellas charlas de café en bares anclados en noches ganadas a
expensas del tedio, se extrañan las pausas en medio de tanto orden
pertrechado detrás del hastío, el quiebre de cintura ante el rival de turno.
Cuando se cargan tantas derrotas a cuestas uno siempre se deja atropellar
por las ausencias. Pero no es bueno dejar que los recuerdos nos ocupen el
baldío. Después, ¿cómo te los sacás de encima?
ABRASIVOSIS
En días como estos mi intelecto apenas supera la reflexión de un espejo
tartamudo. Así y todo puedo distinguir algunos sonidos sin importarme, claro
está, la erección de sus argumentos. Bástame señalar de modo inequívoco mi
ineficacia para tolerarlos.
De vez en cuando consigo remontar una duda sólida, compacta, resistente a
los encantos y ablandamientos de esas respuestas gordas y malolientes.
Sucede entonces que mi boca despereza y, como un lagarto a punto de
extinguirse, comienza a devorarse todas las palabras que siempre me
acecharon.
SIN RESPUESTA
me pregunto cómo será eso de no tener un mango y que sobre será algo así
como tener una nada siempre llena de nada una nada chorreante que babea
abundancia toda nada por aquí y por allá una nada sólida compacta maciza
toda repleta ella una nada victoriosa saludable que nos retorna desde el
fondo de nada del que estamos hechos me pregunto sin esperar ninguna
respuesta de ustedes ni del resto de esta pelota cada vez más desinflada que
ya ni rebota en el universo siquiera.