Carlos Drummond de Andrade


  
por Omar Tricarico

 

Carlos Drummond de Andrade nació en Itabira, Minas Gerais (Brasil) en 1902. A los 23 años edita junto a otros escritores A Revista cuyo objeto era difundir las expresiones del modernismo brasileño: nacionalismo no dogmático, empatía con el pueblo, creatividad no académica y libertad total a la palabra con base en el rescate del acervo cultural del Brasil, y en el caso de la poesía, por la incorporación del lenguaje coloquial, no retórico, que rompió con la tradición de los poetas del siglo XIX y comienzos del XX.
En 1925 Drummond ingresó en la Facultad de Farmacia, se graduó aunque nunca llegó a ejercer su profesión. En 1930 publica su primer libro Alguna poesía.
En 1934 se trasladó definitivamente a Río de Janeiro, ocupando el cargo de jefe de gabinete del nuevo Ministro de Educación y Salud Pública. En ese mismo año edita Brejo das Almas y en 1940 Sentimiento do Mundo.
Al finalizar la segunda guerra mundial y caer el gobierno de Getulio Vargas, dirigió el diario Tribuna Popular. Regresó al Ministerio de Educación desempeñándose en la Dirección de Patrimonio Histórico y Artístico. En forma paralela llevó a cabo una intensa actividad periodística y una riquísima labor poética. Mantuvo una estrecha relación con la gente ejerciendo el poema y su prosa de prensa. Carlos Drummond es considerado por la crítica como uno de los mayores poetas de su país. Murió en Rio de Janeiro el 17 de agosto de 1987.


Obra poética:

1930: Alguma poesia
1934: Brejo das almas
1940: Sentimento do mundo
1942: José
1945: A rosa do povo
1948: Novos poemas
1951: A mesa
1951: Claro enigma
1952: Viola de bolso
1954: Fazendeiro do ar
1955: Soneto da buquinagem
1957: Ciclo
1959: A vida passada a limpo
1962: Lição de coisas
1964: Viola de bolso II
1967: Versiprosa
1967: José & outros
1968: Boitempo & A falta que ama
1968: Nudez
1969: Reunião
1973: As impurezas do branco
1973: Menino antigo (Boitempo II)
1977: A visita
1978: O marginal Clorindo Gato
1979: Esquecer para lembrar (Boitempo III)
1980: A paixão medida
1983: Nova reunião
1984: Corpo
1985: Amar se aprende amando
1986: Tempo vida poesia
1988: Poesia errante
1996: Farewell





Fragmento de la última entrevista de Carlos Drummond de Andrade a Jornal do Brasil, cinco días antes de su muerte, en referencia a su obra poética:
No lamento, en mi carrera intelectual, nada que haya dejado de hacer. No es mucha cosa lo que hice. Nada organizado. No tuve proyecto de vida literaria. Las cosas fueron sucediendo al sabor de la inspiración y del azar. No hubo ninguna programación.
Por no haber tenido ninguna ambición literaria, fui más poeta por deseo y por la necesidad de exprimir sensaciones y emociones que perturbaban el espíritu y me generaban angustia. Hice de mi poesía un sofá de analista. Ésta es mi definición de mi quehacer poético. No tuve la pretensión de obtener premios o de brillar por la poesía o de compararme con mis colegas poetas. Por el contrario. Siempre admiré mucho a los poetas que se vinculaban conmigo. Pero jamás tuve la intención de incluirme entre ellos como uno de los llamados famosos. No tuve que lamentarme de nada. Tampoco tengo nada que vanagloriar. De ninguna manera. Mi poesía está llena de imperfecciones. Si fuese crítico apuntaría muchos defectos. No lo voy a hacer. Dejo eso a otros. Mi obra es pública.




Poemas de Carlos Drummond de Andrade
(versión Omar Tricarico)



Destrucción

Los amantes se aman cruelmente
y amándose tanto no se ven,
Uno se besa en el otro, reflejado.
Dos amantes ¿qué son? Dos enemigos.

Amantes son chicos perdidos
por el regalo de amar: y no perciben
cuánto se pulverizan al enlazarse,
y cómo lo que era mundo se vuelve nada.

Nada, nadie. Amor, puro fantasma
que tenue los pasea, como una serpiente
se imprime en el recuerdo de su rumbo.

Y ellos quedan mordidos para siempre.
Dejaron de existir, pero lo existido
continúa doliendo eternamente.



 


Fragilidad


Este verso, apenas un arabesco
en torno del elemento esencial – inalcanzable.
Huyen nubes de verano, pasan aves, navíos, olas,
y tu rostro es casi un espejo donde juega el movimiento incierto,
ya jugó, y todo se volvió inmóvil, cantidades y cantidades
de sueño se depositan sobre la tierra demolida.
No más el deseo de explicar, y múltiples palabras a borbotones
subiendo, y el espíritu que escoge, el ojo que visita, la música
hecha de depuraciones y depuraciones, el fino modelado
de un cristal de mil suspiros límpidos y helados: no más
que un arabesco, apenas un arabesco
abraza las cosas, sin reducirlas.





Residuo


De todo quedó un poco.
De mi miedo. De tu asco.
De los gritos reiterados. De la rosa
quedó un poco.
Quedó un poco de luz
captada en el sombrero.
En los ojos del rufián
de ternura quedó un poco
(muy poco).
Poco quedó de este polvo
del que tu blanco zapato
se cubrió. Quedaron pocas
ropas, pocos velos rotos
poco, poco, muy poco.
Pero de todo queda un poco.
Del puente bombardeado,
de dos hojas de césped,
del paquete
:vacío: de cigarrillos, quedó un poco.
Pues de todo queda un poco.
Queda un poco de tu mandíbula
en la de tu hija.
De tu áspero silencio
un poco quedó, un poco
en los muros irritados (enfadados)
en las hojas, mudas, que trepan.
Quedó un poco de todo
en la fuente de porcelana
dragón partido, flor blanca,
quedó un poco
de arruga en tu frente,
retrato.
Si de todo queda un poco,
entonces ¿Por qué no quedaría
un poco de mi? ¿en el tren
que lleva al norte, en el barco.
en los avisos del periódico,
un poco de mí en Londres,
un poco de mí en algún lugar?
¿en la consonante?
¿en el pozo?
Un poco queda oscilando
en la desembocadura de los ríos
y los peces no lo evitan,
un poco: no está en los libros.
De todo queda un poco.
No mucho: de una canilla
cae esa gota absurda,
medio sal y medio alcohol.
salta esta pata de rana.
este vidrio de reloj
partido en mil esperanzas.
este cuello de cisne,
este secreto de infancia...
De todo quedó un poco:
de mí; de ti; de Abelardo.
Un cabello en mi manga,
de todo quedó un poco;
viento en mis orejas,
simple eructo, gemido
de víscera disconforme,
minúsculos artefactos,
campanilla, alvéolo, cápsula
de revólver... de aspirina.
De todo quedó un poco.
Y de todo queda un poco.
Oh abre los vidrios de la loción
y aspira
el insoportable mal olor de la memoria.
Pero, de todo, terrible, queda un poco,
y bajo las olas ritmadas
y bajo las nubes y los vientos
y bajo los puentes y los túneles
y bajo las llamaradas y bajo el sarcasmo
y bajo la saliva y bajo el vómito
y bajo el sollozo, la cárcel, lo olvidado
y bajo los espectáculos y bajo la muerte escarlata
y bajo las bibliotecas, los asilos, las iglesias triunfantes
y bajo tú mismo y bajo tus pies duros
y bajo los goznes de la familia y de la clase,
queda siempre un poco de todo.
A veces un botón. A veces una rata.

 

 

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