Nixte Zapicán Poemas
Nació
en Durazno, Uruguay, en 1968; actualmente vive en Buenos Aires. Ha publicado:
Charcos, 1988; Transpoesía, 1990; Poemas del Arrabal, 1991; Muestra de Autores Jóvenes Duraznenses,
edición colectiva; Canción de un Americano
del Sur, 1992; 100 Poetas Actuales,
1993 poesía compartida; Fuegos y Diluvios,
1994; Veinte Voces de Buenos Aires, 1995 edición
colectiva; Letras Vivas 2001,
antología colectiva; Los Nuevos Escritores
Latinoamericanos 2003 tomo II, edición colectiva; Hora
Lejana, 2004.
AQUÍ
ESTOY donde morí
cien veces.
Aquí sentado a la orilla de los tiempos.
Miro las inscripciones, los túneles, las caravanas
el delirio de los amantes mordiendo la flor
los ojos alertas de los sabios
y las olas que caen del futuro.
Aquí estoy de pie lunático muerto
de perfil volando milagroso;
ramificándome.
Huyendo en mil pedazos.
Aquí soy o fui o me pudro.
Aquí estoy acribillado de palabras.
Con una explosión de sombras en el estómago
con un silencio de muertes en cada frontera.
Y aquí estoy al final en el origen
palpando las incógnitas
abriendo la maraña de los huesos.
Aquí estoy.
Existo.
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LA LUZ, esa otra luz que me devora urgida
por el siglo
encrespada de soles turbulentos
ebria de pedazos de mar y golondrinas
columpiándose de cascabel a brújula selvática.
Luz retumbando por las paredes
con estertores de plomo y amargura
y resabios de sueño que bajan al futuro
ladrillo por ladrillo.
Luz de caracol sin dientes y preso de la noche
que no puede salir, sino desnudo
que no puede volar sino de rosa en rosa moribunda.
Esa luz, espada, cumbre, calle de piedra,
espejo triste
¿de quién salió?
¿De quién hasta mí viene subiéndome las costillas
traspasándome las manos como un grito?
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CIÉNAGA
LA EXISTENCIA sin forma.
Declinación vacía de guijarros
indecisos entre ser pozos o mástiles o números.
El desapego al tiempo y a la muerte.
El discurso monótono de la burbuja:
latido, liquen, podre.
Cuchicheos entrecruzándose bajo los párpados.
Un puñal de luz que se bifurca
al fondo de los huesos:
fulguración de sapos
piel sin materia
furor de vértigo.
Lunas obscenas convergen
al frío súbito del alba.
En el charco del ojo
dobla un tren, un pájaro transcurre
una víbora coincide con las hojas quebrándose.
Tardía revelación de paz.
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YO CANTO del horror
traficante de crepúsculos y salmos.
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(SOPLO: no le soples.
(Tumba: no retumbes.)
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¡AL muecín!
el canto de la sangre firme!
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LA CALAVERA del mar
amordazada.
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