Dylan Thomas
Poeta, escritor de cuentos y dramaturgo galés. Nació
en Swansea en 1914 y murió en Nueva York (EEUU) 1953. Famoso por su brillante
imaginería verbal y por su canto a la belleza natural, es considerado el mejor
recitador de todos los tiempos.
Obras principales: Dieciocho poemas, Muertes y entradas, En el sueño campestre,
Retrato del artista cachorro, Bajo el bosque lácteo.
“Me gustan las cosas que son difíciles de escribir y difíciles de comprender; me gusta redimir los contrarios con imágenes secretas; me gusta contradecir mis imágenes diciendo dos cosas a la vez en una sola palabra, cuatro en dos, una en seis. Pero lo que me gusta no es una teoría, aún cuando establezca en un dogma mis inclinaciones personales.
La poesía, pesada en mermas aunque ágil, debe ser tan orgiástica
y orgánica como la cópula, divisora y unificadora, personal pero no privada,
propagando al individuo en la masa y a la masa en el individuo.” Dylan Thomas
Extraído del homenaje del 14-05-04
-Voy a hablar de Dylan Thomas, no como un experto, sino como un lector apasionado de su obra. Trataré, por lo tanto, de no tratar el tema en forma académica o erudita, no por oponerme a esta forma, sino por declararme incapaz de hacerlo. De paso, tal vez esta charla se haga mas amena, y, sobre todo, menos extensa.
En su Manifiesto poético Thomas se refiere a su aproximación a la poesía a través de los sonidos de las palabras. Viejas baladas galesas, cuentos infantiles, canciones maternas, no le transmitían mensajes que pudiera entender a los dos años. Pero podía estar horas fascinado escuchando el sonido de las palabras, que de por sí le configuraban una especie de reino mágico. Esta impresión no lo abandonó nunca; jamás renunció al sonido en pos del significado, muy pocas veces torció o deformó la melodía de un poema para hacerlo mas explicito. Podría decirse que a medida que fue conociendo los significados, estos se integraron a los sonidos y para Thomas nunca más hubo división forma-contenido en su poesía. Es imposible imaginar el mensaje que transmite Dylan Thomas sin esa forma única de expresarlo, sin esa impactante sonoridad, sin esa capa de palabras multivalentes, sin la profusa simbología que lo caracterizó.
-Dylan Thomas trabajó en un periodo en que dos grandes corrientes conmovían a la poesía de la época: el surrealismo, y la poesía social. Mi opinión personal es que mantuvo una importante distancia con ambas: del surrealismo solía decir que pecaba de no “procesar” las imágenes del inconsciente, y que por lo tanto no se preocupaba en la disociación entre las imágenes y el sentido. Según Thomas, la mente debía ordenar estas imágenes, dotarlas de sentido y recién entonces gestar el poema. Y a pesar de la complejísima articulación que puede advertirse en sus versos, el siempre insistió que trasmitían un mensaje preciso, que debía percibirse con el cuerpo y con el espíritu. El procesamiento que hace Thomas de la palabra es conciente y premeditado. Lo que complica su comprensión es el uso permanente de símbolos y analogías, algunas de uso común en la poesía, y otras de su cosecha personal.
Tantos los elementos de la naturaleza (el mar, la arena, las semillas, las espigas, el polvo) los objetos comunes (relojes, campanas, globos, torres, agujas) , como cada parte del cuerpo (cerebro, corazón, muslo, talones, pechos) tienen un valor distintivo en su lenguaje personal. Sería engorroso e interminable descifrar cada uno de estos símbolos, y establecer la multivalencia de muchos de ellos.
-El juego de contrastes debe percibirse a través de imágenes potentes, en las que la glorificación de la vida (a través de los elementos naturales o el bullir de la sangre), se entrelaza con la repulsa por la oscuridad y la muerte, en una especie de danza de rechazo y aceptación. Thomas encuentra la grandeza y la significación de la vida en ese conflicto permanente; en versos como “el celebra y desprecia/sus treinta y cinco años de detritus que el viento transformó en edad” (leer “Poema en su cumpleaños”, pg. 196). Estos contrastes pueden rastrearse en dos fuentes principales: el tipo de religiosidad que ya mencionamos, y en la tradición céltica (específicamente galesa), tanto mítica como poética sobre la dualidad de la naturaleza, de unidad y división, de vida y muerte, y del tiempo tomado mas como un momento eterno, antes que como algo en el que permanecen separados el pasado y el futuro. La base de esto es un oxymoron. Y el uso de oximorón es habitual en el, que encuentra en cada virtud una miseria y viceversa, y juega permanentemente con la complementación de sensaciones opuestas.
- Se ha debatido sobre si Thomas hacía uso extremo y abusivo de la libertad de imágenes, sin control racional de las mismas, o recurría a un reservorio personal de dónde extraía palabras símbolo y frases analógicas que utilizaba permanentemente, y que tenían para el un significado determinado. En el poema “Yo, en mi imagen intrincada”, explica, es su particular estilo, como funciona el laboratorio de sus imágenes. Se refiere al “milagro gemelo”. A mi entender (que no es mucho), la singular articulación de imágenes de que hace uso obedece a dos motivos principales: crear la sonoridad espectacular a la que nunca renuncia, y generar un ambiente especial, denso y a veces sobrecargado, que logre transmitir sensaciones mas allá del sentido lógico de las frases. Pg. 69 “Ahora que mis símbolos se abrieron paso al espacio…separé los sentidos de la verdad y la fábula” Pg. 73 “Los símbolos se eligen desde la lenta ronda de los años” y ejemplifica, en el mismo poema “Una oruga contaría el verano mejor que los relojes”. Así, poema tras poema, va abriendo sus claves, pero sin develar nunca el sentido completo de su lenguaje multivalente)pg.81. Creo que para entender el manejo que hacía de los símbolos, es interesante tomar esta frase última. El poeta experimenta la necesidad de salir del limitado arco de visión de sus ojos humanos y según el mismo “del idioma pétreo del cerebro”/para llenar de sombras y tejer nuevamente la trama de palabras”; ejecuta una suerte de consubstanciación con objetos y seres, e intenta mirar los fenómenos desde allí. Por eso sus imágenes y símbolos rompen las estructuras convencionales, y establecen analogías que a menudo resultan extremadamente caprichosas.(Poema “Mi mundo es pirámide” Pg. 58) Esta necesidad de alterar el lenguaje convencional, la lengua, con su atributo de ser a la vez social y natural, coincide con la idea de separar al hombre del ser. La aproximación del hombre al ser, tal como el la entiende, genera una nueva condición para él, causada por la transición de la unidad a la pluralidad. El recurso que a veces utiliza, es crear el personaje de un héroe mítico, o una divinidad, atemporal y omnipresente, y desde esa posición relata sus visiones, como travesías cósmicas u orgánicas.. En esos casos se refiere a “mis hombres” o a “mis hijos”; en su interpretación religiosa, elude al intermediario, habla con la divinidad o desde la divinidad. Casi todo el lenguaje de Thomas está constituido por términos multivalentes. Si bien el valor semántico tiene variadas interpretaciones, esto no quiere decir que sea ambiguo o contradictorio. Podría decirse mas bien que funcionalmente los adapta al concepto que quiere trasmitir.
- En lo formal, según el mismo afirma en su manifiesto poético, no se ató a estructuras o a cánones, utilizó tanto las forma métricas y rimadas (“Do not go gentle….”) como la poesía libre, tomó y utilizó todas las herramientas que la poesía y el lenguaje ofrecen y las utilizó a servicio del tipo de poema que intentaba escribir. Pero siempre dotando de una potente sonoridad, de una musicalidad profunda, sin la cual, según el mismo autor, el mensaje no podía transmitirse con la intensidad que requería. Sobre todo teniendo en cuenta que a pesar de su “hermetismo” su poesía estaba destinada a ser leída en voz alta, de forma enfática, casi dramatizada, y por lo general ante públicos numerosos, o a través de los micrófonos de la BBC.
Alejandro Méndez
Más Dylan Thomas
UN CAMBIO EN LOS CLIMAS DEL CORAZÓN
Un cambio en los climas del corazón
vuelve seco lo húmedo, la bala de oro estalla
sobre la tumba helada.
Un clima en la comarca de las venas
cambia la noche en día; la sangre entre sus soles
ilumina al viviente gusano.
Un cambio en el ojo advierte a tiempo
la ceguera hasta el hueso; y el útero incorpora
una muerte mientras surge la vida.
Una sombra en el clima del ojo
es a medias su luz; el mar sondeado irrumpe
sobre una tierra sin arpones.
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divide en dos su fruto; y la mitad se escurre
lenta en un viento dormido.
Un clima en la carne y el hueso
es seca y húmeda; el viviente y el muerto
se mueven como espectros ante el ojo.
Un cambio en el clima del mundo
vuelve espectro al espectro; y cada niño dentro de su madre
se repliega en su doble de sombra.
Un cambio echa la luna dentro del sol,
tira de las ajadas cortinas de la piel;
y el corazón entrega a sus muertos.
LA
FUERZA QUE POR EL VERDE TALLO IMPULSA LA FLOR
La fuerza que por el verde tallo impulsa la flor
impulsa mis verdes años; la que marchita la raíz del árbol
es la que me destruye.
Y yo estoy mudo para decirle a la encorvada rosa
que la misma fiebre invernal dobla mi juventud.
La fuerza que impulsa el agua entre las rocas
Impulsa mi roja sangre; la que seca los arroyos parlantes
vuelve cera los míos.
Y yo estoy mudo para contarle a mis venas
cómo la misma boca bebe del manantial de la montaña.
La mano que arremolina el agua del estanque
remueve las arenas; la que amarra las ráfagas del viento
iza mi vela de sudario.
Y yo estoy mudo para decirle al ahorcado
que el barro del verdugo está hecho de mi arcilla.
Los labios del tiempo sorben del manantial;
el amor gotea y se acumula, mas la sangre vertida
calmará sus pesares.
Y yo estoy mudo para decirle al viento en la intemperie
cómo ha trazado el tiempo un cielo entre los astros.
Y yo estoy mudo para decirle a la tumba de la amada
que en mi sábana avanza encorvado el mismo gusano.
ESTE
PAN QUE YO PARTO
Este pan que yo parto fue alguna vez avena,
este vino en un árbol extranjero
se zambulló en su fruta;
durante el día el hombre y por la noche el viento
segaron las cosechas, rompieron el gozo de la uva.
Alguna vez, en este vino, la sangre del verano
golpeteaba en la carne que vestía la viña,
un día en este pan
la avena al viento era alegría,
el hombre rompió el sol, abatió el viento.
Esta carne que partes, esta sangre a la que dejas
sembrar desolación entre las venas
fueron avena y uva
nacieron de la raíz sensual y de la savia;
mi vino que te bebes, el pan que me arrebatas.
SI
LOS FAROLES BRILLARAN
Si los faroles brillaran, el rostro santo se marchitaría
preso en un octógono de insólita luz,
y todos los muchachos del amor
se cuidarán de perder la gracia.
Los rasgos de sus íntimas tinieblas
están hechos de carne, pero que venga el falso día
y que los labios de ella pierdan sus ajados colores,
que el traje de la momia muestre un antiguo pecho.
Me han dicho que piense con el corazón
pero el corazón, como el cerebro, conduce al desamparo;
me han dicho que piense con el latido,
que cambie el ritmo de la acción cuando el latido se acelere
hasta que en un plano se confundan el campo y los tejados
tan rápido me muevo por desafiar al tiempo, el caballero quieto
cuya barba se agita en el viento de Egipto.
He oído el contar de mucho años
y muchos años tendrían que atestiguar un cambio.
La pelota que arrojé cuando jugaba en el parque
aún no ha tocado el suelo.
AMOR
EN EL HOSPICIO
Una extraña ha venido
a compartir mi cuarto en esta casa que anda mal de la cabeza,
una muchacha loca como los pájaros
traba la puerta de la noche con sus brazos, sus plumas.
Ceñida en la revuelta cama
alucina con nubes penetrantes esta casa a prueba de cielos
hasta alucina con sus pasos este cuarto de pesadilla,
libre como los muertos
o cabalga los océanos imaginarios del pabellón de hombres.
Ha llegado posesa
la que admite la alucinante luz a través del muro saltarín,
posesa por los cielos
ella duerme en el canal estrecho, hasta camina el polvo
hasta desvaría a gusto
sobre las mesas del manicomio adelgadazas por mis lágrimas.
Y tomado por la luz de sus brazos, al fin, mi Dios, al fin
puedo yo de verdad
soportar la primera visión que incendia las estrellas.