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ANÁLISIS, COMENTARIO Y DEMÁS

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Chic: Los buenos tiempos

                         Disco y poliéster (1976 - 1980)

MAYO, 2005. Cuando el gran público entró de lleno a lo discotheque lo hacía en momentos que el género ya estaba en proceso de madurez y apuntaba hacia el declive. Para 1976 varios de sus exponentes llevaban por lo menos un lustro en actividad. Como sea, para ese año lo disco competía abiertamente con el rock de modo que los fanáticos de ambos bandos rivalizaban entre sí. Pero en lo que toca a la venta de acetatos el mercado fue inclinándose más y más hacia lo disco durante ese año.

Comúnmente se cree que los Bee Gees tuvieron su golpe de suerte disco con la fiebre de sábado; en realidad ya habían dado un campanazo previo gracias al olfato de Robert Stigwood, el fundador de RSO Records, quien olía claramente el futuro, y su nombre era disco. El grupo había grabado "Boogie Champs" en 1975, quizá la canción más funky de ellos. En el 76 se fueron más hacia lo disco con "You Should Be Dancing" (la cual se cree, erróneamente, que forma parte del Saturday Night Fever) aunque aquello era sólo el inicio de un momento brillante en la historia del pop, porque los Bee Gees, pese a ser satanizados de haberse subido descaradamente al disco, en realidad sus raíces pop cambiaron, y antes bien, enriquecieron al género.

Pero los Bee Gees serían de los pocos en repetir éxitos dentro de la corriente ya que la cantidad de hits de un día discotequeros es impresionante: Andrea True Connection, Viola Wills, Ross Royce, Anita Ward y Telma Houston.

Andrea True provenía, imagínense, del mismísimo Nashville, Tennessee. Quiso incursionar en el country pero no le fue bien de modo que viajó a California y se probó como actriz pero tampoco logró grandes cosas. No fue sino hasta que participó en una película soft-porno cuando su carrera, digámoslo así, logró encarrilarse. Las cintas de ese tipo se verían ingenuas hoy, pero lo que Andrea True hizo en 1976 era parte del escándalo. Sin embargo la chica --una rubia bastante atractiva, con cara de niña pícara y sobre cuya leyenda también existen andanzas como groupie-- quería incursionar en otros campos (recordemos que aspiraba a cosas más "serias") y firmó contrato con Buddah Records. A fines del 75 True se trasladó a Jamaica para grabar un tema que le compuso Jim Diamond titulado "More More More".

Su letra no es muy sútil pues habla de una actriz porno que se enamora de su compañero mientras filma una escena (pero si quieres saber/cómo me siento realmente/deja que siga la acción/deja que la cámara siga filmando), aunque su musicalización era extraordinaria. Pocas canciones disco empezaban con solo de piano. "More More More" pasó a ser una composición infaltable en cualquier colección disco. Andrea True ya no pudo repetir ese enorme éxito pese a grabar un par de álbumes más.

Telma Houston era hija de un predicador y su voz estaba pulida en los pentagramas del gospel. De ese insospechado sitio saldría una de las mejores voces disco y la cual ostenta también el honor de haber llevado uno de sus hits más representativos a la cima de las listas. Ello ocurrió en 1976 cuando Atlantic Records finalmente doblaba los brazos ante lo inminente y lanzaba "Don't Leave me This Way". Su ritmo era tan pegajoso que sólo los críticos prejuiciados hacia el género podían atacarla sin piedad, algo que finalmente al consumidor importó un maní puesto que "Don't Leave me This way" fue no sólo uno de los hits más importantes del 76, año del Bicentenario norteamericano, sino que además su célebre riff de bajo lo escucharíamos después en "Da ya Think I'm Sexy" de Rod Stewart, "Missing You" de los (¡gulp!) Rolling Stones, y además sirvió de base para otros dos temas sonadísimos, "Good Times" de Chic y "Another One Bites the Dust" de Queen.

Pero para 1976 si alguien buscaba música bailable no había otra opción que la música discotheque que había saltado desde la oscuridad de los centros nocturnos gay, a fines de los sesenta, para convertirse en un negocio multimillonario agregado todo a su carácter multiétnico pues lo disco abrió las puertas a todas las corrientes, colores y ritmos. Una prueba de ello es "Kung Fu Fighting" de Carl Douglas, un jamaiquino emigrado a Nueva York. Ese año se distinguió también por una afición hacia las artes marciales y la filosofía oriental debido en parte a la serie televisiva Kung Fu, estelarizada por David Carradine. El experimento de Douglas fue harto curioso, agregar coros un tanto orientales a un ritmo de reggae. Pese a que Douglas ya no repitió el éxito, se le recuerda hoy como una base del movimiento disco de los setenta.

Ross Royce también dio otro indicativo de hacia dónde iban las cosas. Su sencillo "Car Wash" --del cual luego se filmó una de las últimas blaxploitation movies (1) de la década-- repitió la suerte del "Rock Your Baby" y fue un hitazo. Luego emigraron a la balada de donde su "Wanna Get Next To You" fue parte importante de las listas R&B. Si algo distinguíría a la música disco sería su popularidad internacional, algo que se no veía desde el apogeo de los Beatles. Las discotheques comenzaron a proliferar no sólo en Europa sino hasta en América Latina donde el género no se veía tan subversivo como el rock, proscrito por muchos de sus gobiernos.

Otra prueba de ello era Silver Convention. Alemania había regresado a Donna Summer convertida en figura internacional, y a Giorgio Moroder como productor de alcances ultraterrenales. Pero Silver Convention buscaba arrebatarle el trono: sus productores decidieron crear una terceta basada en The Supremes y The Ronnettes aunque con ritmo disco. Su primer éxito fue "Fly Robin Fly", de hecho el único que colocaron en el mercado norteamericano aunque en el resto del mundo continuó su popularidad. Sin embargo para cuando su vocalista Penny McLean lanzó "Lady Bump" quedaba claro que Silver Convention era, más que nada, una genialidad de sus productores gracias no sólo el eurodisco sino a Barry White, se convirtieron en parte sine qua non en la música de alcoba.

La música disco era el soundtrack del hedonismo setentero. Por ello los críticos lo odiaban. No podían concebir que alguien pensara en pasarla bien pese a lo ocurrido en Vietnam, o que se hablara de amor sin pensar siquiera que Patti Smith --favorita de los críticos-- le hubiera dado a esa palabra un sentido irónico en su álbum Horses (1975). La búsqueda del placer auditivo que luego podría conducir a otros placeres fue quizá el motivo más grande que tuvieron los críticos para aborrecer a la música disco.

Pero la gente, primero, no se molestaba en leer a estos supuestos expertos en música, y en vez de ello prefirió bailar el hustle, que auguraba ser el ritmo ubicuo (¿recuerdan el "San Francisco Hustle"?) todo en base a una campaña diseñada por Van McCoy.

Aunque para 1976 Gamble, Huff y la Philadelphia Internactional Records ya eran sólo un brillante paréntesis del neosoul, Van McCoy procuraba mantener vivo el espíritu. "The Hustle", un semiinstrumental que se escuchaba por todos lados aquel año, poseía una tónica irresistible, y aunque McCoy sirvió como productor para muchas de las canciones inspiradas en "The Hustle", él mismo ya no pudo duplicar la fórmula. El músico tampoco alcanzó a ver los alcances totales de su influencia pues falleció en 1978.

Para el 77 quedaba claro que la música disco era el jaggernaut de la música pop. KC and the Sunshine Band ya eran íconos del género; "I'm Your Boogie Man" y "(Keep It) Comin' Love" eran indispensables en las discotheques lo mismo que que "I'm Gonna Love You Just a Little More" de Barry White, quien ya había asimilado sus influencias convirtiéndolas en un estilo propio. Parte de ese éxito estaba ligado a la económico ya que ese año fue muy duro en Estados Unidos pues la factura militar post Vietnam y el Watergate aún repercutían en el gobierno. La gente buscaba distracciones de modo que la música cumplió efectivamente ese papel. Hubo mucho material malo, pésimo incluso ¿pero qué corriente no lo ha tenido?

El productor más importante de la música disco para entonces era Neil Bogard, más conocido por su seudónimo, Bogart, y su firma Casablanca Records, inspirada por la célebre película del mismo nombre. Cuando Bogart salió de Buddah Records fundó su propia disquera con el grupo Kiss como sus primeros representados. El enorme éxito comercial lo hizo buscar nuevas fórmulas aunque no estuvieran relacionadas con el rock; así pues Bogart se metió a fondo como promotor disco. Ya vimos cómo Bogart reveló a Donna Summer en la cima del género pero Casablanca también contaba con Pousse, Love and Kisses, French Kiss y otros exponentes más "pesados".

Y aunque desde 1975 la música disco había abandonado el underground no fue sino hasta dos años después cuando la atención entre la gente y los empresarios hacia ésta aumentó, de modo que las inversiones discográficas crecieron y, por supuesto, la calidad de sonido mejoró y, por qué no, pronto lo haría lo artística.

                                        Fiebre disco sabatina

Con frecuencia se le atribuye al periodista Nick Cohn el haber acuñado la frase de fiebre de sábado por la noche. En realidad el definir al sábado por la noche como sinónimo de diversión fue primero asumido por The Bay City Rollers con un hit titulado así y que llegó al Top Ten en 1976. Como sea, Cohn ubicaba al hilo conductor de lo que sería una corriente musical de proporciones enormes y que luego fueron dadas a conocer al mundo mediante una película titulada así. 

    Los Bee Gees cumplieron su cometido: cuando sus canciones ambientaron las escenas de la película parecía que todo había sido magistralmente coordinado. Los meneos de Tony Manero por las calles de Nueva York al ritmo de "Stayin' Alive" son ya parte de la cultura pop universal

Mientras George Lucas sufría lo indecible para completar su proyecto fílmico denominado Star Wars, John Travolta era contratado para personificar a Tony Manero en una cinta que pondría a la música disco como centro de la atención. Travolta no era un improvisado: tuvo un papel muy breve en la cinta Carrie junto a Sissy Spacek, futura ganadora del Óscar, y además gozaba de gran fama gracias a la serie televisiva Welcome Back Kotter donde hacía el papel de Barbarino. Mientras la cinta comenzaba a filmarse en Manhattan el productor Robert Stigwood pedía a los Bee Gees que crearan una música "que primero preparara el ambiente... y luego enloqueciera a todos". Lo irónico del asunto fue que los hermanos Gibb tenían ideas bastante vagas de este proyecto, "sólo sabíamos que era la historia de un muchacho en Brooklyn". Pero los Bee Gees, siempre profesionales, cumplieron su cometido; cuando sus canciones ambientaron las escenas de la película parecía que todo había sido magistralmente coordinado, tanto así que los meneos de Tony Manero por las calles de Nueva York al ritmo de "Stayin' Alive" son ya parte de la cultura pop universal.

Saturday Night Fever fue estrenada el otoño de 1977 dos semanas antes de Star Wars. Pocos imaginaban el impacto que ambos filmes habrían de tener. La primera de estas cintas no fue tan taquillera como la segunda pero su soundtrack rápido pasó a la leyenda (dejemos de lado la portada de ese álbum, una de las más parodiadas de la historia) pues incluía no sólo a los Bee Gees y soberbias composiciones como "Stayin' Alive", "More than a Woman" sino también a The Trammps, grupo que ya llevaba rato y cuyo hit "That's Where the Happy People Go" de 1975 había preparado el camino. Esta vez y con su "Disco Inferno" eran capaces de encender la pista con sus acordes. El soundtrack incluía también a Ivonne Eliman quien interpretó "If I Can't Have You" y al tema "Disco Duck" de Rick Dee, que invariablemente suele ser calificada como una de las peores composiciones jamás escritas.

La película fue un fenómeno cultural pese a que hoy pocos recuerdan la trama y de los actores sólo rescatan a John Travolta. De un día a otro abundaron los trajes poliéster blanco y negro así como las camisas negras dentro de la pista de baile. Asimismo, la figura andrógina de Travolta-Manero contribuyó en mucho para que la comunidad gay llegara a ser de peso en los momentos más álgidos de esta corriente, de modo que los Village People no eran producto de la casualidad. Desde los tiempos en que Isaac Hayes y James Brown el género por fin había alcanzado su expansión comercial.

Naturalmente los puristas tronaron indignados, más que nada porque el punk, que había nacido y desarrollado casi al mismo tiempo que la música disco, provocó un escándalo enorme en Inglaterra pero en Estados Unidos apenas y se le tomó como curiosidad. Para colmo, un icono como Eric Clapton había firmado con la RSO, lo cual muchos interpretaron como su muerte artística (en realidad exageraban: el legendario guitarrista tuvo ahí un hit con "Lay Down Sally", un rockabilly pegajoso; los problemas de Clapton en 1978 eran más bien de adicción) y Rod Stewart, a quien los críticos llevaban años exigiendo que grabara un álbum similar al Every Picture Tells a Story, pero como respuesta Stewart brincó al vagón disco y grabó "Da Ya Think I'm Sexy", de la cual el cantante refiere en el booklet incluido en su caja múltiple Storyteller: "el público la adoraba. Los críticos la detestaban. Entiendo ambas posiciones".

A la distancia "Da Ya Think" no se ve como una canción tan mala, aparte que a Stewart le dio un excelente número uno en las listas, y no sólo eso, sirvió para que otros monstruos, los Rolling Stones, también se unieran a la diversión y lanzaran "Miss You". Los críticos, sin embargo, parecían no entender la broma. Si a todo esto añadimos que Boogie Oogie Ooogie de A Taste of Honey superó a Elvis Costello y su My Aim is True en 1978 como mejor álbum en los premios Grammy, vemos sobradas razones por las cuales los críticos creían ver en fin de la música rock y temblaban ante lo que, ya se veía en el mismo 1978, era una moda pasajera.

En medio de los oportunistas --que naturalmente los hubo, algo de lo que ningún género musical está exento--, surgieron trabajos muy brillantes de entre los cuales los Bee Gees destacan en esta lista, aunque contaban con la ventaja de ostentar un historial que se remontaba a los sesenta, algo distinto a lo ocurrido con Chic. El grupo fue formado por Bernard Edwards y Nile Rodgers cuando aún eran estudiantes. Para 1975 fundaron The Big Apple Band, con un sonido entre funky y Filadelfia, aunque tal vez el experimento estaba muy adelantado a su época, pero para 1977 Edwards y Rogers ya habían madurado sus ideas; fueron contratados por Atlantic Records y cambiaron su nombre a Chic. Para 1978 ya tenían su primer gran hit con "Dance Dance Dance (Yowsah Yowsah Yowsah)", le siguieron "I Want Your Love" y "Le Freak", ya con coros femeninos más notorios. Lo afrancesado de su nombre así como el título de algunas canciones era una respuesta humorística al Eurodisco, por supuesto; Chic vino a ser el único grupo que nació y creció dentro del género discotheque que repitió éxitos en las listas; ni Gloria Gaynor ni Donna Summer --quien, al igual que Jimi Hendrix, se fue a Europa como desconocido y retornó a su país convertido en celebridad-- podían presumir de ser un producto disco realmente norteamericano, hecho que, naturalmente, enorgullecía a Rodgers y a Edwards.

En una entrevista concedida al Rolling Stone en 1978 (la revista consideraba a Chic como artistas "serios" de la música disco) ambos refirieron que, antes de entrar de lleno al género habían sopesado sus posibilidades: "Grabar música disco fue nuestra mejor decisión (...) aquí teníamos un público que no iba a vernos como fenómenos". Curiosamente Chic alcanzó a trascender únicamente con su música sin necesidad de recurrir al soundtrack y aunque al principio su disquera vio al grupo con mucha suspicacia, en cuanto subieron las ventas de su disco C'est Chic, rápidamente otras firmas contrataron a artistas discotequeros. El negocio había dejado de ser coto de disqueras relativamente pequeñas como Buddah, PIR, la Casablanca de Neil Bogart y la RSO de Stigwood. La Motown, que tanto contribuyó al despegue de los artistas de color, por fin cedió ante la avalancha discotequera tras varios años de indecisión y pidió a sus artistas que se orientaran más al género.

La paradoja más curiosa del género disco en esos años: mientras más popular era, su decadencia se aceleraba

Claro que con un talento como el de Dianna Ross Motown tenía un as para meterse a la moda. Marvin Gaye era otra carta. La ex Supreme tuvo con "Love Hangover" un hit importante pero Gaye, demasiado exigente consigo mismo, lanzó "Got To Give It Up", tema que alcanzó el Top Ten pero que tampoco le dio a Motown un hit discotequero aunque más bien los ejecutivos de la disquera consideraban que el R&B era una alternativa más viable. Su otra carta fuerte y que les funcionó mejor fue The Commodores, grupo hiperfunky en sus inicios, con el look afro y con el versátil Lionel Richie como líder.

Aunque ya llevaban rato picando piedra, The Commodores lograron su primer gran éxito con "Brick House" en 1975. La evolución más obvia del funky apuntaba hacia lo disco sólo que Stevie Wonder, otro miembro del clan Motownm consideraba como opción los instrumentos de viento, factor mucho más que claro en "Sir Duke" (1976). Y como era previsible, la fórmula del Saturday Night Fever fue rápidamente imitada con Thank God It's Friday cuyo soundtrack era también meritorio pues en él participaban The Commodores y Donna Summer. La historia era muy sencilla aunque menos dramática: dos chicas no alcanzan a ir a un concierto de Kiss y en vez de ello caen en una discotheque lo mismo que un estirado hombre de negocios, un grupo musical que se extravía en su Van (adivinaron, eran The Commodores) y un disc-jockey estrella a quien Donna Summer seduce --al menos visualmente-- para que le dé la oportunidad de interpretar "Last Dance" en el escenario. Al final las chicas, convertidas ya a la música disco, refieren que "el concierto de Kiss puede esperar".

El maridaje música pop-cine era, por supuesto, de conveniencia. Pero tampoco era algo nuevo: ya Elvis Presley y Hill Haley lo habían hecho en los cincuenta a diferencia de que tanto Saturday Night Fever como Thank God It's Friday sirvieron de polea para que la música disco se proyectara en todo el planeta como no se veía desde los Beatles. Las esferas cubiertas de espejos en el centro de la pista, las luces de colores, el poliéster para los caballeros, los pantalones "entubados" para las damas... la música disco era, al finalizar 1978, la moda inevitable. Disco Christmas y Disco Disney fueron álbumes de rigeour para la navidad de aquel año.

El siguiente año que tan prometedor parecía para el desarrollo de la música disco, en realidad estaba marcando su epitafio. La razón no era únicamente artística, si bien el new wave comenzaba a tomar fuerza en Gran Bretaña (país que, cual rara avis, no acogió al género con tanta fruición como el resto de Europa) y poco a poco acudía a los covers que incluyeron, para horror de los puristas, versiones disco de "Light my Fire", "A Whiter Shade of Pale" y "Nights in White Satin", luego del soponcio provocado por Walter Murphy. Estados Unidos entraba en una grave crisis energética producto del alza en el precio del barril de petróleo y con un índice inflacionario que no se veía desde la segunda guerra mundial. En Irán un grupo de radicales irrumpía en la embajada estadunidense en Teherán donde retuvo a 444 rehenes durante todo ese año, así como el accidente nuclear en Three Mile Island. Esto repercutió en un estilo ya bastante identificado con la actitud hedonista, como la famosísima Studio 54 de Nueva York.

Una curiosa paradoja del género disco en aquel año era que, mientras más popular era, su decadencia se aceleraba. Pocos leyeron bien la señal pues los Bee Gees, todavía guiados por Stigwood, trataban de reponerse del enorme fracaso que la película Sargeant Pepper tuvo no sólo con los críticos sino en taquilla, que es donde finalmente importa. Haberlos puesto junto con Peter Frampton, lo que al principio parecía buena idea, había resultado en un encontronazo de egos --Frampton quería que su nombre apareciera con letras más grandes y los Bee Gees que sus nombres estuvieran completos--, pero al final todos salieron golpeados, en especial Frampton, quien de hecho ya no se pudo recuperar.

Los Bee Gees cambiaron su estrategia con Spirits Having Flown el cual los trajo de vuelta hacia un pop más digerible; es cierto que "Tragedy" bien pudo haberse incluido en el soundtrack sabadonochesco pero temas como "How Deep is Your Love" y "Love You Inside Out" giraban en otra dirección; habría resultado suicida empantanarse en las mismas líneas discotequeras. Sin embargo después del Spirits (y las desavenencias con Stigwood, resueltas años más tarde) los Bee Gees disminuyeron su influencia en la música pop; los ochenta, y ni se diga los noventa, no les fueron favorables.

Barry White, otro artífice, también explotó otros caminos, en especial la balada. "Just the Way You Are", original de Billy Joel, le valió incluso el comentario de que su versión había logrado superar a la original. Pero su música fue perdiendo fuerza hasta mediados del siglo XXI cuando los jóvenes pudieron conocerla gracias a la serie de TV Ally McBeal, sin embargo sus canciones siguieron escuchándose gracias a esos chispazos de genialidad incluidos en discos como The Icon is Love, aunque no tan buenos como un Grandes Éxitos suyo.

Aparte de su propios logros, Chic produjo a otros artistas disco. Los más célebres eran Sister Sledge, relativamente veteranos para ese entonces pero quienes con la mano de Nile Rodgers lograron que "We Are Family" se convirtiera en otro himno discotheque. Su letra fue interpretada de varias maneras, una, como himno feminista ("tengo a mis hermanas y a mí"), de la comunidad gay, los grupos afroamericanos y hasta el equipo de béisbol Piratas de Pittsburg la adoptó como tema oficial y aun eso les dio suerte pues en 1979 conquistaron la Serie Mundial. Pero "We Are Family" se refería, concretamente, a los artistas disco. Pese a que crecía el repudio de muchos hacia el género, Sister Sledge aún consideraba válido su mensaje.

Parte importante de la música disco lo constituía la comunidad gay. Para 1979 la tendencia se acentúo. Estaban por ejemplo, Amanda Lear, una enigmática cantante cuyos fuertes rasgos masculinos y grave voz hacían sospechar un presunto cambio de sexo, e incluso algunos le llamaron "la doctora Richards del disco"(2). Su hit "Honey", representante indiscutible del eurodisco y, como buena parte de esos hits, les fue imposible cimentar una carrera. Fue también el caso de Baccará, cuya interpretación de "Yes, Sir, I Can Boogie" era una copia menos que descarada del "Don't Leave Me This Way", aunque con la sensualidad afín al eurodisco. De hecho la letra parece querer establecer una relación heterosexual luego de haber probado otros campos.

Pero el grupo disco con los postulados gay más abiertos fue The Village People. Sus disfraces eran una parodia de la masculinidad: el obrero, el piel roja, el agente de tránsito, el constructor y el vaquero. Uno de sus máximos hits fue "YMCA" el que luego recibió una demanda por parte de ese organismo dado que "desprestigiaba a la organización" La parodia siguió con "Macho Man" (¡Tengo que ser un macho!", cerraba sus estribillos), seguido de "In The Navy", frase que en lenguaje cifrado significa ser gay "de clóset", es decir, escondido ante la sociedad y "San Francisco", en referencia a la ciudad que en los setenta era considerada la capital mundial de los homosexuales. El tema "Go West" era un tándem de "San Francisco" y aunque en un principio no lo parecía, The Village People empujaron como pocos a los grupos gays hacia la música pop, sobre todo en los ochenta y noventa (la grabación del "Go West" hecha por Pet Shop Boys en 1996 es, en tal sentido, más que un homenaje).

Conforme avanzaba 1979 la música disco aceleraba sus exequias: los fans del rock, repuestos de la sorpresa inicial, reaccionaron desde lo violento hasta lo chusco; en lo primero llegaron a apedrear centros de baile donde se tocaba música disco y en lo segundo, el locutor Steve Dahl, un DJ de Chicago", convocó a una "quema de acetatos disco" en el Komiskey Park, actitud que, irónicamente, era una remembranza de las piras nazis (e igualmente homofóbicas, por cierto) aunque también era verdad que el género ya había dado más lo que podía ofrecer. Pero aún hubo cosas para mencionarse aquel año.

Patrick Hernandez era un ciudadano galo de ascendencia española-australiana quien desde muy joven se dedicó a la producción. Como compositor era menos que regular y quien de no haber sido por la música disco quizá no hubiera sobrevivido. Pero lo hizo con "Born to be Alive", hit que incendió las discotheques de todo el planeta. La letra del "Born to be Alive" era, digamos, conceptista, y en un detalle que en su momento no fue importante pero que luego sería crucial era la voz que Hernandez había contratado para los coros a una bailarina y cantante oriunda de Detroit; esos "chububuruch" son de Madonna Ciccione quien, como sabemos, luego sería la diva de los años ochenta.

Boney M era otro grupo eurodisco que alcanzó parte del festín disco, así fuera en su declive. Era un invento creado por Frank Farian, avecindado en Alemania, mientras que la música que manejaban, gracias al origen jamaiquino de sus coristas, era una adaptación disco del calypso, aquel género que Harry Belafonte había internacionalizado en los años cincuenta. Farian tenía un avezado olfato --algunos le llamarían "oportunista"-- y lo demostró cuando Boney M se convirtió en fábrica de hits y donde, en algo insólito en la música disco, narraba historias presentadas en "Ma Baker" y "Rasputin", dos hits mundiales pero no tan grandes como "Rivers of Babylon".

Pero el cambio de giro más significativo lo dio Donna Summer pues pese a las consejas de Giorgio Moroder para que no pusiera en riesgo su carrera decidió valerse por sí misma a lo que debemos agregar que empezaba una nueva etapa en su vida, un regreso a la religiosidad que abandonó poco antes de irse a Munich a principios de los setenta. Y no sólo eso, la Summer grabó un álbum doble, todo con tal de indicar que la música disco no era su limitante y que en realidad abarcaba otros géneros. Por ello Bad Girls no es un álbum discotheque; temas allí incluidos como "Hot Stuff", la nueva versión del "McArthur Park" de Jimmy Webb y el que da nombre a la producción llevan una deliberada inclinación hacia el rock-pop, hecho de por sí inusitado en Donna Summer.

Cuando se acercaba el final de 1979 Donna Summer estaba igual de agotada que la música disco, como si la llegada de los ochenta fuera el amanecer, casi como si todos experimentaran la resaca de una fiesta que se había prolongado cerca de diez años. Todavía entonces hubo chispazos disco muy afortunados, como fue el caso de Lipps Inc. Su canción "Funky Town" emulaba a un robot en movimiento que además presagiaba la marejada de música electrónica que invadiría a la naciente década (los australianos Pseudo Echo grabaron un remake como respetuoso homenaje). Todavía en 1982 Lipps Inc. Tuvo un hit con "Designer Music", aunque ya bastante alejado de los esquemas disco, pero para entonces todos los que habían participado en la música disco sufrían el estigma.

Para muchos, el epitafio del género discotheque como gran producto se cerró con otro soundtrack, no el de Stayin' Alive, una segunda parte de fiebre del sábado y también estelarizada por Travolta sino con Flashdance; y aunque la película era más bien convencional y bastante parecida a Tony Mannero (una obrera de Pittsburg que en la noche es la estrella de un club nocturno, máxime en la escena donde cae sobre ella un cubetazo de agua helada) pero cuya musicalización, de acuerdo a los estándares y exigencias de 1982, es buena, aunque llena de hits de un día como era Joe Desposito y su "Lady Lady Lady" y "Maniac" de Michael Sembello.

Earth Wind and Fire, pioneros del género, también dieron el salto con "Let´s Groove" en la que sería una de las últimas participaciones de Phillip Bailey antes de lanzarse como solista mientras que Maurice White, el cerebro de EW&F le pedía pausa al grupo, más que nada por su agotamiento físico. El eurodisco se evaporaba ante los ojos de sus productores; pese a los intentos, Giorgio Moroder no pudo duplicar la fortuna que tuvo con la Summer quien, por su parte, se alejó aún más de su pasado con temas absolutamente pop como "She Works Hard for the Money" y "With a Finger on a Trigger". De ahí en adelante vendría cierto periodo de oscuridad comercial para Donna Summer, Por lo que toca a Boney M., prácticamente de salida, grabaron "Don't Kill the World" con un mensaje ecológico.

Sin embargo es justo reconocer que sin la música disco y su groove (3) figuras como Madonna jamás habrían podido dar el salto requerido. Por ejemplo su "Everybody" (1982) tiene toda la hechura discotheque trazada en una Samantha Sang, y por supuesto, su productor Stephen Bray, arquitecto de su fama inicial. Ciertamente hacía ya rato que el traje de poliéster acumulaba polilla a mediados de los ochenta pero el legado de la música disco empieza, hasta hoy, a recibir su justa perspectiva.

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(1) Género fílmico dramático-policial dirigido a la comunidad negra norteamericana, con cierto tono reivindicador y bastante popular a inicios de los setenta. Uno de susa filmes más emblemáticos es Shaft. (1971)

(2) En referencia a un famoso tenista de los años setenta quien se cambió de sexo; toda una novedad y conmoción para su tiempo.

(3) Literalmente "surco", aunque en el lenguaje disco es el ritmo que puede convertir a una canción en éxito o en chasco. The Commodores, Kool and the Gang, Barry White y por supuesto James Brown son considerados masters del groove.

 

(Extraído del CDROM-book Rock, Pop: sus facetas 1965-1995 por Oscar Fernández)

Copyright 2005

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