En vez de originarse solas, la mayoría de estrellas forman parte de un grupo o cúmulo que puede ser de dos tipos distintos. Los cúmulos abiertos son agrupaciones dispersas de docenas a centenares de estrella muy jóvenes que se hallan en los brazos espirales de una galaxia. Los cúmulos globulares se disponen en un halo en torno a una galaxia (como la nuestra), tienen una forma esférica y contienen grandes números de estrellas muy viejas.
Algunos cúmulos abiertos
Las Pléyades (M 45), en la constelación de Tauro, distan 410 años luz del Sol. Son el cúmulo estelar abierto más bello de todo el firmamento. A simple vista, las personas con gran agudeza visual pueden ver 7 u 8 estrellas, pero con un refractor de 80 mm o un reflector de 100 aumentos ampliaremos el número a más de cien. Se calcula que en un radio de 25 años luz hay medio millar de estrellas, de las que las más brillantes y conocidas son Alción, Electra, Atlas, Merope, Maya, Taigete, Celeno, Pleyone y Astérope. Las pléyades son estrellas muy jóvenes que todavía están asociadas a las nebulosas de las que han nacido, y que reflejan su luz con una extraordinaria tonalidad azul.
Probablemente, el
siguiente cúmulo abierto más famoso es el de Perseo, que en realidad no es uno,
sino dos: NGC 869 y NGC 884. Deben observarse, como las Pléyades, con
prismáticos o un telescopio a baja potencia, ya que de lo contrario no
tendremos una visión de conjunto. Cada uno de los dos componentes tiene un
diámetro aproximado de 70 años luz y son perfectamente visibles a simple vista.
Las Híades en Tauro y el Pesebre en Cáncer son
otros dos excelentes cúmulos del hemisferio celeste boreal. Son tan extensos
que se ven mejor con prismáticos que con telescopio. En las Híades, la estrella
más destacada es la naranja Aldebarán, una de las más brillantes del cielo.
Otros cúmulos abiertos son M 35 en Gémini, M 41 en
el Can Mayor, M 6 y M 7 en Scorpio y M 37 y M 38 en Auriga. La mayor parte de
ellos están compuestos, como las Pléyades y el doble de Perseo, por estrellas
jóvenes, y suelen encontrarse en el disco galáctico de la Vía Láctea, razón por
la cual también se los denomina en ocasiones cúmulos galácticos (no de
galaxias). Puede aglutinar desde sólo unas decenas hasta centenares de estrellas.
Como ya se ha dicho, fuera
del disco de la Vía Láctea se congregan los cúmulos globulares. A diferencia de
los cúmulos abiertos, menos densos, estos objetos celestes son verdaderas nubes
de estrellas, que se apiñan unas junto a otras en concentraciones de miles o
millones. En sólo un año luz puede haber decenas de estrellas. Forman un halo
que rodea el plano galáctico y están compuestas por estrellas viejas en lugar
de las jóvenes de los cúmulos abiertos.
Entre los distintos cúmulos globulares hay que
destacar el de Omega Centauri, M 13 y M 92 (constelación de Hércules) en el
hemisferio Norte y 47 Tucanae, junto a la pequeña Nube de Magallanes en el
Hemisferio Sur.