El Sol, como todas las estrellas, no es absolutamente estable, aunque es de las más “pacíficas”; naturalmente, las más “movidas” son las variables irregulares y las pulsantes de fuerte amplitud.
Esta inestabilidad solar se manifiesta con una
serie de fenómenos sujetos a una periodicidad aproximada de once años. En las
épocas de máxima actividad, dentro de este ciclo, pueden verse abundantes zonas
activas en la cromosfera y fotosfera, en las que juegan un importante papel los
campos magnéticos, originándose grandes protuberancias y unos focos
superficiales a los que llamamos manchas por ser oscuros, pero que no
son más que zonas con gases a temperatura inferior al promedio. Dentro de ellas
se distinguen zonas de sombra y de penumbra. Se cree que sus ciclos influyen en
el clima de la Tierra.
La actividad del Sol que da origen a las manchas
solares se estudia mediante la determinación del llamado Número de Wolf, un
parámetro con el que se mide la intensidad tanto diaria como mensual y anual.
El proceso de evolución de una mancha comienza en
la misma granulación solar. La retícula celular va abriéndose formando un punto
más oscuro denominado poro; su vida puede ser inferior a la hora o a
unas pocas horas, para acabar desvaneciéndose de nuevo. Por el contrario, puede
evolucionar aumentando su tamaño, en cuyo caso se lo considera ya con propiedad
una mancha.
Habitualmente las manchas
aparecen en zonas de manifiesta actividad: en ellas se observan fáculas,
gases más brillantes de origen cromosférico que cubren extensas áreas. Cuando
en estas zonas activas surgen poros, raras veces lo hacen aisladamente, por lo
que las manchas serán varias y agrupadas. La intervención de fuertes campos
magnéticos otorga una estructura bipolar a los grupos de manchas, de modo que
cada uno de ellos suele tener dos núcleos principales orientados paralelamente
al ecuador solar.
En el cuadro se esquematizan las formas y
proporciones que adoptan los grupos de manchas y la designación otorgada a los
diferentes tipos que va en sentido evolutivo.
Clasificación
de las Manchas Solares
A |
Poro o grupo de pequeños
poros. Sin penumbra. Concentrados en 2 o 3 grados cuadrados. |
B |
Grupo mayor de poros, o poros
en formación bipolar. Alineados generalmente en dirección este-oeste. En
casos muy particulares algunos de estos poros pueden poseer un rudimento de
penumbra. |
C |
Mancha pequeña o mediana con
penumbra en formación bipolar con un grupo de poros. |
D |
Dos o tres manchas (con
penumbra) en formación bipolar con poros intermedios. |
E |
Grupo grande bipolar de
estructura complicada, con irregulares penumbras y generalmente con gran
número de poros intermedios. Dimensión en longitud no inferior a 10º. |
F |
Fase de máximo desarrollo del
grupo. Manchas muy extensas en compleja estructura. En el caso de grandes
sombras, generalmente surcadas por puentes brillantes en forma de arcos en
constante evolución. Numerosos poros. Longitud del grupo no inferior a 15º. |
G |
Principio de decadencia. Grupo
bipolar grande con penumbras redondeadas. Eventuales poros intermedios. Prácticamente
sin manchas intermedias entre las principales. En fases más avanzadas del
desarrollo, una gran mancha con poros en formación bipolar. Dimensión máxima,
10º. |
H |
Mancha unipolar con penumbra,
a veces grupo compacto de ellas por subdivisión de la principal, con algunos
poros en su proximidad. Diámetro superior a 2,5º. |
I (J) |
Mancha unipolar con penumbra
de forma regular, o pequeña mancha en proceso de disolución. |
Esto no significa, sin embargo que una mancha deba
seguir todo el proceso. Por ejemplo, un poro, al agrandarse, puede convertirse
en una mancha tipo A. Al cabo de unas horas, si han surgido en la zona otras
pequeñas manchas, será un grupo tipo B con una marcada orientación bipolar. A
medida que una mancha del grupo aumenta de tamaño, con la aparición de penumbra
en su entorno –corrientes de gases de temperatura intermedia entre el núcleo y
las zonas circundantes- pasa a ser de tipo C, y después, en formación bipolar,
tipo D. Sucesivamente puede pasar por los estadios siguientes hasta desvanecerse
en el tipo I (a veces hay quien sustituye la I por una J). Pero un grupo de
manchas, después de ser B puede disminuir para volver a ser A y desvanecerse. O
puede llegar a C o a D y seguir luego por H, I, regresar a A y desvanecerse.
Los grandes grupos E y F sólo se forman en época de
máxima actividad dentro del ciclo de once años. En tales fechas suelen contarse
simultáneamente algunas decenas de grupos con varios centenares de manchas. En
épocas de mínima actividad pueden incluso transcurrir algunas semanas o meses
sin que en el Sol se vea ninguna mancha.
La duración media de una mancha va desde unos pocos
minutos, para los poros, hasta varios meses, cuando evoluciona hasta los
grandes grupos F.