Negar la lucha de clases es una constante del régimen capitalista, no es nada nuevo.



Para el compañero Gustavo Petro la lucha de clases ha perdido su vigencia, es cosa del pasado. ¿Qué hay de cierto en ello? ¿Se volvió bueno el capitalismo? ¿Ricos y pobres son una misma cosa y sus contradicciones son simples malos entendidos, momentos de ira, instantes de simple discusión? ¿Dejó a un lado el capitalismo su arma favorita para imponer su clase social dominante, es decir, la violencia y el terrorismo de Estado? Me temo que no. Los hechos son demasiados evidentes y tozudos.

Es evidente que en la sociedad dividida en clases todos los seres humanos están relacionados con clases, nadie está por fuera de esa dinámica, ni aún siendo un fantasma. Al tomar conciencia de ello estará sintonizado con ella y sus éxitos, serán sus éxitos, lo mismo los fracasos. Nada cuanto le suceda a su clase le será indiferente. Procurará el bienestar de su clase por cuanto allí están sus intereses, sus esperanzas, sus sueños. Su oposición a la otra clase es tangible y su relación naturalmente es de confrontación.

“Ningún ser viviente puede menos que tomar partido por una u otra clase, no puede dejar de alegrarse del éxito de esa clase ni de sentir amargura por sus fracasos; no puede dejar de indignarse contra sus enemigos, contra los que ponen trabas a su desarrollo difundiendo concepciones atrasadas, etc etc”, afirma V. I. Lenin.[1]

La visión de clases es una realidad indiscutible en el capitalismo. Decir lo contrario, es una falacia descomunal o una concesión extrema. Lo que sucede es que la clase dominante coopta y coloca a hablar como si fuera de ella, pero en realidad es un instrumento que una vez lo usa lo desecha. Dice Lenin: “Los hombres han sido siempre en política cándidas víctimas del engaño de los demás y del engaño propio, y lo seguirán siendo mientras no aprendan a discernir detrás de todas las frases, declaraciones y promesas morales, religiosas, políticas y sociales, los intereses de una u otra clase”.[2]

Lenin es frontal al plantear el problema de la lucha de clases, sobre todo el beneficiario final de la propuesta o del criterio que se tenga sobre el tema al abordarlo cuando pregunta con certeza: “¿Quién se beneficia?”. Agrega: “En política no es tan importante quien sostiene directamente determinadas ideas. Lo importante es quién se beneficia con esas ideas, propuestas, medidas… no se fíen de las frases. ¡Vale más averiguar quien se beneficia!”[3]

Frente a las propuestas del compañero Gustavo Petro de acuerdo y propuestas con los partidos del régimen es menester acatar al maestro Lenin y preguntarnos a quién realmente favorece o beneficia, tales iniciativas.

Porque para nadie es un secreto que en el capitalismo, la burguesía, la clase explotadora, inventa todo lo que sea posible para “justificar” y “explicar” su existencia y naturaleza. Sus ideólogos dan una versión falsa sobre los fenómenos para ocultar la verdad de los mismos, buscando adormecer la conciencia de clase del pueblo y minimizar en consecuencia la lucha de clases, restarle su valor y contenido. Una forma de ello es afirmar que perdió vigencia y decir que es cosa del pasado, como lo está haciendo desafortunadamente, nuestro compañero Gustavo Petro.

A caso, ¿El capitalismo no se ha disfrazado de “oportunidades equitativas”, de “capitalismo popular”, “sistema económico de oportunidades”, etc?

Creer que es posible la conciliación de las clases sociales es desconocer la naturaleza y esencia del capitalismo, su origen, su desarrollo y su fase imperial, hoy llamada neoliberal. Desconocer la vigencia de la lucha de clases es falsear gravemente la historia, es pretender tapar la verdad con mentiras.

Es apenas obvio que los ideólogos de la burguesía pongan toda clase de teorías para desvirtuar la lucha de clases, inventen fórmulas baladíes para pretender evitar lo inevitable. Pero, que lo haga Gustavo Petro, que actúa dentro del Polo Democrático Alternativo, cuya naturaleza es de izquierda y congrega lo más granado de la izquierda colombiana, pues quedan inmensos interrogantes y dudas que el pueblo con su sabiduría definirá el 27 de septiembre en las urnas, frente al maestro Carlos Gaviria Díaz, un hombre recto, claro, transparente y perfectamente definido políticamente.

Ibagué, julio 5 de 2009

[1] V. Krapivin. Metodología de autoeducación política. Manual. Editorial progreso, Moscú. Traducción 1983. página consultada 38.
[2] LENIN. Las tres fuentes y las partes integrantes del marxismo. Tomo 23, página 47.
[3] V. I. Lenin. ¿Quién se beneficia? Tomo 23, páginas 61 – 62.





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