En Córdoba, en los años '60 se construyeron las primeras áreas peatonales del país. Actualmente las mismas abundan en el centro de la ciudad, lo que permite caminar cómodamente y observar las atractivas vidrieras de los comercios.
En las áreas peatonales fluye la vida cordobesa y por aquí andaba con su bastón y galera, hasta 1968, un galante anciano, don Fernando Albiero Bertapelle, que vestía permanentemente smocking, y a veces con polainas, llevando como infaltable distintivo, una flor en el ojal, que por la galanura de sus frases y por sus flores se le llamaba "Jardín Florido", el más grande piropeador que conoció Córdoba.