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Comentarios y Literatura
Experiencias. Una bonita historia.

Escribo para compartir uno de los recuerdos más bonitos de mi vida, tiene que ver con un concierto de los Limones.

Hace, ya mucho, mucho tiempo de esto. No tengo una conciencia exacta de cuando sucedió, pero digamos que ahora tengo 30 años y que el día en el que mi amigo David me llamó para ir a un concierto de Los Limones todavía no salía por ahí por las noches. Haciendo cálculos y pensando que era una de esas pocas noches en las que yo podía salir de casa más allá de las 22:00 horas por ser las Fiestas de la Ciudad Vieja (léase del Rosario) en La Coruña, digamos que tenía yo 15 años... ya llovió desde entonces... Pongamos por tanto que fuera en 1987 - 1988.

En aquellos años para mí, como supongo también para vosotros, el tiempo pasaba muy despacio, y después de unos largos e intensos veranos casi añorábamos el comienzo del colegio y reencuentro con los amigos de clase. El verano acababa de terminar y al calor que todavía quedaba en esos primeros días de octubre en los que la luz se iba haciendo cada vez más y más tenue, las fragantes flores alucinógenas que crecen en la plaza de Azcárraga inundaban de olor todo el casco antiguo de La Coruña.

Aquél día (no se si era un viernes, un sábado o festivo), con motivo de las fiestas se había montado una pequeña carpa en la plaza de Capitanía, justo al lado donde muchos reclutas formaron a la hora de arriar la bandera mientras un corneta tocaba un himno que para mi, sonaba más al descenso del sol en el horizonte que de bandera española en el mástil. Aún hoy, cada vez que escucho aquel himno, que ahora sale de un altavoz, recuerdo aquellos soldados que me parecían hombres, pero que no eran más que niños, y quienes salían de sus casas por primera vez. Seguro que ellos también recuerdan esto, así como los bocadillos de calamares o beicon con pimientos del bar de la esquina de la plaza, o los de tortilla de El Patio, por no hablar del mítico Caballito Blanco, donde acabaron el la cárcel el 60% de sus clientes habituales.

Fuera el día que fuera, todavía recuerdo a los operarios (quizás fuera el propio grupo) acabar de montar todo en el escenario en Capitanía para un concierto, mientras los padres y sus hijos probablemente aún estuviéramos disfrutando de las atracciones que en la próxima Plaza de Arcárraga, alrededor de la fuente centenaria y tomando un algodón de azúcar que mezclaba su olor con el de las manzanas bañadas de caramelo y el de las garrapiñadas.

Ese día David me avisó de que había un concierto de Los Limones, a quienes no conocía especialmente, aunque me sonaban alguna canción suya (creo). A las 9 y media de la noche (vaya horas) allá nos fuimos David y yo a escuchar un concierto al que asistirían no más de 200 o 300 personas como mucho. Encaramados a una especie de monumento que hay frente a la plaza de Capitanía y que limita ésta con la de Azcárraga, nos tumbamos sobre el frío granito y esperamos que comenzara el concierto. Cuando comenzó la música a sonar, me parecía que conocía todas las melodías de las canciones; la verdad no se si por haberlos escuchado antes o por la naturalidad y proximidad de sus melodías. La verdad es que cada vez que escucho aquella steel guitar, incluso tocando con otros grupos como El Ultimo Gato aún me sucede lo mismo.

Creedme que no me acuerdo las canciones que allí tocaron, pero seguro que varias de ellas todavía no estaban editadas en ningún album. Lo que si recuerdo es que tocaron el mítico Sun Sun...., [...], y que disfrutamos como niños hasta que acabó el concierto probablemente a las 11:30. Para entonces, los parches del pantalón vaquero de Santi Santos ya estaban echando humo y ya era hora de irse para casa, no sin que probablemente hicieran algún bis (me gustaría que alguien que hubiera estado allí me ayudara con mi memoria).

En aquel momento, nunca pensé que me llegaría a gustar tanto este grupo, lo que si sentí es que sería difícil vivir momentos de libertad y plenitud como los que estaba viviendo. Ahora, a mis 30 años hay pocas cosas que me hagan sentir de esa forma, y a veces, simplemente pasear una noche de verano o principios de otoño por la Plaza de Azcárraga mientras los efluvios de las Flores del Diablo embriagan mi pituitaria, me hace sentir todo lo que sentí esa noche, cuando todavía era niño.

Espero que haya alguien que compartiera estos sentimientos también.

José Luis Ornosa.

 

Experiencias. Los Limones, gente de a pie.

Hola, conozco a los limones desde hace ya mucho tiempo tengo la mayoria de los discos,he ido a algunos con ciertos pero ya tarde "por las estrellas" en la sala el sol donde tube el privilegio de tomar una cerveza con ellos porque llegue demasiado temprano y los vi en una furgoneta los aborde y me invitaron a tomarla tengo la entrada frimada por todos ellos y sin romper porque no pase por la puerta principal sino con ellos de echo Santi me dijo "si te dicen algo tu vienes con nosotros" total una noche en la que flipe [...]
Miguel Morcillo.

 

"No está mal la soledad", sintonía en un programa radiofónico de Argentina.

hola, soy de argentina, estaba buscando una cancion que en un momento de la letra dice "tengo algun amigo que no me ha fallado ni una sola vez, aunque yo si falle"... la usaban como cierre en un programa de radio de aca, y supuse que podia ser de los limones (por "no esta mal la soledad"), pero no se si sera esa.
gracias
Damián Taubaso.

 

 
 
     
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