SADELAS

Sociedad Amigos de la Salud

Cómo se destruyó un Proyecto de Desarrollo económico

       Manuel C. Martínez M.

Todo comenzó allá por la década de los 60s con aquellas famosas <<zonas industriales>>, que hasta los municipios con escasa factibilidad industrial las reservaron para su ulterior implementación y puesta en marcha.

Desde luego, esas parcelas terminaron en el mayor de los engamelotamientos, las unas,  y las otras, en la creación <<exitosa>> de parques industriales y magníficos galpones dotados de la infraestructura capaz de permitirle a Venezuela un desarrollo económico que la sacara de su economía tradicional, monodependiente y pulperil.

 Ocurrió que el Estado otorgó créditos blandos, exoneró por décadas sus impuestos, facilitó la formación de mercados domésticos cautivos, se hizo cliente importante de los bienes nacionales así fomentados, y, en fin, que Venezuela  con sus enormes potenciales naturales y económicos estuvo llamada a ladrarle en la cueva a muchas otras economías menos agraciadas que ella.

Todos esos logros empezaron a presentar una Venezuela con mucha potencialidad económica para un país joven de escasa población y con alrededor de 2.000 Km de costa quieta; con un Orinoco anchilargo y navegable; con abundantísimo petróleo de todo tipo, con   aluminio, hierro, con oro, diamantes, carbón, y dejemos de contar.

Un país así, sobre el exclusivo marco político de un acervo patriótico signado por Simón Bolívar y muchos próceres libertadores de una buena parte del planeta, sin ningún precedente en un mundo cuyos principales líderes se caracterizaron por actividades imperialistas de avasallamiento, de colonización y de dominio invasor y opresor.

Pero, no: Este país se tornaba peligroso para las economías vecinas y extravecinas. De alguna manera había, pues, que detenerla, que abortar su desarrollo, y abortado nos luce.

Fue así cómo los políticos <<criollos>> antinacionalistas le socavaron los cimientos a Venezuela; convirtieron al venezolano medio en un mendicante del Estado, o en un informalista que esconde su desidia, su flojera y/o sus desamor por la patria, en mercachiflajes de bisuterías. Así, desmoronaron sus instituciones públicas, a tal punto, que cualquier vecino, sin mayor formación académica ni tecnoprofesional, ha podido ostentar cargos públicos de elevado rango, hasta el de presidente de la república.

Hasta la tirada de piedras y quema de autobuses ha servido de currículum exitoso para escalar sobre dichos cargos, razones por las cuales el glamour y el respeto necesarios hacia un funcionario público se han perdido. Ser gobernador, o diputado, o ministro, o juez, no es cosa digna de admiración para nadie; se trata de funciones marcadamente prostituidas.

La inseguridad jurídica nacional aleja las inversiones o da luz verde al empresariado deshonesto. La quiebra del sistema bancario, la macro devaluación de la moneda, su pesada e inoperante burocracia, sumado a una calidad educacional que cada vez se desmejora más en la persona  de docentes, con rectores y egresados semianalfabetos, todo lo cual ha ido dando cuenta, sin lugar a dudas, de la implementación de un modelo estratégico destinado a destruirnos como país, y que ha gozado de la anuencia y coordinación de presidentes no menos ineptos y antinacionalistas como los <<que te conté>>.

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