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LA CIENCIA patrimonio de la humanidad
EDITORIAL
LA CIENCIA
patrimonio de la humanidad
Agosto de 1988
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Revista Salud Visual
Tras la aparici�n del N� 0, numerosos colegas -especialmente de Argentina- nos han hecho llegar sus inquietudes. Ellas trasuntan la firme decisi�n de transitar la senda del progreso, interpretando a �ste, como el gran objetivo, m�s aun, como el ineludible deber a cumplir. Es as� que, desoyendo las ya nada cre�bles pr�dicas de los mercaderes del atraso, se suscriben d�a a d�a a Salud Visual, adhiriendo a los insoslayables postulados de nuestra presentaci�n.

Pusimos en marcha esta publicaci�n en el convencimiento de que los profesionales �pticos necesitamos tener acceso a un medio de aut�ntica informaci�n t�cnico-profesional, inexistente hasta hoy en el pa�s. Un medio que est� m�s all� de los comentarios o an�cdotas superficiales, las que no solo no reflejan nuestras opiniones ni dan respuesta a nuestras inquietudes, sino, lo que es m�s grave aun, confunden lo cient�fico con lo comercial, pretendiendo as� seguir involucr�ndonos en un sistema perimido por inepto, inmoral y retrogrado.

Hemos observado con verdadero asombro algunas reacciones imprudentes que bien podr�amos casi calificar de irracionales. Ellas provienen, en todos los casos. de quienes se oponen al avance personal en el plano profesional. De quienes apoyan incondicionalmente todo aquello que obstaculice el ejercicio jerarquizado de nuestra profesi�n, no vacilando en echar mano a todos los medios a su alcance aunque sean re�idos con la ley y con la �tica. Esos se�ores, algunos de los cuales dolorosamente son colegas, se oponen -y no dudamos que no cejaran en sus intentos- a cualquier forma seria de evoluci�n y progreso que les impida continuar pautando, bajo el disfraz de la ciencia o la investigaci�n, la continuidad del estancamiento. Son en fin los que, argumentando falacias, nos dicen que, como �pticos, no estamos capacitados para trascender a lo cient�fico, pues, seg�n manifiestan, eso ser�a transgredir las competencias profesionales. �Cuales?... Si el atraso est� en nuestra propia profesi�n.

Conociendo el presente, y reflexionando sobre el futuro, vislumbramos �pocas dif�ciles. Dif�ciles porque, en todo tiempo y lugar, el cambio de estructuras ha demandado arduos esfuerzos. Pero cualesquiera sean las vicisitudes que nos depare el porvenir, nos reconforta la idea de estar eligiendo libremente nuestro camino. El camino hacia la superaci�n, que nos ver� profesionalmente unidos y jerarquizados. As� seremos art�fices de nuestro desarrollo. As� seremos �tiles a la sociedad. Porque no queremos seguir siendo meras piezas del estancamiento ni simples comerciantes, inmersos en la cada vez m�s visible desleal y especulativa competencia, o es que debemos resignarnos a seguir siendo c�mplices de la monopolizaci�n de nuestra especialidad llevada a cabo por unas pocas empresas de nuestro medio? Ser�amos entonces meros espectadores pasivos de estructuras inadmisibles, como (por ejemplo) la venta callejera de anteojos para sol, la provisi6n de f�rmulas �pticas en tiendas y supermercados o la venta directa al paciente de lentes de contacto en farmacias y laboratorios, sin la correspondiente prescripci�n medica y la participaci6n del profesional contact�logo.

Siendo hoy universalmente aceptado que la ciencia es patrimonio de la Humanidad, resulta intolerable que se intente distorsionar, al abrigo de pautas decadentes, la propia esencia de ese concepto fundamental. Convencidos de que no pueden sobrevivir por largo tiempo sistemas a contramano de la Historia, los �pticos argentinos, conscientes de los compromisos que tenemos para con la profesi6n y la sociedad, asumimos nuestras responsabilidades reafirmando los ideales de progreso cient�fico y bienestar com�n.

Queremos terminar estas l�neas citando unas palabras de Teilhard de Chardin: "Resulta imposible acceder a un medio fundamentalmente nuevo, sin pasar por las angustias interiores de una metamorfosis. No llega a aterrorizarse un ni�o cuando abre por primera vez los ojos? Nuestro esp�ritu debe renunciar a la "comodidad de las estrecheces cotidianas si quiere adaptarse a direcciones y horizontes engrandecidos al infinito".

He ah�, magistralmente expresado,
el proceso de transformaci�n interior que debemos llevar a cabo.

MIGUEL ANGEL MEN�NDEZ
Agosto de 1988
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