ESTRUCTURA FUNDAMENTAL DE LA FILOSOFIA DE ARISTOTELES I.-
SITUACIÓN HISTÓRICA.
Después de las Guerras del Peloponeso, Atenas se encuentra vencida y la
democracia sufre un duro golpe. Durante esta época y hasta la
ocupación macedónica se produce una crisis que afecta tanto a la economía
como a la política como al orden social. Los conflictos y enfrentamientos son
permanentes.
Grecia, en su conjunto, se encuentra agotada, ninguna ciudad tiene fuerza
para imponerse. La paz llega con la batalla de Queronea, en el 338, ganada por
el rey Filipo II, iniciándose la ocupación macedónica.
Los macedonios son griegos, pero se encontraban atrasados desde el punto
de vista político y social, y eran, por tanto, considerados bárbaros por el
resto de los griegos.
Filipo II supo aprovechar las disensiones internas de las polis griegas
para imponerse, consiguiendo la victoria definitiva en la batalla de Queronea de
la mano de su general e hijo Alejandro Magno. El joven general tenía 18 años y
Aristóteles 46.
A los 20 años, Alejandro sucede a su padre y se inicia la expansión
griega hacia oriente. Alejandro fue un griego puro; puso sus descubrimientos al
servicio de la causa griega, y difundió por todas partes la cultura griega. Con
sus conquistas abrió todo el Oriente al helenismo. II.-
VIDA Y OBRAS.
Aristóteles nace en Estagira en el año 384. No es ateniense, sino
macedonio. Es hijo de Nicómaco, médico y amigo del Rey Amintas II.
A los 17 años, tras una primera formación empírica, es enviado a la
Academia a estudiar con Platón, permaneciendo en ella durante 20 años. Su
maestro y amigo le dejará una profunda huella, y al morir éste, en el 347, se
marcha de Atenas y escribe un diálogo,
“Sobre el alma”, en el que sigue a Platón. Después se distanciará de él
y se convertirá en un crítico de su filosofía.
Tras su marcha de Atenas recibirá el apoyo del tirano de Hermías, y
poco después aceptará la invitación de Filipo II para encargarse de la
educación de su hijo Alejandro, al cual acompañará durante 8 años en sus
campañas militares.
Terminada su misión educativa con Alejandro, regresa a Atenas y funda el
Liceo (que recibe este nombre por su
proximidad al templo de Apolo Licio), conocido también con el nombre de Peripato,
pues sus miembros discutía paseando por una galería cubierta. Se trataba de un
centro de investigación que contó
con el apoyo económico de Alejandro.
Tras la muerte de Alejandro, es acusado de impiedad (asebeia) y huye de
Atenas “para evitar un segundo atentado contra la Filosofía”. Se traslada a
Eubea, donde muere a los 62 años.
Para Aristóteles, la experiencia fundamental es el conocimiento. La
necesidad de saber se encuentra en la propia naturaleza humana. Esta experiencia
filosófica es fruto del asombro, de la admiración y del sentido común, y
surge como respuesta a la permanente información que recibimos por medio de los
sentidos.
Aristóteles trata los mismos temas que Platón, pero siempre buscando
soluciones personales: la organización del saber, la realidad física, el
hombre y el problema del conocimiento. Platón no había sido capaz de resolver
el problema entre el inmovilismo y el movilismo, lo permanente y lo cambiante,
es más, lo había agravado con su duplicación del mundo real. Este cambio de
perspectiva se debe, en gran medida, a la influencia que tuvieron en su sistema
los estudios del mundo animal llevados a cabo mediante investigaciones de tipo
empírico. Estos estudios, según Platón, habrían pertenecido al mundo de la opinión
y no al de la ciencia. Recoge de Platón
su idea acerca de la filosofía como el conocimiento de la esencia de las cosas,
de lo que es inmutable, universal y eterno. Pero para él, a diferencia de Platón,
las esencias no pueden estar separadas de las cosas, sino que deben estar en las
mismas cosas. La dicotomía platónica de dos mundos es inadmisible. OBRAS DE ARISTÓTELES
III.-
LA METAFÍSICA: análisis del ser.
Actualmente el termino naturaleza
tiene dos acepciones. O bien designa el universo material en su totalidad,
excluyendo lo producido por le hombre; o bien se refiere a la
esencia de las cosas en cuanto principio de operaciones, es decir, el modo
de ser intrínseco, permanente, de las cosas, que las determina a obrar de un
modo. Fue precisamente Aristóteles quien introdujo esta nueva acepción, como
principio operativo de los seres: cada ser obra de acuerdo con su peculiar
naturaleza, y es la distinta naturaleza de cada ser la que explica que sus
actividades sean distintas. En palabras de Aristóteles: principio
sustancial e intrínseco de movimiento o reposo de cada ser. La naturaleza
es aquello en lo que consiste lo verdadero de las cosas, su íntima realidad.
El estudio del Ser lo hace Aristóteles es su obra Filosofía
Primera, que a partir del siglo XII se llamaría Metafísica.
Ciencia que considera universalmente el ser en cuanto tal. Estudia, por tanto,
el conjunto del ser y sus propiedades. El punto de partida es el estudio de los
seres individuales. Todas las propiedades metafísicas se dan en las propias
cosas. Lo real son las cosas individuales y concretas. a)
Sustancia y accidente. Aristóteles
parte del ser individual, el que existe. Al observar directamente los seres
particulares ve en ellos un hecho claro: todo ser cambia. (Volvemos al viejo
problema) Por
ejemplo, el agua se calienta, se enfría, se convierte en vapor, se hace hielo;
y sin embargo, en todos estos cambios permanece la misma agua. Es decir, en todo
cambio hay un sustrato, un sujeto que no cambia, hay algo que permanece a través
de los cambios. Es la sustancia, lo
que esta debajo, lo que permanece detrás de toda mutación. Esta sustancia es
la “physis”, la naturaleza o el principio fundamental del ser. Es la noción
central de la Metafísica aristotélica, es el sentido primigenio de la palabra
Ser. La
introducción de estas categorías, sustancia y accidente (afecciones de la sustancia), es de suma
importancia en el sistema aristotélico hasta el punto de que todo lo que
existe, según él, existe como sustancia o como accidente. Este análisis parte
del modelo de la proposición lingüística “S es P”. El sujeto se
corresponde con la sustancia, mientras que el predicado, lo que se dice del
sujeto, corresponde a los accidentes. La
sustancia es el principio constitutivo del ser entero, en su totalidad, no
admite partes. El hombre no es la suma de alma y cuerpo, o el agua no es una
suma de oxígeno e hidrógeno; cada ser es algo distinto e individual, de ahí
su sentido ontológico. La
sustancia ofrece su apoyo a los accidentes para que existan. No se da la
blancura, el peso, etc..., es la mesa la que soporta los accidentes. La
sustancia es un “ens im se” y el accidente es un “ens in alio”. Aquélla
es un ser en sí y éste es un ser que tiene que existir en otro. Solamente
las cosas físicas, materiales, concretas, son sustancias. Aristóteles les
llama sustancias primeras; se trata
de lo particular (Juan, esta mesa, este árbol). Las sustancias
segundas son lo universal (mesa, árbol, hombre). El ser, cualquier
sustancia, se define desde la sustancia primera y desde la segunda, a la vez;
tiene explicación desde lo particular y desde lo universal (Juan es hombre).
Esta distinción es puramente mental (lógica),
no se dan por separado la sustancia primera y la segunda.
Partiendo de este planteamiento, podemos decir que toda transformación,
cambio, afectaran a la sustancia o a los accidentes. Deberá explicar ahora como
se producen estas transformaciones. b)
Potencia y acto. Toda
la teoría aristotélica de la potencia y el acto surge al enfrentarse con el
problema del movimiento (Heráclito-Parménides). Aristóteles
afirma que todos los seres naturales están en movimiento y que la naturaleza,
la “physis”, es el principio de movimiento y del cambio. La naturaleza es
algo que tiene una fuerza interna que
hace que cambie, crezca, se trasforme, se desarrolle. Es
decir, ante el viejo problema del ser y del no-ser, Aristóteles encuentra algo
intermedio, el ser en potencia. Un
trozo de arcilla no es un plato, pero puede llegar a serlo, es plato en
potencia. Ésta es la base explicativa del movimiento de los seres y de la teleología
implcada en todo movimiento: el acto (entelequia-busca su fin), en cuanto
perfección, es siempre un tipo de fin. Este aspecto tendrá importantes
consecuencias en la ética y la política aristotélica. Como
consecuencia de la potencialidad establece dos tipos de cambios: ·
sustanciales: generación:
paso del no ser al ser corrupción:
paso del ser al no ser ·
accidentales: cuantitativos:
crecimiento, disminución cualitativos:
alternancia (de niño a joven) locativo:
cambio de lugar, traslación En
resumen, el movimiento es para Aristóteles el paso, impulsado por la propia
naturaleza, de la potencia la acto, es actualización, por parte del sujeto, de
sus propiedades en potencia. c)
El hilemorfismo. Es
la doctrina que contempla la realidad física, natural, concreta, individual,
como compuesta de materia (hyle) y forma
(morfe). Sólo se trata de los seres físicos,
no espirituales. Tienen materia y forma, el hombre, la casa o el mármol, pero
no lo tienen, la felicidad o la alegría. Son dos principios que forman un todo
sustancial, un solo ser. Ejemplo: la estatua de David,
de Miguel Ángel, es un todo, compuesto de materia, el mármol, y de forma,
David. La
materia nunca puede existir por sí
sola, sino siempre unida al otro coprincipio sustancial, que es la forma. El mármol,
el bronce, la madera, siempre tienen una forma, tablón, bloque, rama, estatua,
o lo que sea. Aristóteles distingue dos tipos de materia: ·
La materia
segunda es la materia física y se puede percibir por los sentidos; esta
materia es perceptible de recibir cualquier forma. ·
La materia prima es entendida
como pura potencia, indeterminada, incorruptible, pasiva, capaz de recibir
determinaciones o perfecciones. Es algo no perceptible por los sentidos, sino
por el entendimiento, pero no es un concepto sino algo físico, real,
esencialmente potencial. Su existencia física se produce al recibir la forma. La
forma es lo que determina la materia
poniéndola en acto, haciendo que ese algo indeterminado pase a ser algo
determinado. Es la esencia de las cosas, es el dador del ser. Es universal y
permanente. Materia
y forma
son eternas, pero no existen independientemente la una de la otra, sino unidas;
o se dan juntas o no se dan. Evidentemente, Aristóteles da prioridad a la forma
sobre la materia, ella es la esencia del individuo. Aristóteles
elabora su teoría partiendo de la observación de la Naturaleza, que nos pone
en presencia de sustancias corpóreas y ante el hecho sustancial del cambio, del
movimiento. Materia y forma, acto y potencia explican la realidad del movimiento
partiendo del mundo físico, sin recurrir a realidades paralelas. d)
Las causas. Definido
el movimiento, la pregunta es qué es lo que impulsa ese movimiento. Necesitamos
saber cuál es el paso que impulsa a la naturaleza a actualizarse, el por qué,
la causa. Aristóteles
define causa como el principio que es necesario para explicar un proceso e
influye positivamente en su realización. De otro modo, principio del que
depende que algo sea o llegue a ser. Para Aristóteles es evidente que todo lo
que llega a ser es por una causa y así entenderá como ciencia el conocimiento
cierto de los entes por sus causas, “conocer algo científicamente es conocer
sus causas”. El
porqué de la las cosas físicas tiene una explicación, un origen al que el
llama causa. El ser es dinámico, es actividad, tiene una naturaleza que es
principio de actividad; y es precisamente en la causa donde aparece el aspecto
dinámico del ser. “Causas son todos aquellos factores que son necesarios para
explicar un proceso cualquiera.” Aristóteles
hace un estudio de los filósofos anteriores a él y concluye que todos ellos se
han fijado solamente en una causa, y por eso se han equivocado: Tales
de Mileto: el agua. Heráclito:
el fuego. Anaxímenes:
el aire. Para
Platón sólo había dos causas: la material y la formal, pero tuvo que poner a
la ideas (causa formal de las cosas)
fuera de las cosas, sin poder explicar la realidad. Aristóteles
entiende que es necesario atender a todas las causa para poder explicar el porqué
de las cosas. Las causas pueden ser: Intrínsecas: ·
Causa material: es algo
indeterminado que puede llegar a ser cualquier cosa. ·
Causa formal:
aquello que hace que la materia indeterminada pase a ser algo determinado. Se
identifica con la esencia y la naturaleza. Ejemplo:
la causa formal es la que hace que ese hombre sea hombre y no otra cosa. Según
Platón, diríamos que simplemente participa de la idea de hombre. Extrínsecas: ·
Causa eficiente: es el agente
productor, iniciador o responsable de la acción. Si no hubiera causa eficiente
no podría haber movimiento. Ejerce una acción transformadora sobre el
compuesto materia-forma. ·
Causa final: es el fin por el
que se hace algo. La mente del que obra. En la naturaleza las tendencias
naturales y en el hombre la razón. Ejemplo:
una escultura. ·
Causa material: el bronce. ·
Causa formal: la forma (David, Felipe IV, o lo que sea) ·
Causa eficiente: el escultor. ·
Causa final: la intención (Prestigio, dinero...) IV.-
ANTROPOLOGÍA a)
Alma y cuerpo.
Aristóteles trata de profundizar en la esencia del Hombre intentando
responder a tres cuestiones fundamentales: ¿cuál es el ser constitutivo del
hombre? ¿cuál es su conocimiento? ¿en qué consiste su felicidad?
Ante la primera la cuestión, Aristóteles responde que el hombre consta
de cuerpo y alma; pero el conjunto, a diferencia de Platón, es un conjunto sustancial,
un conjunto “hilemórfico”, el cuerpo actuaría como materia y el alma como
forma. Así, la unión de cuerpo y alma es una unión sustancial, y no accidental como en Platón. No es por tanto
la suma de dos entidades sino una nueva sustancia, una unidad ontológica, que
actúa como una unidad de movimiento.
El alma es el acto del
cuerpo que es potencia; el alma es la
forma del cuerpo que es materia.
Aristóteles da prioridad a la forma sobre la materia y por lo tanto al alma
sobre el cuerpo. Sin embargo, defiende la unidad del hombre, y no es el alma la
que siente o piensa, sino todo el hombre.
Todos los seres vivos tienen alma, tienen vida, tienen auto-movimiento;
pero distingue tres tipos de alma, partes del alma o funciones del alma: ·
Vegetativa: propia de las plantas; conlleva las funciones de crecimiento,
nutrición y reproducción. ·
Sensitiva: propia de los animales; aporta las apetencias, deseos,
percepciones sensibles y movimiento local y ligada a la fantasía y a la
memoria. ·
Racional: propia del hombre; aporta el entendimiento y la voluntad. A
partir de esta teoría del alma, Aristóteles explica el problema del
conocimiento humano como mezcla de conocimiento sensible e intelectual. El
hombre tiene un conocimiento sensible que le viene del cuerpo y un conocimiento
intelectual que le viene del alma. Este planteamiento tendrá importantes
repercusiones en su Ética. b)
Epistemología. De
nuevo aparece una clara diferencia con la teoría platónica. Aristóteles,
frente al camino platónico universal/particular, ideas/objetos, establece el
proceso inverso, rechazando las ideas innatas: nuestro entendimiento conoce lo
particular, lo concreto, lo físico, antes que lo universal; a lo universal
llegamos por lo particular; este es el origen del conocimiento en general, que sólo
es necesario para este conocimiento general, no para la existencia. Todo
conocimiento arranca de una percepción sensible: el alma racional no puede
pensar nada sin representaciones que entren por los sentidos. Distingue varios niveles
de conocimiento, de tipo sumativo: · Sensación: propia de los animales inferiores; es el nivel más bajo y produce memoria sensitiva. · Imaginación: propia de los animales más perfectos; imágenes y recuerdos. · Experiencia: es propia del hombre, puesto que es la coordinación racional de las sensaciones. · Entendimiento: facultad racional discursiva, sólo propia del hombre; hay dos tipos de entendimiento: Entendimiento pasivo: en el que se reciben las imágenes. Percibe las cosas, los objetos. Entendimiento
activo: es el que abstraer la esencia de las
cosas. Después de ver muchas flores extrae el concepto “flor”. En él se
elaboran los conceptos con los que operamos en el discurrir intelectual.
También distingue tres tipos de
conocimiento: · Experiencia (“empireia”): conocimiento de las cosas concretas, pero sin pregunterse el porqué. · Arte: reúne muchas experiencias concretas en un solo concepto universal. ·
Ciencia
(“episteme”): es el conocimiento de las cosa
por sus causas y sus principios. ·
Inteligencia
(“nous”): es el saber de los principios, de los que sólo podemos tener una
intuición: su culminación es la Sabiduría,
propia sólo de dios.
Puesto que la Sabiduría es sólo una disposición inalcanzable para el
ser humano, será la Ciencia el tema fundamental del conocimiento. Aristóteles
afirma que la Ciencia es el resultado de la conjunción de todos los saberes. El
saber está articulado en diversas ciencias particulares, cada una de las cuales
es autónoma y en su conjunto abarcan todos los aspectos de la realidad. Será
un conocimiento de las esencias, por sus causas, necesario y universal.
Partiendo de que el objeto de la ciencia es la totalidad de lo que hay,
su diversificación viene exigida por la necesidad de clasificar los objetos.
En función de este criterio establece tres grupos de ciencias: ·
Teoréticas
o especulativas,
que tienen por objeto alcanzar la verdad: la física o filosofía segunda; la
matemática, y la filosofía primera, que más tarde se llamará metafísica. ·
Prácticas,
cuyo objeto es alcanzar algún fin, y se ocupa de las acciones. Son la ética y
la política. ·
Poéticas
o productivas,
que se ocupan de la producción de las cosas y son las distintas artes. ·
Lógica,
no es una ciencia, es anterior a ella e instrumento de todas. De
entre todas las ciencias, la filosofía primera es para Aristóteles la ciencia
de las ciencias. Si cada ciencia particular se ocupa de estudiar una parcela del
reino del ser, la filosofía primera estudia el ser en cuanto tal (ontología).
Es la más autosuficiente, la más inútil,
y, como veremos, la que nos conduce a la felicidad. V.-
ÉTICA
En sus tres tratados de ética (“a Eudemo”, “a Nicómaco”,
“Gran Ëtica”), Aristóteles lleva a
cabo un análisis de la conducta humana fundamentado en los hechos de la
experiencia. Por otro lado, sin perder su carácter de ciencia particular, está
íntimamente ligada a la metafísica y a la antropología. Su ética también
está subordina a la política, recordemos que los griegos no conciben al hombre
en un estado de aislamiento, fuera de la familia y de la sociedad civil no puede
conseguir su perfección individual.
Su doctrina ética puede calificare como teleológica,
es decir fundada en el principio de finalidad, se dirige a un fin; y eudemonista, por cuanto que el bien supremo, fin último de la
naturaleza humana, es la felicidad. a)
El bien. Puesto
que todo movimiento tiene un fin, la conducta humana también lo tiene y éste
es el bien. El hombre no actúa si no concibe el objeto como bueno; pero a la
vez, hay bienes que se quieren en relación con otros, y son estos últimos los
que realmente se quieren. Así, Aristóteles distingue entre bienes particulares
y el bien supremo, que es el que se quiere en sí mismo. Este bien supremo se
constituye, por tanto, en el fin último del actuar humano. Cada
ente tiene su propio fin último, en virtud del cual se hace todo lo demás. Ese
bien propio está en la línea de operaciones de cada naturaleza. Su ética está
completamente dominada por su filosofía del “telos” (fin); todo aspira a su
cumplimiento, pero también incluye el “telos” el proceso mediante el cual
una cosa alcanza su forma perfecta. No importa sólo el fin, sino también los
medios. Así
pues, la actividad humana está encaminada a conseguir su verdadero bien último. Alcanzado este se alcanza la felicidad.
Aristóteles señala que todos los hombres tienden a la felicidad, que es el último
fin del hombre. La felicidad es una consecuencia de la posesión del verdadero
bien, la actividad que supone el cumplimiento o la perfección humana. ¿Y
el mal? Toda acción que desvíe al hombre o se opongan a conseguir la felicidad
son malas. En la lucha de estos dos principios, bien y mal, Aristóteles
establece las ideas de libertad y responsabilidad; propias de la voluntad
humana. b)
La Felicidad. Aristóteles
considera que el verdadero bien último del hombre debe ser perfecto,
autosuficiente, individual e inamisible (no es posible quitárselo al poseedor).
Debe consistir en un tipo de actividad que reúna estas condiciones y que, por
eso, traerá la felicidad. Es ,en cierta medida, la síntesis de todos los
bienes, pero va más allá. Lo
que normalmente suele considerarse como bienes o finalidades de la conducta
humana son: el placer, el honor y la contemplación. Pero lo que distingue al
hombre de los animales es el entendimiento, es lo más conforme a su naturaleza
(movimiento). El
placer no es un mal, es un bien, consecuencia de la posesión de lo sensible,
pero común con los animales, no es, por tanto, absoluto. El honor no reside
tanto en la persona honrada, sino en aquellos que honran; se trata de un bien
externo. Sólo reúne las condiciones de bien supremo para el hombre la
contemplación intelectiva. Es la tarea propia del hombre. Sin
embargo, la felicidad no puede consistir nunca en una pasividad satisfecha; se
trata de un esfuerzo consciente por llegar a ser plenamente Hombre, por realizar
lo mejor posible su propia esencia. Es, por tanto, actividad y esfuerzo
permanente por cumplir la naturaleza racional del ser humano. Aristóteles
se da cuenta de que esta actividad no es posible de modo permanente en esta
vida, como lo es en Dios, que es Acto Puro (pensamiento que se piensa a Sí
mismo). Luego el hombre no puede alcanzar la felicidad absoluta plenamente, sino
de modo parcial y solamente algunos c)
La Virtud. Hasta
ahora hemos dado los siguientes pasos: el Hombre busca el bien; el Hombre busca
el fin; el bien y el fin coinciden. El Fin supremo es el Bien supremo. Este Bien
supremo es la Felicidad. Todo Hombre busca la felicidad y ésta consiste en
realizar la actividad que es propia de su naturaleza; la actividad intelectual.
Ahora bien, esta actividad racional debe dirigir y regular todos los actos de la
vida humana y en esto consiste la virtud: “La felicidad es una cierta
actividad del alma conforme a la virtud perfecta” Es
decir, la felicidad propia del Hombre no es un regalo de los dioses, ni un
producto del azar, ni algo que se nos da hecho, sino que es preciso conquistarla
día a día, tras largo y penoso ejercicio. Para
Aristóteles, las virtudes son hábitos que perfeccionan el alma humana. Son
disposiciones permanentes que impulsan a obrar de un determinado modo o en un
sentido determinado. Se adquieren por repetición de actos. En
relación con los tipos de alma, distingue dos tipos de virtudes humanas: las dianoéticas
o intelectuales, que corresponden al alma racional: la sabiduría, la prudencia,
el arte...; y las éticas o morales,
que consisten en dominar la parte irracional del alma y que también regulan las
relaciones sociales: la fortaleza, la justicia, la amabilidad, la veracidad... La
virtud es la excelencia en cada actividad, sometida a la libre elección y de
acuerdo con lo posible.Los rasgos que caracterizan la virtud: 1. La virtud procede del hábito: ninguna virtud se origina en nosotros por naturaleza: el convertir la virtud en hábito es propio de la voluntad, requiere un esfuerzo por nuestra parte; y recuerda que el modo de ser de una persona se expresa por sus acciones. 2. La virtud es esa fuerza, capacidad, para buscar el bien, la propia plenitud humana, su propia perfección en todos los terrenos, no sólo en el moral. Es huida de la mediocridad mediante una actitud interna. 3. La virtud es un habito voluntario y libre, que implica deliberación, elección y responsabilidad. Aristóteles no comparte el intelectualismo moral de Sócrates, que identifica la virtud con el saber. No basta con conocer el bien para practicarlo ni basta con conocer el mal para dejarlo de hacer. 4.
La virtud consiste en el termino
medio entre dos extremos; no se trata de la media matemática, pues en la Ética
no se puede exigir la misma exactitud que en otras ciencias. La virtud es esa
capacidad de saber escoger, según la recta
razón (“orzos logos”) de cada uno, lo que estime que es el termino
medio según su sabiduría. Es procurarse una vida sensata en base al sentido
comun. La
felicidad es, pues, un esfuerzo inteligente por poner en orden su propia
naturaleza, por desarrollar todas sus cualidades, en poner en acto todas sus
potencias. VII.-
LA POLÍTICA.
Aristóteles estima, como todos los griegos, que el hombre se realiza
plenamente en sociedad y considera, por tanto, la Ética subordina a la Política
El hombre es por naturaleza un animal social integrado en la polis que es la
comunidad perfecta. La naturaleza racional del hombre sólo puede realizarse en
el marco de las leyes e instituciones políticas. Podríamos, por tanto, haber
estudiado este punto junto a la ética, pero tiene sus consideraciones
particulares.
El Estado no tiene como única tarea la conservación y seguridad físicas
de los ciudadanos, ni el fomento de la economía y el progreso material. Su auténtica
tarea es crear las condiciones de una vida buena y feliz, lo cual supone lo
anterior, pero no se reduce a ello.
Su finalidad suprema es hacer viable la consecución de la moralidad mediante un
marco adecuado de leyes e instituciones. El hombre dejado a su suerte,
“apartado de ley y de la justicia es el peor de los animales”, mientras que
el hombre perfecto, que se guía por la justicia, y la justicia
es cosa de la ciudad, es el mejor de todos.
De ahí que el Estado, que desde un punto de vista cronológico, es
posterior a la familia y a la aldea, es primero en el orden ontológico, porque
representa al todo mientras que las otras instituciones son sólo partes.
En cuanto a la forma de organización del Estado, Aristóteles se aparta
del proyecto platónico de una sociedad ideal, cada pueblo tiene sus características
propias y la constitución debe adaptarse y respetarlas, siempre que no se
abandone la finalidad esencial del Estado, que es la perfección de los
ciudadanos y no el provecho de sus dirigentes.
Distingue tres formas de gobierno: monarquía (un solo hombre),
aristocracia (unos pocos), democracia (la mayor parte de los ciudadanos). Se
trata de formas legítimas porque buscan el bien común. Cada una de estas
formas puede corromperse y derivar en formas ilegítimas en las que se olvida el
bien común y se atiende al bien particular. Serían respectivamente la tiranía,
la oligarquía y la demagogia.
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