CRITICA A LA TEORÍA DE LAS IDEAS
La critica deja de ser una simple critica de la dualidad (mundo sensible y mundo inteligible) y se convierte en una critica de la unidad no lograda todavía en la filosofía de Platón.
SUSTRATO: ESENCIA Y ACCIDENTE
Aristóteles entiende por sustancia “lo que está debajo de o bien lo que
permanece”. De modo que la
sustancia permanece mientras que las cualidades accidentales de un objeto
pueden cambiar.
Aristóteles busca conocer el objeto sensible tal como se nos presenta a los sentidos. Lo primero con lo que nos encontramos es que éste, en cuanto “cosa u objeto”, es un compuesto de cualidades esenciales y accidentales. Así, por ejemplo, un vaso se compone de cualidades (predicados) esenciales sin las cuales no seria vaso; por ejemplo, sus paredes y fondo. En cambio, el ser de color amarillo, de vidrio o barro son predicados accidentales que, si cambiaran, no alterarían la esencia misma del vaso. En otro caso, por ejemplo el hombre tiene como predicados esenciales (necesarios) el ser racional y vivir en sociedad; mientras que el color del pelo, la estatura, la forma de la nariz serán accidentales o aquello que puede cambiar sin modificar la esencia.
HILOMORFISMO: MATERIA Y FORMA
En otro lugar se planteó la posibilidad del conocimiento de aquello que incesantemente se encuentra en devenir. Pues bien, lo permanente, la esencia del objeto en el nivel de la sensación y percepción, se muestra primero como lo más abstracto del saber y luego esta esencia solamente se revelará como tal en la medida en que practiquemos un proceso de análisis y de abstracción en el objeto mismo: “En términos generales, la opinión de Aristóteles consiste en que, si bien a primera vista el mundo parece estar en movimiento constante y no ofrece verdades fijas, únicas que pueden ser objeto del pensamiento científico; sin embargo, el filosofo puede, por un proceso mental, analizar ese fluir continuo y descubrir que por debajo de él existen ciertos principios o elementos básicos que no cambian. No son una serie de sustancias que existen aparte del mundo sensible, pero existen y pueden ser pensados independientemente. No cambian, y suministran los objetos de la verdadera filosofía.
A nuestro juicio, Aristóteles supera esta limitación y sosteniendo que la realidad aunque mudable y siendo el devenir su único modo de existir no se divorcia de las ideas o de las formas. En este sentido, si las ideas vienen a ser predicados de la realidad, entonces las ideas fijan (afianzan) la realidad en su devenir. Ideas y realidad no son sino el único modo en que se manifiesta la realidad a un sujeto cognoscente. Recordando que la materia y la forma son el único modo de existir de la realidad, Aristóteles señala:
a. El saber tiene su comienzo en aquello que nos es dado como objeto de modo inmediato. Es el saber de lo más abstracto, el que sólo en apariencia es rico en determinaciones, pero el más pobre en cuanto al saber científico. En otras palabras, el conocimiento inmediato es el concepto genérico y más abstracto que se tiene de un objeto y de donde tiene que comenzar el saber para avanzar al saber de lo más concreto, es decir, al saber de los verdadero de la esencia.
b. Lo que está en el comienzo y en el resultado de este proceso es el concepto. El concepto comienza de modo semejante al saber propio de un niño, cuando a todos los hombres los llama ”papá” o a todas la mujeres llama “mamá”. El concepto es en este caso un saber abstracto. Es la oscuridad, dice Hegel, en que todos los gatos son pardos. Pero como el conocimiento no es estático sino dinámico, finalmente arribaremos al concepto de lo más concreto. No debe entenderse este concepto solamente como lo más universal (esencia del objeto), sino también como lo más concreto del saber. Recordemos que en Aristóteles lo universal no está desligado de lo particular. Formar y materia, reiteramos, conforman una unidad inseparable.
El problema al que se enfrenta
Aristóteles como estudioso de la naturaleza es el movimiento, porque todos
los objetos naturales contienen en si mismo un principio de movimiento y de
reposo. Y este es un hecho
observable. Cabe señalar que en la filosofía de Platón no se niega el
devenir mismo de la realidad, sólo que no se considera como real.
El conocimiento verdadero de los objetos está, pues, en las ideas que
son eternas e inmutables. “El
mismo Patón (...) se había visto obligado a declara que el mundo, por el
hecho mismo de su movimiento, solo era cuasirreal, y que había que buscar la
realidad en una esfera trascendente divorciada del movimiento y del cambio
físicos. Aristóteles, al aceptar
plenamente el movimiento de acuerdo con su temperamento más científico (y
específicamente biológico se encontró en la obligación de contestar a
quienes, como Parménides, lo habían declaro imposible”.
Con los conceptos de ser y del no ser, es imposible darle respuesta al complejo problema del movimiento. Parménides declara que el ser ”es”, y que es imposible su “no ser”; o dicho de otro modo, lo que es ”es” y lo que no es “no es”. En estas nociones absolutas y extrema son se explica el movimiento. Parménides reconoce “únicamente el principio y el fin de una línea, pero no la línea misma”.
a. Que a estos objetos como condición de su existencia les es consustancial la potencia y el acto, así como la materia y la forma. Se puede decir también que la sustancia sensible tiene como características propias el movimiento o el devenir siempre vivo y dinámico.
b. El objeto en cuento tal no deviene del “ser” al “no ser” al “ser”. Tomando estas nociones en su forma extrema, como el principio y el fin sin ninguna mediación, de ningún modo explican el devenir. En interpretación de Aristóteles no se trata de ser hombre o dejar de serlo; por ejemplo ser un árbol
c. El movimiento al cual se refiere es un modo determinado de ser o de existir de un objeto; para devenir este mismo en otro modo de ser. No se trata, pues, de pasar de una existencia a la no existencia, sino del paso del cambio de un estado en que se manifiesta la materia a otro. Los conceptos que explican este cambio – en interpretación de Aristóteles – son la potencia y el acto.