Si
la filosofía es un peculiar modo de saber, parece consecuente comenzar
analizando la problemática que suscita el conocimiento humano, desde un punto
de vista gnoseológico. En este campo temático se presenta al alumnado los
problemas filosóficos que se han ido generando históricamente en torno al
conocimiento, como son el de la verdad, los posibles criterios de verdad y el
alcance del conocimiento, tanto científico como filosófico. Asimismo, se debe
hacer comprender a los alumnos la necesidad del rigor lógico, la coherencia del
discurso y las reglas básicas de la argumentación.
El proceso del conocimiento
UBICACIÓN DE LA TEORÍA DEL CONOCIMIENTO DENTRO DEL SISTEMA FILOSÓFICO
La ciencia puede ser enfocada desde dos ángulos diferentes.
Un primer ángulo busca el carácter formal de los conocimientos.
Como se relacionan unos conceptos con otros, cómo son obtenidos válidamente
conceptos más generales de unos particulares, qué relación hay entre éstos.
Al estudio de estas formas dentro de las cuales se clasifican y organizan
los conocimientos, se le da el nombre de lógica.
ELEMENTOS
DEL CONOCIMIENTO
En el conocimiento intervienen dos elementos
fundamentales. El primero, un sujeto
que conozca, también llamado, conciencia cognoscente.
El segundo es el objeto a conocer.De
esta manera, el conocimiento se presenta como una relación entre un sujeto y un
objeto.
PROBLEMAS
DEL CONOCIMIENTO
Dentro de la relación mencionada se pueden presentar cinco preguntas fundamentales, cuya respuesta, o intento de respuesta, genera los problemas fundamentales de la Teoría del conocimiento.
La primera pregunta: ¿Es realmente posible una relación cognoscente entre el sujeto y el objeto, o se trata simplemente de una ilusión, un engaño? Los esfuerzos por responder tal interrogante, se conocen como el problema de la posibilidad del conocimiento.
Segunda
pregunta:
Lo que llamamos conocimiento –sin confundirlo con las simples ideas o
en general cualquier tipo de representación- ¿está generado a partir de las
experiencias y sensaciones que tenemos del mundo circundante, ose origina en las
características de la razón, o en la organización que de tales experiencias
hace la razón? En síntesis, se
pregunta si la fuente del conocimiento es la razón o la experiencia.
La respuesta que podemos dar, constituye el tema de la esencia del
conocimiento. Dentro de tal problema
se busca esclarecer si en un acto cognoscitivo, las características que
aprendemos de las cosas, son captadas a través del contacto sensible, o son
dadas por la actividad que ejerce la razón sobre esa experiencia.
En el primero de los casos, tendríamos un sujeto pasivo y receptor,
determinado por el objeto. En el
segundo, el sujeto sería un elemento activo y espontáneo que determina el
objeto.
Tercera
pregunta. ¿Los
conocimientos, son obtenidos a través del ejercicio y desenvolvimiento de la
razón, o gracias al contacto sensible del sujeto con su mundo?
Para algunos, la única posibilidad de obtener conocimientos válidos y lógicamente
necesarios, es extrayéndolos de la misma razón.
Para otros, tales conocimientos no son más que falsas ilusiones y
supuestos sin respaldo real. El
verdadero conocimiento según los últimos, tiene su origen en la experiencia.
Tal discusión es sostenida dentro del problema del origen del
conocimiento. Se
diferencia el problema del origen, del de la esencia, en que el primero plantea
si es la razón o la experiencia sola, quien constituye el conocimiento mientras
el segundo establece si es en la razón o en los sentidos donde aparece el
objeto a conocer.
Cuarta
pregunta. ¿Además
de los procesos discursivos metódicos y escalonados de la razón, existe otro
camino para obtener conocimientos, como por ejemplo la intuición o captura
inmediata de un conocimiento? La
mayoría de los conocimientos geométricos, como los teoremas, son obtenidos de
modo discursivo. Sin embargo,
algunos y muy importantes, lo son de modo intuitivo, como los postulados y
axiomas. ¿Son éstos,
conocimientos? ¿Es posible otro
tipo de conocimiento intuitivo? Estamos
hablando del problema de las formas del conocimiento. Tenemos
un conocimiento intuitivo al aceptar que una cosa es idéntica a sí misma, pues
de inmediato tal afirmación la vemos como cierta.
No necesitamos hacer una demostración lógica ni práctica.
La quinta pregunta, última de todas, es quizás la más importante: ¿Ante un conocimiento, o supuesto conocimiento concreto, qué criterio habremos de utilizar para saber si es verdadero o no? Es indispensable saber con claridad qué es lo que vamos a aceptar como verdadero, cuáles son las características que debe cumplir un conocimiento que se pretenda verdadero. Estamos ante el problema del criterio de verdad.