La resistencia del pueblo
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Carga de la caballeria francesa
   Puente Sampaio
Puente Caldelas
Monasterio de Armenteira
Priorato-granja en Barcia do Seixo
De la época medieval sabemos que Cambeses y todas las tierras de la parroquia de A Barcia fueron colonizadas por los monjes del monasterio de Armenteira a partir del siglo XII; de este hecho se guarda en el archivo histórico provincial de Pontevedra una copia del siglo XIV de la carta de donación que, en 1167, hace el rey Fernando II y su hijo don Alfonso al abad don Ero del monasterio de Armenteira del realengo de Barcia, Barazal Dantas, Taboadelo, Fentosa y Cambeses, que según documento fundacional lindaba con cuatro mamoas: dos en el Seixo, en el campo da mamoa y en el campo de xestido, otra en la Portela da Cruz, y otra en el Suido debajo del outeiro dos ramos. Sobre este hecho la tradición popular dice que siéndole concedido a un monje de Armenteira la donación de un terreno del tamaño de la piel de un toro, este hizo de la piel finas tiras de cuero y uniéndolas entre sí las extendió rodeando una legua, la llamada "legua do frade" que es  aproximadamente  la extensión de la parroquia de A Barcia. De estas tierras hacen mención otros documentos, probablemente con relación a conflictos de lindes, uno de Diego Pillado receptor de la Coruña enviado por aquel tribunal el año 1576, el otro de Fernando Briones escribano de su majestad en la comisión  de Santiago el año 1628. En el documento de Pillado la demarcación concuerda con la carta de donación de 1167, habla también de los foros, diezmos y de la luctuosa. En el de Briones, que es más moderno y se demarcó con la asistencia de los confinantes, habla de cruces grabadas en los oteros del monte para delimitar la demarcación (estas cruces se  pueden ver  aún hoy en día), también hace mención de la capilla de Esta Mariña y de la feria que allí se celebraba; estos datos unidos a la existencia de un indicador en un otero con la inscripción " camino de Madrid" (hoy desaparecido por las  obras del parque eólico) nos hace pensar que por Sta Mariña  pasaba un camino principal. De los foros  y sus condiciones se conserva una copia realizada en 1867 de una escritura de foro hecha en 1706 por la cual los monjes de Armenteira aforaban a dos vecinos, domingo da Portela y Lorenzo Barreiro, una amplia zona que comprende As Raíces y O Borralleiro hasta la ponte dos arcos y donde se cita que también tienen cedidas en foro tierras en los lugares de Fentosa, Taboadelo, Gabian y Cambeses. La duración del foro seria de la vida de tres reyes de España y la renta a pagar por cada uno de los dos vecinos era de diez ferrados de centeno y millo miudo (cereal parecido al alpiste) y dos cuartillos de manteca cada día de San Martiño de noviembre al monje prior en su priorato y granja de Sta. Ana de Barcia do Seixo (aún se conservan en  A Barcia las  ruinas de dicha granja); también tienen que pagar a la muerte del cabeza de familia el mejor animal de cuatro patas (buey, vaca o mula) que hubiera en la casa, aparte de la luctuosa (renta que se pagaba cuando moría el rey) que consistía en diez ferrados de centeno y millo miudo y media libra de cera. En el Siglo XVII se introduce el maíz procedente de América, este cultivo aumentó la productividad pues comparativamente daba más cosecha que los cultivos ya existentes por eso bajó mucho la cantidad de muertes por hambre, especialmente entre los niños, lo que favoreció el aumento de la población. El maíz le sacó el puesto a otros cultivos de la época que mermaron en su uso y alguno desapareció como fue el caso del millo miudo. Por otra parte favoreció el aumento de la ganadería por el mayor volumen de paja que producía. En el siglo XVIII se introduce otro cultivo americano, la patata, primero como alimento del ganado y después como consumo humano. Este cultivo viene a llenar junto con el maíz el vacío en la despensa del campesino en los meses de la primavera y principios de verano lo que obligaba a emigrar a la siega a Castilla. El aumento de la producción agrícola y ganadera hizo que desaparecieran las hambres estacionales y poco a poco fue menguando la emigración temporal a Castilla que desapareció por completo en el s.XIX  y del que solo queda memoria en las cantigas. 
En el siglo XIX los vecinos de toda la jurisdicción de Caldevergazo (antiguo nombre del ayuntamiento de A Lama) protagonizan, junto con los de Cotobade, Ponte Caldelas y otros de los contornos de Pontevedra, una página inolvidable en la guerra de la independencia contra los franceses.
Desde 1809 fueron constituidos puestos de vigilancia llamados alarmas (los de Caldevergazo mantenían la de Laxinde) desde las que hostigaban a las tropas enemigas con todo tipo de armas de las que pudieron echar mano entre las que estaban los famosos "cañons de pau" (troncos de roble vaciados y reforzados con cinchas de hierro). El enfrentamiento con los franceses se mantuvo de varias maneras: dificultando sus movimientos, atacándolos en la ciudad de Pontevedra para echarlos de ella, rechazándolos en su intento de ocupar Cotobade y Ponte Caldelas o participando en la batalla de Ponte Sampaio.
La junta central del reino había comisionado a don Pablo Murillo, sargento de marina graduado de oficial, para que organizara las diferentes fuerzas que mandaban valientes caudillos locales y su primera determinación fue distribuir en regimientos aquellas numerosas masas que tan denodadamente habían peleado ya contra los franceses. Las primeras tropas que se le unieron fueron las de Cotobade que junto con las de Ponte Caldelas y Caldevergazo formaron el celebre regimiento de la unión que participó en la reconquista de Vigo y de Pontevedra. La noticia de este descalabro hizo que el general Ney saliese de A Coruña al mando de una división de diez mil hombres, sabiendo esto las fuerzas leales se retiraron a Ponte Sampaio, con el animo de hacer allí frente al enemigo. El 5 de junio entró Ney en Pontevedra y el día 6 marchó sobre Ponte Sampaio que halló cortado y defendido por fortines y atrincheramientos levantados en el lado opuesto. El día 7 rompió el fuego de fusil y la artillería en toda la línea por ambas partes, el combate fue terrible y en él, según el testimonio del mismo general Carrera, el regimiento de la unión se coronó de gloria. Tres veces un cuerpo de caballería francesa intentó vadear el río y otras tantas los certeros tiros de los cazadores de Cotobade, Ponte Caldelas y Caldevergazo apostados al efecto hicieron desaparecer jinetes y caballos muertos arrastrados por el agua. Convencido Ney de la imposibilidad de vadear el río por aquel punto, destacó un batallón de caballería para que lo verificaran por el Puente Caldelas; y habiendo llegado allí en la mañana del día 8, hallaron aquel puente también interceptado por trincheras y parapetos, y como una niebla densisima no permitía ver los objetos a corta distancia, los franceses no pudieron apercibirse de que tras aquellas improvisadas fortalezas estaban paisanos dispuestos a defenderlas a todo trance, hasta que aproximándose a ellas sufrieron una descarga cerrada cayendo sobre ellos una nube de balas que les causaron enormes perdidas. Dos veces, sin embargo, intentaron salvar aquellos obstáculos, y otras tantas fueron rechazados obligándolos a retirarse a Ponte Sampaio, apenas el general Ney oyó de boca del comandante de aquella fuerza el resultado de las operaciones se convenció de que sus esfuerzos eran vanos y el día 9 emprendió  la retirada con el resto de su ejercito.
En estos episodios históricos los vecinos estuvieron dirigidos por clérigos e hidalgos, pues los invasores eran vistos, no solamente como conquistadores y asaltantes, sino también como divulgadores de unas ideas (las de la revolución francesa) que atacaban el poder de la iglesia y de la nobleza. Por eso estos mismos clérigos e hidalgos serán los jefes de las revueltas contra el gobierno liberal español de 1823.
 
En 1822 se paga la redención de la superficie aforada que corresponde a la feligresía y priorato de Barcia do Seixo dependiente del monasterio de Armenteira, probablemente con dinero proveniente de la emigración, por lo que a lo largo del siglo XIX casi todos los campesinos se hicieron propietarios de las tierras que cultivaban. En 1836 desaparece el viejo reparto jurisdiccional y nacen los ayuntamientos modernos. Aparece  el ayuntamiento de Caldevergazo, con las parroquias actuales y la de Caroi, y juntamente con los ayuntamientos de Cotobade, Ponte Caldelas y Ponte Sampaio forman el partido judicial de A Lama hasta que en 1845 cambia el nombre por el de partido judicial de Ponte Caldelas. También en 1841 el ayuntamiento toma el nombre definitivo de A Lama.
Ruinas de la capilla de Sta. Mariña
A pesar de las duras condiciones naturales estas tierras estuvieron pobladas desde hace miles de años, hay restos megaliticos (4000 a 2000 a.c.) en forma de mamoas en la Portela da Cruz, en el Seixo, en el Suido y en el pueblo de Antas. Tambien de la edad de bronce aparecieron restos en otros puntos de nuestro ayuntamiento como una espada de bronce en A Lama, hachas de bronce en Gaxate y grabados rupestres en Verducido. De la cultura castreña tenemos tres castros identificados: el del monte del castro en A Lama, el del monte del castro en Gaxate y el castro de Xende .
Carta de donación
Partes de una Mamoa
Historia
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