Adaptación y Selección de Haikus

Por Alfredo Lavergne

 

 

III. Selección de haikus del siglo XX

 

 

KAWABATA BOSHA

Pisando el verdor de la estación

Piso

Un cúmulo de nubes

 

Ante el templo de las Seis Virtudes

Al fondo de las tinieblas

Los gusanos gritan

 

 

SAITO SANKI

Participó en la revista Tenko,

censurada en 1940.

 

Un tajo sangra esta noche

En la montaña

Canta el hototogisu

 

Tres viejas

Bajo la sombra del árbol

En verano ellas ríen

 

La pista de aterrizaje

Estaba amarilla

Arremetía hacia el mar en invierno

 

El río en su ojo derecho

En su ojo izquierdo

El ve un jinete

 

 

NAGATA KOI

Una alondra levanta el vuelo.

Mis intestinos

Reaccionan los primeros

 

Vuela en lo más alto

La gran mariposa

De alas lentas

 

Viene la muerte.

Ríen en los ciruelos

a carcajadas.

 

 

HINO SOJO

Mañana del primer día.

En el bracero

unas pocas brazas del año pasado.

 

Quietud

y un carbón haciéndose fuego.

Nada más

 

Blanco viento del sur.

Detrás de tus orejas

falta un poco de maquillaje. *

 

* Después de la temporada de lluvias el cielo aclara

 y el  “viento del sur” arrastra nubes blancas.

 

En el dedo del bebe

se cuelga

un arco iris.

 

 

AKIMOTO FUJIO

Bajo el impermeable

Empapada por la llovizna

Una silueta de mujer

 

Distinguido caminar

El de la vaca

Pisando violetas

 

 

YAMAGUSHI SEISHI

Marea de primavera.

En todo mi cuerpo

la sirena del barco.

 

El hilo del volantín

se pierde en el cielo

y en el dedo se ve.

 

El punto final

Del caracol

Al centro de la concha

 

La luz de la luna

Congelada en el aire

Queda

 

Ninguna huella en la corriente

donde nadé

con aquella mujer.

 

El espiral de la concha

Poco a poco avanza

El caracol

 

La flor se marchita

hasta en los ojos

de la manta religiosa.

 

En la hierba del verano

las ruedas de la locomotora

se inmovilizan.

 

 

NAKAMURA KUSATAO

Nace en China en 1901 y muere en Japón en 1983.

 

Mi hijo

En mi esposa

Como una media luna

 

Agitada bajo la carreta

En paz en los días de reposo

La tierra

 

Un sol invernal

en el lomo

el caballo carga.

 

Escombro de incendio

Sobre le pavimento

Las niñas y el juego de la pelota

 

En la inmensidad verde

aparece

el diente del bebe. *       

 

* La gran naturaleza después de la estación de

lluvias y una vida en “el  diente del bebe”.

 

 

TOMISAWA KAKIO

Pronto sobre la lámpara

Se lanzarán

Las tinieblas del campo de batalla

 

Jaula de leopardo.

Ni una sola gota de agua

en el cielo.

 

 

KOSHINO TATSUKO

Generoso verdor

En el plato en verano

Mucha verdura

 

¡Tan blancos

los rostros

que observan el arco iris!

 

 

HASHI KANSEKI

Sacan el ataúd.

Un puente

en el paisaje.

 

 

KATO SHUSON

Aporta e innova con su Escuela Humanista.

 

Ruido de trueno

en el cielo azul.

Brillo de verdad en el hombre

 

Cuadro de guerra atómica

Siento escalofrío

Como esos muertos abro la boca

 

En el fuego terminará

Esa hormiga

Que camina y camina

 

Aplasto una hormiga

y mis tres hijos

a mí observan.

 

Insecto dormido.

Me gustaría que la muerte

tuviera ese rostro.

 

Pasa

sin techo ni tumba.

La gaviota en invierno

 

En cama enfermo.

Un árbol en invierno

cuelga mi mirada.

 

 

MATSUO TAKAHASHI

Día de año nuevo.

El escritorio y los papeles

están como el año pasado.

 

Playa de Ichiburi.

Las crestas de las olas

se pegan a la nieve.

 

Se derrama

El agua que transporta en la cabeza

Por su espalda y sus senos

 

 

HIRAHATA SEITO

Paso a paso

Avanzo

Prisionero bajo la luna

 

 

SHINOHARA HOSAKU

Poco a poco

Mis pulmones se tiñen de azul

Cuando viajo por el mar

 

 

SUZUKI MASAJO 

Mujer

 

Noche de escarcha.

¿Cómo dormir

si el mar no duerme?

 

 

NAKADAI SHUNREI

Silencio de mediodía.

Solamente una tierra calcinada

que trabajan las hormigas.

 

 

TAKAYA SOSHU

En las manos de la madre

tiemblan las cenizas del héroe.

La línea férrea

 

 

KONO NANKEI

Se marchitan

las flores de la maravilla.

¡Tan lejos de nuestro mundo!

 

 

WATANABE HAKUSEN

Repentinamente la guerra

De pie

Al fondo del corredor

 

La bandera del sol naciente

La ofrezco

Al océano

 

Anoche cubrí

mis hijos dormidos

y el ruido del mar.

 

 

FURUSAWA TAHIO

Cielo de noche infinita.

Rosas, estrellas y camaradas

esperan el mañana

 

 

KITAMO TAMIO

En las cocinas del jumbo-jet

Los crujidos

De los hielos que amontonan

 

 

KINOSHITA YUJI

En la escarcha

de las flores del cerezo

el cuchillo se empaña de grasa.

 

 

TOYAMA CHIKAGE

Higos verdes

Desnudos

Al horizonte de un cielo vacío

 

 

HORI ASHIO

Una mañana donde la miel se hace fuego

Se transforma en arena

Y todo se descompone

 

 

TAKAGI HARUKO

Mujer

 

¡Ser un oso

invernando

al fondo de su cueva!

 

 

NOMIYAMA ASUKA

En la tierra como en el cielo

los cerezos florecen.

Y yo toso.

 

 

SAWAKI  KIN’ICHI

El más grande de los Buda

escucha

el viento otoñal.

 

 

MORI SUMIO

En el movimiento

de las carpas grandes

flamean las alturas del otoño.

 

 

KANEKO TOTA

Hijo de  médico y poeta.

 

Amanece

y desaparece una gaviota

que se lanza en picada al océano.

 

Pegada

al lomo del lobo.

¡La luciérnaga!

 

Respirar

es aspirar la voces claras

de las cigarras en la noche.

 

En los dibujos de los niños

un sol radiante.

Al exterior la nieve en borrasca

 

En el valle

las carpas se estorban

y la noche festeja.

 

Llega primero

la punta de la locomotora a vapor

y luego el conductor transpirado.

 

Veinte televisores.

En la línea de partida

sólo hay negros.

 

Los empleados de los bancos

Espejean por la mañana

Como calamares

 

Es mi lago interior.

En la sombra merodea

un tigre negro.

 

 

UENO YASUSHI

Detrás de la estación de bencina

Hace visos

El brocado de las montañas

 

 

NOZAWA SETSUKO

Mujer

 

Otoño en las montañas.

Tantas estrellas

y tantos lejanos antepasados.

 

 

TAKASHIMA SHIGERU

Sentada en un columpio

Víctima de la bomba atómica

La niña muerta

 

 

MITSUHASHI TOSHIO

Vuelan las ardillas

Así crecen

Las montañas de la noche

 

 

IIDA RYUTA

En el collar congelado

Los ojos de mi caballo

Azulan

 

 

ISHIDA TOSEI

Aniversario de la bomba atómica.

Yo limpio mi cuerpo desnudo

de una mañana sin heridas.

 

Grullas en los campos

durante la cosecha.

Otoño en el pueblo

 

 

UEMURA SENGYO

La soledad

El frío primaveral

Nada más

 

 

IIJIMA HARUKO

Mujer

 

El lirio de la montaña.

Su polen sube

y empapa mis senos.

 

 

WADA GORO

Mi nombre

ya fue grabado en el viento.

El gran olmo

 

Dejo mi nombre

Escrito tembloroso

En el templo en invierno

 

En la pupila

el cuerpo de una bestia dormía.

En ese mismo instante

 

Funerales de primavera.

Los árboles se detienen

en la colina.

 

 

TAKAYANAGI SHIGENOBU

                  Rugen

   Los tambores de guerra

           Hasta machacar

        La carne del otoño.

 

                Cálmate

                Cálmate

            Flor de la ira.

Color del lóbulo de la oreja.

 

 

HATANO SOHA

De regreso del peregrinaje

A las tumbas

Cada cual retorna a su pieza.

 

 

HAYASHIDA KINEO

Mar deslumbradora.

Un hombre de huesos blanqueados

se levanta.

 

 

KUBOTA KEIKO

Mujer

 

Cielo nevado.

Yo no conocí mi padre

en su cincuentena.

 

 

ABE KAN’ICHI

Todos ahí

Sobre esa llanura

Maquillados de blanco

 

Abriendo un cajón

Toco

El corazón de una gaviota

 

 

KAKIMOTO TAE

Mujer, hija de sacerdote budista.

 

Una mariposa de invierno cerca de mí

La gran campana del templo

Se mueve lentamente

 

Un ruido

Cavan una fosa

Detrás de las camelias

 

Una bandera roja

en un callejón de Nara

y la luna del día.

 

Levantando la cortina

del verano que termina.

No veo nada

 

Rodeada de crisantemos

Paso la mano por mis mejillas

Que son ásperas

 

 

SAITO UMEKO

Mujer

 

En mi palma

no hay nada.

Relámpagos en la noche

 

 

NAKAGAWA ISAO

Vuelto hacia el veintinueve

El rostro desnudo

Del hombre incandescente

 

 

KAWAHARA BIWAO

Lleno

de tinieblas

atrapo luciérnagas.

 

La noche cruje.

Ella se adapta

a la manera de los insectos.

 

Sólo en el desnudo páramo.

Ronca surge

la voz de los muertos.

 

¿Alguien se ahoga de nuevo

en el Rió del Cielo?

Grito.

 

 

HIROSE NAOTO

Enamorados del cielo del verano

Los Budas

Se reúnen

 

 

HARA YUTAKA

A la sombra de las montañas

Suben hacia los hielos

Los peces color del viento

 

 

NAGASHIMA YASUKO

Mujer

 

En el plato de vidrio

el tintineo de las espinas del pescado.

Una familia común

 

 

HIRAMATSU YOSHIKO

Mujer

 

Cortando la paja

Bajo estrellas marchitas

Mi guadaña golpea una tumba

 

 

HOSHINAGA FUMIO

En los barrios de los bancos

los navíos de guerra

irradian.

 

 

SUZUKI AKIRA

Flores de verano.

Un soldado

derretido y caramelizado.

 

 

FUYUNO NIJI

Mujer

 

Fiesta de primavera.

Desde el fondo del agua

las plantas me llaman.

 

Aún sin nombre

Entonces esta hamaca

Es lisa y resbalosa

 

Pavo blanco

Fiebre

Cuando me levanto al amanecer

 

La primavera reflexiona.

Los brazos cruzados

en la velocidad de raíces amargas.

 

Ante el mar agitado

la cuerda a saltar

abre un vacío.

 

 

KIMURA TOSHIO

Eclipse lunar.

Yo lamento

ese haiku que pierdo.

 

En los ojos de hadas

bajaron a la ciudad

el vacío.

 

 

YOTSUYA RYU

El sueño continua.

Se mueve la malla de tenis

en el sueño.

 

Mi corazón bate

como una bandada

de golondrinas.

 

Amanecer de verano.

La neblina viene

en forma de zapato.

 

Azucenas

erguida en un florero.

¡Hermana menor del trueno!

 

Reímos.

En el campamento

se acumulaba la ceniza.

 

Crepúsculo de primavera.

Las sombras se reúnen

sobre la cola de un palomo blanco.

 

 

SUMITAKU KENSHIN

El cuerpo quebrado

Aún vivo

Atravieso el verano

 

Sufro.

El grito de las cigarras

viene de días lejanos.

 

Suspendida en la noche

la bolsa de suero

y la blanca luna.

 

Más y aún más frío.

El teléfono negro

de la noche.

 

Morse por la noche.

El viento

envía un SOS.

 

Quitando la cáscara

Del huevo duro

Mis dedos de enfermo

 

Este fuego

que me quema.

La voluntad suicida

 

Mi rostro deformado

lo hundo

en la cubeta.

 

 

TANAKA HIROSKI

El cuadro que amo

no se vende.

Hojas rojas de otoño.

 

Quién será el que vino

a orar de lejos a esta tumba

y apenas rezó.

 

Una tortuga canta

Decimos

Mejor que el hombre calle.

 

Las manos del hombre

que participó en el ritual purificador

son rojas.

 

 

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