Roi Ferreiro
Siete tesis críticas anti-bolcheviques

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Quinta tesis - [Bolchevismo vs. autoemancipación proletaria]

Como colorario de esta lógica, que puede ser muy dialéctica pero poco materialista en sus premisas efectivas, aludís varias veces a la rebelión de Kronstadt como ejemplo contrarrevolucionario derivado de la incomprensión de la teoría revolucionaria. En el fondo, lo que parecéis argumentar es que esa reivindicación de la democracia soviética contra el poder bolchevique fue errónea porque no era "científica" teóricamente, de modo que, como en el razonamiento lógico-formal idealista, al partir de la teoría leninista tenéis que llegar de nuevo a la validación del leninismo.

Para vosotros la democracia está subordinada a la conciencia, y con esta misma lógica adialéctica, al partido. Ciertamente, la democracia no proporciona la conciencia, pero lo más importante de la revolución comunista no es la conciencia, sino la liberación de la esclavitud asalariada. Perdéis totalmente de vista el objetivo final para centraros en cuestiones de estrategia, y esto mismo se debe a que el bolchevismo, junto con su método teórico, es en sí mismo meramente una estrategia para la toma del poder, cuyos principios-fines están presupuestos por su autoproclamación como "socialista" o "comunista". Desde el punto de vista dialéctico, ante dos factores necesarios de un proceso único -la autoemancipación proletaria- no se puede ver a uno como un medio para el otro sin hacerlo también recíprocamente, llegando a la comprensión de la verdad -dinámica- de la totalidad.

La autoconciencia proletaria no puede desarrollarse sin la democracia proletaria, y, así, tampoco caben confusiones acerca de la supuesta importancia en sí misma de la defensa de los derechos democráticos formales, o del supuesto papel positivo de la participación "revolucionaria" en el parlamentarismo burgués.

Como se puede entrever, no queda aquí lugar para una concepción del partido como "educador", ni siquiera para los partidos políticos en sentido estricto. Las corrientes revolucionarias comunistas no tienen por objetivo "educar" a las masas en la teoría del partido. La "teoría del partido" no puede ser más que, o bien un desarrollo más avanzado y completo de la conciencia de las masas, una cosmovisión intelectual universal e internacional (que parte también, aunque no sólo, de la experiencia histórica local del movimiento de clase en cada país o territorio, y en este sentido, es intrínsecamente limitada nacional e históricamente), o bien una teoría exterior a la experiencia de las masas, que tiene, por lo tanto, que partir en la realidad efectiva de una experiencia histórica ajena al movimiento (ajena por su carácter de clase burgués o pequeñoburgués, ajena por provenir del movimiento de otro país, etc.).

La función del "partido" tiene que ser, pues, clarificar y aportar los elementos de conciencia necesarios para acelerar y catalizar el desarrollo de la autoconciencia de las masas, contrarrestando los efectos e influencias de las fuerzas y poderes alienantes que lo bloquean y frenan, lo cual solamente puede realizarse de modo emancipador como un proceso de autoeducación individual y colectivo a la vez. El modelo del partido educador está basado en la división del trabajo intelectual y manual y, por consiguiente, en una relación social capitalista, no en su superación. Como con muchas otras concepciones, el leninismo transforma aquí la necesidad propia de la sociedad capitalista en una virtud, al ser incapaz de concebir el desarrollo de la autonomía proletaria a través de la lucha contra el capital o, aún peor, al concebir el socialismo como idéntico al capitalismo de Estado + el gobierno del partido obrero revolucionario, o, en la conocida fórmula trotskista, las nacionalizaciones + la planificación bajo un gobierno obrero.

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