Roi Ferreiro
Siete tesis críticas anti-bolcheviques
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Sexta tesis - [Economía comunista vs. capitalismo de Estado]
En relación con la concepción del régimen socialista
y del programa de transición, pienso que sería necesario
aportar una definición más clara de la cuestión
a la luz de la experiencia.
Por mi parte, en primer lugar, yo sostengo que no se deben hacer distinciones
marcadas ni abstractas dentro del proceso económico de construcción
del comunismo. El socialismo debe entenderse simplemente como la fase
limitada del modo de producción comunista, en la que la distribución
se rige por el mismo principio (de cada cual según sus capacidades,
a cada cual según sus necesidades), pero adaptado a las restricciones
materiales que persisten en las fuerzas productivas.
Así, la distribución según el tiempo trabajo
no es una definición correcta de la distribución socialista,
sino que para serlo realmente tiene que complementarse con medidas de
redistribución para cumplir la norma "a cada cual según
sus necesidades" lo más fielmente posible dentro de los
limites existentes. De ahí que considere parcial vuestra citación
de Marx en la crítica del programa de Gotha: Marx insiste en
la necesidad de que el derecho sea desigual y no igual, pero habiendo
aclarado antes que el punto de partida será la distribución
igual según el tiempo de trabajo. Lo que Marx viene a proponer
es una unidad dialéctica entre el derecho igual aplicado a la
distribución en función de la producción y el derecho
desigual aplicado al consumo según las condiciones específicas
de los individuos, colectivos, etc. (incapacidades, cargas familiares,
peor posición social de partida, etc).
De este modo, todas las desigualdades que se desarrollaron en el régimen
bolchevique desde los primeros años de la revolución,
entre la burocracia naciente (incluido el propio partido bolchevique)
y las masas, no son justificables sobre la base de la teoría
marxiana, sino, más bien, un ejemplo del carácter capitalista
y la corrupción del bolchevismo a su llegada al poder, Lenin
y cia. incluidos.
Evidentemente, las fases políticas de la construcción
del comunismo han de diferenciarse. Pues la economía comunista
tiene que partir de la supresión de la división en clases
propia de la sociedad burguesa (aunque persistan formas no específicamente
capitalistas, como pequeñaburguesía, etc.), ya que de
lo contrario reproduce la esclavitud asalariada y por consiguiente la
posición del proletariado como clase dominada; pero la política
comunista está, además de por su contenido emancipador,
directamente determinada por la lucha de clases entre revolución
y contrarrevolución, con lo cual la naturaleza autoorganizativa
y emancipadora de las nuevas formas políticas, los consejos obreros,
está aún combinada con el carácter represivo de
su función estatal como instrumento de opresión contra
la burguesía.
Si bien la economía comunista inicial, una vez establecida,
supera el modo de producción capitalista, el curso político
de la revolución tiene que pasar por la forma transitoria de
la dictadura del proletariado, que se desarrolla durante la transformación
de la economía capitalista en fundamentalmente comunista. Y aún
así, hay que señalar que el fundamento del propio poder
del proletariado ha de ser ya desde el principio la democracia directa
y autoorganizativa, aunque excluya de ella a la burguesía al
organizarla a partir de la estructura de la producción.
La dictadura del proletariado solamente puede desarrollarse sobre
la base de la supresión del trabajo asalariado, del trabajo alienado,
desarrollando nuevas relaciones de producción desde un principio.
Lenin y los bolcheviques, al suprimir las tentativas de autogestión
y perpetuar el trabajo asalariado en las empresas nacionalizadas estaban,
de hecho, implantando un régimen de capitalismo de Estado, solamente
diferenciado de sus formas occidentales comparables (el fascismo y el
welfare state, posteriores e influenciados en parte por el sistema ruso)
por el grado extremo y totalitario al que llevaron (o más bien,
intentaron llevar) la propiedad, el control y la planificación
estatales, que alcanzarían su apogeo con Stalin3.
Estudiando libros sobre la economía soviética uno no
se pregunta en realidad si era o no socialismo, sino, más bien,
que tenía de diferente del capitalismo a nivel esencial, ya que
todas las categorías efectivas del capital permanecían,
con excepción, si se quiere, de la competencia y el intercambio
anárquico, reducidos al mínimo (o más bien reemplazados
por la arbitrariedad estatal), lo cual no quiere decir, por cierto,
que el mercado -el intercambio de mercancías- no exista, aunque
lo haga de una forma no libre. Tampoco es verdad que el mercado sea
absolutamente opuesto a la planificación, como la producción
de mercancías en el capitalismo convencional no es antagónica
con su planificación en función de la demanda.
Siguiendo la ecuación del capital: trabajo asalariado + producción
de mercancías + plusvalor = producción de capital, o sea,
= a capitalismo.
La aplicación de la ley de la distribución según
las necesidades implica la supresión del valor, que es la relación
o la forma alienada del tiempo de trabajo bajo el régimen de
la apropiación privada (sea ésta formalmente individual
o colectiva -cooperativa o estatal, pues el Estado no es otra cosa históricamente
que el representante de la propiedad privada-), y la expresión
del intercambio en términos de tiempo de trabajo concreto, de
modo que el trabajo materializado sea comunmente identificable como
única medida de las relaciones económicas del intercambio
social.
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3 En realidad, la fase de la jefatura de Lenin en el
Estado bolchevique corresponde a las fases económicas del comunismo
de guerra y de la nueva política económica, esta última
inclinada hacia el capitalismo de competencia combinado de diversos
modos con el capitalismo de Estado. La fase de consolidación
y completamiento del capitalismo de Estado como forma total de la economía
de la república rusa estaría más bien a cargo de
Stalin. Para un análisis de la política de Lenin, ver
el texto de Herman Gorter «La revolución mundial»
(versión inglesa del texto «La Internacional Obrera Comunista
(KAI)», publicado en 1924 por el Workers' Dreadnought de Sylvia
Pankhurst).
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