CICA
Conversaciones entre Ricardo Fuego y Roi Ferreiro

Índice

3. Segunda conversación

RICARDO FUEGO:

Mi primer experiencia política fue en el 2002, en el movimiento de las asambleas populares. En ellas participaron los partidos de izquierda (especialmente troskistas, aquí son la mayoría). Por supuesto que también participaron agentes del gobierno y de la burguesía, aunque en la mía no tuvieron mucho éxito (o quizas no era necesario que estuvieran).

La práctica de los partidos en las asambleas dejó para mi mucho que desear, y a pesar de que en todo ese proceso me fui radicalizando (empecé como cercano al centro-izquierda, después me fuí haciendo de izquierda, y después autodidácticamente e impulsado por los debates exploré el marxismo) nunca olvidé eso. Después, conforme crecía mi visión de conjunto, me convencí de que no eran enemigos sino compañeros equivocados. Eso me hizo reducir el énfasis y el enojo en las críticas, que me acercaban peligrosamente al macartismo (por más que en la militancia se abuse mucho de esa palabra). Pero eso no quería decir que haya olvidado esa intervención.

Al principio lo atribuía a causas morales, al "sectarismo", al "autoritarismo". Después cuando fuí explorando la teoría revolucionaria creí encontrar la explicación en el "infantilismo de izquierda". Después fuí profundizando más y llegué a compartir la conclusión del GPM: el abandono de la teoría. En esta etapa el GPM me pareció como una luz en medio de la oscuridad. Creí haber llegado a la esencia del problema. Nunca me había convencido la categoría de "estado obrero degenerado", pero la rechazaba por instinto, no por "sentido común". El GPM me proveyó de una base más sólida para eso, pero también me dí cuenta de algo que ellos no mencionaban: la dictadura de partido.

Para mí, en ese entonces, la Rusia "de Lenin y Trotsky" ya era un "estado obrero degenerado" en el sentido de que nació como dictadura del partido bolchevique y, encima, se prohibieron las fracciones dentro del mismo. El stalinismo no fue un estado obrero ni siquiera degenerado, y coincido con el GPM que la "defensa incondicional de la URSS" tuvo consecuencia ampliamente contrarrevolucionarias (recomiendo el texto del GPM sobre la IV internacional).


ROI FERREIRO:

Ha sido hace relativamente poco que he estudiado a fondo la experiencia argentina, pues cuando se desarrolló estaba centrado en la militancia en el sindicato mencionado y el desarrollo del grupo autónomo dentro de él. Creo que ahora mismo tengo una visión bastante aproximada a la realidad -aparte de mis propios análises, que no doy por acabados-.

Tienes suerte de tener ya una experiencia tan valiosa, aunque siempre hay que tener encuenta que el pensamiento no emana directamente la experiencia, que es determinante desarrollar la capacidad intelectual para comprender esta experiencia en profundidad, lo que lleva mucho tiempo dedicado a la formación del propio método teórico y otro tanto al estudio de la experiencia como proceso, en sus distintos momentos y aspectos. Y luego otro tanto aplicar el método a la experiencia histórica. Por supuesto, lo natural es que todos estos esfuerzos concurran alternandose en un proceso de desarrollo de la propia conciencia de la realidad, que debes tomar también como un proceso de conocer lo que realmente quieres y cómo realizarlo prácticamente. Esto último no sobra decirlo, pues, como te he insistido, hay mucha gente que dice querer "la revolución", el "comunismo", etc., etc., pero en la práctica lo que realmente anhelan es poder o riqueza, o más bien se conforman con eso. Todo esto puede parecer secundario a nivel histórico, pero no lo es a nivel de la militancia cotidiana en el presente, en el que te pones en relación con la gente concreta. No se puede construir una organización revolucionaria con gente que realmente no aspira a una liberación plena de la humanidad -sí, incluso nuestros enemigos son productos históricos de la sociedad existente, y si nosotros somos conscientes de por qué las cosas son como son, entonces somos afortunados-, que está movida por el más grosero egoísmo detrás de las grandes palabras o que no está dispuesta a esforzarse por las finalidades que dice querer. También a la gente, como a las organizaciones -que no son en realidad más que agrupaciones de gente mediante relaciones sociales estables-, hay que juzgarla por su praxis. Pero esto en el sentido profundo de "praxis" como unidad viva del pensamiento y la acción, pues al ver las cosas así se puede comprender que las mejores intenciones pueden estar nubladas por pensamientos inadecuados y resultar prácticamente erroneas, mientras que, como he dicho, en otros casos puede existir una aparente práctica revolucionaria y por detrás un pensamiento real -oculto con la fachada ideológica del "comunismo", etc.- que es contrario a la autoliberación del proletariado.

Cuando me hablas de tu evolución me parece bastante inteligente y progresiva. Está claro que es la crítica y la duda sobre uno mismo la que te permite comprender tu propia experiencia con creciente profundidad, y esto no es un factor secundario a la hora de explicar el estado actual del movimiento obrero y sus organizaciones. Pero yo creo que es equivocado hablar del "autoritarismo" y del "sectarismo" como "causas morales", ya que se trata de fenómenos profundamente arraigados en la psicologia de la gente, alienada por las relaciones sociales. Especialmente el autoritarismo, aunque todo esto haya que entenderlo a la luz de sus causas sociales. El autoritarismo es incompatible con la autoliberación del proletariado, aunque evidentemente la "organización no autoritaria" -en el sentido de profundamente democrática, en la que los cargos sean realmente meros ejecutores de la voluntad de la base y sólo tomen decisiones por su cuenta cuando sea estrictamente necesario y en coherencia con las posiciones generales decididas democráticamente- no significa por sí misma una liberación real. Esto sería una posición tipicamente anarquista, es caer en el fetichismo de la organización. Pero tampoco debe menospreciarse su importancia. El pensamiento dialéctico significa tener todo en cuenta y que todos los factores están interrelacionados, de modo que en el devenir real según el momento y los problemas considerados unos factores pueden ser determinantes ahora, luego ser secundarios después, etc.. No se puede cambiar una parte sin cambiar la totalidad, el esfuerzo revolucionario tiene que orientarse dialécticamente a la transformación de la totalidad de la sociedad y la vida humanas.

A respecto del GPM, yo les critico su absorción en la teoría, no en el sentido vulgar, sino más bien, como se hace evidente en mi crítica, porque acaban en el idealismo. Más en concreto, en el idealismo de interpretar la realidad y pretender transformarla partiendo de las ideas leninistas. Hombre, siempre se puede pensar que esta gente ha llegado por sí misma a estas ideas, que no se trata de ninguna "creencia" en la "verdad" del leninismo, pero lamentablemente sería mucha cualidad que este no fuese el trasfondo. Por eso las aportaciones del GPM están muy lastradas, aunque pienso que, sobre todo en la teoría económica, están desarrollando un papel importante de difusión internacional.

Es costumbre de los comunistas de consejos el considerar la teoría como ligada a la práctica. La teoría se abandona porque se abandona la práctica, no al revés. En el mismo sentido, la teoría se fosiliza, se vuelve una simple ideologia -un sistema cerrado de ideas basado en experiencias del pasado-, porque la práctica misma se estanca. O sea: la deriva reformista en la práctica lleva a la fosilización y desviación de la teoría revolucionaria. Pero esta deriva reformista no se explica más que de dos maneras: 1º) por la ignorancia, pero hay que tener en cuenta que el materialismo histórico no considera que la conciencia sea autonoma respecto a la práctica, esto es, que la ignorancia te lleva a dar un paso en falso, pero una práctica mantenida durante mucho tiempo no se explica por ignorancia, sino ya por alienación intelectual, lo que significa que quien representa esas ideas o política no es él mismo, como individuo, partido, etc., un sujeto revolucionario; 2º) porque la práctica burguesa -tanto la reformista como el revolucionarismo estatista y autoritario del tipo leninista- está en correspondencia con los intereses sociales del sujeto de esa práctica, al menos tal y como se le presentan en su conciencia y psicologia -esto es lo verdaderamente determinante-.

El "infantilismo de izquierda" es un concepto vulgar, un insulto que no clarifica nada, y su origen en Lenin para criticar a la oposición en la III Internacional y en la Rusia "soviética" (los comunistas de izquierda y la oposición obrera). Naturalmente, puede hablarse de "izquierdismo" en el sentido de un falso radicalismo, pero nada más.

Por cierto, a mi tampoco me convenció nunca la teoría del "estado obrero degenerado". Mi interpretación de la "degeneración burocrática" como tal -sin que ello explique el carácter tomado por la revolución rusa del 17- es que tuvo como determinante la concepción bolchevique, el aspecto subjetivo, y que no se desarrolló verdaderamente una conciencia social revolucionaria suficiente entre el proletariado -ya no hablemos de las masas campesinas y su papel-. Sin "mentalidad" comunista y liberadora se puede hacer una revolución en el sentido destructivo, pero no en el aspecto creativo. Esto también lo ha tenido en cuenta el comunismo de consejos, particularmente Pannekoek (Ver: "Por que han fracasado los pasados movimientos revolucionarios").

Ciertamente, el estalinismo se explica por el leninismo original, aunque es evidente que la importancia del leninismo como ideologia revolucionaria es el resultado de la falta de desarrollo y maduración históricas del movimiento proletario ruso. A respecto del concepto leninista del partido, pienso que las críticas a respecto del elitismo, contraponiendole un "partido de masas" no son correctas -más allá del tema del partido como forma y su papel para con la clase-. De hecho, p.e., el KAPD fue un partido aún más "elitista" en el sentido de Lenin de lo que probablemente el partido bolchevique, aunque naturalmente no en el sentido corriente de "elitismo", sino en el sentido de que el KAPD queria agrupar solamente a los proletários que tuviesen una comprensión real de la praxis revolucionaria, no a una masa de militantes que sólo conociesen lo que les decían sus jefes o teóricos.


RICARDO FUEGO:

Hace unos meses volví a profundizar, esta vez leyendo textos críticos a la revolución de octubre y al bolchevismo, al período previo a la "degeneración stalinista". Presté más atención a las críticas de Trotsky y Luxemburgo al concepto leninista de partido. A la fase de "comunismo de guerra". Empecé a darme cuenta que ese período era defendido en forma demasiado cerrada por los troskistas, que se negaban a establecer una continuidad entre los métodos "jacobinos" de los bolcheviques y la "reacción termidoriana".

Siempre tuve una posición vacilante ante la represión a Kronstadt. Pero con esos textos comprendí que esa represión fue un hecho particular dentro de una política general de "construcción del socialismo".

Yo antes repetía el discurso defensor del bolchevismo, poniendo toda la responsabilidad en la situación internacional, la guerra civil, etc. Pero ahora sostengo otra visión más crítica del "sustitucionismo", y soy crítico de la concepción leninista del partido. Aunque -por lo menos hasta ahora- reivindico críticamente al bolchevismo como movimiento revolucionario.

Ahora que lo pienso, no considero que jamás haya existido en Rusia un estado obrero, ni siquiera degenerado. Sólo existió la dictadura bolchevique, y el Estado "soviético" era en realidad, en palabras de Lenin: "el viejo aparato burgués y zarista recubierto con un barniz socialista". A muchos que se llaman a sí mismo marxistas esto los sorprende: "¿un estado ni burgués ni obrero?". Incluso Trotsky cayó en eso en "En defensa del marxismo". Me pregunto si la "oposición pequeñoburguesa" dentro del SWP no tuvo razón en muchas cosas.


ROI FERREIRO:

A respecto del tema de Kronstadt he leído documentos del soviet de Kronstadt y conocido su historia por el anarquista Volin ("La revolución desconocida"). Los calificativos de "contrarrevolucionarios" que les dieron los bolcheviques no se sostienen, y menos si tenemos en cuenta que lo que realmente reivindicaban era la democracia soviética. Mi punto de vista es, en este punto, que si el objetivo del partido bolchevique fuese la emancipación del proletariado, a pesar de la reducción extrema del proletariado mismo por la guerra civil, debía de haberse mantenido la democracia para el proletariado sobre la base de las fábricas, aunque se censurase para el campesinado, que representaba intereses capitalistas -especialmente desde que los bolcheviques, en lugar de socializar la tierra, la convirtieron en propiedad privada de los campesinos-. Esto, naturalmente, no se hizo. Además es importante tener en cuenta que la teoría de Lenin en El Estado y la Revolución jamás se llevó a cabo realmente, para empezar con el armamento del pueblo. En lugar de esto, fundaron la Cheka y un ejército con grados. Si dejamos a un lado todas las justificaciones ideológicas y los "nombres", y nos centramos en lo que hicieron, solo podremos ver una cosa: la dictadura del capital sobre el trabajo. Esto es: los bolcheviques actuaron, sin duda involuntariamente, como los representantes históricos de la revolución capitalista en Rusia, ante la debilidad de su propia burguesia para efectuarla, y no pudieron ir más allá porque las condiciones históricas nunca permitieron el "paso al socialismo".


RICARDO FUEGO:

Ahora me encuentro con el comunismo de consejos, que me parece una doctrina acabada diferenciada de las
demás e incluso antagónica al bolchevismo. Me interesa y estoy dispuesto a estudiarla. Veremos qué pasa.


ROI FERREIRO:

Me dices que el comunismo de consejos te parece una "doctrina acabada". El concepto de "doctrina acabada" debes desecharlo para siempre. Una "doctrina acabada" es una "doctrina muerta". El progreso histórico no puede limitarse a actualizar la teoría en aspectos "secundarios", sino que puede afectar a multitud de aspectos fundamentales. Además, no se puede presuponer que los desarrollos teóricos fundamentales, por muy útiles que resulten y por superiores que sean frente a otras teorías, estén acabados y que no necesiten de mayores precisiones, etc.. Esto es muy importante. Para mi, el comunismo de consejos es la continuación más coherente del pensamiento de Marx, y sobre todo la expresión teórica más elevada del pensamiento revolucionario del proletariado hasta ahora, traduciendo su experiencia histórica. Por supuesto, el comunismo de consejos es antagónico con el bolchevismo; teóricamente, este antagonismo es su motor y lo sigue siendo para mi a la hora de desarrollarlo. Pero no sólo con el bolchevismo, ya que el bolchevismo es sólo una forma peculiar y radicalizada de la socialdemocracia de principios del siglo pasado.


RICARDO FUEGO:

Debo decirte que paralelamente a este proceso de "exploración teórica" fui profundizando mis convicciones políticas marxistas-leninistas en general (necesidad de la dictadura del proletariado y de una revolución violenta para llegar a ella, dirigida por un partido revolucionario)...


ROI FERREIRO:

Dices que reivindicas críticamente el bolchevismo. Deberias pararte a pensar dos cosas:

1º) si lo que reivindicas es la teoria que elaboró, al menos una parte de ella, tengo que decir que, a la luz de la práctica histórica, esta teoría se invalida y funciona como una mistificación de la realidad. Además, no hay nada de esencialmente original en Lenin, y sus ideas sobre ciertos aspectos no son fundamentales y/o se pueden encontrar en otros. Una cosa es reivindicar la utilidad de libros como "El Estado y la Revolución" y otra es reivindicar políticamente el bolchevismo.

2º) deverias preguntarte si no estás confundiendo los importantes desarrollos de la práctica revolucionaria que realizó el proletariado ruso, especialmente la creación de los soviets, comités de fábrica, etc., con el bolchevismo, que no fue determinante en ello y que incluso se opuso a ellos en un momento dado. Además, existe una gran mitificación sobre la revolución rusa. ¿Qué ha aportado realmente al proletariado internacional? En los demás países los leninistas se limitaron a adaptar el modelo y concepciones bolcheviques, integrando si es caso tradiciones del movimiento obrero reformista. Es responsabilidad del mito del carácter revolucionario del bolchevismo y de su poder internacional financiado desde Moscú el que otras experiencias revolucionarias no se hayan considerado con profundidad, como la alemana de 1918-23 o la española de 1936, y hayan sido marginadas o dejadas en interpretaciones superficiales. No confundamos nunca el bolchevismo y su organización de partido con el movimiento real del proletariado.

Por otra parte, efectivamente el último Lenin comenzó a comprender las consecuencias nefastas de su propia política, pero no cambió sus concepciones -ni tuvo tiempo para ello-. Trotsky, por su parte, tampoco lo hizo, y su defensa de la URSS se convirtió en un medio ideológico para desviar la crítica revolucionaria al bolchevismo en el movimiento obrero. Pero con Trotsky pasa lo mismo que con Lenin. A mi no me parece ningún teórico importante. Lo que ocurre es que puede ser que, para nosotros, el conocimiento del pensamiento marxiano haya venido a través de ellos inicialmente. Si profundizas en la teoria marxiana original verás que no hay nada esencial que te aporte el bolchevismo y que, si bien ha intentado desarrollos propios, estos son en su mayor parte incoherentes con el marxismo original, y cuando tienen algún elemento de verdad son aún así, sobre todo considerados en su aplicación práctica, tergiversaciones y concepciones alienadas de la praxis revolucionaria y del desarrollo histórico del proletariado como sujeto revolucionario.


RICARDO FUEGO:

Creo que la revolución rusa fue a la revolución mundial (la definitiva) lo que 1905 fue a Octubre: un ensayo. Si tomamos la separación en etapas del bolchevismo que hace Lenin en su "Izquierdismo", yo englobaría en el período 1905-1907 ruso a todo el período entre 1917-1989 mundial, y ahora estamos en un período mundial de reacción equivalente al 1907-1910 ruso. Pero esto es algo especulativo, una conclusión basada en analogías no es muy seria que digamos.


ROI FERREIRO:

Estoy de acuerdo contigo en que todas las revoluciones hasta ahora tienen que considerarse como ensayos. Dice Pannekoek (El fracaso de la clase obrera) que todos los movimientos revolucionarios anteriores no han sido más que escaramuzas precursoras, y que su fracaso está ligado a que no supieron comprender la inmensidad de sus tareas, las enormes dificultades que tenían que superar. No voy a opinar sobre tus esquemas comparativos entre las fases del bolchevismo y de la revolución mundial, creo que las comparaciones y analogías no contribuyen a clarificar la situación actual. Además, estás midiendo a la revolución mundial a partir del bolchevismo, lo que ya de pronto significa medir a todo el mundo por una experiencia nacional. Mi perspectiva se basa en el análisis de los ciclos históricos del capitalismo, particularmente de la frontera entre trés fases: la fase ascendente hasta principios del 1900, que quebró con la I Guerra Mundial y se caracterizó por el capitalismo "liberal"; la fase de estancamiento de la I Guerra Mundial a la década de los 70, en que la "crisis del petróleo" detonó el fin del capitalismo estatista -el declive de los países "comunistas" lo inscribo como derivación de esta crisis mundial-; desde los 70 en adelante, la fase de decadencia abierta, con un capitalismo que carece de un modelo de acumulación diferente, que combina eclécticamente liberalismo y estatismo, que se sustenta en la degradación absoluta del trabajo asalariado y de las condiciones de vida de la clase obrera mundial, al tiempo que desarrolla su dominación sobre el proletariado como nunca antes. De este modo tenemos un análisis histórico-materialista, y a la luz del curso económico podemos entender las condiciones de la lucha de clases y su interrelación con el movimiento obrero. Una vez que el capitalismo está en declive abierto el reformismo se vuelve históricamente reaccionario.


RICARDO FUEGO:

Desde hace 6 meses milito en un partido troskista (el "menos peor", desde mi óptica). Estoy allí porque la asamblea ya no existe más y quiero tener una experiencia política más cercana a las ideas que sostengo. Estoy por iniciar con un conjunto de conocidos un grupo de estudio marxista. Gracias a mi sugerencia, vamos a empezar con Hegel (ellos querían empezar estudiando textos de táctica política de Trotsky). Desde hace tiempo estoy convencido de la necesidad de dominar el método (el materialismo dialéctico) para encarar una actividad revolucionaria seria. Creo que eso es el núcleo de todo marxista, el marxista no es alguien que compila tácticas políticas. Quiero que el materialismo dialéctico se convierta en mi sentido común.

Pero hacer eso como estudio intelectual aislado de la lucha de clases me parece estéril. Mi militancia en este partido va a darme la oportunidad de contrastar mis convicciones con la realidad (tanto dentro del partido como afuera). Quizás llegue más tarde a la conclusión de que debo irme de ese partido, no lo sé. Por ahora mis diferencias son principalmente de método y de táctica. Tengo diferencias de orden teórico, que son las que dije arriba, pero creo que en este momento no justifica una ruptura. A menos que me obliguen a hacer algo burocrático, en contra de mis principios.


ROI FERREIRO:

Si quieres estudiar el materialismo dialéctico y el pensamiento marxiano te recomiendo que empieces por las obras originales. No presupongas la continuidad con Hegel. Yo que tú estudiaría los textos de Marx y Engels: Los manuscritos de parís, La sagrada familia, las Tesis sobre Feuerbach, La ideología alemana, la Introducción a la crítica de la economía política, etc.. Desde mi punto de vista lo central para comprender revolucionariamente el pensamiento marxiano es la teoría de la alienación y su evolución posterior, que llega a El Capital (es falso que Marx abandonase el concepto, lo que hizo es desarrollarlo en sus formas concretas en el capitalismo: el fetichismo de la mercancía, la cosificación de las relaciones sociales, etc.). También es falso que abandonase el concepto de "trabajo alienado", ya que se encuentra en los Grundrisse, que sirvieron de base a El Capital, que ya sabes que es una obra inconclusa y no pudo desarrollarse según el plan original, que incluia tratar más específicamente el trabajo asalariado.

Por otra parte, el materialismo de Marx es radicalmente diferente de los anteriores, ya que se centra en la comprensión de la actividad humana misma, la praxis. Y la alienación no es más que el proceso en el que los productos de la praxis humana se vuelven "autónomos", se "autonomizan" o "independizan" (según las traducciones esto varía, pero la primera es la más correcta) de sus productores. Los leninistas no comprenden la importancia de esto y no intentan comprender cómo es concretamente posible la alienación. Por eso no comprenden que su concepción de la organización, de la relación con las masas, etc., es precisamente la "autonomización" de la (supuesta) vanguardia en relación a las masas, en lugar de tener una interrelación viva, dialéctica. En lugar de esto el leninismo es subordinación de abajo a arriba y subordinación de la acción de masas a la teoría correcta (pues la clase obrera no podría desarrollar su conciencia por sí misma).

Estoy totalmente de acuerdo en la importancia de la teoría, pero querer ver el fundamento del marxismo en el "materialismo dialéctico" es, por mi experiencia, un error. Porque antes hay que comprender lo que se entiende por "materialismo dialéctico" y esto sólo se puede hacer profundizando en el pensamiento de Marx. Estudiar a Hegel sin hacer esto antes es como querer comprender al hombre por el mono: no te ayudará a captar lo esencial y te creará confusiones. Incluso sería mejor que comenzases por Feuerbach, particularmente sus "Principios de la filosofía del futuro", que están mucho más cerca del pensamiento de Marx de lo que podrías imaginar. De hecho, los Manuscritos de París están muy influenciados por Feuerbach, con el que rompería un año después con las Tesis sobre Feuerbach. Pero te insisto en que vayas al original. Y esto es tanto más importante si tienes en cuenta que has accedido al marxismo a través del leninismo. Si ves que la práctica leninista no es coherente con la autoliberación revolucionaria del proletariado, entonces su concepción del marxismo tiene que estar llena de vicios. Hay que captar el significado original de los textos (y cuidado con las traducciones!!!).

También te advierto contra el error de ver en el "materialismo dialéctico" la fuente de tu "sentido comun". El sentido común, si hay alguno, es la sensibilidad, el sentir intelectualmente la necesidad de interrogarse sobre la realidad, de experimentar la duda, etc. Si lo que buscas es una teoría que te explique la realidad para tomarla como punto de partida de tu praxis, estás cayendo en el idealismo. El idealismo no es la creencia de que las ideas existen independientemente del mundo. Si fuese esto no tendría sentido criticarlo teóricamente, lo que hizo Marx. El idealismo es, como pensamiento de los seres humanos reales, la creencia de que la verdad puede existir independientemente de la práctica. No se puede buscar en la teoría soluciones mágicas a los problemas prácticos.

Tú razonas que tienes que ligar tu estudio teórico con la militancia práctica, pero ten cuidado en una cosa: la "oportunidad" para "contrastar" tus "convicciones con la realidad" puede existir realmente para ti como individuo, pero no necesariamente para este partido. Porque la "realidad" no nos es dada de modo inmediato, hay muchos niveles de "realidad". Y aquí es donde descansa la posibilidad de la mistificación: convertir lo aparente en lo esencial y lo esencial en aparente (o en algo formal en el sentido de derivado de la esencia y no la esencia misma). Así, p.e., el leninismo plantea que la burocratización de las organizaciones obreras no es un fenómeno determinado por la esencia de las mismas, sino sólo un problema de forma, porque para él la organización no es un tejido vivo de relaciones sociales, de actividad humana, sino un problema de elección de cargos y de autoridad. Así es como desplaza el problema esencial, presentándolo como formal, y diciendo que el reformismo es la consecuencia de la supuesta de"forma"ción de la organización, un fenómeno aparente que se desvanecerá cuando, gracias a los cargos y la autoridad de los "dirigentes revolucionarios" se transforme la organización. Pero esto es una falsedad y la teoría de la transformación revolucionaria de los sindicatos modernos no tiene ningún respaldo histórico.


RICARDO FUEGO:

Por ahora estoy aprovechando el espacio en el que estoy que me permite llegar a las masas como parte de
una organización que se reclama de la clase obrera. Hay más flexibilidad de la que pensé que encontraría, aunque eso no me crea ninguna ilusión de que los militantes de ese partido vayan a tener una apertura intelectual igual a la mía y que estén dispuestos a criticar al bolchevismo.

Creo que eso tiene su explicación no en una supuesta superioridad mía, sino que yo inicié mi vida política como independiente y así pude tener una apreciación de los partidos desde afuera. Además mi aproximación al marxismo fue siempre autodidacta, y tengo un particular gusto por la lectura. Si las circunstancias hubieran sido distintas, hoy sería lo que se llama un "militante práctico" y ni siquiera estaríamos hablando.

Muchos de los que se encuentran en el partido son jóvenes que han iniciado allí su vida política, y tienen un convencimiento muy sólido de que un avance de su partido es un avance de toda la clase. Hay que decir que si estos partidos siguen existiendo es porque hay sectores de la clase que los avalan. Eso no quiere decir que esos partidos sean revolucionarios, pero ese hecho es un argumento bastante fuerte para justificar su existencia.


ROI FERREIRO:

Dices que estas "aprovechando el espacio" en el que estás para "llegar a las masas". Esto parece un progreso, pero puede perfectamente ser una forma de oportunismo. Ante el aislamiento es tentador. Nuestra participación en el sindicato, que te mencioné al principio, fue un error de este tipo. Por otra parte, me dices que es un factor positivo el que te acerques a las masas "como parte de una organización que se reclama de la clase obrera". Para empezar, una organización "obrera" puede ser, al mismo tiempo, una organización capitalista "de obreros", bien totalmente, bien parcialmente. Esta consideración sobre el carácter de clase de la práctica de la organización es lo que debe prevalecer. Además debes considerar que, si estás sólo, puede ser porque las masas no "necesitan" realmente tu ayuda, porque no sienten esa necesidad o no son conscientes de sentirla, con lo cual puedes ver tu propio aislamiento como un producto de la situación general de la clase obrera, determinada por el curso de la lucha de clases. Esto de "sentir la necesidad" puede parecer subjetivista, pero sólo "a primera vista", pues la clase obrera es un sujeto, no una fuerza abstracta que cualquiera pueda utilizar o manipular; por lo tanto, si esta condición no existe puede ser que confundas la necesidad que tu sientes de actuar conforme a tu pensamiento con la necesidad tal y como la siente la clase, y entonces tu acción en ese partido te acercará aparentemente a las masas, pero las masas no se acercarán a ti ni a ese partido. O también puede perfectamente ocurrir que el partido tenga planteamientos reaccionarios y que la clase obrera misma los rechace, con lo cual estar en esa organización "que se reclama de la clase obrera" es cumplir um papel reaccionario en la lucha de clases, además de actuar como servidor de sus jefes y sus propósitos no revolucionarios.

Bueno, por tus últimas apreciaciones críticas sobre tus expectativas en ese partido y la continuidad en él veo que tienes un planteamiento bastante inteligente, así que todo se verá. Es posible que gracias a ello consigas entrar en contacto con otra gente crítica y llegar a otra cosa, esto siempre es posible, aunque como un caso accidental -coincidir con gente que, en la práctica, estaba a punto de irse de ese partido-. La juventud de la militancia de un partido y su combinación con una fe dogmática en que representan a la clase es peligrosa y un síntoma muy fuerte de sustitucionismo. Es por este tipo de fenómenos por lo que llamamos a estos partidos y organizaciones "recuperadores": porque sirven para reconducir a prácticas reformistas o burguesas a los sectores de la clase que están evolucionando a posiciones revolucionarias pero aún no han consolidado este proceso. Los jefes de estos partidos actúan de modo completamente oportunista y se aprovechan de la gente, especialmente de la adhesión fácil a las ideas por parte de los jóvenes, ya que su inexperiencia hace que se dejen persuadir e intimidar por la aparente superioridad teórica y la lógica "autoevidente" de los jefecillos.

Es cierto que si estos partidos existen es porque hay sectores de la clase que los "avalan". Pero hay que tener en cuenta una cosa fundamental: que el apoyo de la clase obrera a un partido no determina su carácter de clase ni su carácter progresivo o reaccionario. La clase obrera sólo tiene criterio propio cuando se constituye en clase, en la medida en que actua y piensa como clase. Desde mi punto de vista, la adhesión persistente a partidos de extrema izquierda es un síntoma de una ruptura incompleta con el reformismo y las viejas organizaciones, no un síntoma de avance hacia la autonomia de clase. El capitalismo existe porque la mayoria de la sociedad lo "avala", y sin embargo, para nosotros no puede ser "un argumento bastante fuerte para justificar su existencia". Pues la existencia actual puede ser un anacronismo histórico y lo que tenemos que hacer no es animarla, sino derribarla.

En la experiencia del movimiento revolucionario en Argentina en los últimos años pienso que se han visto dos cosas: 1) los sindicatos y partidos reformistas son el primer muro contra el avance de la clase obrera; 2) los sindicatos y partidos de extrema izquierda son el último muro, sin cuya supresión la clase obrera es reconducida al reformismo. Debes evaluar bien la experiencia de tu país desde el punto de vista del papel de estas organizaciones.


RICARDO FUEGO:

Me gustaría que me cuentes algo de tí y tu experiencia militante, cómo llegaste al comunismo de consejos, etc.


ROI FERREIRO:

Mi experiencia "política" comienza en el movimiento estudiantil en el 97, cuando comencé a participar en una organización estudiantil montada y dirigida por un partido trotskista, los que se hacen llamar "El Militante" -digo montada y dirigida en sentido literal, pues era absolutamente evidente que tenían todo pensado para asegurarse el control político e ideológico-. Entonces yo iba para 19 años y solamente tenía ciertas influencias del anarquismo y del nacionalismo de izquierdas -por si no lo sabes, Galiza es una nación oprimida y subdesarrollada dentro del Estado español-. Poco después comencé a participar en la construcción de un Ateneo Libertario y en una asociación de defensa del idioma gallego vinculada ideológicamente al independentismo. Como mi actitud ha sido siempre buscar la verdad de las cosas y una aspiración a la libertad, no sólo para mí mismo, sino también para l@s demás -y esto ha ido creciendo, no al contrario-, llegué a conocer en profundidad la teoría política detrás de estos movimientos y, paralelamente, a desarrollar mis planteamientos propios según crecía mi experiencia. Todo esto fue un proceso evolutivo de varios años. En ésta época, mi experiencia práctica directa, la poca que tengo hasta ahora, se limitó a la militancia en organizaciones y a nivel de lucha propiamente dicha, a la lucha estudiantil, en la que participé como militante, organizador y dirigente dentro de una reducida sección estudiantil.

Yo había acabado la enseñanza media y había pasado a un instituto de formación profesional. En la organización estudiantil trotskista, el Sindicato de Estudiantes, no sólo conocí y aprendí a criticar el trotskismo, sino que, junto con mis otras experiencias organizativas, empecé a desarrollar mis planteamientos claramente hacia lo que entonces vi como una definición: el "marxismo libertario", denominación que conocí por un libro de Daniel Guérin de fines de los 60, un trotskista girado hacia el anarquismo. En el Sindicato de Estudiantes desarrollé una concepción radicalmente crítica con el "centralismo democrático" leninista y la cuestión de la burocratización, rompí abiertamente en todos los aspectos con la gente de El Militante y poco antes de irme de esa organización -lo que ya coincidió con el fin de mis estudios de formación profesional- me afilié a otro partido trotskista, crítica con El Militante, cuyos miembros de Madrid conocí en los congresos estatales de la organización. Además, este otro partido tenía una posición sobre el tema nacional más cercana a mis planteamientos y entré poniendo por delante mis críticas al trotskismo -que iban más allá de la cuestión del funcionamiento de las organizaciones, llegaban ya a la teoría de la degeneración burocrática y demás-.

Por esta época me llegaron influencias de la autonomía italiana por segundas fuentes, conocí a Anton Pannekoek, etc., lo que finalmente, y con los giros a la alianza con el reformismo de izquierdas vulgar y corriente, me llevó a romper con aquel partido. Este fue, entre 1999 y el 2000, un periodo en que rompí con todas las organizaciones y/o vinculaciones ideológicas anteriores. Deste entonces he participado en distintos grupos altamente reducidos que eran intentos de construir algún tipo de organización autónoma.

De mediados del 2001 a comienzos del 2003 uno de estos agrupamientos se introdujo en un sindicato de izquierda recientemente fundado por una escisión. Esta decisión me impulsó decididamente a profundizar en la cuestión de las formas de organización más allá de la cuestión de la burocratización y el reformismo de las viejas organizaciones obreras. Así, llegué por fin a una concepción que confluía con la del comunismo de consejos, pero del que entonces conocía realmente muy poco a nivel de la teoría y mucho menos a nivel de su historia. El grupo mencionado constituyó él mismo, y en torno a el, el núcleo militante de la unión local del sindicato, desarrollamos un programa de conjunto orientado a la revolución proletaria y a la superación del viejo movimiento obrero. Existía, pues, una contradicción entre nuestra finalidad, construir un agrupamiento que fuese ya una superación del sindicato en la forma de un núcleo militante consciente -al que luego habría que sumar formas asamblearias más amplias-, y la militancia en un sindicato que, además, no era más que una fracción de la burocracia de otro anterior, a pesar de que su origen estaba marcado por una importante lucha obrera. Esto acabó en la liquidación burocrática de toda la unión sindical local, esencialmente porque nuestra orientación hizo que, en la práctica, se primase la agitación obrera radical frente a las campañas de afiliación y la promoción de candidatos a las elecciones sindicales. En esto influyó además que, en el area de nuestra ciudad, se estaban desarrollando importantes luchas protagonizadas por los sectores más precarizados del proletariado local. Pero esta línea de acción "sindical" radical no interesaba a los jefes sindicales, que presionaban para que lograsemos incrementar la afiliación. Al final decidieron que "no representábamos la línea del sindicato" y nos suspendieron indefinidamente de afiliación de un dia para otro y desde arriba. Esto me llevó a una ruptura con esa concepción que, sin ser un "entrismo" en los sindicatos -ya que el objetivo era construir dentro una corriente independiente y revolucionaria-, no era coherente con la finalidad tal y como se había llevado a cabo. Solamente contemplo ahora tal táctica si se trata de una organización sindical realmente emanada de la lucha de clases, no lastrada por una burocracia ya formada, si es una expresión espontánea de la clase, y nunca, como hizimos entonces, entregando todas nuestras energías prácticas a la construcción del sindicato, ocupando cargos, etc., etc..

En los últimos 4 años ha sido el periodo en que realmente me he adentrado en el comunismo de consejos. Como no disponíamos de los textos en gallego-portugués o español tuve que ponerme a realizar numerosas traducciones del inglés e incluso del alemán. Fue de este modo como llegué a la conclusión de que todos nuestros desarrollos anteriores confluian con la tradición del comunismo de consejos, siendo además desarrollos basados en una experiencia propia, que le daban profundidad y concrección práctica, y además se apoyan en las condiciones actuales del capitalismo y la lucha de clases. Esto es, tenemos nuestros propios planteamientos, pero los consideramos coherentes con la tradición del comunismo de consejos. Por eso te dije que yo no partí del comunismo de consejos, sino que llegué a él. Por eso también lo considero críticamente. Especialmente las posiciones sobre la "cuestión nacional". Sobre esta y todas las demás cuestiones ha sido fundamental para mí volver al pensamiento original de Marx, sobre todo a escritos inéditos o menos conocidos. Pero también, por supuesto, el plantearme las cosas a la luz de mi experiencia propia y según las condiciones actuales. El comunismo de consejos hay que tomarlo como algo vivo, sujeto a desarrollo. P.e., a respecto de la cuestión nacional no rompió fundamentalmente con la socialdemocracia, mientras que nosotros defendemos que el proletariado tiene que liberarse de la nación capitalista y transformarla. Allí donde existe un verdadero problema de opresión nacional, concretado en la sobreexplotación del proletariado, la opresión cultural, etc., la lucha revolucionaria del proletariado tiene que incluir estos aspectos específicos, y la unidad internacional del movimiento proletario tiene que realizarse sobre el respeto de estas particularidades de forma y asentarse sobre la verdadera unidad esencial de la clase obrera a nivel mundial: su identidad esencial de intereses y su entrelazamiento internacional por la propia unidad económica del capitalismo mundial.

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