Ricardo Fuego
Por qué no necesitamos un partido revolucionario

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V - Contexto histórico del kautskysmo-leninismo

¿Pero cuál es el contexto histórico de la concepción kautskysta-leninista de la relación entre comunistas y proletarios? El contexto fue la etapa reformista del movimiento obrero en el último cuarto del siglo XIX hasta poco antes de la primera guerra imperialista. Por la época del aplastamiento de la Comuna de París (1871), empieza un auge económico del capitalismo en el cual la burguesía pudo conceder a las masas obreras reivindicaciones económicas y políticas. La burguesía finalmente aprendio -forzada por la lucha obrera- que era mejor conceder esas reivindicaciones para terminar con la conflictividad permanente entre las clases y alejar el peligro de un proletariado revolucionario. Fue en esa época donde los sindicatos fueron legalizados y crecieron en número hasta agruparse en centrales obreras. Debido a la legalización de los partidos obreros y su entrada al sistema parlamentario, la socialdemocracia se convirtió en la representante por excelencia de la clase obrera en el parlamento. Y digo representante por excelencia porque el parlamentarismo y el oportunismo teórico de la socialdemocracia eran fieles representantes del reformismo de la clase obrera. En esos años el "movimiento obrero espontáneo" no pasó del sindicalismo porque el objetivo principal de la clase obrera era integrarse a la sociedad burguesa. La premisa kautskysta-leninista de la necesidad del partido se basó en la naturalización de esa verdad transitoria (el caracter reformista del "movimiento obrero espontáneo").

Esa premisa fue desmentida 2 años después de que Lenin escribiera el ¿Qué hacer?. En 1905, las masas rusas insurreccionadas crearon los Soviets (Consejos) de diputados obreros. Empezaron como comités de huelga extendidos y se convirtieron en organismos de poder obrero para coordinar la lucha política y económica contra el régimen zarista. A pesar de haber surgido de las masas no-socialdemócratas, los Soviets trascendieron claramente la conciencia sindicalista. Las masas rusas mostraban al mundo la forma de la organización revolucionaria del proletariado, reeditando en otro terreno y a una escala mayor la hazaña del proletariado parisino de 1871.

Pero esa no fue la última vez en que el proletariado, mediante su actividad autónoma, superó al sindicalismo. Muchas veces en el siglo XX el proletariado probó en la práctica que la premisa kautskysta-leninista era incorrecta, construyendo por su cuenta sus organismos de poder que unían la lucha política y económica. Sin embargo, a pesar de ser refutada por la historia, la premisa de la incapacidad de la clase obrera de superar la conciencia sindicalista sigue siendo el núcleo de los argumentos de la izquierda hasta nuestros días.

¿A qué se debe esto?

Otra vez, al reformismo actual de la clase obrera.

Así como la vieja socialdemocracia representaba en su praxis política y teórica al proletariado reformista de su época, también lo hace la actual izquierda hoy en día. En su momento, el oportunismo teórico de la socialdemocracia fue combatido y denunciado por un@s poc@s revolucionari@s. Pero la socialdemocracia no era reformista por su "revisionismo" de la teoría marxista, sino por su carácter de partido político y su adaptación dentro del régimen burgués. La socialdemocracia podía clamar, ante la crítica radical, que la realidad le daba la razón. Y hoy la izquierda puede decir lo mismo, ya que la praxis de la clase obrera actual sigue siendo reformista y según la izquierda solamente un proceso revolucionario dirigido por un partido ha alcanzado la victoria, aunque después haya "degenerado"3.

Pero si nos basamos en la historia y no en la lógica circular de la izquierda, veremos que en los movimientos revolucionarios del siglo XX (en Alemania y en España se ve muy claramente) ha quedado demostrado que el accionar de los partidos -y sindicatos- fue contrario a la autoemancipación de los trabajadores. El "movimiento obrero espontáneo", impulsado por la misma lucha de clases, no sólo superó al sindicalismo, sino que tuvo en la vereda de enfrente a los partidos socialdemócratas y leninistas. El interés del proletariado era autoemanciparse. El interés de los partidos era y es dirigirlo. Y aun hoy, el balance que sigue haciendo la izquierda sobre estos procesos se resume en una frase: "Faltó una dirección revolucionaria".

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3 Nos referimos a la revolución rusa de Octubre, la cual muchos identifican -erróneamente- con una revolución proletaria o comunista, cuando fue una revolución capitalista que terminó en manos de una intelectualidad jacobina con fraseología marxista. Ver Tesis sobre el bolchevismo de Helmut Wagner


Círculo Internacional de Comunistas Antibolcheviques

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