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Y DEMÁS/Música
Oda a
The Cranberries
Durante los 90 esta organización irlandesa tuvo varios
éxitos mundiales en las listas donde destacaba la
privilegiada voz de Dolores O'Riordan, recientemente
fallecida. Un reconocimiento a The Cranberries y a su
importante, aunque breve, legado musical
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FEBRERO, 2018. La
última gran oleada de la música pop la tuvimos en los años
90, y como dicen los abogados, a las pruebas nos remitimos.
A mediados de esa década teníamos grupos y artistas como
Oasis, Blur, Jesus Jones,
los suecos The Cardigans, así como varios veteranos que
reverdecieron su presencia en las listas, entre ellos
Meatloaf y
Duran Duran, algo
representado en la bellísima "Ordinary World", que los trajo
de vuelta al número uno del Billboard. También
estaban U2 con Pop, disco que en lo personal no me
canso de escuchar, y la siempre bienvenida Enya.
En la primera parte de esa década habíamos tenido la
explosión grunge, excelente manifestación de un género como
el rock al que se consideraba muerto apenas a finales de los
80. Con el crepúsculo de esa década vendría el auge del hip
hop, las cansadas coreografías y música de Britney Spears
que terminarían por llevar a la música pop al carajo al
arrancar el nuevo milenio.
También andaban por ahí The Cranberries, compatriotas de
U2 y
Sinead O'Connor, grupo que
tuvo enorme popularidad en la segunda mitad de esa década a
partir de tres discos. The Cranberries, liderados por
Dolores O'Riordan, siempre me parecieron, aún no sé porqué,
la versión irlandesa de Eddie Brickel and the New Bohemians,
cuyo hit "What I Am" le dio un importante destello a esa
cantante que luego terminaría casándose con
Paul Simon.
Tha Cranberries habían empezado dentro de la escena
underground en Dublín pero un día Island, la misma
disquera que tenía en sus filas a U2 y a Robert Palmer, les
ofrece un contrato discográfico importante y se van a la
cumbre de la fama. Había razónes para ello por supuesto, su
disco Every Else Is Doing It So Why Don't We? incluye
la etérea "Linger", con arreglos perfectos y la voz de
O'Riordan que compaginaba perfectamente. Otro sencillo
desprendido de ese disco fue "Dreams" donde The Cranberries
se posicionaban como soberanos de la balada suave. Ese disco
vendió alrededor de 3 millones de copias.
Recuerdo que cuando aún seguía disfrutando el Everybody
Else, cierta ocasión que fui a la tienda de discos me
topé con una sorpresa agradable pues en los estantes estaba
No Need To Argue, el nuevo disco de The Cranberries.
Estamos hablando de un tiempo pre Internet de modo que era
difícil saber que el grupo estaba preparando una nueva
producción tan pronto.
Adquirí el No Need to Argue, el cual arrancaba con "Ode
to My Family", una sobria balada aunque dos tracks
más adelante me topé con "Zombie", un tema más áspero, con
guitarras grunge a ritmo marcial. "Zombie", era un tema
político que refiere, al igual que el "Sunday Bloody Sunday"
de U2, la masacre de 1973 en Irlanda. Los Cranberries habían
caído en el garlito de hacerse "serios", o de asumirse como
cantantes de protesta. Luego supe que ahí se encontraban
precisamente los orígenes de The Cranberries por lo que este
vuelco tenía sentido.
De cualquier modo No Need to Argue era un buen disco,
en especial por "Yeat's Grave", la cual no se convirtió en
hit y que refieere al legendario poeta irlandés (sí, hay
habido más escritores en Irlanda además de Joyce).
Luego vendría, con una diferencia de año y medio, To The
Faithtul Departed, el tercer disco de The Cranberries.
Lo que podía percibir cualquier fan era que las cosas no
marchaban bien al interior del grupo, esto en términos
creativos. Por principio, dos canciones llevan el título "Remember"
y "Hollywood", una canción que no va a ningún lado, retoma
el viejo cliché sobre la decadencia de la otrora casa de los
sueños.
Más aún, cuando el disco abre con "I Shot John Lennon", una
supuesta confesión hecha por Mark David Chapman, al terminar
se escuchan los predecibles disparos. "Bosnia", que cierra
el álbum, vino a ser otra composición con el mismo tono
antibélico de "Zombie" .
A diferencia de sus otros dos álbumes, To The Faithful
Departed, con todo y su implícito mensaje a favor de la
vida, en especial de los no nacidos, estaba muy lejos de los
estándares a los que The Cranberries ya nos había
acostumbrado.
Luego de esa terceta de discos le perdí la pista a The
Cranberries, pero al igual que The Cardigans, yo solía
escucharlos con regularidad. Solo hasta hace unas semanas
cuando los periódicos publicaron la nota sobre la muerte de
Dolores O'Riordan nos trajo a la mente a muchos el momento
de gloria de The Cranberries y de O'Riordan, quien luego
supimos tuvo una vida bastante difícil, en especial por
haber sufrido abuso infantil.
Es irónico que a final de los 90 se rumoraba que Enya, la
otra ilustre irlandesa, se habría suicidado porque sus
canciones ecologistas no habían concientizado a la población
(falso, por cierto: pocas canciones de Enya son
proecologistas), y más recientemente, atestiguamos cómo
Sinéad O'Connor sigue hundiéndose en su propia locura e
incluso ha anunciado sus intenciones autodestructivas en
Facebook. De hecho, era O'Connor de quien temíamos pronto
leer la esquela, no de Dolores O'Riordan, quien también
supimos, desde aquellas glorias en los noventa no había
dejado de grabar discos, ya fuera con The Cranberries o por
su cuenta.
Adiós, pues, a Dolores O'Riordan. Muchos le agradecemos el
habernos permitido disfrutar de su voz y su estilo
interpretativo.
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