IGLESIA DE CRISTO


EL DESPOJARSE A MISMO


 

Una de las principales declaraciones de las Escrituras, acerca de la actitud o sentir que un cristiano debería tener, se encuentra en Filipenses 2:5-11. Esto es lo que el versículo 5 dice: "Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús". La Nueva Versión Internacional dice: "La actitud de ustedes debe ser igual a la de Cristo Jesús". Cristo es la vara de medir para todo aspecto de la vida cristiana. La bienaventuranzas podrían bien se usadas como una descripción de Jesús y de su vida entre nosotros. ¿Cuál es, entonces, la actitud de Cristo que nosotros, como cristianos deberíamos poseer?.

En los Filipenses 2:5-11, Pablo describió la actitud de Cristo que debiéramos tener:

5 Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, 6 el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, 7 sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; 8 y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. 9 Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, 10 para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; 11 y toda lengua confiese {2.10-11:-Is. 45. 23.} que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.

Cristo se despojó así mismo. El existía como Dios antes de venir a este mundo. Él estaba en el comienzo con Dios y era Dios (Juan 1:1-2). Cómo Dios, él tenía todos los poderes y privilegios de la Deidad. Todo estaba a su disposición, y aún así, de su voluntad, renunció a los poderes y privilegios de la Deidad para convertirse en un hombre y vivir entre nosotros, y así ofrecer salvación a todos.

Cómo hombre se humilló así mismo y fue obediente, hasta el punto de aceptar morir en la cruz por nosotros. Esta es la actitud que debemos poseer como hijos de Dios, pero, ¿cómo lo hacemos?.

 

HACIENDO MORIR EL EGOISMO

Si Cristo hubiera esta pensando en sí mismo, él se hubiera quedado en el cielo; sin embargo se despojó a sí mismo, olvidándose de sus propias necesidades y preocupándose por las nuestras. ¿Cuántas veces ha visto usted a alguien que haya arriesgado su vida para ayudar a otro? Este es el concepto. Había dos hombres, Timoteo y Epafrodito, de los cuales Pablo contaba, que eran tan desinteresados, que se arriesgaban a sufrir daño por el bien de otro. De Timoteo dijo, en Filipenses 2:20-21 "a ninguno tengo del mismo ánimo, y que tan sinceramente se interese por vosotros. Porque todos buscan lo suyo propio, no lo que es de Cristo Jesús". En Filipenses 2:27-30, dijo Epafrodito, a un colega ministro de Filipos, lo siguiente:

 27 Pues en verdad estuvo enfermo, a punto de morir; pero Dios tuvo misericordia de él, y no solamente de él, sino también de mí, para que yo no tuviese tristeza sobre tristeza. 28 Así que le envío con mayor solicitud, para que al verle de nuevo, os gocéis, y yo esté con menos tristeza. 29 Recibidle, pues, en el Señor, con todo gozo, y tened en estima a los que son como él; 30 porque por la obra de Cristo estuvo próximo a la muerte, exponiendo su vida para suplir lo que faltaba en vuestro servicio por mí

En la iglesia, se podría hacer más bien a los otros si dejamos de centrarnos en nosotros mismos y si dejamos de centrarnos en nosotros mismos y si dejamos de preguntarnos,

¿Qué irán a pensar de mí si hago tal cosa? O, ¿Se irán a reír de mí si me equivoco?. Son demasiadas las clases que no se enseñan y las visitas que quedan sin hacerse porque centramos nuestros pensamientos en nosotros mismos y no en los demás.

 

CENTÁNDOSE EN LOS DEMÁS

En algunas ocaciones escuchamos algo similar a: "Primero yo, Segundo yo y Tercero yo...". El significado de ésta es claro: "Preocúpese por sus propios interese y necesidades primero". Dios aboga porque nosotros revirtamos el orden, esto es lo que dice: Filipenses 2:3 3 "Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo" ¡Qué gran principio! ¿Dónde, en la iglesia, residen sus intereses?. La mayoría de nosotros se centra en su propio grupo de edad o en los intereses de éste. Cuando somos adolescentes nuestro centro de atención es el programa juvenil. Cuando somos matrimonios jóvenes, es los matrimonios jóvenes. Cuando tenemos niños pequeños, queremos saber acerca de sus clases y acerca de la hora bíblica de los niños. Cuando crecemos, el centro de atención es los programas para los que son maduros. Todos esto es, desde luego, algo natural; pero si se va mucho al extremo llega a ser algo naturalmente erróneo.

Nuestra actitud de despojo a sí mismo se centrará en las necesidades de los demás en lugar de centrarse sólo en las propias. Si dejo de preocuparme por los niños porque no los tengo, entonces mi centro de atención es hacia adentro de mí mismo, y estoy mirando por lo que no debo mirar. Las obras en la iglesia deberían llenar más que nuestras propias necesidades; debemos llenar las necesidades y los anhelos de los que están alrededor de nosotros para que así los perdidos puedan ser alcanzados y los que sufren puedan ser ayudados.

Esto fue lo que Pablo dijo: Filipenses 2:4 "no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros.". Piense en la diferencia que significaría en la iglesia del Señor, en todo lugar, si todos miráramos tenazmente, por las necesidades de los que son completamente diferentes a nosotros. Es un hecho de la vida que tendemos a ser atraídos por las personas que tienen los mismos intereses que nosotros. Aquellos a quienes les encantan los deportes tienden a estar juntos. Los que tienen niños pequeños tienden a encontrar más cosas en común en sí mismos y disfrutan el conversar unos con otros. Los que son abuelos tienden a ser atraídos por otros que son abuelos para hablar acerca de sus nietos. Los que tienen problemas familiares tienden a ser atraídos por otros que están teniendo problemas similares y son los que van prestar un oído más comprensivo.

 

CONCLUSION

El desafío del Señor es que nos salgamos del ambiente en el que nos sentimos cómodos y que miremos a través de los ojos de otros, quienes pueden ver las cosas totalmente diferentes a la forma como las vemos nosotros. Una de las expresiones más comunes que se hicieron acerca de Jesús es: "Tenía compasión por ellos". Él se ponía sí mismo en el lugar de los demás y miraba a través de los ojos de ellos por un tiempo, para comprender dónde se encontraban y aquello por que estaban pasando. Si pudiéramos tener tal actitud ¿qué maravilloso sería vivir siendo parte de la iglesia todos los días! Las personas se preocuparían bastante una por otras. Las necesidades serían llenadas. Los corazones serían tocados. El amor sería generalizado y la gente no se sentiría sola entre una multitud de adoradores.

 

Qué Dios le bendiga, son los sinceros deseos de los miembros de la Iglesia de Cristo.

 

IGLESIA DE CRISTO

Madrid 950, Santiago de Chile

 

[Inicio] [Página Principal] [Estudios Bíblicos] [Pensamiento de la semana] [Programa Radial] [Noticias y Comentarios] [Contáctenos en Santiago] [Direcciones en el mundo] [Webmaster] [Estudios para Niños] [Estudios para Jóvenes] [Preguntas y Respuestas]

Hosted by www.Geocities.ws

1