HISTORIA
PROCESO HISTÓRICO EN TECOLUCA
No existen muchos datos específicos acerca de la historia de
Tecoluca, de hecho la historia del municipio es aún una tarea
pendiente por realizar, sin embargo es interesante hacer
resaltar algunos puntos claves referidos por documentos e
historiadores y que de alguna manera reflejan las
continuidades en el proceso histórico, especialmente en
aquellas dinámicas que son relevantes para imaginar
estrategias para el desarrollo territorial.
Tecoluca Pre Hispánica
Hasta antes de la llegada de los españoles Tecoluca, como el
resto de El Salvador, estuvo habitada por tribus indígenas que
dejaron sus huellas en los modos de vida, tradiciones,
relación con el medio ambiente y arquitectura de la zona. Sin
embargo se conoce relativamente poco acerca de estas
civilizaciones, aunque de hecho vestigios como los de las
ruinas de Tehuacán demuestran la importancia que tuvieron en
algún momento los asentamientos humanos de la zona.
De hecho el nombre “Tecoluca” proviene del Náhuatl y significa
“Lugar de los tecolotes”. Por su arquitectura y disposición
urbana se presume que restos como los de Tehuacán pertenecen a
la fase “Lepa”, una civilización que ocupó parte de las zonas
oriente y paracentral del país entre los años 600 y 900 d.C.
Incluso algunos petrograbados encontrados en la zona indican
preliminarmente que existió una consolidada ocupación del
suelo desde épocas anteriores. Posteriormente y a la llegada
de los españoles, Tecoluca era una de las zonas ocupadas por
la tribu de los Nonualcos, cuyos territorios se extendían
desde Santa María Ostuma, pasando por Zacatecoluca, hasta
llegar al río Lempa. Como en el resto de Mesoamérica la
población se dedicaba a la agricultura, principalmente al
cultivo de maíz y fríjol.
En todo caso estos datos confirman la histórica relación que
existe entre Tecoluca y la región vecina (a ambos lados del
río Lempa) y la importancia de la explotación agrícola en el
desarrollo de la población.
Tecoluca Colonial
Según Jorge Lardé (Historiador) los españoles llegaron a lo
que ahora es el municipio de Tecoluca en 1548 y fundaron el
“pueblo de indios” de “Nuestra Señora de la Concepción de
Tecoluca”. Este pueblo es mencionado consistentemente por los
cronistas de la época hasta el año de 1807.
Los españoles, como en el resto del país, introdujeron su
propia concepción de ocupación y uso del espacio urbano y
territorial. La actual ciudad de Tecoluca se desarrollo de
acuerdo al esquema básico de las Leyes de Indias, con una
plaza central rodeada por las principales instituciones: la
Iglesia y la Alcaldía, así como por las casas más pudientes.
Vale la pena destacar que el esquema urbano actualmente
existente presenta puntos originales con respecto al modelo
ideal especialmente el hecho que la manzana de la Plaza
central está directamente unida con la Iglesia sin ninguna
calle de por medio.
Sin embargo las mayores transformaciones ocasionadas por la
conquista y colonia española fueron a nivel territorial,
especialmente a través de la introducción de la propiedad
privada de la tierra agrícola. Así en el siglo XVI los
herederos del conquistador Fernando de Molina eran dueños de
grandes extensiones de tierra entre el Volcán de San Vicente y
el Océano Pacífico. Entre ellos cabe mencionar: los Molina con
12,500 manzanas, los Miranda con 3,300 manzanas y los Chávez
con 19,200 mz, es decir en conjunto una superficie casi
equivalente a la de todo el municipio. Los vestigios de
importantes haciendas cuyos orígenes se remontan a la colonia
demuestran la importancia de estas propiedades. Los españoles
introdujeron además el cultivo de productos de valor comercial
como la caña de azúcar y el añil y sobre todo la ganadería.
De esta manera es la colonia española la que inicia la
diferenciación social de acuerdo a la propiedad de la tierra.
Aunque el sistema de tenencia y explotación de la tierra
utilizado por los indígenas se mantiene comienza a producirse
un claro fraccionamiento de la sociedad y el territorio.
Finalmente la colonia también fue responsable de establecer
los orígenes de la actual división política y administrativa
ya que a partir de 1620 la zona de Tecoluca pasó a estar
dentro de la jurisdicción de la ciudad española de San Vicente
de Austria y Lorenzana, además de consolidarse como punto
intermedio entre esta y el pueblo de indios de Zacatecoluca.
Tecoluca después de la Reforma Liberal
La situación heredada de la colonia no sufrió mayores
alteraciones con la independencia. De hecho el acontecimiento
más relevante en la zona durante la primera mitad del siglo
XIX fue el levantamiento de los Nonualcos comandados por
Anastasio Aquino en 1832. Dicha insurrección es de hecho una
reacción por parte de los pueblos indígenas contra la nueva
autoridad de la república en un intento por reafirmar sus
derechos. La formación rocosa conocida como “la cueva del
indio”, al este de Tecoluca debe su nombre al supuesto que
este lugar sirvió como refugio a Anastasio Aquino una vez la
rebelión comenzó a ser controlada.
En 1888 bajo la presidencia de Zaldivar se produce la primera
reforma agraria en El Salvador, a través de la supresión de
los modelos indígenas de tenencia de la tierra. En Tecoluca
dicho proceso afectó al menos a tres comunidades indígenas,
incluyendo a la villa de Tecoluca cuyo ejido tenía una
extensión de más de 120 manzanas. Estas tierras fueron
fraccionadas en minifundios los cuales poco a poco fueron
siendo adquiridas por los grandes terratenientes de la zona,
con lo que terminó de abrirse una profunda brecha entre los
terratenientes dedicados a los cultivos comerciales y los
pequeños productores enfocados hacia los cultivos de
subsistencia (maíz y frijol), además de un creciente número de
campesinos sin tierra. En las tierras altas del Volcán se
consolidó el cultivo del café y mientras que en la parte
intermedia se desarrolló el cultivo de caña de azúcar, la
ganadería y en menor medida el algodón. De hecho basándose en
la prosperidad agrícola de la zona el gobierno de Pío Romero
Bosque le otorgó a Tecoluca el título de ciudad en 1930.
El cultivo del algodón y la movilización campesina
Es la dinámica del cultivo del algodón la que se constituirá
en la siguiente fuerza motora del proceso histórico en
Tecoluca. A partir de 1940 y sobre todo durante el período
comprendido entre 1950 y 1965 y posteriormente entre 1970 y
1975 de produjo una importante expansión del cultivo del
algodón, iniciándose con ello el proceso de apertura de la
última frontera agrícola en El Salvador en la Llanura Costera.
La construcción de la carretera del Litoral que atraviesa
Tecoluca de este a oeste y divide el norte del municipio con
el Bajo Lempa, es de hecho parte de ese proceso de expansión
algodonera en la costa de El Salvador.
Las zonas boscosas y ganaderas de la Llanura aluvial que se
extiende en los departamentos de La Paz, San Vicente, Usulután
y San Miguel fueron reemplazadas casi en su totalidad por el
monocultivo del algodón. De hecho en 1971 había 4,281 manzanas
cultivadas de algodón en Tecoluca las cuales representaban más
del 10% de la superficie total del municipio, localizadas
especialmente al sur de la Carretera del Litoral, en el Bajo
Lempa. Incluso se ha estimado que para finales de los setenta
el algodón ocupaba el 50% de la superficie del municipio
(Moreno, 2001), crecimiento que se produjo en detrimento del
cultivo de cereales (arroz y maíz), de la ganadería y del
bosque original. El bosque de Nancuchiname en Jiquilisco y del
Manglar en el delta del Lempa son apenas los restos de la
original riqueza forestal de la zona. De hecho, el beneficio
“Entre Ríos” ubicado en el límite entre los municipios de
Zacatecoluca y Tecoluca era en 1978 el más grande del país
procesando cerca del 40% de la producción nacional de algodón.
La construcción en 1976 del Ingenio Jiboa, para el
procesamiento de la caña de azúcar, y que está ubicado en el
límite de los municipios de Tecoluca y San Vicente refleja a
su vez la magnitud del desarrollo de la agricultura de agro
exportación en la zona.
Además el cultivo del algodón introdujo una nueva dinámica
social y de ocupación del suelo en Tecoluca especialmente
debido al desalojo de arrendatarios y colonos, los cuales
paulatinamente fueron convirtiéndose en empleados agrícolas
temporales de las grandes plantaciones algodoneras,
especialmente durante el período de siembra y cosecha del
producto. Estos trabajadores temporales generaron nuevos
asentamientos, “caseríos”, casi nómadas a lo largo de la
carretera Litoral. De hecho esta población era sujeta a
encontrar empleos temporales en los otros cultivos de
exportación del país: café y caña de azúcar. Con ello se
consolidó un modelo donde buena parte de la población rural
tenía que desplazarse en búsqueda de oportunidades de trabajo
entre algodonales, cañales y cafetales o la migración hacia
las ciudades.
Paralelamente a este proceso, se fue desarrollando la
organización campesina. La Federación de Trabajadores del
Campo (FTC) se hizo presente en Tecoluca desde finales de los
setenta iniciándose con ello una lucha reivindicativa en favor
de mejores condiciones salariales y de trabajo. Asimismo en
Tecoluca tuvo relevancia el trabajo de las Comunidades
Eclesiales de Base (CEB), organizadas por la iglesia católica,
las cuales pusieron énfasis en la organización comunitaria. Se
organizaron tomas de tierras en el norte del municipio
específicamente en Guajoyo y Platanera. Este proceso tuvo como
respuesta una creciente represión militar y policíaca que
desembocó en varias masacres. A finales de la década se
estimaba que un 85% de la población del municipio eran
campesinos sin tierra, mientras que apenas 1% de la población
tenía propiedades mayores de 20 manzanas, lo cual indica una
grave polarización de la tenencia de la tierra. Finalmente
serían estos factores a escala nacional, polarización social
en el campo y represión militar, los que llevarían en los
ochenta a la guerra civil en El Salvador.
La Guerra y el desplazamiento de la población
La guerra civil en El Salvador fue la consecuencia directa de
la situación de violencia generalizada que existía en el país
desde finales de los años setenta. En el municipio de Tecoluca
fueron las Fuerzas Populares de Liberación (FPL) las que
cobraron mayor protagonismo como organización rebelde
iniciándose una serie de ataques contra puestos militares.
Simultáneamente, la II Junta Revolucionaria de Gobierno
decretó la Reforma Agraria con la cual fueron expropiadas
todos aquellos latifundios de más de 500 manzanas, para su
posterior traspaso a cooperativas organizadas entre los
colonos de las fincas. Esta medida afectó profundamente la
tenencia de la tierra en Tecoluca, especialmente en el Bajo
Lempa, de hecho se ha calculado que un 25% de los campesinos
del municipio participaron de alguna manera en los beneficios
de la Reforma.
Sin embargo la situación de violencia habría de tener
consecuencias más profundas, sobre todo debido al
desplazamiento de población. En efecto a partir de la
“Ofensiva Final” de enero de 1981 y del subsiguiente
incremento de las operaciones militares comenzó un proceso de
despoblación. Se estima que en estos años más de 300 familias
salieron hacia Usulután y otras tantas se desplazaron hacia
San Vicente, Zacatecoluca, San Salvador e incluso llegaron
hasta los campos de refugiados en Honduras y Nicaragua. Otros,
especialmente los hombres más jóvenes se enlistaron en las
fuerzas guerrilleras. De los cantones y caseríos originales de
Tecoluca, únicamente Santa Cruz Porrillo y San Nicolás Lempa
ubicados sobre la carretera del Litoral y la ciudad de
Tecoluca subsistieron, aunque con poblaciones muy reducidas.
De hecho Tecoluca pasó a ser un municipio de intensa lucha
entre el FMLN (Frente Farabundo Martí para la Liberación
Nacional) y la Fuerza Armada, la cual vio su control reducido
a las zonas urbanas de Tecoluca, San Nicolás, Santa Cruz y San
Carlos. La existencia de campamentos guerrilleros en El
Socorro (noreste del municipio) demuestran la permanencia del
Frente en esta zona.
Las cifras de disminución de la población demuestran la
magnitud del desplazamiento poblacional. De una población de
27,000 personas en 1971, Tecoluca pasó a tener menos de 17,000
en 1992. Esto significa una reducción del 37%, porcentaje que
muy probablemente es más elevado ya que entre 1971 y 1980 la
población residente debe haber aumentado. De hecho no es si no
hasta 1986 que comienzan a darse los primeros esfuerzos por
iniciar un proceso de repoblación. Sin embargo sería la firma
de los Acuerdos de Paz en 1992 la que permitiría que el
territorio de Tecoluca, especialmente el Bajo Lempa, fuera
repoblado, provocando una de las mayores transformaciones
territoriales y sociales en la historia del municipio
Repoblación Y Desastres
Dos de los puntos clave de los acuerdos de Chapultepec fue el
permitir la repatriación de refugiados y la reinserción de
excombatientes por medio de la transferencia de tierras.
Tecoluca fue uno de los municipios de El Salvador donde dicho
proceso fue más intenso, ya que el Bajo Lempa fue designado
zona de desmovilización, instalándose en la zona unas 822
familias que representaban más de 3,200 personas, las cuales
fueron organizadas en catorce comunidades.
Prácticamente
la mitad de estas familias fue beneficiaria del Programa de
Transferencia de Tierras (PTT), recibiendo parcelas de cuatro
manzanas en promedio, distribuyéndose en total más de 6,200
manzanas. Además diversas instituciones no gubernamentales y
de cooperación internacional han dado desde entonces soporte
material, técnico y de gestión a las comunidades de la zona,
entre ellas la Fundación CORDES, CRIPDES (Comité Cristiano pro
Desplazados de El Salvador), ACNUR (Alto Comisionado de las
Naciones Unidas para los Refugiados) y la Cruz Roja
Internacional. Hay que subrayar que este proceso de
repoblación y transferencia de tierras transformó,
aparentemente en forma definitiva, la estructura de la
propiedad agrícola en Tecoluca, particularmente en el Bajo
Lempa, donde desapareció el latifundio agro exportador,
incluido el cultivo del algodón.
Por otra parte la situación particular de la población
repobladora ha permitido el desarrollo de una importante
organización comunitaria y la generación de amplia estructura
de participación social, representada por las directivas
comunales, asociaciones de mujeres, directivas sectoriales y
el Comité de Desarrollo Municipal (CDM). Además desde las
elecciones de 1994 la administración municipal ha pasado a ser
dirigida ininterrumpidamente por el FMLN, la cual apoyada por
los organismos comunitarios ha desarrollado una serie de
medidas para estructurar un proceso de desarrollo basado en la
participación.
Aparte de este importante proceso social y económico ha habido
dos fenómenos naturales que han a su vez planteado un nuevo
panorama para el desarrollo municipal. En octubre de 1998, la
tormenta tropical Mitch provocó graves inundaciones en el Bajo
Lempa, afectando más de X familias. Mitch planteó con crudeza
el problema de la vulnerabilidad de la población del Bajo
Lempa y de la necesidad de tomar acciones de infraestructura y
sobre todo de gestión ambiental que den seguridad a las
familias recién instaladas en la zona. Un poco más de dos años
después, los terremotos de enero y febrero de 2001, afectaron
todo el municipio destruyendo el 50% de las viviendas
existentes y dejando inhabitables 35% más (Encuesta Municipal
de Daños, 2001).