Los jóvenes en la congregación han sido siempre Acoger sinceramente al candidato a la vida religiosa y sacerdotal Ponerle finalmente ante Cristo Salvador e iniciarso progresivamente en el discernimiento espiritual, para que pueda continuar con fidelidad y bajo la direccion del Espiritu, la gran obra de la redención del mundo.
No hay formación si no hay amor. En este aspecto. Hay que poner al joven lo antes posible ante el Rostro de Cristo Salvador. El es quien forma a los apóstoles. Cuando primero desaparezca el formador ante el, mayor es la posibilidad de extio en la formación del futuro sacerdote y religioso.
Hay que poner al joven frente a Jesus y este crucificado, como aquel que salva al mundo, por su muerte y resurrección. Hay que ponerle ante ese misterio y dejadle reaccionar. Es el punto de partida de la formación oblata: La vida religiosa no puede ser vivida sino en un nivel de fe autentica.