"VERITATIS SPLENDOR" 

JUAN PABLO II 
La Gnosis Ecuménico-Personalista

                                                                                    R. P. Basilio Méramo

ÍNDICE

Introducción.

   La Encíclica "Veritatis Splendor" (El Esplendor de la Verdad) es en realidad, como veremos, El Esplendor de la Verdad de la Gnosis de Wojtyla. Es el esplendor de la verdad o la irradiación de la luz del sincretismo gnóstico ecuménico personalista.

   Hay que analizar y juzgar la Encíclica dentro de la ideología y el pensamiento de su autor -formal-, es decir, según el pensamiento de Juan Pablo II.

   Las pruebas que permiten fundamentar esta afirmación requieren el conocimiento de lo que es la gnosis, sin lo cual no se puede captar la larga e intrincada Encíclica de Juan Pablo I1 y, por tanto, incurrir -como muchos- en consideraciones aparentemente equilibradas o ecuánimes, pero que, en el fondo, pecan de ingenuas, por estar desprovistas del conocimiento de la gnosis y de su triunfante penetración dentro de la Iglesia. Triunfo que se realiza con el progresismo modernista y de su victoria irrevertida (históricamente), con el nefasto Concilio (de desgraciada memoria) Vaticano II, contaminado por el humo de Satanás.

   Si no se quiere caer en descripciones ingenuas, insuficientes o erróneas, con cierta apariencia de verdad, hay que enfocar la Encíclica "Veritatis Splendor" bajo el enfoque de la gnosis que nutre el pensamiento moderno y que se propaga a través del Ecumenismo, cuyo máximo intérprete y difusor hasta el día de hoy es, actualmente, Juan Pablo II, el gran "apóstol humanista", que con su Ecumenismo nos hace pensar en lo que Mons. Delassus señaló: "Los dogmas forman, por así decirlo, el esqueleto de las religiones, y es por esto, por lo que las religiones se distinguen y separan unas de otras. El gran esfuerzo de los apóstoles de la religión humanista consiste entonces en hacerlos desaparecer" ("La Conjuration Antichrétienne", ed. Descleé de Brouwer, Lille, 1910, T.II, p. 647).

   Los protestantes tampoco están ajenos al ideal ecuménico de Juan Pablo II, pues en 1903, como cita Mons. Delassus, expresaban ya sus designios y su finalidad ecuménica deseando "que las barreras sean bajadas entre las Iglesias, a fin de facilitar la colaboración fraternal al servicio de la humanidad" (Ibid., T.II, p. 647). Queda así manifiesto el objeto del aggiornamento (puesta al día) de la Iglesia, que hoy pregona la Jerarquía, gracias al Concilio Vaticano II.

   El ecumenismo responde a un plan de hace mucho tiempo, no nos engañemos; el establecimiento de una religión humanista es un viejo proyecto que hoy se realiza. "Es en América (E.E.U.U.), sobre todo, donde tomó cuerpo el proyecto del establecimiento de una religión humanitaria, que debía sustituir a las religiones existentes. Después de largo tiempo se trabaja en hacer bajar las barreras dogmáticas y de unificar las confesiones de manera que se favorezcan las vías hacia el humanitarismo" ("La Conj.", T.II, p. 647).

      El P. Meinvielle no titubea en calificar el progresismo de los teólogos, como una primera etapa de un gnosticismo cristiano: "Dijimos más arriba que el progresismo de los teólogos representa una primera etapa del gnosticismo" ("De la Cábala al Progresismo", ed.Calchaqui, Salta,1970, p. 429).

   El ecumenismo, humanismo, socialismo, protestantismo y judaísmo se dan la mano, por extraño que parezca a primera vista, pero si tenemos en cuenta lo que Mons. Delassus denunció, la extrañeza desaparece. "... ¿cuál es ese espíritu nuevo en religión? Acabamos de decirlo, es un espíritu de tolerancia en eso que concierne al dogma, a fin de llegar a una solidaridad más perfecta entre los hombres de toda raza, de toda condición. En efecto, éste es un espíritu humanista. La religión de los Puritanos está hecha para el hombre y no para Dios. Son devotos de la religión en eso que tiene de social, ellos desdeñan eso que tiene de dogmático". (Exactamente como los ecumenistas del Vaticano II). "En una palabra -continúa más adelante Mons. Delassus- el cristianismo, en la transformación que la religión humanista quiere hacerle infringir, no será otra cosa que el socialismo (...) eso que el socialismo aspira realizar es propiamente el reino de los cielos sobre la tierra, es el sueño de la universal fraternidad en el universal amor (...) El socialismo es, en efecto, la forma concreta de la religión humanista, o si se quiere, el término de la civilización moderna, si por un tiempo se llega a suplantar la civilización cristiana" ("La Conj.", pp.654-655-656). La civilización del amor de Juan Pablo II está prácticamente calcada de este sueño del socialismo cuya inspiración es netamente judaica.

   El judaísmo, al igual que el socialismo, pretende encontrar el paraíso en la tierra, la "Ciudad Terrestre", la "Ciudad del Hombre", o como hoy se repite tanto, la nueva civilización del amor de Juan Pablo II.

   El Concilio Vaticano II ha instaurado de modo inamovible la nueva religión de la cual Mons. Delassus decía: "La conclusión de lo que precede es que existe en proyecto y en vías de formación una religión nueva, religión del porvenir, dicen los unos, religión del siglo XX dicen los más impacientes, religión calificada de americana... religión humanitaria por el fin que se propone, que es sustituir a Dios por el hombre... una religión absolutamente universal debe establecerse sobre las ruinas de todas las religiones, lo cual se obtendrá bajando las barreras y borrando los dogmas; esta religión universal debe ser una religión social, una religión de progreso humano, procurando incluso al hombre el paraíso en la tierra. Estas ideas... preparan así la opinión que desea el nuevo orden de cosas querido por el Poder oculto de los Judíos, para asentar su dominación sobre todo el género humano". ("La Conj"., T.II, p.673). Religión universal, religión humanitaria, religión social, religión de progreso, son expresiones que encajan al milímetro con la religión del ecumenismo de Vaticano II.

   El Nuevo Orden Mundial de los judíos no es más que la instauración del Anticristo y de su ciudad satanocráticamente implantada. Nadie puede extrañarse, entonces, que relacionemos la gnosis con el ecumenismo.

I.Gnosis y Ecumenismo

   El ecumenismo es la convergencia religiosa universal sin dogmas que dividan, es un sincretismo universal de carácter religioso que se opone al catolicismo (universalidad de la Verdad). El ecumenismo proclama la fraternidad universal sin distinción de credos, es un interconfesionalismo pluralista o pluralismo universal.

   El ecumenismo es así un sincretismo religioso que unifica o congrega a todos los hombres sin dogmas ni credos que dividan. Es un movimiento de convergencia de todas las creencias y religiones. Se rechaza, así, la exclusividad de la Iglesia como única poseedora de la Verdad. Se impugna la universalidad de la Iglesia Católica Apostólica Romana fuera de la cual NO hay salvación, y cuya Catolicidad o Universalidad es la de la Verdad, que es una y única. El ecumenismo conlleva así, paradójicamente, la negación de la divinidad de la Iglesia; al igual que el arrianismo negaba la divinidad de Jesucristo, el ecumenismo, en definitiva, niega la divinidad de la Iglesia, cuerpo místico de Cristo.

   La Iglesia en cambio, es universal, no con el universalismo pluralista que caracteriza al falso ecumenismo modernista el cual obliga (o lleva irremediablemente) a una unidad sincretista, lejos de la unidad católica (que es universal a la vez que exclusiva), sino con el universalismo de la Verdad que es una y única y no múltiple y diversa. Nada más opuesto a la unidad y universalidad de la Verdad y de la Iglesia Católica que el sincretismo del actual ecumenismo pluralista de la Iglesia postconciliar. Sírvanos de luz aquello que Mons. Delassus señaló y de los que afirmaban: "No tenemos miedo de decir que por encima de las religiones que dividen los espíritus, hay cabida para una religión verdaderamente universal, aceptable por todos los espíritus pensantes, y que encierra las religiones particulares como el género encierra las especies" ("La Conj.", T.II, p.646).

   Hay una gran afinidad, más aún, una verdadera compenetración entre el ecumenismo de Vaticano II y la gnosis, así lo evidencia la siguiente cita de Mons. Delassus: "Numerosos católicos están seducidos, sobre todo, por esta afirmación que anteriormente hemos encontrado en boca de Weishaupt: 'Todas las religiones, sin exceptuar la religión católica, tienen una enseñanza esotérica'. Esta doctrina secreta de Jesucristo, -hasta hoy desconocida por la Iglesia oficial-, es la que hay que comunicar para iniciar en la verdadera sabiduría, en la gnosis, y preparar así los acontecimientos del verdadero catolicismo, de la religión verdaderamente universal" ("La Conj.", T.II, p.732). Esta religión universal de la cual habla el Gran Jefe de los Iluminados (Weishaupt), no es otra que la nueva religión ecuménica de Vaticano II.

   La gnosis o conocimiento que diviniza al hombre, es una de las más antiguas herejías de la Humanidad. El primer pecado de Adán fue un pecado de gnosis, pues como bien advierte el P. Meinvielle: "El pecado de Adán fue un pecado de gnosis, de conocimiento. Querer conocer desordenadamente lo que sólo puede conocer Dios. El pecado radicó dentro de la voluntad, pero con respecto a un acto de conocimiento. Y este conocimiento era un acto privativo de Dios. El hombre quería gozar de una prerrogativa divina en el conocer, es decir, la de constituir el orden de la moralidad y de la ley. Tal acto de gnosis, al adjudicar al hombre un atributo divino, haría del hombre, Dios. (...) En el pecado de Adán tenemos entonces, primeramente, un acto de soberbia, referido a un conocimiento o gnosis de la propia excelencia o suficiencia por el cual se constituía en un regulador supremo del bien y del mal y en fuente de su propia felicidad" ("De la Cáb., pp.31-32). El Padre Petit de Murat también dice al respecto: "Mediante aquel acto perfecto de su voluntad, de desobediencia, prescindió de Dios y quedó solo, sin otra cosa que la posesión de su propio ser: ya no lo poseía y explicaba como antes en la Primera Causa, sino en sí mismo, tal como Dios lo posee 'seréis como dioses'... Abominó de su condición radical de ser-por-otro y pretendió ser-por-sí... Entonces obtuvo de manera perfecta la ciencia del bien y del mal: Supo -gustó hasta las heces- que él, por sí, era nada. El pecado le reveló al desnudo el fondo de su propia naturaleza. Comprendió que, al desatarse de Dios -fuente que origina todo bien- perdía aquellos en los cuales había querido afianzarse para siempre mediante una ciencia que le confiriera la posesión de los mismos, absoluta e independiente de Dios. (...) Poseer la ciencia del bien y del mal es lo mismo que poseer los resortes del ser y del no-ser con el fin de no tener que recibirlo de Dios e incluso poderlo dar a las criaturas sensibles; en una palabra, crear y 'ser como dioses' ("Jesús el Cristo", Tucumán, 1988, pp.44 Y 69).(1)

      Después del Pecado Original la gran tentación gnóstica está siempre latente, buscando al igual que la serpiente a quien enredar, prometiendo la divinización del hombre, fuera de la Revelación de Dios y del Verbo divino hecho carne, para dar la verdadera luz y gloria a los hombres.

   Es de este modo como la gnosis está mucho más cerca de lo que nos podemos imaginar. El P. Meinvielle dilucida que: "...a través de la historia humana no hay sino dos actitudes fundamentales de pensamiento y de vida: una la católica, que es la tradición recibida de Dios por Adán, Moisés y Jesucristo, y cuyo insuperado expositor ha sido Santo Tomás de Aquino; la otra, la gnóstica y cabalística, que alimenta primeramente los errores de todos los pueblos en la gentilidad y en la apostasía del judaísmo y luego en la del cristianismo mismo, y que se verifica de modo particular en el mundo moderno... La tradición perversa y cabalística cobra origen en la tradición buena, que es pervertida por la malicia del hombre, quien a su vez, se deja seducir y alienar por el diablo. La gran tentación gnóstica de 'seréis como dioses' prende en el género humano y lo pierde". ("DE la Cáb.", p.7). "La Cábala es invención judía que se origina en la corrupción por- los misterios paganos de la Revelación dada por Dios al pueblo judío. Es la tradición divina pervertida por el hombre". (Ibid., p.131)

   Queda así manifiesto, que sólo hay dos actitudes fundamentales e irreductibles de pensamiento y de vida, dos concepciones que determinan dos culturas diametralmente opuestas; una es la católica y, la otra, la cultura moderna. Esto mismo afirma Mons. Delassus en otros términos pero que vienen a significar en el fondo lo mismo, pues civilización moderna, civilización humanitaria, ciudad del hombre, Renacimiento, se identifican. "Hay dos maneras de enfocar la vida presente: una teniendo su fin en sí misma, la otra preparando para la vida eterna. Estas dos maneras de ver abren el camino a dos civilizaciones: La civilización cristiana y la civilización humanitaria. Siempre estuvieron en conflicto. Pero este conflicto, que después de la aparición del cristianismo no había cesado de existir en el corazón del hombre, se volvió público, social, el día que los humanistas hicieron volver la vista atrás, hacia el paganismo y se propusieron restaurarlo" ("La Conj.", T.II, p.539).

   No nos sorprendamos, o se es Católico o se es gnóstico, la disyuntiva se impone por sí misma. Católico sólo se puede ser de una forma, gnóstico de muchas (pluralidad del error), pero siempre con la impronta y fuerza que le dio el judaísmo una vez que el pueblo elegido fornicó con las falsas creencias de los pueblos apóstatas de la Revolución primitiva, cayendo en el paganismo por obra y sedución del mismo Satanás. Por eso dice el salmo 95 que todas las religiones de los gentiles son obra del demonio (omnes dii gentium daemonia).

   El progresismo es de factura gnóstica, de aquí que toda la corriente progresista y ecuménica es de origen gnóstico cabalista, habiendo sido sutílmente inoculada dentro de la Iglesia por las sectas masónicas para destruirla, socavándola por dentro, pero guardando las apariencias externas. El Padre Meinvielle en el Prólogo de su libro "Un Progresismo Vergonzante" (ed. Cruz y Fierro, Bs.As.1967, pp. 7-8) expresa: "La actual corriente del Progresismo, que está en todas partes liquidando la Iglesia, es un fenómeno complejo de difícil caracterización. (...) Mantenemos firmemente nuestra convicción de que el Progresismo 'primeramente' destruye la Cristiandad y luego, por consecuencia, el cristianismo. Por ello la responsabilidad de Maritain que en su 'Humanismo Integral' inició, allá por la decada del 30, el actual Progresismo. De aquí también la responsabilidad del teólogo Yves Congar O.P., que al adherirse a Maritain y a Mounier en la destrucción de la Cristiandad, ha contribuído al actual Progresismo. Pero Maritain, Mounier y el mismo Congar han sido ya sobradamente superados. Hoy se está abiertamente en la destrucción del Cristianismo. (...) Con el nuevo cristianismo gnóstico se está realizando una operación de gran envergadura y dejando las fórmulas y el aparato exterior de la Iglesia Católica, se está cambiando su contenido; de tal suerte que el hombre, incluso al hacer profesión católica, lejos de adorar al Dios vivo y verdadero y a su Unigénito Jesucristo, adore la Humanidad y, en definitiva, a Satán. (...) Nada más lógico que si el hombre rechaza a Jesucristo, el Unigénito del Padre, dirija su adoración a Satán, el Príncipe de este mundo. Y el catolicismo, desacralizado y secularizado; el catolicismo diluido en el mundo, ya que los teólogos no lo quieren sobre el mundo, será, junto con el confucionismo, hinduismo, budismo, islamismo y judaísmo, una de las formas exotéricas en que se rinde a Satán el culto igualitario de la religión universal. El Progresismo dentro de la Iglesia está trabajando aceleradamente en esta operación que fue planeada en las Altas Logias a fines del siglo pasado".

   Precisamente este catolicismo, desacralizado, secularizado, diluido y desnaturalizado ("Iight", como los productos modernos) que rinde el culto igualitario, junto con las demás religiones, de la religión universal (ecuménica), es el programa del actual Ecumenismo prefabricado por la judeo-masonería para vaciar la Iglesia y destruirla.

   No debe sorprendernos que el Ecumenismo responda a los planes judeo-masónicos de destrucción de la Iglesia Católica por la judaización (o cabalización) de la misma. Puesto que Cábala y gnosis judía se identifican. La destrucción del catolicismo por el judaísmo es una historia antigua y para ello había que cabalizar la Iglesia con la gnosis: "Para destruir al cristianismo había que vaciarlo por dentro dejando toda su apariencia exterior. Y éste es el trabajo de los gnósticos. La gnosis es un intento de judaizar o cabalizar el cristianismo". (Meinvielle, "De la Cáb"., p. 132).

   La masonería es una invención judía, de ello no cabe la menor duda, sírvanos al respecto el siguiente texto que trae Mons. Delassus: "Los judíos, tan notables por su instinto de dominación, por su ciencia innata de gobierno -dice M. Bidegain- han creado la Masonería, con el fin de dominar a los hombres que no pertenecen a su raza, comprometiéndose al menos a ayudarles en su obra, a colaborar con ellos a la instauración del reino de Israel entre los hombres" ("La Conj.", T II, p. 576). "La Cábala es la madre de las ciencias ocultas, y los gnósticos nacieron de los cabalistas. La Cábala cultivada por los Judíos con un ardor sin parangón, desplazando a las demás sociedades secretas" (Des Mousseaux, "Le Juif.", p. 101).

   Al respecto Mons. León Meurin, S.J., afirmó en el siglo pasado: "Los cabalistas judíos no podían permitir al cristianismo establecerse en el mundo sin hacerle una guerra encarnizada, como se la hicieran al propio Jesucristo. Esta guerra fue, en el terreno de la doctrina, el gnosticismo." ("Filosofía de la Masonería", ed. Nuevo Orden, Bs.AS.,1981, p. 127).

   Y si alguien duda de la identificación entre judaísmo, gnosis y Cábala basten estas palabras de Mons. Meurin que conocía bien el asunto sin restarle vigencia o importancia al tema como algunos (muy "avisados"), hacen ingenuamente: "Para que se pueda comprender mejor el sistema más perfecto del gnosticismo, inspirado por la Cábala judía y elaborado por el heresiarca Valentiniano, añadimos a este capítulo un esquema de tal doctrina, que hará resaltar la identidad esencial y la diferencia accidental que existe entre la Cábala judía y el gnosticismo, por una parte, y el cristianismo Y el gnosticismo, por otra; de donde se verá que el gnosticismo no es más que el Cristianismo cabalizado" ("Filos.", p. 127). Así, "se ve inmediatamente que el gnosticismo no era más que la Cábala disfrazada, adaptada especialmente para un fin: introducirse en el cristianismo naciente para destruirlo" ("Filos.", p. 136).

   Que nadie pretenda disociar Gnosis y Gnosticismo, como intenta Borella, uno de los gnósticos más relevantes de los últimos tiempos, quien supera al mismo Guénon, y que considerándose católico tradicionalista(2) tergiversa a los Padres más renombrados de la Iglesia, pues no se escapa en esta materia de lo advertido por Mons. Meurin: "El fin a que tienden todos los esfuerzos de Satán es el de arrastrar al hombre al abismo eterno, siempre por medio del orgullo, avaricia o lujuria; siempre propone al hombre hacerse semejante al Altísimo. El alma humana, dice Hermes, de origen divino, encarnada por cierto tiempo, debe volver a la luz divina por la gnosis, el conocimiento o ciencia. (...) Tal es la aventura final de los que poseen la gnosis: "hacerse Dios" ("Filos.", p. 125). Mons. Delassus también identifica gnosis y gnosticismo: "El gnosticismo de hoy en dia tiene una organización jerárquica...Tiene también una doctrina renovada de la antigua gnosis". ("La Conj.",T.II, p. 727). y además dice que la gnosis es: "una religión satánica" ("La Conj.", T.II, p. 725); precisando que: "El luciferanismo es el último avance de la gnosis" (Ibid., T. II, p. 726, nota 1). Conviene saber y tener muy en cuenta que "la gnosis encuentra sus adeptos en personas inteligentes y letradas" (Ibid., T. II, p. 743), tal es el caso del Profesor Borella; pero por muy inteligente que se sea, el Diablo que es inteligentísimo, no deja de ser Diablo, pues una cosa es ser inteligente y otra ser sabio. Citemos algunas frases de Borella para que no se diga que exageramos al calificarlo de gnóstico (aunque fino y sutil): "La gnosis, en efecto, es el conocimiento perfecto donde el sujeto que conoce está totalmente unido al Objeto conocido, porque, conociendo cómo es conocido, el conocimiento que tiene de Dios y el conocimiento que Dios tiene de él son un mismo y único conocimiento" (Borella, "La Charité Profanée", ed. Du Cedre, París, 1979, p. 394).

   "Para el intelecto deificado contemplar la Santísima Trinidad, es contemplarse él mismo" (Ibid., p. 404).

   "De una parte, la Escritura enseña que nosotros conoceremos a Dios 'tal cual es'; de otra parte, es la naturaleza humana misma que exige tal conocimiento" (Ibid., p. 412).

   "Es por el intelecto, naturalmente sobrenatural, por el que las realidades sobrenaturales tienen un significado para un ser natural; en otro caso permanecen como si no fueran" (Ibid., p. 161).

   "Dicho de otro modo y para hablar claramente, hay en el fondo del ser creado, en su centro más íntimo, alguna cosa de increada y de divina" ("Pensée Catholique, n° 180, p. 55).

   "El hombre es, en efecto, no solamente Dios para el mundo, sino también en él mismo" ("La Char.", p. 144).

   En vano, Borella pretende basarse en la distinción entre gnosis cristiana (de los Padres de la Iglesia primitiva) y gnosticismo, aun cristiano. Pues cae en el error del gnosticismo, o de la gnosis corrupta, aunque no lo quiera reconocer, ya que considera el espiritu del hombre como algo divino. El P. Meinvielle hace una observación que debemos tener muy en cuenta: "...Ia palabra gnosis es equívoca. Puede haber gnosis católica y sana. Dupont lo demuestra en San Pablo. Pero cuando se habla de gnosis, comunmente, se entiende por gnosis mala, gnosis teosófica y panteísta. Con ese sentido hablaremos aquí" ("De la Cáb.", p. 115). De este equívoco se vale Borella para encubrir su error, con apariencia de fidelidad a la Doctrina católica. Esto no es de extrañar, Mons. Delassus advirtió: "Baste decir que el ritual gnóstico está impregnado de la liturgia católica. Las fórmulas cristianas enmascaran la obra luciferina". ("La Conj.", T.II, p.729). La gnosis,es el conocimiento esotérico intituivo y sagrado por el cual el hombre alcanza la divinización, conociendo que su espíritu es divino e increado(3).

   La gnosis pretende que el alma del hombre, al ser espíritu, es una chispa divina, y el llegar a este conocimiento es lo que realiza al hombre, que se sabe divino en lo más recóndito de su ser. Fue un seminarista, discípulo de Borella, quien sin querer me abrió los ojos y me dió la clave y la pista del gnosticismo "católico" de Borella, al decir que en Dios (Ser Absoluto), el ser y el no ser se identifican, lo cual es típicamente cabalístico. "Aquí aparece el omnis determinatio est negatio, de Espinosa y Hegel, y el En-Sof de la Cábala" ("De la Cáb.", p. 177).

   El P. Meinvielle y Mons. Meurin así lo explican: "Los errores de la Cábala se pueden resumir en dos puntos fundamentales: Dios tiene una existencia indeterminada, entre el ser y el no ser (...) El hombre, en el fondo de su ser, es una chispa divina que camina hacia su divinización" ("De la Cáb.", p. 131). "Filosóficamente hablando (dice Mons. Meurin), el ser infinito no es el vacío, sino, por el contrario, la plenitud de ser. La Cábala, al despojar la idea del ser de todas sus formas reales, conserva solamente la idea abstracta de existencia sin ninguna sustancia. Confunde, como después Hegel, el ser que designa la existencia, con el ser que designa la esencia o la sustancia (esse existentiae y esse essentiae)(4). (...) Evidentemente, dan un doble sentido a la palabra 'Ser', cuando afirman que la causa primera es al mismo tiempo, el Ser y el No Ser. Según ellos, es el Ser, porque existe. Y el No Ser porque está vacío de toda forma substancial. (...) Sólo mediante este sofisma jugando con el significado de la palabra "Ser" ha podido la Cábala, tanto antigua como moderna, darse a sí misma una base filosófica" ("Filos.", pp. 65-66).

   Este es el error de la Cábala o gnosis judía, la cual es la corrupción de la noción -metafísica- de Dios. Dios, Ser Infinito y Absoluto en vez de ser considerado como la Plenitud de Ser, es concebido como la Indeterminación de Ser, y así se logra identificar en Dios el Ser y el No Ser, tal como lo hace la gnosis y el pensamiento moderno a través de Fichte, Shelling, o Hegel, por nombrar a los más relevantes.

   De lo expuesto, no cabe duda alguna que el Ecumenismo de la Iglesia postconciliar es obra del judaísmo y por lo mismo impregnado de la Cábala o gnosis judía, sirviéndose del liberalismo. El ecumenismo responde a la concepción judaica de un cristianismo modernizado; baste para convencerse de ello, por si fuera poco con lo anteriormente dicho, el siguiente texto de Mons. Delassus refiriéndose a los judíos falsamente conversos -o marranos, como siempre se les apodó en España-: "... la entrada puramente exterior de los Judíos, en un cristianismo modernizado, es el medio de llegar y de llevar a este cristianismo sin dogmas, a esta religión humanitaria, a esta Jerusalén del Nuevo Orden, de los cuales hemos hablado. Ellos -los judíos- entran en la sociedad cristiana para ser un fermento de liberalismo" ("La Conj.", T. III, p. 1233).

   Ecumenismo y gnosis convergen en el mismo propósito, es la prueba más rapida y breve; para ello, sería suficiente retener, únicamente, este texto del P. Meinvielle: "De aquí que la Cábala y los sistemas gnósticos terminen en una unificación total de todas las religiones, razas, pueblos y culturas. Estas ideas del sincretismo religioso y de la desaparición de todas las diferenciaciones, aun y sobre todo las religiosas, es una nota típica de todo movimiento cabalístico y gnóstico. Se advierte en la Cábala y en los distintos sistemas gnósticos antiguos y modernos, y es, por lo mismo, la nota distintiva de todos los movimientos esotéricos y masónicos" ("De la Cáb"" p. 423). El ecumenismo, como podemos ver, encaja a la perfección con este ideal gnóstico-cabalístico y masónico de unificación de todas las religiones, de desaparición de todas las diferenciaciones, buscando lo común, lo cual es un diabólico sincretismo religioso, que atenta contra la unidad y la exclusividad de la Religión Católica Apostólica Romana y de su Iglesia, la única verdadera. Y por si fuera poco, es tal la compenetración entre el ecumenismo y la Cábala, que casi emplean los mismos términos. Juan Pablo II ¡cuántas veces nos habla de los judíos como hermanos mayores en la fe!. Y hace más de un siglo Des Mousseaux señaló en su libro: "Ciertos corifeos del judaísmo profesan abiertamente esta filosofía, que corrompe el mundo cristiano y lo aproxima hacia ellos. Los cabalistas llaman a los judíos nuestros padres en la fe, y sus jefes son los de la gran asociación cabalística conocida en Europa bajo el nombre de masonería" (Le Juif', p. 101), Para Vaticano II, los judíos son los hermanos mayores en la fe.

   El ecumenismo actual es la máxima expresión del sincretismo religioso(5),  de ello no puede caber ni la menor duda. y no lo olvidemos, para destruir el cristianismo había que vaciarlo por dentro dejando su apariencia exterior, y esto por medio de la gnosis, como medio de judaizar o cabalizar la doctrina de la Iglesia. El gnosticismo es un sincretismo, decía el P. Meinvielle ("De la Cáb.", p. 136) y por esto se identifican ecumenismo y gnosticismo. Pierre Virion se interroga con penetración y agudeza: "¿Una iglesia universal, sincretismo de todas las religiones? Tal iglesia no puede concebirse si no es aceptando que es una sola la creencia oculta en el fondo de todos los credos. Este sincretismo desembocaría en el esoterismo..." (El Gob. Mund., p. 189).

   El Ecumenismo, hecho irreversible, en opinión de Juan Pablo II como tantas veces lo ha dicho, es el triunfo de la penetración gnóstica en la Iglesia en su designio de judaizar o cabalizar el cristianismo. El Ecumenismo es el triunfo de la Cábala en la Iglesia y, por ende, de su disgregación en sí misma (solve) y de su reabsorción (coagula), según los planes de la Sinarquía con su Nuevo Orden Mundial. La disgregación de la Iglesia (culto, doctrina y moral) y su reabsorción dentro de los planes de la Revolución, una vez vaciado por dentro y guardando tan sólo su apariencia exterior, y poniendo así a la Iglesia al servicio de la contra-Iglesia o Sinagoga de Satanás y del Anticristo, es hoy casi un hecho. El 'solve et coagula' de la Revolución, están en plena efervescencia para ganar la Iglesia al servicio de la contra-Iglesia (Iglesia judaizada al servicio de Satanás).

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