EL LIBRO DE JOSUÉ.

Esta obra mantiene unos contenidos teológicos semejantes, pero tiene bloques de relatos heterogéneos. El eje central del libro está en convencernos de una gran verdad para el "deuteronomista": "Si el pueblo es fiel, Dios intervendrá a su favor; y si no es fiel, caerá sobre él la maldición".

En el primer conjunto de relatos nos topamos con la conquista de la tierra, que se presenta como un momento ejemplar. La conquista de hace de manera triunfal, incluso milagrosa. Es una especie de guerra relámpago, rápida y con pocas batallas. Rápidamente se apoderan de toda la Región de Palestina venciendo a todos los reyes y coaliciones enemigas. Esto está relatado en los primeros doce capítulo, Jos 1-12.

En estos capítulos iniciales podemos apreciar la existencia de un núcleo de tradición semejante en los capítulos 2 al 9. Esta tradición estaría unida al santuario de Guilgal, santuario de Benjamín. Es muy interesante la aparición de rasgos de tipo etiológico, con un cierto afán por explicar los hechos y situaciones. Los dos últimos capítulos, el 10 y 11, narran de nuevo dos batallas concretas.

El segundo conjunto de relatos estaría en Jos 13-21. En ellos aparece el reparto de la tierra conquistada. Una tierra que se divide en doce regiones, en Doce tribus. Esta lista y reparto parece que está elaborado a partir de dos listas distintas: una con nombres fronterizos y otra con nombres de ciudades. La época de redacción del texto podría haber sido hecho con la monarquía dividida, dada la escasez de datos aportados por algunas tribus.

La tercera y última parte del libro, capítulos 22 al 24, parece pertenecer a una redacción posterior o distinta, al menos funciona como una anexo de lo anteriormente redactado. El texto parece que representa o refleja una antigua asamblea litúrgica en Siquem y un pacto religioso allí establecido.

De este libro, tenemos que señalar el escaso valor histórico que podemos atribuirle. Los anacronismos son muchísimos y muy fuertes. Estamos ante un cuadro muy idealizado de la salida de Egipto y posterior entrada en la tierra prometida. La historia está muy centrada en Josué, que dirige los combates y reparte el territorio. Incluso al final del libro se cuenta su despedida y muerte. Este libro parece ser que recogía la última de las tradiciones del Pentateuco, la entrada en la tierra prometida. De ahí que algunos autores hayan preferido hablar de Hexateuco, seis libros, añadiendo el de Josué a los cinco del Pentateuco.

Por otra parte, hemos de señalar que la tradición de los Padres de la Iglesia vio en Josué una prefiguración de Cristo. El nombre es el mismo, es la misma raíz que "Jesús" en hebreo. La narración del paso del Jordán hacia la tierra prometida es la figura del Bautismo de Jesús que nos da acceso a Dios. El reparto de la tierra es imagen de la victoria y expansión de la Iglesia.